martes, 28 de junio de 2011

ESPERA A QUE SALGA EL SOL Y VERAS...

                      ESPERA A QUE SALGA EL SOL Y VERÁS…


Después del duro invierno… volvió a salir el sol, ¡que hermosura notar su calor en la piel, sin tanto abrigo! Era demasiado hermoso para que fuera verdad, ese invierno fue muy duro, demasiado sin duda, porque se llevó por delante a mucha gente mayor afectada por él, del mismo modo que el verano, que con golpes de calor sobre los débiles cuerpos de ancianos y niños un poco descuidados de sus padres, pagaron cara la osadía de plantarle cara al astro Rey.
En invierno dicen… que es bueno pasar un poco de frio porque los cuerpos se atemperan de manera automática y regulan su temperatura entre el interior y el exterior, incluso si eso no es del todo posible hay otros métodos para lograrlo. En muchos lugares del mundo se toma vino caliente, otros sin embargo prefieren aguardientes de mucho grado para que se caliente el interior y el cuerpo reaccione, no sé, de verdad, hay tantos defensores por un lado y detractores por otro que es difícil decidir quién tiene la razón pero en cualquier caso no es lo más importante en este caso.
En el caso que nos ocupa, lo importante es ser razonable y en base a lo que nos están diciendo día tras día saber en que irá a parar este pastel. ¡Alarmante es, no se puede negar! Hace muy pocos días decían los astrónomos que un agujero negro se tragó una estrella mucho más grande que el sol, pues tela con los agujeros negros, tienen un hambre del copón. Ahora míralo en sentido contrario, el sol es engullido por un agujero negro pero que está a la espalda de nuestra órbita, al carajo nos vamos todos. ¡He! Mirarlo por el lado bueno, como eso tarda la leche de tiempo en pasar  -por aquello de que el espacio y el tiempo en el cosmos corre de diferente manera- los que van a darse rayos uva, pues van y se lo ahorran, cada vez más morenitos y todos tan contentos.
Hombre… joder jode mucho, porque los millones de máquinas que se han vendido en el mundo para este mismo fin y financiadas por los bancos, con unos intereses que ni el que la compra al final sabe lo que va a pagar por el aparato, imagínate el rollo. El menda del banco que en principio viene con aire conciliador  “Que tal María como va todo?  Hoye que ya sabes que te estás retrasando en el pago del crédito y yo di la cara por ti, que son tres meses ya y esa cuenta no se mueve ni para atrás.”  “Si, ya lo sé Genaro  -tela con el nombre del interventor- pero es que la gente ya no viene a broncearse… fíjate lo que te digo, ayer me viene un representante de la casa de cosméticos Arce y me ofrecen un producto que lo puedes tomar en ampollas o bien de uso tópico para devolver a la gente a su color original. Que hay muchas clientas que de por sí ya son un poco morenitas de piel y resulta que ahora parecen magrebíes, hay un par de ellas que las conozco de toda la vida, que ahora se han quedado que parecen paquistaníes oye, ¿tú te crees?.
Genaro y María no se entendieron, y eso que lo intentaron pasando unos mesecillos viéndose furtivamente sin que sus respectivos cónyuges lo notaran. Bueno, no es que cuando se encontraran se miraran a la cara, cuando digo viéndose me refiero… a eso, pues que follaban como locos vamos, para que vamos a disfrazar las cosas si nos quedan dos telediarios, porque cuando salga el sol verás. Llorando, María entró en el despacho de Genaro una mañana llorando a moco tendido… “Y ahora que voy a hacer yo si me embarga el negocio el banco…buabuabua .”   “Pues oye chica, vende tú cuerpo que estás muy buena y funcionas muy bien en la cama.”   “Hijo de p… ¿tú que te has creído?”  “Coño, bien que me convenciste a mí para ver si te solucionaba el problema.”   “Lo nuestro fue diferente, lo nuestro fue cariño de verdad.”   “¡Anda ya!, si cada vez que nos veíamos me preguntabas por los recibos, y mira, ahora en el fondo me arrepiento de haber rescatado uno, ¡yo que siempre le he sido fiel a mi mujer, pobrecita mía.”
