lunes, 21 de noviembre de 2016

EN MITAD DE CUALQUIER CIRCUNSTANCIA SE FELIZ

                                 EN MITAD DE CUALQUIER CIRCUNSTANCIA SE FELIZ

No importa por lo que estemos pasando, no importa que estemos pasando, no importa los motivos por los cuales suframos, no es importante aquello que nos suceda, todo está escrito en la historia aunque sea difícil de comprender.
¡El mundo es tan cambiante y diverso, que se hace difícil evaluar lo que es más importante y valioso! Me atrevo a decir que lo que para unos es una desgracia, para otros es una de esas gracias que se extienden más allá de la muerte. Reflexionamos acerca de lo que ha sido nuestra vida, que frecuentemente eso sucede cuando llega el momento de la muerte, y es entonces, cuando hacemos un evalúo de lo que hemos hecho y dejamos de hacer; frecuentemente ese momento llega demasiado tarde.
No nos hemos guiado por aquellos que pueden darnos consejo práctico, subestimamos todo aquello que es instructivo, que es valioso, damos por sentado que ya lo sabemos porque ya tenemos familia y… ¿quién mejor que nosotros mismos para saber qué hacer en determinada situación sin que nadie interfiera situación que nosotros somos capaces de solucionar? La prepotencia nos, mata, y lo hace poco a poco a poco. Nos guía a un callejón sin salida del que solo podemos salir con reconocimiento de que somos humanos y con el convencimiento sincero de que nos equivocamos, y eso es tan cierto como los años en los cuales durante los cuales dura nuestra vida.

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martes, 15 de noviembre de 2016

¿DE QUÉ JUEGO ME HABLAS?

                                                    ¿DE QUÉ JUEGO ME HABLAS?

