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¿Qué es lo qué me juras? ¿Por qué juras? ¿Por quién?
Es esa una expresión con la qué todavía no estoy demasiado familiarizado a pesar de oírla millones de veces, en unos casos es fruto de la desesperación, otras de énfasis -a menudo sin más, porque nos faltan argumentos para dar razones lógicas de aquello que decimos- y aún en otras porque pensamos que el decir “te lo juro” nos justificará ante quienes nos conocen y probablemente nos hace diciendo simplemente “te lo juro” alguien con aval suficiente para ser creíble al cien por cien.
Mereceríamos en más de una ocasión que utilizamos este término de manera gratuita que nos dieran un buen tirón de orejas -por decir algo- si fuera así las tendríamos más largas que los burros, que ellos ya nacen con éste don congénito, digo don porque acostumbrados a ver a los burros con esas características orejas se nos haría poco menos que una deformación de la naturaleza verlos sin ellas. El juramento hoy, es tan poco valioso y tan vacío en definitiva que hasta los grandes de esta sociedad se ríen para sus adentros cuando juran. Tan vacuo y carente de sentido… ejemplo: “Juro por mi honor, cumplir con los mandamientos de la Constitución y llevar a cabo mi tarea como -ministro, senador, diputado, presidente, rey o lo que sea- con honor con la ayuda de Dios para el bien de la nación y de mis conciudadanos.”
¡¡Venga ya hombre (o mujer) a cagar al rio!! ¿Cómo se puede jurar de forma tan vulgar y tan inconsistente? ¿Cómo vas a jurar un cargo qué te viene grande por todas partes? No has estado en la calle más que unas cuantas veces para repartir propaganda política y ¿Ya te vas a comprometer con ellos sin saber siquiera lo qué necesitan? Lo juro, lo juro… yo también le juraba a mi padre cuando era chico que no había sido el que rompió el cristal del colegio jugando al balón, ¡no te jode! No quería que me dieran una bronca o un castigo y por eso juraba. Ahora esa gente lo hacen de manera anticipada, no se sabe muy bien porque temen que no les den el cargo o para manifestar con un “lo juro” que son los mejores. Mejores ¿de qué y para qué? Igual que yo sabéis la inmensa mayoría, que hoy día molan más entre la clase dirigente los tipos que están encausados por un motivo u otro, cuando no procesados. Será que ya están cansados de vivir vidas monótonas como clase dirigente y tienen que acudir a los saraos para dar que hablar a los amigos o enemigos, algo parecido le pasaba a un conocido mío que, por tener dinero y estar cansado de todo, me refiero a mujeres,drogas, y orgías se pasó de la noche a la mañana a la otra acera, es decir se volvió homosexual -eso si no lo era ya antes sin reconocerlo- Oye que no tengo nada contra los homosexuales, pero que se use a este colectivo como pretexto para ser un cínico, como que no. Y, si por alguna razón a la mayoría no les gusta que estés en ese puesto pues ahora “jura” que no volverás a la vida política hasta que haya una mayoría de personas del pueblo que te acepten como eres, del mismo modo que te eligieron cuando estaban convencidos de que tu juramento era legítimo entonces.
