miércoles, 30 de enero de 2013



                                   LA OVEJA REVELDE.


Marcelino el pastor, ha tenido problemas con ella, desde que la parió su madre. A duras fuerzas se sostenía sobre sus patas, que ya andaba por el establo, saltando entre las otras recién paridas, estorbando e interrumpiendo la comida de las demás de su edad.
Otras madres que como la suya vigilaban celosamente a sus crías, están muy molestas porque Sonrisas –ese es el nombre que le puso Marcelino-, no deja en paz a nadie, corretea y alegremente salta entre el resto del rebaño. Parece que nada ni nadie le importe, salvo sus propios juegos, alguna que otra coz se llevó de parte de alguna madre.
Las ovejas crecen deprisa, de manera que Sonrisas, conserva este carácter siempre juguetón, y en ocasiones, peligroso. Aunque a decir verdad, a nadie del rebaño, le asusta ya, que en momentos determinados, se meta en problemas. Marcelino, debido a eso, la ha acostumbrado a que esté siempre a su lado.
Volcán, el border collie de Marcelino, no está por la labor de ir tras Sonrisas continuamente, de algún modo se lo ha hecho saber a su dueño, este se apercibió del mensaje, de manera que Sonrisas, siempre va junto a él, a aprendido el oficio de Volcán. Tanto es así que, en ocasiones es la propia oveja la que sale tras las descarriadas, para que se unan de nuevo al rebaño. A desarrollado, cualidades propias de un perro pastor.
Por la noche duerme dentro de la casa, junto al fuego, al lado de Volcán, este nombre se le ocurrió a Marcelino, por razón de que siendo más joven, a la orden de un silbido de su dueño, salía disparada para obedecer, alerta en cualquier instante, con la vista fija en el rebaño, no dejaba en ocasiones, que su dueño le diera orden alguna, salía en busca de las extraviadas  para controlarlas a todas. Era una perra magnífica, a quién aguardaba en casa una familia, cuatro crías, que ya algo grandecitas, seguían el camino de la madre.
En verano, cuando Marcelino dormía cansado en su rústica cama, Sonrisas de vez en cuando, sale de la casa, se va sigilosamente, regresa en ocasiones, cuando ya está despuntando el alba. Su dueño no sabe nada de todo esto, después de estar todo el día subiendo y bajando lomas, cruzando barrancos y tratando de evitar caminos imposibles para su rebaño, cuando llega a casa, no tiene ganas más que de calentarse el guiso que ha dejado en una cazuela, y satisfacer su sed, de la bota de vino que siempre lleva consigo.
De modo que cuando pilla la cama, lo hace con todo el ánimo del mundo, no pocas veces, ha tenido fuerzas solo, que para quitarse los votos que lleva puestos y dejarse caer en el lecho. Por otra parte, la casa no tiene cerrojos, en verano no cierra la puerta de la entrada, ni la que da al patio, ¿quién entraría a robar estando durmiendo en la cocina Volcán?, nadie, a buen seguro, además, vive separado del pueblo, a dos kilómetros, y en el pueblo aparte de conocerlo todo el mundo, no hay extraños.
Alguna que otra vez, ha tenido el encargo de que matara un cordero para venderlo en la única carnicería, que a su vez es farmacia y estanco, tienda de ultramarinos y panadería. Así es como funcionan estos lugares, donde la población no excede del centenar de personas. Cuando recibe estos encargos, tiene que ponerse a curtir de forma artesanal la piel del cordero, tiene bastantes almacenadas, siempre puede haber alguien que se las quiera comprar.
Sonrisas siempre a su lado, todo lo mira, todo lo observa, y por la noche, se levanta y se va. Esta noche pasada, Marcelino de manera excepcional, ha tenido que levantarse a tomarse una infusión de manzanilla, el estómago le arde, no sabe si es del vino que ha ingerido en exceso, o del guiso de conejo que podría estar un poco agrio. Se sirve de la farmacia que tiene en su casa, toda clase de plantas, que a cualquier otro le parecerían hiervas malas, él las tiene colgadas de las vigas de la cocina en pequeños manojos, que están atados con fibras vegetales. Todas tienen su utilidad, todas su función específica, tiene plantas hasta para tratar el dolor de muelas, claro está, que para poder hacer uso de ellas, y para saber diferenciarlas en el campo, hay que ser un hombre de campo, como él lo es.
Melchor, su padre le enseñó este oficio de herbolario cuando tenía ocho años, a Marcelino no le gustaba la escuela, en general, siempre ha sido un hombre solitario, celoso de sus cosas, pero muy buena persona, en el pueblo todo el mundo lo quiere, en sus escasas visitas al pueblo, lo invitan al bar, pero siempre dice tener muchas cosas que hacer, es cierto, pero no hasta el punto de no tomarse una cazalla o un vermú con alguien, pues bien, él siempre dice que no, que no se puede entretener, que tiene a los animales solos y no los puede dejar más tiempo.