¿Queréis saber un detalle que a lo mejor se nos escapa?, esta manera de actuar era consecuencia del puñetero sol que ya se acercaba poco a poco, claro, las neuronas se te recalientan y la cagamos. Mira un detalle, como la gente al volante en estas fechas ya estaban giraos del todo, en algunas avenidas que los coches no se podían retirar, es decir, estaban como en un gran atasco embutidos unos contra otros y algunos conductores (as) estaban muertos dentro y otros fuera por causa de discusiones y rencillas que no debieran haber pasado más que por un parte del seguro y en la mayor parte de los casos ni eso, pues el gobierno se limitó a montar unas especies de carreteras metálicas a manera de puente apoyadas sobre los primeros para no entorpecer el tráfico, he, que estaban bien hechas de cojones que las hizo el ejercito, vinieron zapadores  se pusieron a la labor y en un plis plas dejaron unos puentes de lujo.
El problema vino después, me explico, no es lo mismo un Mercedes que un Seat, ni un Volvo que un Citroen, pues eso…las carreteras metálicas empezaron a ceder de unos lados y otros por causa del aplastamiento y ala, a paseo con todo el trabajo ¿no? Pues no, hicieron carreteras del mismo estilo pero más anchas, era el llamado plan B, ahora andar por esas autopistas libres de peaje era un deleite y no pocos escribieron al gobierno agradeciendo las ventajas de esas nuevas rutas.
Bueno, hay que entender que gobierno, oficiales del ejército y soldadesca se libraban de momento de los efectos del calor intenso porque lo mismo que la policía tenían lugares especiales donde vivir. Si, habían cavado ciudades subterráneas resguardadas del sol y trabajaban de noche, lo mismo que la policía que se dedicaba a patrullar de noche para evitar saqueos, lo mismo también que María y tantas otras como ella que se dedicaban al “paseo y golpe de bolsito” para poder defender sus pagos. Y muchos tíos también, que en este mundo hay gente para todo, que lo que le pasó a un amigo mío no es moco de pavo, iba buscando un rollo con alguna fémina en plan baratito porque estaba parado y vio a una pava buenísima, se le acercó y la mujer le hizo una oferta, él aceptó y cuando se metieron entre unos coches hechos papilla la mujer sacó una herramienta como una berenjena de esas que se exportan no las que nos comemos aquí, mira salió corriendo el pobre hasta que lo perdió porque el otro no podía correr con tacones y se metió en un coche, solo se podía abrir una puerta y se metió dentro.
Se tumbó en el asiento de atrás del coche y se quedó quieto toda la noche porque la otra no paró de patrullar la zona hasta el alba, al minuto de estar allí encerrado le vino un tufo raro, dulzón, en el asiento de delante había una mujer y un hombre muertos desde sabe dios cuando, con una de moscas y bichos que pa que. Toda la noche la pasó allí, con arcadas, devolviendo y cagándose en todo. Me decía luego… tío si me hubieran metido en un nicho no lo abría pasado peor. O sí, le contesté, depende de si lo hubieran dejado abierto o cerrado. Pues sí que tienes razón.
Fíjate tú, sí da de sí una operación a la desesperada para salvar una situación. Poco a poco el sol se dejaba ver más y mejor, había gente que con sus pequeños telescopios desde la terraza de sus casas veían los contornos cada vez más hermosos de este astro tan necesario para la vida y hasta se podían adivinar pequeños arcos que salían y volvían a regresar de nuevo al sol, las explosiones que cada uno de ellos lanzaban energía extra a todo el sistema que lo rodea, pero claro, como estas reacciones no las sentimos de forma inmediata, tardan ocho minutos en llegar los efectos de los rayos solares. Joder, con lo lejos que está y solo en ocho minutos ya está aquí, claro lo hará para joder al personal, ¡como sabe que estamos en las últimas…!
A las tres de la mañana he salido a buscar el pan, pues en la cola del día de ayer  - porque con este tema del sol todo se está racionando como en la época de la guerra – se quedó alguien, y digo alguien porque no se podía apreciar quién era, si hombre o mujer - fundido en el asfalto. Oye tú que susto, porque hubo un momento en el que yo estaba tras él y cuando avanzó la cola de delante le dije  “Oiga tire para adelante que detrás hay un gentío que para qué le cuento.” Pues eso que le di un golpecito en el hombro y se me  desmontó como un mecano sin poner los tornillos, hasta las rodillas estaba metido en el asfalto, hostias que mal rollo.