También hay otra posibilidad, -que te descubran con tú amante- algún paparazi te hace unas fotos en un yate en pleno verano digamos que en Ibiza y salta la noticia a la prensa, entonces… plega rápido y pide disculpas al pueblo, éste votó a un político íntegro, padre de familia con tres hijos y una amantísima esposa que lo espera cada día cuando llega a casa después de un día agotador en las cortes, discutiendo con la oposición toda clase de asuntos relacionados con la estabilidad, lanzando mensajes de tranquilidad pero hombre ¿Qué mensajes vas a lanzar al pueblo si luego descubren que su elegido estaba en Ibiza dejándose embetunar por un chaval de diecipocos en la proa del yate de un millonario qué le prestó el barco para unas vacaciones? Mientras, su amantísima mujer en la playa jugando con los niños en la arena haciendo castillos, vamos juramentado ¡no me jodas! Un hachazo te mereces por usar de ese modo tú tiempo mientras que hace solo unos meses atrás habías dicho “Juro por mi honor…” esto no es ni siquiera inmoral, es amoral, más le hubiera valido a ésta gente que actúa de forma premeditada, echar a correr en la sala de palacio antes de jurar, que no podían hacerlo en ese momento porque les cogió una colitis aguda y súbita, menos vergüenza pasarían. En según qué ocasiones, -que ahora ya son las más frecuentes- estos bicharracos han cambiado el juramento cuando están en época de elecciones por “yo prometo”, ¡tócate los cojones y baila! Vaya un atajo de demagogos, los asesores de imagen, que de estas cuestiones saben mucho, les arreglan los trajes que deben de llevar, las camisas que deben usar y las corbatas que van más de acuerdo con su altura, partido y mensaje concreto. ¿Qué no os lo creéis? Os juro que es así, -porque a mí tampoco se me caen los anillos por jurar- si hay que jurar se jura ¡qué coño! haber si solo van a tener derecho a jurar los políticos y cuatro personajillos que salen por la tele… hombre… Que esa es otra, se ven en televisión cada vez más gente que no tiene ni puñetera idea de lo que es el periodismo y ahí los tienes, ganando pasta a mansalva a costa de insultar a otros, descalificarlos y llamarles hijos de su madre -todo pactado previamente eso sí- y si por alguna razón se desmadran, llevan el pinganillo puesto para seguir las directrices de la dirección, valga la redundancia. (Me parece que hoy estoy muy quejica…) Pero es verdad por dios, como se nos ocurre siquiera tener seleccionados determinados canales a determinadas horas y comprar encima toda esa bazofia de prensa rosa que mueve miles de millones de euros al mes, mientras en nuestros hogares tenemos justito para comer siquiera una sopa de Avecrem.
Os juro que estas cosas me ponen enfermo, si, ya sé que con malas palabras no se llega a ninguna parte pero ¿Se llega de otro modo qué no sea cagándose en todo este maldito sistema qué encima te deja sin voz ni voto? ¡Hombre con voto sí! Dirán algunos, y una mierda, ¿votos comprados a golpe de favores para qué te coloquen en un ayuntamiento? ¿votos que se pierden en la espesura de la noche porque gente ha venido a tú casa a pedir que votes por su partido porque si no lo tienes jodido en la comunidad donde vives? Mi caso como el de otros millones que viven repartidos por toda la geografía nacional está a este mismo nivel. Si votas a un gran partido, sabes a ciencia cierta que no van a hacer nada nuevo que no sea jurar de nuevo el cargo, por ejemplo de la alcaldía, pero claro, está la oposición, y ésta está previamente de acuerdo con los que se saben ganadores, para que les pasen unas cuantas carteras dentro del municipio, a fin y efecto de qué haya por lo menos tres de los suyos qué también puedan jurar. Por aquello de que “Si no puedes con tú enemigo únete a él.” Ahí los tienes el día -de autos le llamo yo- del juramento, con sus bolsitos nuevos las “conselleras” con zapatos a juego y modelito de yo qué sé, y a ellos con su bolígrafo sin estrenar o pluma Mont-Blanc para firmar lo qué a partir de ahora van a ser sus deberes. Claro está, a parte del negocio de la fleca o la pescadería o la boutique, qué éstos sí le les ocupan tiempo, lo demás es aparecer por el ayuntamiento para que los guardias se les cuadren cuando los ven y recoger el correo.