Coge su destartalado Renault 4L sin asientos en la parte posterior, y junto a Volcán se va. Respira hondo cuando se mete   en el coche y lo arranca camino de su casa, como si se hubiera librado de un problema de difícil solución.
Cuando se levantó para tomar la infusión, no se apercibió que faltaba Sonrisas, ella desde siempre ha tenido un lugar que siempre ha preferido en la cocina, junto a la bota de vino de madera que cuida con celo Marcelino. Esa noche no estaba para andar mirando nada, se ha tomado la infusión, y luego ha vuelto a la cama adoptando una posición fetal, hasta que al final ha terminado durmiéndose de nuevo. El resto de manzanilla que queda en la cazuelita, se lo toma por la mañana, fría, ni siquiera la calienta, las ovejas ya están dando la lata con sus balidos por salir del corral.
Va hacia allí deprisa, las junta a todas en el camino de acceso a la casa, cuando se dispone a comenzar la jornada, falta Sonrisas, se inquieta primero, luego se preocupa, unos minutos más tarde se desespera al llamarla y que no aparezca. Coge a Volcán por el collar y le pregunta, la perra con el rabo entre las piernas y con ojos de temor le hace ver que ella no sabe nada, dormía junto a sus crías. Dobla las patas y deja caer sus mamas en el suelo, hecha las orejas atrás, el rostro de su amo, denota excitación y nerviosismo fuera de lo común.
Hace entrar a las ovejas de nuevo al corral, no sin trabajo, ellas creían que iban de paseo como siempre, Volcán redobla esfuerzos por hacer lo que su amo le dice. Todas están dentro por fin, cierra la puerta, que no es más que un somier metálico entre cosido con alambre de púas, como el resto del cercado de las ovejas, llama a Volcán y comienza a hablar con él, es seguro que, si alguien puede dar con Sonrisas, esa sea Volcán. La perra olfatea el aire, conversa con los sonidos, y los sentidos propios de un perro, para dar con Sonrisas, silenciosamente y con trote lento se dirige al puente de piedra que cruza el rio, al otro lado, dos caminos llevan a diferentes lugares, lugares que son conocidos por los dos, no pocas veces han tomado uno u otro, dependiendo de los pastos que esperaban encontrar allí.
De pronto Volcán afloja el paso, Marcelino azuza a la perra, pero esta, se queda parada  unos instantes antes de proseguir. Ella, que no Marcelino, escucha unos ruidos casi imperceptibles al oído humano, sigue, no son más que unas codornices, que están escarbando en el terreno en busca de semillas. Vuelve el peculiar trote del collie, atraviesan un pastizal pequeño y descienden por una ensenada, se encuentran con el rio de nuevo, allí Volcán se detiene, se sienta y mira a su amo. En un recodo del rio, ve a Sonrisas acompañada de un gran macho de grandes cuernos, no va marcado, ningún número, lo identifica sobre la gruesa capa de lana, a diferencia de Sonrisas, que lleva una M de color verde pintada en un costado.
El macho la monta, dentro de ella deja la pretensión de haber obtenido éxito, Sonrisas se relaja, dobla las patas delanteras, mientras que el carnero, se acerca al rio a beber. Marcelino contempla el espectáculo, con sorpresa y hasta con indignación al principio, luego piensa que esto es lo natural, ¿pero porqué ha tenido que salir de casa para encontrase furtivamente con este macho?. Son cuestiones, que a menudo los humanos no somos capaces de entender, Marcelino sabe del asunto, no lleva cuatro días en este oficio, lo que le sorprende, es que Sonrisas, haya ido fuera, para encontrar lo que puede encontrar en casa, por eso, Marcelino tiene a unos machos seleccionados para tal fin, la procreación de esta raza de ovejas, que tanto le ha costado mantener intacta.
Pero está visto, que en asuntos del corazón, nadie manda. Bueno es posible que pensemos que las ovejas no tienen corazón, pues bien, eso no es cierto, lo único, es que las ovejas no piensan, como otros muchos animales, tienen instintos. Definitivamente, no son inteligentes, pero el caso es que Sonrisas, quiere aparearse con este macho llegado de ves tú a saber dónde. No tiene dueño, no tiene marca alguna, nadie lo busca, y esto es muy raro, un pastor que extravía a una oveja, deja a todas las demás y va en su busca.
Marcelino no se atreve a intervenir en esta decisión de Sonrisas, la deja allí, en compañía de aquel carnero. Esto es de locura, dejar a su oveja preferida sola lejos de casa, pero luego piensa que si bien supo llegar allí, bien sabrá volver, de manera que vuelven los dos a casa y se disponen a atender al resto del rebaño. “A veces hay cosas inexplicables en la vida, esa es una de ellas, hoy nos acostaremos, habiendo aprendido una cosa más que no sabíamos Volcán”, va hablando con su perra que ahora vuelve con él con paso menos excitado.