Recién llegado al corrillo, donde unos cuantos amigos están sentados en el banco de madera del parque, con su bastón en la mano a manera de pretexto de una cojera inexistente, saluda a los colegas y como siempre, tira de los tirantes de su viejo amigo Elías, para dejar que reboten en su espalda, no sin cierto enfado por parte del paciente amigo al que siempre sorprende por la espalda.
¿Qué pasa colegas de qué va hoy el tema…? ¡Huy que caras…! Parece que se os deba algo y no os hayan pagado. Julio contesta que es más o menos lo que Paco acaba de insinuar. Fíjate cómo juegan estos niños en el parque, arguye Julio, ajenos a todo lo que pasa a su alrededor, se columpian, juegan al balón, hasta forman pequeñas bandas que se defienden unos a otros. ¿Y de eso hablabais…?
Lo cierto es que Julio está pensando en los juegos de estos niños a manera de ilustración, unos caen al suelo empujados por otros más mayores, dos que salen de los columpios y saltan al suelo de salto van en su ayuda, tiene unas raspaduras en los codos y una rodilla, el suelo es de gravilla, parece como si el ayuntamiento hubiera rellenado este espacio, que antes era de tierra para que cuando algún niño callera al suelo se hiciera daño de verdad.
A los niños no les importa demasiado el haber caído, a los dos minutos ya están juntos de nuevo, jugando como antes. ¿Te has fijado…? Lo toman como un juego natural que exige algún accidente obligado, este argumento sencillo y lógico lo hace Julio, el risueño, le pusieron este apodo porque muy pocas veces lo han visto enfadado, él como los demás de los compañeros que están calentando el banco, han sido jóvenes y saben cómo terminan  estos juegos, en nada, nada para ser recordado hasta que mañana se vuelvan a encontrar de nuevo en el mismo parque.
¡Hay que ver como son los niños…! No tienen malicia alguna, estos juegos forman parte de sus vidas, el recreo propio de la edad que tienen. Hasta ahora todo son risas, divertimento, jolgorio, ilusión… Manu, el último de los compañeros de vejez de los allí presentes masculla entre dientes… Ojalá los mayores supiéramos jugar como ellos, pero chico… parece que se nos ha olvidado ser felices, ¡lo que daría yo por volver a tener el mismo punto de vista en todo lo que hacemos, como esos niños hacen ahora mismo!
Se ha perdido parte de esta inocencia colectiva que teníamos cuando éramos niños, y jugábamos al escondite, o saltando a la comba, hasta que nos llegó el tiempo de ir detrás de las niñas de nuestra edad, ¿recordáis…? Como no, yo todavía estoy casado con Maribel, ¡y han pasado casi cincuenta años! Ja, ja, ja, si, lo tuyo tiene miga Manu, oye, y que sea por muchos años.
Elías apunta… ojalá a medida que nos hacemos mayores no perdiéramos el punto de vista de lo que realmente significa el jugar. Tienes razón apostilla Paco, a medida que nos hacemos mayores nos volvemos más cínicos, creo que eso se debe a que la vida nos enseña a mentir apara sobrevivir. Llega a ser para mucha gente una extensión de los juegos de infancia. ¡Va déjate de pamplinas, el que es malicioso lo es y punto! Manu el pragmático suelta una máxima según él. Mira los políticos, seguro que cuando eran niños jugaban como estos críos que están ahora en el parque, pero mira por donde con los años unos han tomado diferentes caminos, unos a la derecha, otros a la izquierda y aun otros pasan de todo como yo  por ejemplo, en lo que a mí se refiere… que les den, ya no saben jugar, son como vampiros que se tiran a la yugular del amigo íntimo.
Elías, tirándose él mismo de los tirantes y estirando a su vez las piernas, Maldito juego este al que están jugando esta gentuza, no les interesa si alguno cae bajo sus pies, acaban pisoteándolos con el propósito de hacerse ver ellos. Si te pisan y se ponen en lo alto de tu espalda, lo lógico es que ellos estén unos cuantos centímetros más altos que el que ha caído. Cierto, ya no saben lo que es jugar, y menos jugar limpio, el porqué está claro para mí, cuantos menos seamos en el tablero más posibilidades tendremos de triunfar, y si por lo que sea se caen… se dan un morrón de aquí te espero, he que hay quién ya no se puede recuperar del trompazo, eso se ve cada día.
Julio el risueño añade… ¡que dios me de salud para poder venir siempre que pueda a este parque a ver jugar a estos niños como ahora estoy haciendo, me rejuvenece, me hace olvidar rencores de colores partidistas y banderas manchadas de sangre! Pobres desgraciados…


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sábado, 12 de noviembre de 2016