Esto debería significar que no afectaba a todo el mundo igual pues si no, estaríamos todos como aquella pobre persona, hecha un amasijo de ves a saber tú qué.  Después de ver eso, mi cabeza no paraba de dar vueltas y vueltas hasta que en un momento dado sin querer quedarme con la conversación… oí un poco más delante de la cola a un señor que decía  “¡Pues espera a que salga el sol y verás…”. Estaba hablando con un hombre joven a medio afeitar con el cabello mal arreglado, vestido con vaqueros y una camisa que llevaba un logotipo detrás, no tuve oportunidad de ver que es lo que decían las letras, pero si pude apreciar que dentro de un óvalo como recosido a la espalda se veía una esfera que parecía surcada por cometas, el bolso de lona que colgaba en bandolera de su espalda llevaba un logotipo idéntico.
Tenía que hacer por manera de acercarme a aquellos dos individuos y para ello eché mano de la idea del soborno tan extendido entre la población para poder hacer suyo algún elemento necesario para la subsistencia. Me saqué dos cajetillas de tabaco y comencé a ofertarlas con el fin de que me dejaran colar unas cuantas plazas delante, cuatro cigarrillos… un sitio avanzado. Pero pronto me di cuenta del tremendo error que cometí, tres o cuatro se abalanzaron sobre mí como si fuera el primer minuto de las rebajas de verano queriendo arrebatármelo todo, me pisaron, dieron patadas y hasta un tío que medía no menos de metro noventa me cogió por los huevos estrujándomelos de tal modo que no podía ni gritar. Menos mal que llegaron los hombres de los que antes os hablaba y pusieron un poco de paz, mientras que algunos de los que estaban en la cola me increpaban…  “¡Será hijo de puta… se creerá este cabrón que somos tontos!.”  Me ayudaron a levantarme del suelo, estaba lleno de escupitajos, había perdido el móvil y los zapatos pero por lo menos quedé más cerca de aquellos individuos.
Eso es lo que tienen los momentos de distracción, o quedas en la acera tirado como una colilla o te subes al carro en la parte delantera, como fuera que el resto estaban todavía discutiendo sobre lo acontecido me quedé en medio de aquellos dos hombres protegido, eso si no le daba a alguien por recordar que ese no era mi puesto en la cola y que tenía que volver atrás, o peor aún, que no les diera por expulsarme definitivamente y fueran corriendo la voz a los recién llegados que era un indeseable y que bajo ningún concepto me dejaran formar parte de aquella hermandad de buscadores de pan.
Cuando poco a poco me pude incorporar me preguntó el señor mayor de los dos… “¿A quién se le ocurre hacer una cosa así hombre de dios, no ve usted que le hubieran podido matar?”  “Es verdad, tiene usted toda la razón pero es que no he podido evitar escuchar desde ahí atrás que usted le decía a este joven  “Pues espera a que salga el sol y verás.”  “Claro, hablábamos del calor que hace esta noche y solo le hacía el comentario de que cuando salga el sol por la mañana vamos a tener mucha más calor que ahora, ¿no le parece lógico?”  “Claro, claro, logiquísimo”  Los dos rieron y decían el uno al otro el poder que tenemos los humanos para en ocasiones de extrema presión inventar palabras que ni siquiera vienen en el diccionario, para mí era un axioma, algo que remarcaba lo ya evidente y que solo pretendía subrayar el principio de la expresión, lógico.
Me quedé algo desilusionado, sin embargo esos dos tipos tenían que saber cosas respecto a lo que estaba sucediendo que el resto de los mortales ignorábamos así que después de reconocer mi torpeza seguimos charlando sobre el tema, ¿porqué? Era evidente, también ellos estaban afectados de forma más o menos directamente por la salida del sol. El sol es nuestro reloj de algún modo y marca las estaciones, las diferencia… ¡ha! Se me ocurrió algo de pronto…  “Oiga, y en estos lugares como por ejemplo Groenlandia o yo que se… en Alaska y sitios así, ¿el tema del sol como afecta a esa pobre gente?” porque yo sé de buena tinta que en muchos de estos lugares pasan seis meses de día y seis de noche.”  Se quedaron los dos mirándose el uno al otro de forma continuada, y eso me sorprendió, más que nada fue la forma de mirarse. Era una mirada tensa pero con cierto secretismo difícil de interpretar, seguro que esta clase de personas tienen una formación mucho más intensa. Entonces se me ocurrieron un montón de preguntas, ¿y las gentes que vivían a ras del mar?, si el sol se estaba acercando tan escandalosamente rápido a la tierra los polos se iban a parir y con ello las pobres gentes que vivían en estos lugares se ahogarían… joder… ¿Qué habrían hecho los pobrecillos?  Ya me los imaginaba como los fenicios buscando nuevas tierras en sus grandes naves, bueno ya se vería, por el momento lo más importante es que se solucionara nuestro problema, que después podríamos ayudar a su vez a otros.