Cuando llega el discurso de nombramiento del nuevo alcalde “Aquest consistori té una serie de prioritats…” ¿Te digo cuáles son? No, ni falta que hace porque no sois tontos, éste consistori y el que hubo antes y el qué vendrá después tienen la misma prioritat, joder al prójimo sin joderse a sí mismo. (Que cabreo llevo hoy) Y no es porque me haya dejado la mujer o me vaya a divorciar, estoy cabreado porque encima estos cacho perros juran por quién haga falta que van a hacer las cosas para el bien del pueblo. Pues te digo una cosa, les queda un telediario, en el sentido que el tiempo pasa más aprisa de lo que creen y aunque engorden a más no poder, la cara se les queda con el tiempo como el culo, con unas ojeras del copón. Los juramentos salen caros cuando se hacen sin sentido de la responsabilidad y se hacen pensando en intereses propios, con el simple deseo de ser popular, de hacerse notar.
Claro que se hacen notar, y tanto, desde el momento que juran -quizás sin saberlo- están en el punto de mira de cazadores de embusteros, aprovechados, lascivos y ególatras, que sabiendo que el juramento desgasta y más cuando se hace del modo que he expresado antes, están esperando que se les pongan a tiro de un modo u otro para soltar la perdigonada, tiro éste que frecuentemente acierta porque la gente de a pie -también llamada la gleba- no han jurado más que tirar adelante con sus derechos, ilusiones, familias que están entrenadas a lo largo de los años a resistir tras las trincheras los arrebatos de estos falsos magos del “si me votáis todo cambiará…” Día y noche tengo ante la puerta de mi casa “La Casa de la Vila” -el ayuntamiento- y en los años que llevo viviendo en esta calle he sido testigo de algunos cambios dentro del consistorio, pues bien, ni una sola vez -que yo recuerde- he visto acercarse a nadie del ayuntamiento a preguntar por el estado de ánimo de familias que lo han perdido todo, imagino si no es mucho imaginar, que hay dentro de toda esta panda de falsos juramentados, que alguno habrá que se dedique a asuntos relacionados con los problemas sociales, y pensando que es a ellos a quien les interesa ser reelegidos -y que defienden los intereses del pueblo- cabe pensar que es a ellos a quien corresponde esa importante labor de ayudar en la medida que puedan a estos vecinos.
Pues bien, acude un amigo mío a hablar con el “conseller” de bienestar social para pedir ayuda. La misma en otros términos, que éste conseller le pidió a él en su día dándole su voto y prometiéndole “la teca, la meca y la vall D’andorra”. Después de esperar un par de días a que le recibiera sin aparecer, sentado en una silla delante de su oficina le llega el turno, por fin hizo acto de presencia. Detrás de la muralla -su mesa cuidadosamente recogida y limpia- le pregunta “¿Qué es lo qué quiere?” sin levantar la vista de unos documentos qué tiene qué firmar. “Pues mire usted necesitaría su ayuda para ver como se puede resolver el tema de mi familia porque dentro de un mes vamos a ir a parar a la calle, no podemos pagar la hipoteca y además no tengo ya ninguna ayuda estatal. La tengo agotada, con cincuenta y dos años nadie me contrata y mis padres ya no me pueden ayudar más”. En este corto intervalo de tiempo ni una sola vez levantó la vista de su escritorio. “Y ¿Qué quiere que el ayuntamiento le pague los recibos y además le busque un empleo?” ¡Coño con el conceller! “Ese es un asunto que tiene que resolver con el banco, y esto como podrá comprobar no es un banco, si usted no puede pagar la hipoteca la ley dice que el banco tiene derecho a quedarse con la casa eso es así aquí y en Lima, yo no puedo cambiar la ley.” ¡No me jodas, ahora le ha dicho algo nuevo que él no sabía! “Bueno pero a nivel municipal… me podría dar alguna sugerencia o consejo para salir de este embolao…” “Pues mire usted, déjele la casa al banco y siga tratando de encontrar trabajo, pero no sea remilgado, lo que le salga cójalo, que además los parados se vuelven cada vez más exigentes y como no sea un trabajo bien remunerado, que además se trabaje poco y quede a dos pasos de casa no los cogéis.” Mira, los municipales se lo tuvieron que llevar de allí y encima en la calle le advirtieron que si montaba otro guirigay como aquel lo encerrarían unos cuantos días.