HABLA SAZONADA CON SAL

                                                   HABLA SAZONADA CON SAL

No es complicado hablar de forma edificante, como trato en el tema que antecede a este escrito, nuestra habla siempre tendría que estar sazonada con sal. Cualquiera que sea el plato que comamos, si no tiene un poco de sal, se puede echar a perder. Para aquellos aficionados a la buena cocina, sabrán que la sal, es un elemento clave para realzar el sabor de cualquiera que sea el plato que se consuma.
Encontrar la sal apropiada para sazonar determinados requisitos gastronómicos, son la clave de los grandes maestros de la cocina, la eligen cuidadosamente y la aplican a sus platos, los clientes vuelven al lugar porque saben la maestría con la que trabajan estos artistas.
En nuestro trato con el resto de personas con las que queremos establecer una amistad duradera, pasa exactamente lo mismo. Una pizca de sal puesta en su lugar, en su momento oportuno mientras conversamos puede hacer que nuestros interlocutores regresen, nos busquen, se ven arropados por palabras animosas, comprensivas, cercanas a nuestras ideas y a diferencia de los cocineros de alto copete, no tenemos que recorrer países hasta hallar la sal que es la clave para nuestros platos.
Tener sal en nosotros mismos significa comprender, asumir las inquietudes de la persona preocupada por determinado tema, y darles sugerencias prácticas, sin alterar su parecer de aquello de lo que están convencidos. Yo llamo a esto suavizar una conversación sin necesidad de entrar en polémicas que no conducen a nada, quizás no hayan pensado en ese punto de sal que podría haber minimizado cualquier problema que sin el uso de la sal de la palabra, pudiera causar problemas mayores. Fijémonos en eso, solo pellizcar un poco de sal de nuestra palabra, y las cosas cambian de color, en este caso de sabor. No hacerlo es buscar indirectamente peleas, diferencias, puntos de vista diferentes, que alejan a la familia de un acercamiento total.
O vale la pena exponerse a perder una relación por grave que sea la cuestión que sea. “Ya estoy cansada de ceder… siempre soy yo la que tiene que dar el brazo a torcer, si me mantengo ahí es por mis hijos, por nada más” El caso es que desde el principio del problema no se ha echado mano de la sal que todos tenemos en nuestros labios siempre a punto de ser utilizada, está siempre a nuestra disposición, en cualquier momento.
Es posible que tengamos que dar a torcer nuestro brazo a torcer, es cierto, pero que la otra persona sepa por qué estamos dispuestos a ceder, y que todos los humanos, tenemos nuestros límites que son innatos en nuestra personalidad, para que sepa que no se debe abusar de nuestro tacto a la hora de comer de determinado plato, al que le falta esa sal indispensable para ser unificador. Ahora bien, si nuestra intención es pasar por alto esta situación, nos comemos el plato sin sal y punto, no estamos obligados a aguantar o soportar más de lo que creamos que podemos soportar.
“Mira chico, tú toma tú camino y a mí me dejas en paz con mis criterios, estoy dispuesta a comer de aquí en adelante sin usar la sal para nada” Negativa esta que se repetirá a lo largo de nuestra vida, de aquí en adelante, nada ni nadie podrá convencernos, porque ya hemos pasado por la experiencia, de soportar a nadie que quiera hacernos comer una carne o un pescado con sal, hemos decidido que no, y es que no.
Todos somos meros aprendices del uso de la sal, a medida que pasa el tiempo, si nos aplicamos, podremos dar buen uso a esta especie tan apreciada. No nos podemos llamar a engaño, la práctica nos dirá por sí misma como podemos usarla y de qué forma nos beneficiará pellizcar del salero de nuestro espíritu, cuanta de esa sal debemos usar.
Pero usémosla, ¡está en juego nuestra felicidad y las de los nuestros, ellos son los que principalmente se beneficiarán del uso de nuestra lengua, que ahora sí, ya tiene el punto cogido de cuanta cantidad de sal debemos usar!


