jueves, 3 de noviembre de 2016

EL ARTE EN LA ESCUELA

                                                    EL ARTE EN LA ESCUELA

Querer saber, instruirse, prepararse para el futuro, eso es lo que en síntesis hacemos cuando vamos a la escuela. Es la clave para ser mejores en todo, no en establecer competencias entre compañeros, eso no lleva a ninguna parte, aprender sí, ahí está el secreto, pero para poder hacerlo de la forma apropiada hay que seguir determinadas pautas. A lo mejor alguien piensa que me he roto la cabeza para llegar a esta conclusión, quizás tenga razón, no es que haya descubierto la sopa de ajo pero casi.
Me explico; en  mi época de estudiante todos íbamos equipados con determinadas cosas imprescindibles para estudiar, sí digo bien, para estudiar y nada más que eso, que te descosían a deberes también es cierto pero formaba parte de la rutina del cada día. Hoy la cosa ha cambiado sustancialmente, en lo que se refiere a deberes por ejemplo, ¡cómo ha cambiado todo…! Hoy si los críos no hacen los deberes y se les llama la atención por eso, ¡la que te lían puede ser parda! Ya no solo a los padres, a los profesores también, son las víctimas directas del pasotismo de los estudiantes, antes a nadie se le ocurría siquiera toserle a un profesor en clase.
Hoy con la mierda de los móviles, tablets y ordenadores, los estudiantes los esgrimen como si fueran armas, hacen burla de los profes, los insultan sin ningún pudor, si los envían a casa con una nota llamando la atención a los padres sobre el comportamiento de los hijos, estos contestan que la razón es que les tienen ojeriza, que los tienen entre ojos y no pueden estudiar con esta presión por parte de los maestros.
Hace unos días, un amigo mío que tiene serios problemas con su hijo me cogió por banda y me enseñó unos videos que circulaban por la red. ¡Vaya tela…! Se me caía la cara de vergüenza al suelo, y eso que nada tenía que ver conmigo. Entre tres críos de no más de doce años le habían bajado los pantalones al profesor y se habían cagado en la mesa del profesor. ¡Mundo moderno…! Qué pena, al pobre padre se le caían las lágrimas de los ojos, no de risa por la presunta broma de los golfos, entre los que se encontraba su hijo, lloraba de impotencia.
¿Qué hacer ante esta actitud desaforada y de falta de respeto de esos mequetrefes? No puedo hacer nada Martín, su madre todavía lo defiende, dice que es que están sometidos a mucha presión, que los maestros no los comprenden, que no saben imponer su autoridad. Lo cierto es que no supe que decirle, en primer lugar creí que estaba viendo una alucinación, le dije… No puede ser verdad eso, es imposible. No me contestó, pasó a enseñarme otro video grabado con un móvil, dos chicas se estaban dando una paliza en el patio de la escuela difícil de describir. A las dos les faltaban mechones enteros de cabello, se miraban con una cara de odio la una a la otra… con los ojos inyectados en sangre, se daban de patadas y puñetazos tales que parecían un par de locas escapadas de un manicomio.
Pero cada día, estas bandas crean adeptos, se ríen y se enseñorean de sus logros, y al final acababan nombrando a una capitana, que era la que marcaba la pauta, de quién era la merecedora de sentarse junto a ellas, de pasar por delante de ellas, de mirarlas a los ojos incluso.
Esta clase de estudiantes han hecho de la asistencia al instituto, un arte, un arte que ellas dominan y que hasta los profesores deben respetar bajo la amenaza de que si no hacen lo que ellos dicen, les queman el coche, y se quedan tan anchos. Solo son pequeñas faltas, ellos y ellas, los que actúan así de esta forma deshumanizada, se hacen los dueños del funcionamiento de la escuela.
Esto en mis tiempos no pasaba, sí que es cierto que también hacíamos alguna que otra gamberrada, pero no pasaba de ahí, y con todo, recibíamos el correspondiente castigo. Siempre tuve claro a qué iba al colegio, y mis padres diariamente me estimulaban a que no me saliera de mis límites. No llegué a ser banquero ni ingeniero, pero me complazco en saber que soy una persona con sentido común, capaz todavía de diferenciar determinados comportamientos.
La escuela es solo un edificio, cierto, pero construido para hacer del conocimiento un arte.


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