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domingo, 27 de enero de 2013



                          CUANDO ME VAYA DE AQUÍ.


Las sombras llegan veloces al lugar adonde vamos. No hay otra vida en la que podamos hablar, discutir, razonar, solo existe esta, la que me impulsa a escribir este pequeño retazo, de mi última voluntad.
Ahora que creo tener consciencia, en esta etapa de vida, en la además, me examino con el máximo rigor posible, deseo poner de manifiesto que mi vida es mía, pertenezco a otra persona a la que amo profundamente, mi querida esposa Nuria. Pero ni siquiera ella puede vivir mi vida, lo querría, me consta, pero la vida de uno, es única e intransferible.
Cada hora que pasa, la vida nos sorprende, nos inquieta o nos apacigua, luego nos vuelve a preocupar, es una constante en la razón de ser de las personas, y las cosas.
A nosotros –me refiero a nosotros dos como pareja-, nos han sucedido muchas cosas, cosas duras, también cosas amables, el tiempo siempre te brinda oportunidades, todas ellas hay que apreciarlas en su justo valor. No es bueno contradecir ni criticar el camino que toma cada cual, sería injusto que otra persona, quisiera imponerte su forma de pensar, no sería ético, y mucho menos humano.
Nosotros dos hemos tratado de vivir de este modo, sin embargo, cerca nuestro están los hijos varones de ella. Una serie de errores y circunstancias, de las que me siento responsable en cierto modo, nos han distanciado, no de ella, si no de mí.
No quiero ni puedo entrar en juicio de valores, sencillamente hablo en nombre propio, ellos tendrán hecho su propio perfil de mí, es lógico, cada cual ve las cosas a su manera, estamos influenciados por diferentes ambientes sociales, que refuerzan nuestros argumentos, es fácil adivinar que los tales, crean a menudo una espesa cortina a nuestro alrededor, que hace que, “los árboles no nos dejen ver el bosque”.
Dicho esto, y habiendo pasado por la experiencia, de haber perdido a tres hijos de mi primer matrimonio, quiero dejar constancia de que me equivocado en muchas cosas, cosas que me alejaron de mis hijos y que ahora, me distancian de los de mi esposa. Queda por decir, que la pequeña de los tres, una mujer tolerante y conciliadora, está a mi lado, habla conmigo, me dice lo que no le gusta, y me hace apuntes de cosas y aspectos de mi personalidad que le gustan.
Es todo un ejemplo, desde mi punto de vista, de lo que debe ser una relación entre padre e hija, ¡como le agradezco que me tenga en esta estima…!.
Sin embargo no entiendo el rechazo de los dos varones, los he conminado a hablar conmigo, a dialogar, a abrir las fronteras de la razón, con el fin de que haya un entendimiento entre nosotros. Si después de hacer esto, consigo saber las razones de la falta de misericordia, me alegraré, mientras, no deseo saber nada de ellos, son para mí extraños que dañarían mi vida, si dejara que de nuevo, entraran en mi casa, sin saber las razones de su falta de comprensión.