                                                          ------------------------------HABLA SAZONADA CON SAL

domingo, 6 de noviembre de 2016

MANZANA CON PIEL

                                                      MANZANA CON PIEL

Excelente fruta, delicioso manjar se coma como se coma, con piel o sin ella la manzana tiene unas propiedades maravillosas. ¡Sí vale, pero fue la serpiente la que le ofreció la manzana a Eva y mira donde hemos ido a parar, así nos luce el pelo! No vamos a entrar en cuestiones pseudorreligiosas no es el caso el que nos lleva a hablar de la manzana del jardín del edén. Cada cual se hace su paraíso a su medida, lo mismo que cada cual tiene su propio concepto de la felicidad. Es verdad que a la manzana se la ilustra frecuentemente con el fracaso de la humanidad, por eso, por haber aceptado Eva la manzana de manos de la serpiente, llámesele serpiente o cualquier otro tipo de reptil.
Tampoco se quiere significar aquí, que la raíz de los problemas de los humanos, hayan llegado de la mano de la mujer. Los hombres también metemos la gamba hasta las ingles. De cualquier manera la mujer, “manzana” en este caso, tiene unas peculiaridades que la hacen única, lo cierto es que para mí es una de las frutas preferidas, he, que conste que yo soy de los que se las come con piel, están riquísimas y son además comidas con piel diuréticas.
Hay quién dice que cuando ve una manzana viene con alguna tara hay que dejarla de lado, no hay que ser tan drástico, si de veras te gusta, recortas la tara y te la puedes comer con absoluta tranquilidad. Es más, si las manzanas te gustan como a mí, a menudo no aprecias ni tan siquiera la tara, aunque… ahora, aplicando esta fruta a la mujer en sí como tenga la tara dentro del corazón de la fruta… ¡ojo! Debo de ser un idiota rematado, porque he tratado de comerme, en el buen sentido de la expresión a más de una, y ha habido ocasiones, que se me ha quitado el apetito de comer más durante una buena temporada. ¿Qué soy demasiado exigente…? No te digo yo que no, muchas veces es cuestión de saber escoger con cuidado para no pillar un cólico de aquí te espero, se conoce que yo no he sabido escoger la manzana apropiada, eso o puede que tenga el paladar un poco atrofiado, que no es raro, casos más raros se han visto.
Y mira que me he esforzado para no cagarla, pero nada chico… me escojo alguna que parece tener las características que busco y me sale el tiro por la culata, así acabo luego con las pestañas quemadas. Sentimientos rotos, desconfianzas, celos, se me junta todo oye, pero como sin pegar un buen bocado a alguna manzana no me sé estar vuelvo a las andadas.
¡Y mira que hay variedades para parar un tren…! Bueno, pienso, algún día tiene que llegar el acierto, porque lo que no quiero, es ir oliendo y dando bocaditos, para luego dejar de lado a la pobre manzana que no tiene la culpa de ser como es. Una vez estaba por ahí mirando a ver si encontraba la adecuada y se me puso delante una manzana que ya había probado. Bueno decídete que es lo que vas a hacer, porque llevo ya cinco o seis bocados que mira que cicatrices me han dejado. Tenía razón, soy un indeciso y un capullo, le dije que no se preocupara que esta vez iba en serio, me quería convencer a mí mismo, esa es la verdad, en lo más profundo de mí ser iba con miedo, pero bueno… Vamos a ello, le dije, esta vez nada de pruebas, vamos en serio, y parecía que la cosa marchaba bien, hasta que esta vez, que tenía la seguridad de acertar, vino otro a traición y le pegó un mordisco que alucinó pepinos.
¡Que vamos a hacer…! No le podía recriminar nada, en su día hice lo mismo con ella, así que tuve que ceder porque en lo que respecta a ella se dejó llevar como si acabara de caer del árbol. De cualquier manera no se le puede quitar el mérito, la manzana es una fruta imprescindible en cualquier buena mesa que se precie de serlo. Ahora, si queréis que os diga la verdad, paso de escoger, he cambiado de fruta, me he aficionado a los plátanos, también tiene sus riesgos, los tienes que pelar por narices pero… me da la impresión que si los escoges con paciencia, es difícil que te equivoques. Tienes muchas y variadas especies, pero como los de Canarias ninguno, sin ánimo de hacer propaganda de mí tierra es el mejor.
A las manzanas ahora, las dejo de lado, les sonrío y me voy directo a ese nuevo descubrimiento para mí, el plátano.

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jueves, 3 de noviembre de 2016

