lunes, 4 de julio de 2011

Al Llegar a Mí

                           AL LLEGAR ASÍ…

Me acercaste a la vida, porque me estaba alejando, porque tal vez me moría, con tú dulce corazón, con tú sincera sonrisa, poco a poco y con tesón con la memoria preclara de esa mente tuya modelaste a quién soy ahora, como un alfarero que de la tierra pura, sacando las impurezas, limpiándola de inútiles piedras has hecho de mí una vasija donde guardar buen aceite o vinos de la vendimia.
Y cada día deseo que llegues así, como entonces, rompiendo con tu azada la tierra, escogiendo lo mejor del día que con el sol progresa. Pregunta si no a tus hijos, son almas gemelas tuyas y sabes muy bien porqué, corazones grandes tienen que en el pecho no les cabe, rebosan bondad, la que tú les enseñaste. Y si de cariño hablamos… ¡Que nadie toque a su madre o me parto el alma con él!
¡Qué quieres cariño mío… habla un corazón hecho añicos que el buen cirujano curó!  Y porque llegaste tú que si no… ve a saber en qué cementerio alimentaría las flores. Seguro que bien mirado, dirás de vez en cuando ¿Por qué fui a conocer a este perdido? También me lo pregunto yo y sin embargo, sin creer en el destino creo que fue culpa mía. En tú caso solo llegaste a mí y sin éxito hace ya tantos años… no te supe retener.
Desde entonces, ¡te hice tanto daño!... no creo ya en los perdones, solo creo en ti, porque fuiste tú la que llegaste. Llegaste a todo mí ser y comencé a vibrar cual si fuera la cuerda de una guitarra perfectamente afinada. Para eso hay que ser un maestro y… ¿quién mejor que tú sabiendo como sabes que nota puedo llegar a dar?
Consuelas mis desvaríos con besos, con mil caricias, con lágrimas que a veces me anuncian que ya estás a rebosar, siento en lo más profundo de mí, comuniones con tanto amor que me prodigas. ¿Cómo compensar, amor, lo que tú me das de más desde que llegaste a mí aquel día?
Por la mañana despierto junto a ti y me digo… ¿Qué milagro ha sucedido para que juntos abramos los ojos? Creo en ellos desde que llegaste a mí. Guía eres para mí, escandalosamente hermosa amaneces cada día, y renaces cien mil veces por tanto amor que nos tienes. Un día te escribí hace tiempo, que llegaste a mí vida por accidente, pues mira cariño mío, a tú cuidado me tienes.
Debes saber además algo que jamás te dije antes, cuando clarea el día y el aire se llena de cantos, pájaros emigrantes que año tras año pasan por nuestro cielo, se paran a comer a nuestra puerta, envidiosas criaturas aladas que saben por tú respirar que llegaste a mí vida, y nunca te vas a marchar. ¿Qué quieres que te diga más? Al llegar así… aquel día…



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1 comentario:

  1. Es una poesía preciosa, tiene un toque de familiaridad y frescura que la hace ser muy aplicativa a todos los que están realmente enamorados y valoran a quién está a su lado.

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