Llega un tiempo en la vida, en el que no me puedo permitir lujos como las discordias, las falsas apariencias, las sonrisas veladas. Lamento sobre todo, que esta situación continúe así, porque me castigan con el impedimento de ver a mi nieto, lo utilizan como arma arrojadiza contra mí, no saben lo que están haciendo. Mi esposa lo ve regularmente, merienda con él, puede ir a casa de su hijo cada vez que lo desea, comer con ellos, celebrar juntos acontecimientos señalados.
Yo estoy al margen de todo esto, alguna que otra vez, cuando mi esposa va a merendar con mi nieto a una cafetería, le digo que me lo pase al móvil, hablo con él un par de minutos, después, lloro como un maldito condenado a muerte. Sufro porque lo recuerdo en mi regazo, contándole cuentos, explicándole historias de cuando yo era joven como él. Lo tuvimos criándolo en casa durante un tiempo, sus padres trabajan y no tenían con quién dejarlo, también lo disciplinaba poniéndolo de cara a la pared, hacía cosas que eran propias de su edad, pero el no rectificarlo habría tenido malos resultados.
También lo estimulaba cuando hacía lo debido, los deberes, o cualquier otra cosa buena, hasta me ayudaba en la cocina a hacer crepes, le gustan mucho.
Ahora, me veo obligado a vivir de estos recuerdos. Me pregunto de forma objetiva, ¿qué padre castiga a un abuelo, apartándolo de su nieto de cuajo?. Es algo parecido a que te arranquen el corazón, me siento vacío por dentro, es como si estuviera en medio de una tormenta que jamás termina.
Esto me ha llevado a tomar una determinación, es difícil, dolorosa, puede incluso, que cruel, cuando me vaya de aquí, no quiero que vengan a mi entierro. Es difícil hablar así, pero estas circunstancias que estamos viviendo, me obligan a tomar esta decisión.
Su madre, mi esposa sufre por esto, está en mitad de este desaguisado, quiere a sus hijos con todo su corazón, así debe ser una madre, ve cuando vuelve a casa, a un marido descosido de dolor, frecuentemente no quiero que me vea en este estado, me escondo en cualquier rincón de la casa.
Me da la razón, cuando estoy apaciguado y saco el tema a colación, lo comprende, es más, me ha hecho saber, que si esa es mi decisión, ella lo respetará. Es mi última voluntad, si es que antes de faltar de esta especie de infierno, no se solucionan las cosas.
No me puedo permitir lujos estériles, no quiero compasiones falsas, solo deseo que estén a mi lado, aquellos a los que quiero con todo mi corazón, esto los incluye a ellos, a los que no quieren contacto alguno conmigo, no se debe odiar a nadie, solo se odia lo malo que uno es capaz de hacer, son aspectos diferentes.
La mujer del hijo mayor de mi esposa, está embarazada, seguramente no estaré presente cuando se celebre el feliz acontecimiento, estoy sin corazón y ahora después del alumbramiento, cuando tenga otro nieto o nieta, la conoceré por fotos del ordenador del muro de mi esposa, en su día me disculpé con mensajes privados y no contestaron. Esperé y esperé sin respuesta, finalmente los borré de mi muro, los llamé por el móvil, no contestaron, les envié S.M.S. tampoco respondieron, he agotado todos los cartuchos.
Ahora, deseando que las cosas cambien, solo me queda entretanto, despedirlos de mi mente hasta que ellos quieran.