EL ARTE EN LA ESCUELA

                                                    EL ARTE EN LA ESCUELA

Querer saber, instruirse, prepararse para el futuro, eso es lo que en síntesis hacemos cuando vamos a la escuela. Es la clave para ser mejores en todo, no en establecer competencias entre compañeros, eso no lleva a ninguna parte, aprender sí, ahí está el secreto, pero para poder hacerlo de la forma apropiada hay que seguir determinadas pautas. A lo mejor alguien piensa que me he roto la cabeza para llegar a esta conclusión, quizás tenga razón, no es que haya descubierto la sopa de ajo pero casi.
Me explico; en  mi época de estudiante todos íbamos equipados con determinadas cosas imprescindibles para estudiar, sí digo bien, para estudiar y nada más que eso, que te descosían a deberes también es cierto pero formaba parte de la rutina del cada día. Hoy la cosa ha cambiado sustancialmente, en lo que se refiere a deberes por ejemplo, ¡cómo ha cambiado todo…! Hoy si los críos no hacen los deberes y se les llama la atención por eso, ¡la que te lían puede ser parda! Ya no solo a los padres, a los profesores también, son las víctimas directas del pasotismo de los estudiantes, antes a nadie se le ocurría siquiera toserle a un profesor en clase.
Hoy con la mierda de los móviles, tablets y ordenadores, los estudiantes los esgrimen como si fueran armas, hacen burla de los profes, los insultan sin ningún pudor, si los envían a casa con una nota llamando la atención a los padres sobre el comportamiento de los hijos, estos contestan que la razón es que les tienen ojeriza, que los tienen entre ojos y no pueden estudiar con esta presión por parte de los maestros.
Hace unos días, un amigo mío que tiene serios problemas con su hijo me cogió por banda y me enseñó unos videos que circulaban por la red. ¡Vaya tela…! Se me caía la cara de vergüenza al suelo, y eso que nada tenía que ver conmigo. Entre tres críos de no más de doce años le habían bajado los pantalones al profesor y se habían cagado en la mesa del profesor. ¡Mundo moderno…! Qué pena, al pobre padre se le caían las lágrimas de los ojos, no de risa por la presunta broma de los golfos, entre los que se encontraba su hijo, lloraba de impotencia.
¿Qué hacer ante esta actitud desaforada y de falta de respeto de esos mequetrefes? No puedo hacer nada Martín, su madre todavía lo defiende, dice que es que están sometidos a mucha presión, que los maestros no los comprenden, que no saben imponer su autoridad. Lo cierto es que no supe que decirle, en primer lugar creí que estaba viendo una alucinación, le dije… No puede ser verdad eso, es imposible. No me contestó, pasó a enseñarme otro video grabado con un móvil, dos chicas se estaban dando una paliza en el patio de la escuela difícil de describir. A las dos les faltaban mechones enteros de cabello, se miraban con una cara de odio la una a la otra… con los ojos inyectados en sangre, se daban de patadas y puñetazos tales que parecían un par de locas escapadas de un manicomio.
Pero cada día, estas bandas crean adeptos, se ríen y se enseñorean de sus logros, y al final acababan nombrando a una capitana, que era la que marcaba la pauta, de quién era la merecedora de sentarse junto a ellas, de pasar por delante de ellas, de mirarlas a los ojos incluso.
Esta clase de estudiantes han hecho de la asistencia al instituto, un arte, un arte que ellas dominan y que hasta los profesores deben respetar bajo la amenaza de que si no hacen lo que ellos dicen, les queman el coche, y se quedan tan anchos. Solo son pequeñas faltas, ellos y ellas, los que actúan así de esta forma deshumanizada, se hacen los dueños del funcionamiento de la escuela.
Esto en mis tiempos no pasaba, sí que es cierto que también hacíamos alguna que otra gamberrada, pero no pasaba de ahí, y con todo, recibíamos el correspondiente castigo. Siempre tuve claro a qué iba al colegio, y mis padres diariamente me estimulaban a que no me saliera de mis límites. No llegué a ser banquero ni ingeniero, pero me complazco en saber que soy una persona con sentido común, capaz todavía de diferenciar determinados comportamientos.
La escuela es solo un edificio, cierto, pero construido para hacer del conocimiento un arte.