Cuando llegó a casa y explico en medio de un ataque de ansiedad y llorando como un niño pequeño lo sucedido, familia y conocidos -que son muchos-, despotricaban contra el ayuntamiento los concejales y la madre que los parió a todos. ¡Como para ir a pedirles sus votos en la próxima legislatura vamos! Pero por el momento el daño estaba hecho, luego ni que les viniera a pedir perdón -que no lo harían- todo el ayuntamiento en peso podría perdonar la vergüenza ajena que le hicieron pasar. Estaban saliendo en la foto como esperaba el 85% de las personas del pueblo, un alcalde que había desviado millones en hacer reparar una calle peatonal tres veces reparada, y que por la manera que la estaban haciendo de nuevo acabaría en las mismas, con las grandes losas levantadas y los abuelos tratando de hacer surf sobre ellas hasta caer en el suelo, con el consiguiente resultado de caderas rotas o piernas y tobillos con esguinces. Y ellos con sus señoras esposas e hijos paseando por las calles y saludando a los votantes -que bien sabían ellos quienes eran- “¿Qué tal fulano de tal como estás, como va el negocio. Ya lo sabes, si puedo hacer algo por ti me lo dices, me llamas al despacho y te atiendo personalmente, que a los ciudadanos ejemplares como tú no se les puede defraudar nunca, para eso están los amigos ¿no? ¿Dónde vas de vacaciones? nosotros vamos a La Manga del Mar Menor, a la finca que tienen mis suegros allí, entre tú y yo no tengo ningunas ganas de ir porque hace una calor allí que te cagas pero como tienen piscina, a los niños les encanta. Y luego, nos bajamos de allí unas viandas que para qué te cuento, además con el tema de que soy alcalde de un próspero pueblo costero como el nuestro viene gente a las cenas que organiza bufff, que acaba uno harto, pero hay que hacer país nen, que parece que no pero de esa zona viene mucha gente a pasar las vacaciones aquí.”
Nada, la conversación típica de todo un señor alcalde con la a mayúscula. Pero echarle una mano a la pobre gente que pasan por apuros extremos, a estos… le los joda un pez espada. Está más que comprobado que los juramentos son simplemente palabras vacías que solo hacen que enturbiar los lodos que están bajo las aguas mansas. Hay mucha gente que jura, yo me cuento el primero, pero juramos de forma coloquial y sin compromisos de clase alguna, -te lo juro tío me dio una rabia que le hubiera dado dos hostias- y ahí se acaba todo, -y un menda que ayer se me cruzó sin poner intermitente ni nada y encima clavó el coche en la carretera sin mirar… te lo juro que en otras circunstancias se la abría armado al capullo ese- lo ves, cosas sin importancia, que no juramos por eso ni la Constitución española ni la Catalana ni nada por el estilo oye. Eso no es ni jurar, por lo menos desde mi punto de vista. Es hasta lúdico festivo comparado con lo que hacen ese enjambre de chupópteros sin corazón ni entrañas, que hay que ver hasta dónde pueden llegar esos falsos juramentos de esos falsos políticos que además de todo lo dicho imponen reglas específicas para hacer callar las voces de aquellos que están en desacuerdo con sus formas, tanto de interpretar la justicia como el Status Quo que quieren imponer a golpe de sable.
Te juro que si en mi mano estuviera instauraría el Anarquismo, al fin y al cabo es lo que esos melones vacios tienen, cabeza para llevar el serrín que tienen en lugar de cerebro. Y en el fondo lo que practican es esto la anarquía, porque los sesos los llevan entre las piernas la mayoría de ellos. Hostia, estaría bien que cuando juraran sus cargos se tuvieran que bajar los pantalones ¿No os parece?
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