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martes, 1 de enero de 2013



                                         BUENOS DÍAS AMOR.


Aun en medio de la lluvia, el frio y las amarguras… te digo… buenos días amor, paloma mía.
Espero que lo sean, porque los necesitas, como necesitas el llanto, el suspiro, el viento y la mañana.
Si fuera viento el oeste, estaría al lado  de tú oído siempre. Si árbol fuera, alargaría mis raíces para llegar a tú rio, y si en cambio fuera el invierno, haría que el frio fuera calor, y las noches, las convertiría en suave brisa.
Buenos días amor, alma mía, ¡deseo con tanto celo que legue la mañana…, que el resplandor del sol ilumine tú rostro…!, se me hace imposible no imaginarte a mi lado, es más que un mero deseo, una necesidad imperiosa le llamo.
Podría estar el resto de mis días alimentándome solo de tú presencia, de tus caricias y besos, de tus enfados, y de los disgustos que te causo. Pocas almas se pudieran parecer a la tuya, no las conozco, pero tenerte cerca es un lujo, ¿para qué conocer más, fuera de este mundo que tú representas?.
Sean buenos o malos días los que sucedan a estos, en mi mente siempre estarás tú, es a ti a quién digo cada mañana, buenos días amor.
El regreso de las olas a la playa, eres tú, el incendio del sol en el día, es tú mirada, te viste la hermosura de la ganas de vivir, y en tú pequeño mundo, cabe toda la humanidad.
Es por eso que sin exagerar, te digo cada mañana, buenos días amor.
Conjugas con tu risa, todos los verbos, habidos y por haber, eres una científica del amor, una investigadora de la supervivencia, de la familia, de los tuyos, ¿cómo pues no he de decirte, buenos días amor?.
Si las fuentes hablaran cantarían tú nombre, las aguas nuevas que empujan a las primeras lo repetirían, porque estás llena de las cualidades del ser humano.
Todos hablan de ti en derredor tuyo, y todo son halagos, todo el mundo te conoce, por ser la primera piedra de esta casa tuya. ¡Cuánto honor vivir a tú lado!.
Me lo dice el cielo de madrugada, cada vez que sin tú saberlo, me levanto y le pregunto, toda la cúpula celeste está de acuerdo, me dicen las estrellas sin ningún recato  “Tienes en tú casa lo mejor de este mundo cósmico, déjanos compartirlo contigo”.
Quizás es que soy, demasiado egoísta  para dejar que otros gocen de tú persona, no lo sé a ciencia cierta, pero si sé, que algo dentro de mí, me impulsa a ensalzarte como lo más maravilloso que me ha sucedido jamás.
Ardo en deseos de que haga de día, deseo decirte con el corazón abierto, buenos días amor.


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                                        EL AÑO DE LAS LUCES.