Me recordaron a los políticos a los que en ocasiones había entrevistado (trabajaba para una agencia oficial de noticias) y que pasara lo que pasara haya que los veías con sus sonrisas postizas que bien analizadas eran el vivo reflejo de la frustración y el desánimo. Si perdían las elecciones sonreían y felicitaban con simpatía al ganador, aunque por dentro se le estuvieran revolviendo las entrañas con cara de buen perdedor, si las ganaban también, y terminas por preguntarte que tiene que suceder para que esa gente desdibuje su cara, sus facciones, su ánimo. Además para todo tienen una respuesta, eso sí, con lecciones previamente aprendidas que hace su trabajo mucho más fácil, son como párvulos, ¡Haber el catón!... “A,E,I,O,U.”  “Muy bien niños y niñas, ahora al recreo.” Que para los políticos es pasearse por las cortes, o coger sus cochazos con sus escoltas y perderse entre el mundanal ruido en busca de ves tú a saber qué.
Era seguro que no sacaría nada en claro aquellos “presuntos” genios de la física sin embargo había ganado unas cuantas plazas en la cola aunque a costa de una paliza que no quisiera para nadie. Finalmente llegó el turno de recoger el pan y compré mi parte pensando que era un tío con suerte y que sería la envidia de muchos que no habían tenido la constancia de pasar por aquel trago, eso sí, con la manga de la chaqueta iba sujetándome el labio partido y la nariz rota. Me cago en la leche con el tío con suerte… ahora de golpe me sentía ridículo además de vulnerable, maleable como el hierro dulce que se maneja del modo que uno quiere. En más de una ocasión querían haberme comprado como si fuera un puto objeto que se hace de él lo que uno quiere y pasas de ser un jarrón a una escupidera y es precisamente así como me sentía ahora, una puñetera mierda.
¿Quién o qué, me había transformado en esa clase de persona? De verdad que por mucho que quisiera y más en ese momento en el que me encontraba no encontraría la respuesta, tenía que esperar al inicio de un nuevo día para poder pensar con claridad. ¡Eso es! El problema es que durante el día y con aquel fenómeno del cosmos, no podías más que descansar y quedar al abrigo continuo de alguna sombra mientras que la noche que está diseñada biológicamente para el descanso humano nos lo pasábamos todos tratando de abastecernos, comprar y protegernos de los ladrones que siempre actúan al amparo de la noche. Lo peor de todo es que a los que mandan no les preocupaba lo más mínimo que reventáramos como chinches expuestas al calor, su misión la cumplían para con ellos mismos que ya es labor difícil. Sus esposas e hijos los ametrallaban a preguntas y cuestiones que estaban lejos de encontrar respuesta porque sencillamente ellos no tenían las respuestas, todos los conceptos y sus pertinentes soluciones estaban en sobres lacrados y con una acuñación que rezaba así TOP SECRET.
Pero un día de algún órgano oficial llegó la orden de abrir el sobre que contenía órdenes concretas para los gobernantes que es tanto como decir órdenes para la población. Ciertamente la repercusión del fenómeno antes comentado (la aproximación del sol a la tierra) requería medidas más que ordinarias, extraordinarias, si no ¿Cómo se podía hacer frente al hecho que padres para evitar males mayores a sus hijos los metieran en el horno microondas para que no sufrieran?, sin lugar a dudas algo se tenía que hacer y rápido. Porque además de estas pequeñeces, la gente cuando iba a comprar a los supermercados ya no aparcaban siquiera en los rectángulos marcados para tal fin, sencillamente se estampaban contra las puertas y luego descendían tranquilamente a coger un carrito y comenzar a abastecerse, después pasaban por caja para pagar y a casi nadie le extrañaba aquel método. Seguramente muchos pensarían que  “es lógico pobrecillos, después de lo que están pasando…”.