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ALAS SIN PLUMAS

                                                     ALAS SIN PLUMAS

Y mira que me lo habían advertido… No te tires desde tan alto que no eres un pájaro, vas a terminar con las pestañas escayoladas.  ¡Joder que razón tenía Emilio…! Lo peor de todo es que llevo en el hospital tres meses. Le pregunto al médico… Oiga para cuanto me queda de estar como una puta momia atado a esta mierda de cama, que mi gente me necesita, a este paso voy a perder el empleo, llevo aquí desde primeros de año como si fuera un pollo ensartado en la parrilla, me da la impresión que en cualquier momento va a entrar alguien y me va a clavar el diente en el muslo.
Tenga paciencia, recuerde que nadie le obligó a tirarse desde lo alto del acantilado, ¿no sabía usted que no tiene plumas ni formación alguna para poder mover los brazos y la cola como un pájaro? ¡Joder es que lo suyo es de manual, no sabe volar… no haberse tirado, francamente es que es usted la hostia!
Vale, tiene razón, pero entienda que era una cuestión de hombría… ¿A que no te tiras y vas a caer al  lago?
Y claro, va usted y les hace caso a los amigos sin calcular los riesgos, perdone que se lo diga así pero lo suyo es pura imbecilidad. Yo diría que es imbecilidad con pedigrí, no me venga con excusas… ya sabía que se la iba a dar y gorda. Pues mire, se ha roto usted más huesos de los que normalmente tiene un humano, tiene algunos huesos hechos fosfatina, ni podrá caminar igual que antes, ni siquiera comer como lo hacía antes del salto del ángel que se le ocurrió hacer. Si tengo que ser sincero con usted, ha quedado hecho un Ecce Homo, comprendo que si lo hubiera hecho con un propósito más honroso… pues mire, hasta lo hubiera justificado de alguna manera, pero ¿por una apuesta…? Vamos hombre, lo suyo raya la subnormalidad.
Pues oiga una cosa, le puedo asegurar que al principio me mantuve en el aire volando moviendo los brazos. Alguna corriente casual que pasaría por allí en este momento, no hay otra explicación oiga. Seguramente, porque después de estos instantes me vi cayendo como un puto plomo, ¡joder que mal lo pasé, no se me olvidará jamás el momento de la caída! Recé y todo… y eso que yo no creo en dios ni chorradas de estas.  No si es igual que hubiera rezado usted un rosario entero, el resultado habría sido el mismo.
¡Venga doctor… haga usted por manera de acelerar mi salida de aquí! ¿Sabe…? Algunas enfermeras que me dan de comer se parten el culo cuando me ven de esta guisa, ¡me cago en mis muelas…! La próxima vez, quiero decir cuando salga de aquí, me vengaré de estos cabrones, llevo madurando la idea desde hace mucho.  No veo el por qué tiene que tener esta actitud, nadie lo obligó…  No, sí que me obligaron, moralmente me obligaron, pero que se vayan preparando que en cuanto pueda ponerme en pie… se van a enterar de lo que vale un peine. De manera que por favor… espabile y deme el alta lo antes posible que tengo mucha tela que cortar.
Hombre puestas así las cosas… se les podría aparecer todo escayolado como si fuera una momia antigua, ja, ja, ja, disculpe la ironía no lo he podido evitar. ¡Joder, joder, joder, que mala suerte la mía, ni vengarme puedo! Bien, ¿sabe que le digo? Estas cosas hay que madurarlas bien, primero trazar un buen plan y luego… al saco, aunque bien mirado toda la culpa ha sido mía, sino hubiera querido levantarle la novia a Arturo haciéndome él chuleta, todo esto no hubiera pasado.  ¿Cómo…? no me diga que lo sucedido fue por motivo de una mujer. Sí señor, y lo peor de todo es que ella pasa de mí como de la mierda, ni siquiera pestañeó cuando me di el talegazo, algunas veces pienso que los hombres estamos como chotos, haber en que queda todo esto ahora, la pena es que ahora voy a ligar menos que antes.
¡Que no tenemos alas, eso está claro, de forma que no hay que sobrepasar los límites de la prudencia!


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