El dos mil trece ha llegado y yo si sé cómo ha sido. El cómo lo sé, las circunstancias no tanto. No soy financiero, banquero ni político, tampoco defraudador, mafioso o sobornado. De todo esto no entiendo, entiendo solo, de las consecuencias que han hecho de todo lo dicho, un año desesperado, desesperado y desesperante.
No puedo decir que me han defraudado, no sé a quién echar la culpa, de los de arriba mencionados, alguno ha tenido que ser, quizás todos, por etapas o a la vez. Sé que mi pensión no ha sido revalorizada, que gente dentro de mi casa están en paro, también sé de algunos a quienes se les ha robado la casa, y no un ladrón cualquiera, ladrones de corbata fina, de colonia cara, de zapatos a medida, poseedores de grandes mansiones, que por mucho que trabajaras honradamente, jamás podrían ser nuestras.
Este verano pasado, el sol no ha salido para todos igual, hasta este punto ha cambiado la luz. Muchos, con cara de amargura y las carteras vacías, se han dado cita en playas desiertas de alegría, los he visto arrastrando las sombrillas camino de la orilla, con paso dubitativo, mirando la arena, algunos me dicen que es la única realidad que ven, y algunos viejos, rezan para que no desaparezca esta pizca de alegría en la cara de sus nietos.
Cuando regresen a casa, verán una notificación en el buzón, o quizás se la traiga el cartero, en sobre certificado, les comunican, que la semana que viene, tienen que abandonar la casa. Lo saben a ciencia cierta, es por eso que se abandonan sobre la arena de la playa, el matrimonio no habla entre sí, ¿de qué vamos a hablar?, ¿de adonde iremos luego, de si los padres de uno u otro se harán cargo de ellos?. No vale la pena anticiparse a las circunstancias, no sirve de nada preocuparse excesivamente, están de vacaciones en un camping, allí hay mucha gente en sus mismas circunstancias, se conocen y hablan entre ellos, acompañados de un quinto de cerveza, en los porches de sus tiendas de campaña, las tratan con mimo, quizás las tengan que usar de vivienda a partir de ahora.
No ponen la tele más que para ver futbol, es lo único que les llena en estos días de asueto, el futbol les distrae, incluso se discuten, que si es mejor Messi que Ronaldo o al revés, ya se sabe, cada cual tiene sus propios criterios de las cosas y las personas, como debe ser. De política también hablan, pero todos para mal, insultan a los políticos, hacen chistes sobre ellos, los menosprecian y piensan, que en definitiva, son un atajo de embusteros. Esto, hace unas décadas atrás no lo podías ni pensar, entonces había policía por todas partes, los uniformados y la secreta, eran gente que vivían del miedo de los demás, ¡y qué miedo daban…!, te los encontrabas en los sitios más insospechados. Todo eso ha terminado, o por lo menos, eso cree. Hay muchas maneras de infundir temor en la gente, pero ninguna peor que la que se está manifestando ahora. No hay que preocuparse demasiado, este año que acaba de comenzar, hará a los ricos más ricos todavía, a los pobres… les da la impresión, que serán la moneda de cambio, de los acontecimientos que sucedan en este tránsito de especulación y “desarrollo” de una sociedad más equitativa.
¡Hombre, por fin se nos considera como gente importante! –piensa él-, claro, a base de engrosar las filas del paro, y pasar el mes con cuatrocientos euros. Eso quién los cobra, porque hay por ahí muchos millones de gentes, que no saben dónde van a comer mañana, siquiera si van a encontrar en los contenedores habituales de basura las vituallas acostumbradas. Los pequeños de la casa preguntan a su madre donde está papá, ella les contesta que está trabajando, ya por la noche llega el hombre con un par de bolsas de nailon, ha adecentado lo encontrado de forma y manera, que piensen que ha estado de compras. ¡Los hijos están tan contentos…!, la madre también, ha conseguido unos sobres de pavo en lonchas, queso, yogures y un par de barras de pan, que calentadas en el horno, harán las delicias de los niños esta noche.
Abrazado a su mujer, con lágrimas en los ojos le dice con cierta serenidad  “Ya verás cómo este año que acabamos de comenzar, las cosas serán diferentes”. No utiliza el término “mejor”, no puede hacerlo, solo se le ocurre “diferentes” porque sabe que esta es la expresión apropiada, para bien o para mal. Con dos niños en casa no se puede ser pesimista, si los pequeños ven el menor atisbo de desconsuelo y fracaso, se darán cuenta de que las cosas no andan bien, los niños son muy sensibles a todo lo que sucede a su alrededor.
Por esa razón, en Nochevieja, en casa de los padres, todos han brindado con esperanza y alegría. El año que termina de comenzar, será el año de las luces, por lo menos así lo desean todos.


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