Un caso un tanto destacado fue el de una familia de mi comunidad que, viviendo en el ático y sin poder resistir el calor  -porque las máquinas de aire acondicionado hacía algún tiempo que dejaron de funcionar- se pasaron con todas sus pertenencias al piso primero, habitado por una familia numerosa  -padres y tres hijos- Pues oye, llamaron a su puerta y en cuanto abrió el cabeza de familia el vecino del ático le dijo  “mira tú, hemos decidido quedarnos a vivir aquí con vosotros porque en nuestra casa no se puede estar. Aquí traigo unas cuantas cosas de valor en estas cajas para poderlas disfrutar todos juntos, no quiero que penséis que venimos con una mano delante y otra detrás. De lo que nosotros tengamos podéis disponer y espero que vosotros penséis igual que nosotros, de lo contrario la convivencia será harto difícil y entonces se establecerá un pulso de poderes que terminaría con todos, asunto al que me expongo porque no tengo nada que perder.” Qué razón tenía Balzac cuando en una ocasión escribio :”En la venganza el más débil es siempre el más feroz.”
El caso fue que su vecino abrió de par en par las puertas de su casa, advirtiendo a su esposa de la máxima que el vecino del ático le dio.  “Quita, quita por dios, has hecho muy bien, no faltaría más en medio de estas circunstancias que nos enemistáramos y alguno de nuestros hijos saliera perjudicado.” Se les recibió como si fuere el mismo presidente del gobierno y cenaron esa noche todos juntos opíparamente, después de ver la televisión que ya comenzaba a dar señales falsas y la mayoría de cadenas dejaron de funcionar se dispusieron a acostarse, el problema era que no había lugar para todos, por lo menos para hacerlo de forma cómoda, así que el vecino de arriba que era experto en marketing de empresas, propuso solucionar el tema de manera equitativa y pragmática, para ello comenzó por estudiar los espacios de la vivienda y al ver que era imposible adecuar la situación de forma cómoda para su familia hizo una proposición  “¿haber que os parece esto?, dos de vuestros hijos suben arriba y mientras tanto estudiamos el modo de redistribuir los metros cuadrados del vuestro piso, piensa que arriba tienen de todo, desde televisión hasta una Play para poder jugar, veo que vosotros no tenéis.”  “Huy si papá, déjanos aunque sea esta noche solo, nos hace mucha ilusión…”   “Bueno venga, pero no abuséis de la amabilidad de los vecinos y no tocar nada que él no os diga.”  “Quita hombre, seguro que serán buenos chicos…”
“Bueno voy a acompañarlos e indicarles donde tienen que dormir, donde están los baños, en fin todo para que se sientan como en casa…”  Con un hasta ahora se despidió y los tres, la niña de trece años y el niño de diez cogieron el ascensor para subir al ático. Doce pisos los separaban de la planta de sus padres, y llegado al quinto se empezaba a notar un calor sofocante que dificultaba y mucho el respirar con normalidad. Al abrir la puerta del piso los niños exclamaron  “Ala que chulo, tenéis un piso precioso, como se nota que manejas dinero largo  -dijo la niña-.”  ” Mujer no te creas que es fácil de ganar, que me paso muchas horas en el trabajo para poder tener todas estas comodidades y me ha costado no pocos disgustos con mi mujer y mis hijos que me acusan de tenerlos descuidados. Pero lo hago a gusto quiero lo mejor para ellos.”  “Sí, ya he visto el coche que tienes en el garaje, un Porche, daría cualquier cosa por pasearme en un cacharro así.”
“Tú puedes pasearte conmigo cuando quieras, solo tienes que decírmelo cojo las llaves y nos hacemos unos kilómetros juntos. Además llevar a una chavala tan guapa como tú a mi lado sería todo un placer.”  Su hermano estaba embobado jugando a la Play y haciendo gestos y muecas según avanzaba el juego, en cuanto a la chica y el vecino del ático se había producido un acercamiento físico tal que estaban el uno frente al otro sobándose, hasta el punto que ella notó el bulto entre las piernas de él que luchaba por salir a respirar aire puro  -es un decir, porque aire, lo que se dice aire y además puro, allí no había ni un milímetro cuadrado para respirar- pero ya se sabe que en estas circunstancias el calor extremo enloquece los sentidos, sino los enloquece, si se puede decir que los altera y de forma imprevisible.
En definitiva, que la niña al sentir aquel roce y además, estar en pleno climaterio se dejó llevar por esas manos sin duda expertas  -mucho más que las suyas- y comenzó a gimotear y pedir con pequeños ronquidos difíciles de interpretar que la poseyera, él no se hizo de rogar. Hay que considerar que él no era él sino los efectos del sol, que altera comportamientos y conciencias de todos los afectados por esos rayos de los que todavía hoy no se sabe cómo afectan a los humanos, bueno si se sabe que no se debe abusar de ellos porque si no nos freímos aunque tengamos la piel muy dura  -es un decir-. ¡Menudo el rato que pasaron los dos dentro de la alcoba!, habían tenido la precaución eso sí, de cerrar la puerta sigilosamente antes de decidir que iban a lo suyo. Y de pronto, un grito de susto, de angustia, prolongado, difícil de interpretar. Cualquiera puede imaginar a que se debía, el niño dejó de jugar y se acercó a la puerta de la habitación dando un par de patadas porque la puerta era gruesa. Llamó a su hermana y no obtuvo respuesta de ella, al cabo de un momento de descorrió el cerrojo y el vecino cabizbajo salió todavía algo descamisado.  “¿Y mi hermana señor?” El hombre cogió por la cabecita al chaval y lo atrajo para sí, le contestó sin ambages… “Tú hermana ha caído por la terraza al jardín, lo siento mucho.” El chaval se puso a llorar desconsoladamente de forma compungida, quizás se llore así en principio cuando uno recibe una noticia tan dramática porque los sentimientos se agolpan de tal modo dentro de uno, que no sabemos darles salida de ningún otro modo.
“Yo la quiero ver, déjemela verla por favor…”  “No, vamos para abajo a compartir con tus padres este cruel momento, hazme caso.” Cuando llegaron abajo al vecino del ático ya se le había pasado la amargura del incidente, ya no digo accidente porque probablemente para un hombre como él, esto no pasaba de ser un… eso, algo parecido a que se te quede pegado un chicle en los zapatos, una cosa molesta. Además ¿quién vendría a investigar este suceso  -si se le podía llamar así- después de tanta muerte y dolor que estaba esparcido por la ciudad?  “Vecinos, quiero comunicaros algo desastroso, vuestra hija se ha suicidado, no cabe otra explicación a lo que ha pasado.”   “¿Cómo?, eso es imposible.”  “Como lo oyes, pensé que mientras nos organizábamos, el pasar una noche en nuestro piso iba a solucionar algo… y mira tú por dónde que ante mis propios ojos se ha subido a la baranda y se ha dejado caer.”  “¿Dónde está ahora?” gritaba la madre arañándose la cara. No se apercibieron del asunto porque su piso daba de espaldas al sol, y al ser una comunidad tan grande y estar habituados a escenas crudas, los gritos que se sucedían uno tras otro formaban parte de la cotidianeidad. Salieron los padres por la escalera de acceso a la zona comunitaria y allí estaba, en medio de un charco de sangre con sus jóvenes extremidades retorcidas y los ojos abiertos como pidiendo que alguien la ayudara, pero estaba muerta.
“Llamemos a la policía, ellos investigarán si es cierto eso.”  “Vecino, ¿Qué significa esto, dudas de lo que te digo, no sirve de nada mi palabra?”  “Sí, claro que sirve, pero solo si es verdad.” Todos sabían que la policía no iba a aparecer por allí, cualquier tonto lo podía deducir, ¿Cuántos cadáveres se tenían que investigar? ¿Cuántas muertes parecidas o de más dudosa índole se tenían que esclarecer?  No es que la policía estuviera desbordada, ni hablar del peluquín, sencillamente sucedía que ellos también estaban afectados por ese calor insoportable que los machacaba como al resto de los mortales, no son superhombres, sin contar con el que estaban mandados por jefes que les decían que y que no tenían que hacer, los jefes estaban a punto de recibir órdenes que cambiarían el curso de los acontecimientos.
Las cadenas de mando son eso, cadenas que reciben indicaciones de terceros que a su vez reciben órdenes de más arriba hasta llegar al… ¿cielo? . Aburridos tecnócratas, muchos de ellos corruptos, otros pederastas, y todavía otros que viven como si imperara la ley del oeste. Parece mentira lo que puede hacer en esas gentes de por sí inicuos y sin moral alguna un fenómeno añadido como el que estaba sucediendo, la proximidad del sol, ese acercamiento que ya nadie investigaba porque no había telescopio que funcionara en situaciones de máxima alerta. No tenían la culpa los aparatos, el caso es que nadie tenía narices de trabajar en tales circunstancias. Ya se sabe que muchos de estos chismes están instalados en lugares altos, en algunos casos muy altos, ¡¡dime tú quién, por mucha afición que tenga para observar algo así, estaría cociéndose los sesos en semejantes lugares!!
Ni los vecinos antes mencionados pudieron enterrar a su hijita, antes de decidir qué hacer y de discutir sobre si sería suicidio u homicidio, cuando fueron a echar mano de la niña ya no estaba, como os lo cuento, solo el charco de sangre como testigo mudo del acontecimiento quedaba para la perplejidad de todos. Solo había una razón para que el cadáver hubiera desaparecido… y los padres y hermanos lloraron sin ver, pero entendiendo, que era lo que había pasado. Desde luego, ningún otro vecino ni familia se había preocupado por enterrar a su hija. La rabia y la impotencia fue aún mayor al ver que no se podía hacer denuncia alguna contra nadie, pues nadie había visto nada de nada, y aún si se hubiera podido poner denuncia, ¿a quien se podía dirigir, si todas las comisarías estaban vacías?  
Entre tanto el calor se acentuaba, de tal manera que algunas personas que se aventuraban a coger el coche porque vivían en zonas rurales y dependían del auto para comprar y abastecerse se quedaban literalmente fritas como pajarillos dentro de esos improvisados hornos artificiales. Otros que salían a la calle caían fulminados por el calor abrasador que desprendían los edificios, sobre todo los que estaban fabricados en piedra. Aquello era la debacle, el juicio final, las sectas apocalípticas se frotaban las manos porque argumentaban que tenían razón cuando dios decía que no dejaría que se maltratara más la tierra por la mano humana. Entonces… ¿El único autorizado para maltratar la tierra era él? ¡Pues vaya putada de dios!
Las gasolineras comenzaron a estallar, los pozos de petróleo también, los conductos de gas natural y sus pozos lo mismo… sí, realmente aquello parecía Armagedón, pero ¿lo era?  Después de ese catastrófico año, parecía que las aguas volvían a su cauce, el dicho reza así “No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.”
Se abrió el sobre TOP SECRET, y al instante se comenzaron a enviar órdenes a todos los lugares para que la gente empezara a ocupar las instalaciones que hasta entonces eran refugio de la élite del país. Ministros, diputados, funcionarios de alto rango, todos con sus respectivas familias, se trasladaban ahora a las viviendas que hasta entonces eran de la plebe y eso se tenía que hacer del modo más urgente posible.
“Queremos compartir con la población sus problemas y angustias, de modo que el gobierno quiere dar ejemplo de comunión con todas sus inquietudes. Para ello se ha dispuesto por mayoría, que los que estamos protegidos pasemos ahora a ser los expuestos y así demostrar que estamos trabajando desde la oscuridad para el bien de nuestros conciudadanos.”  Sí señor, con un par de huevos. Este gobierno nos cuida, decían la mayoría, en las próximas elecciones hay que votarlos de nuevo, salga el sol o no salga.
Este anuncio se hizo desde vehículos que por todo el país distribuidos repetían una y otra vez lo mismo apremiando a la gente, a que fuera a determinados lugares que eran la entrada para acceder a la protección del sol asesino. No hace falta decir que muchas familias dejaron atrás a sus seres queridos con alguna imposibilidad o alguna enfermedad incurable, no sabían dónde iban, ni siquiera si podían contar con algún médico. Lo único cierto es que había que correr a toda prisa sin dilación alguna, no fuera caso que al llegar se encontraran con todo ocupado y se tuvieran que achicharrar en la calle. Ante aquel caos me di cuenta de que se había hecho este anuncio desde coches, bueno eran furgones con altavoces en lo alto, pero llevaban ruedas de caucho y hasta entonces ningún vehículo circulaba, porque las ruedas estallaban a causa del calor ahora lo podían hacer sin dificultad, ¿porqué?, la respuesta la recibí al instante, la gente salía de sus casas con ropa de abrigo, el necesario para la época del año.
Me quedé en una esquina viendo pasar a la gente corriendo a más no poder hacia los lugares indicados, muchos perdían a sus hijos por el camino pero no echaban la vista atrás para recogerlos, corrían y corrían, nada más que eso en busca de la salvación que esperaba en las entrañas de la tierra, en los refugios que en su día albergaran a los importantes de la sociedad. Yo también sentí un escalofrío que me recorrió toda la columna vertebral y eché mano de la bolsa de viaje que contenía todas mis pertenencias, de allí saqué un chaleco acolchado y sentado en las escaleras de un banco comencé a sacar conclusiones.
Vamos a ver, si los coches pueden andar sin dificultad y comenzamos a tener frio,  -hablaba en plural como participando a la gente de ese asunto- imbécil de mí, esa gente quiere que nos vayamos para abajo, no porque nos quieran, tampoco porque quieran compartir nuestras penas y desventuras… ¡serán hijos de puta!  Lo que quieren es aprovecharse del sol porque empezará a alejarse de la tierra. Menos mal que recordaba la dirección de aquellos dos físicos que lo protegieron el día de la cola del pan, se encaminó hacia allí haciendo caso omiso de la gente que pasaba en una y otra dirección corriendo y gritando, “¡¡Ven por aquí garrulo que este camino es más corto!!”  “¿Seguro?”  “Claro que sí pamplinas, no ves que salgo todos los días a comprar y me conozco los sitios y las calles?”.
Parecía como si pensaran que les iban a regalar algo, que la carrera les iba a salir gratis. Algún que otro coche que estaría en su día cerrado en algún garaje se dedicaba alegremente a atropellar a la gente pasando luego sobre ellos para eliminarlos, un espectáculo dantesco, al coche que conseguían parar a fuerza de echarse varias personas sobre él lo linchaban al instante. Algún que otro policía que empezaba a aparecer les decía a esas personas  “Venga hombre ya está bien, ¿no ven que está muerto?.”  Esta y otras muchas atrocidades se contemplaban a cada paso que dabas. Unos hombres que esperaban dentro de un auto desguazado, aprovechaban el momento en el que pasara una mujer para cogerla entre todos y en mitad de la calle la violaban sin más, luego entre todos le daban patadas en la cabeza hasta hartarse, mientras que el padre corriendo unos cuantos metros delante de ella la llamaba con el brazo extendido sin dejar de correr llevado por la marea humana.
Llegué a casa de los genios, me encontré el portal de la calle casi bloqueado de gente desfallecida que yacían entre los muertos pero que por otro lado eran incapaces de moverse, gesticulando y sin aliento estaba claro lo que pedían… “Ayuda…” pero si me hubiera puesto a la labor de auxiliarles, yo mismo tenía pocas posibilidades de sobrevivir. Esto me recordaba los cursillos intensivos que se nos dio en la escuela mayor donde me gradué para pasar a la universidad, se trataba de cursillos de auxilio en el caso de que alguien se estuviera ahogando. Ahí teníamos en mitad de la gran piscina a un dummy, sin tanta tecnología, evidentemente, solo se trataba de ver si éramos capaces de coger debidamente a ese muñeco y llevarlo hasta la orilla de forma y manera que ni él ni nosotros nos ahogáramos. Coño, ¡pues no era difícil ni nada el asunto! Basta deciros que de los veinte que estábamos para pasar el último examen, solo quedaron cuatro, y yo no fui uno de ellos. A Miguel Ángel, un buen amigo mío lo tuvieron que sacar del agua con el dummy cuando lo dejaron sin flotar y el tío se había bebido media piscina, se fue para el fondo como si fuera un plomo tú. Casi todos reían cuando vieron que hacía esta maniobra, parecía que lo hiciera como una broma… ¡los cojones una broma! Al pobre lo sacaron después de un minuto con los ojos vueltos para arriba, y el cabrón todavía estaba tirando del muñeco de los cojones porque quería pasar el examen.
Yo desistí al primer intento cuando me tocó remojarme, porque además de sacar al puñetero muñeco lo teníamos que hacer vestidos de calle, con deportivas y todo. Pues algo así, pero con otro cariz me encontré en aquel edificio que olía a muerte por los cuatro costados.


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