jueves, 5 de enero de 2012

MATRIMONIO DE CONVENIENCIAS

                              
                                 MATRIMONIO DE CONVENIENCIA


Ya era hora de casarse, basta de golfear por la disco y clubes nocturnos y basta de que llegadas las vacaciones la niña desapareciera del mapa, nadie en casa de la familia Ardoz sabía dónde estaba su hija, con quien estaba y lo que hacía. Su padre Lucas que trabajaba incluso en vacaciones porque trabajaba en la editorial de un diario, llegaba a casa siempre con la misma pregunta a su mujer   “¿Se sabe algo de Eva?”  La respuesta siempre era la misma y él la hacía ya por pura retórica, tenía el convencimiento de que no sabían nada de nada, estaba claro que la razón era que no le convenía que supieran el qué. O a lo mejor era porque simplemente no quería ser molestada en sus vacaciones que casi siempre eran interminables, hoy se diría de una persona así que es una despendolada, irresponsable y además consentida, pues su madre Esther siempre intercedía por ella cuando había follones en casa con el fin de mantener la paz y la concordia. Cuando regresaba, no se sabía muy bien porque al siguiente día acudía al trabajo con toda normalidad sin que nadie de casa ni del trabajo le retrajera sus excesos, tenía cierto nivel de influencia en la inmobiliaria que era una franquicia extendida por todo el país. En la imprenta de su padre se elaboraban los trípticos y los folletos con los que luego se hacía mailing  por toda la capital, contratando a inmigrantes para ese fin. Había sido ella la encargada de contactar con la empresa de fabricación de carritos, y fue la que sacó un buen precio por ellos haciendo que la empresa se ahorrara un buen pico de euros, el acontecimiento se celebró con directivos de la inmobiliaria, por supuesto se la invitó a ella, a Eva como trabajadora destacada en el interés de los asuntos de la empresa. En una breve alocución el señor Jorge, encargado de asuntos comerciales, alabó la figura de Eva  -no la física que bien pudiera haberlo hecho también-  y la puso en aquella cena como ejemplo para los demás de cómo debe ser un trabajador, con iniciativa propia, ambición y una gran personalidad. La cena fue opípara y los asistentes dejaron bien poco de lo que había cocinado incluidos los postres, quizás porque en sus casas no tenían por costumbre comer aquellos requisitos de la extensa y buena cocina mediterránea. Más de uno pensaba en aquellos instantes, que lo que comían era bien diferente de las pizzas y hamburguesas que tenían a bien consumir para cenar después de haber tenido que hacer cien kilómetros, para presentarse en una caseta de promoción de viviendas donde Cristo perdió la alpargata, o limitarse a comer un menú de diez euros padeciendo unas caravanas del copón al salir de la ciudad y lo mismo a la hora de volver.
“¿Tienes medios para volver a casa…” le preguntó a Eva el señor Jorge al salir del hotel   “Pues no, me ha traído un amigo que vive por la zona ¿Por qué?”   “Te lo decía por si quieres que te acompañe, para mí sería todo un placer.”   “Y para mí también señor Jorge, gracias por el ofrecimiento.” Miró su reloj el hombre y le propuso tomar una copa en un club que él conocía   “Está bien, no tengo una hora concreta para llegar a casa, afortunadamente tengo la llave”.   haciendo tintinear un llavero que ya llevaba en la mano donde se veía la llave de contacto de un Peugeot que mantenía escondida en la palma de la mano, sonrió de manera maliciosa.   “Entonces vamos…”  pidió en la puerta su coche y apareció un gran turismo con un morro impresionante de capota rígida replegable.”   “Uauuuuu, jamás he subido en un carro así.”   “Ya sabes, para todo hay una primera vez.” Subieron y se dirigieron a un local selecto donde Jorge era un personaje popular y siempre bienvenido, casi detrás de él Eva con su trato sociable y una minifalda de infarto saludó junto a él a dos o tres personas que lo conocían, una hermosa rubia que  casi rozaba los cuarenta vestida con un traje de chaqueta de Armani se le acercó y después de darle dos besos le susurró   “Oye bestia parda, cuando te canses de comerte sus carnes déjame a mí los huesos”.  ¿Qué clase de gente era aquella?  Gente rica y promiscua porque en el dedo anular de la mano derecha Encarna lucía un anillo fabuloso con un garbanzo en el que se fijó Eva. Esta le susurró al oído a Jorge   “Me hubiera tenido que avisar que veníamos a un lugar así, me habría vestido para la ocasión.”   “Va, tonterías, vas más elegante tú que todas estas pijas, ellas vienen aquí a lucirse y a ligar pero a ti no te hace falta nada de todo esto para estar a su altura, no seas tonta.” Mientras un camarero les encontraba una mesa, en la barra ella pidió un vodka con naranjada y él una botella de tequila que acompañaron con la sal y los gajos de limón en un plato, Eva se lo quedó mirando y le dijo   “Jorge, después de todo lo que se ha metido en el cuerpo, el tequila puede ser el remate…”   “No mujer, es mi costumbre, la última copa del día siempre es de tequila y mira aquí me tienes hecho un roble a mis cuarenta y dos años.” Además cuando salgo por la noche a celebrar algo como hoy, me refiero a la buena compañía de la que estoy disfrutando al siguiente día no voy a trabajar, hasta que el cuerpo me dice basta no me levanto y mi esposa ya tiene instrucciones de cerrar la puerta del cuarto y que los niños no hagan mucho ruido, sabe que cuando tengo que trabajar trabajo.”   “A perfecto siendo así… pero piense que yo sí que tengo que trabajar y no puedo cometer excesos.”   “No, mañana tienes fiesta, es una orden de la empresa…” Los dos rieron juntos, ya a esa hora de la madrugada Jorge le tenía cogida la mano y Eva ni siquiera se había dado cuenta. Sentados en la mesa se respiraba un ambiente relajado, Eva se dejaba llevar por sus impulsos, las feromonas estaban subiéndole de forma alarmante, Jorge había guardado la corbata en el bolsillo de la chaqueta, fue entonces cuando le propuso a Eva   “¿Sabes? me hubiera gustado conocerte unos años antes, bueno eso y tener más o menos tú edad, porque te aseguro que no te me habrías escapado aunque para ello te hubiera tenido que regalar toda una ciudad construida por mí.” Eva se ruborizó, sabía cuando tenía que hacerlo, era un arma de mujer que siempre le dio buenos resultados.   “A partir de ahora me tuteas cuando estemos solos ¿de acuerdo? no quiero que me veas como el jefe al que se tiene que temer, o temblar cuando paso al lado de mis empleados.”   “Bien así lo aré Jorge, eres muy amable y muy atento, a propósito, sobre lo que has dicho anteriormente de regalarme una ciudad, no habría hecho falta. Yo también me siento atraída por ti.”
¡Qué manera de romper muros! Jorge dio un respingo en su silla, ahora faltaba rematar el trabajo.   “¿Qué te parece si terminamos ésta parte de la noche brindando con un coctel de cava?”   “Me parece perfecto, pero a que te refieres con ésta parte de la noche.”   “Pues eso, que quedan todavía unas horas antes de que salga el sol, podríamos…” Habían estado dos horas allí y Jorge pensó que eran horas perdidas, no tenía tanta vida por delante como ella de modo que se apresuró a llamar al camarero y dejar su tarjera Visa sobre el mantel para que le cobraran lo consumido, se levantó deprisa y le puso la cazadora a Eva. Al salir saludó a dos o tres conocidos dándoles un golpecito en la espalda y también a Encarna la mujer que lo abordó al entrar, esta desde dos mesas más hacia el interior del club lo saludó levantando el pulgar de la mano y Jorge meneando la cabeza le correspondió.   “¿Quién es esta señora Jorge?”   “Una antigua socia de cuando yo formé la primera empresa, una buena amiga.”   “Oye, ¡que me vas a dar motivo de celos!” Esas palabras sacaron a Jorge fuera de sí, le dio un acelerón el corazón que parecía fuera a salírsele del pecho. Fueron hacia el parking y sacó aquel avión de entre los demás coches, apretó las levas de las marchas bajo el volante y aquella preciosidad comenzó a rugir, condujo durante quince minutos por un tramo de autovía y cogió una salida, al fondo apareció una urbanización que ella reconoció, Los Cipreses, dio la vuelta a una isleta que todavía estaba por terminar y se dirigió a un edificio de tres plantas cuyas terrazas se disponían a modo de escalera, bajaron por la rampa del garaje y con un mando a distancia se abrió la puerta, dentro estaba todo desierto, se percibía que la obra terminaba de acabarse, aparcó de cualquier manera y dio la vuelta al coche para abrir la puerta y ayudarla a bajarse.   “Joder Jorge, que incómodos son estos cinturones, parecen los que llevan los formulas.”   “Tienes razón pero no se pueden cambiar, vienen así de serie, anda baja.” Cuando Eva hubo bajado él cogió una cajita metálica que parecía de caramelos, entraron en el piso de muestra que era una monada, muy bien amueblado y lo sorprendente… un mueble bar en un extremo de la sala de estar que estaba surtido de casi todo lo imaginable, incluso una pequeña máquina que se habría con una tapa superior corredera suministraba cubitos de hielo.   “¿Quieres tomar algo?”   “No por favor… he bebido hasta la saciedad.”   “Pues mira yo sí, me voy a tomar una copita de cava, ¡no me dejes beber solo por favor!  -juntando las manos a manera de súplica-  una copa solo.”   “¡Vale! una copa.” Abrió la botella dejando que el corcho saliera a su voluntad y cogió con una mano dos copas de la parte superior del mueble que estaban dispuestas boca abajo colgando de un soporte metálico muy práctico, sirvió las dos copas y brindaron   “Para que dure mucho tiempo nuestra relación laboral…” Eva rió, hasta cuando dio el primer sorbo le sobrevino una especie de hipo que motivó que los dos volvieran a reír. Jorge ahora habiéndose despojado de la camisa y ella de la suya preparó cuatro sendas rayas de cocaína sobre un trozo de espejo que tenía escondido en el mueble bar, Eva se puso contenta, muy contenta aunque no quiso expresarlo de un modo externo   “¿Y esto qué es?”  “Polvos mágicos preciosa, los esnifas y te levantas del suelo un metro. Es cocaína.”   “¡A ya! Tengo una amiga que la toma y dice que tiene efectos alucinantes, pero… ¿de verdad es bueno esto?”   “Pruébalos y verás, dentro de un minuto me lo dices.” Eva le pegó dos viajes a las dos rayas que le correspondían que Jorge se quedó de piedra. Ahora él atacó su ración e inspirando se sacudía las narices, Eva sacó un paquete de cigarrillos rubios y encendió uno, dejó caer la cabeza hacia atrás de la bracera del sofá olvidándose de que su falda era ahora un cinturón y que bajo ella se mostraba un tanga de color azulón con bordes rojos, lo mismo que el sujetador que llevaba y que hacía rato que mostraba al haberse quitado la camisa de cuello mao de seda, Jorge se quitó el pantalón y el bóxer, completamente desnudo acariciaba los muslos de Eva dejando que su mano casi sin tocarla ascendiera hasta el centro de sus pechos, pasó una mano bajo su torso y un clic anunció que el sujetador estaba ya desprendido, aparecieron dos aureolas morenas con los pezones tensados completamente, Jorge se humedeció la punta de los índices y los masajeó hasta que se pusieron blancos en su punta, ahora Eva comenzaba una extraña danza de pequeñas convulsiones laterales, Jorge pasó dos dedos por encima del pubis hasta que notó el cabeceo de Eva y como ésta dejaba caer el cigarrillo a medio consumir en el suelo de gres, primero estiró los brazos hacia atrás pero en un movimiento rápido como el rayo atrapó la cabeza de Jorge incorporándose un poco y la hundió entre sus piernas de modo que éste no tuvo más remedio que apartar aquel trocito de tela y notar con su mano como un flujo viscoso, anunciaba el deseo de ser poseída.
Cuando sucede esto no hay barreras para el sexo, Jorge sabía muy bien que ella no estaba enamorada de él, fue todo el cúmulo de circunstancias las que hicieron que Eva a la que le doblaba la edad se le entregara de forma tan fácil y tan rotunda. No se puede culpar a nadie cuando pasa algo así, de otro modo todos estaríamos en entredicho, o por decirlo de otro modo, todos seríamos culpables. Hasta las personas más melindrosas y con un gran sentido de la moralidad quedarían tachadas de algún modo por el uso “indebido” del sexo. Jorge, casado y con hijos tenía una responsabilidad moral hacia su familia pero hasta su esposa sabía que su matrimonio era un matrimonio de conveniencia, no un arreglo entre familias, pero sí, que a Susana, su madre la instruyó de manera que no dejara escapar una oportunidad que la condujera a la estabilidad y la paz dentro del núcleo de la familia. Su trabajo le costaría, es cierto, pero valía la pena pasar por alto algunas normas para llegar a tal fin, así pues Susana y Jorge se casaron estando ella embarazada de tres meses, a partir de este tiempo todo fueron carreras, prisas, desembolsos de dinero, tratos con la otra familia para llegar al acuerdo de una boda a poder ser por todo lo alto. Así que desde este punto de vista no estaba tan mal lo que Jorge estaba haciendo, era una extensión de la política de su trabajo, bien mirado, tenía la obligación de hacerlo si quería mantener su Status Quo dentro de la sociedad moderna.
¿Qué cuantas veces follaron esta noche Eva y Jorge? Ni se acordaban… lo único que supo Eva es que cuando se levantó de la chaisse  longe desperezándose y estirando los brazos y las piernas al máximo, sintió que le dolía todo el cuerpo, miró el reloj de su móvil y vio que eran las once y media de la mañana, marcó el número de su casa y descolgó su madre   “Diga…”   “Mamá soy yo, Eva, oye que me he quedado a dormir en casa de una amiga porque de la reunión de empresa salí muy tarde, ya te contaré… no te lo vas a creer, que fiestón mamá, en un hotel de lujo que me gustaría que hubieras estado, el jefe habló a los demás de mí en público y me puso como ejemplo de cómo debe ser un trabajador inmobiliario, en fin… luego nos vemos. No creo que venga a comer porque los compañeros me tienen preparado algo, me lo ha filtrado una compañera, pero todavía no sé lo que es.”   “Pues guapa, podrías haber llamado anoche que a mí me has tenido casi toda la noche en vela, venga ala, hasta luego, pásalo bien, te quiero.”   “Y yo a ti mamá, te quiero mucho.”  Cuando colgó se dirigió al baño y se dio una ducha, allí también había de todo gel de baño, acondicionador de pelo, secador, cepillos, de todo, cogió un poco de pasta para los dientes y con un dedo se frotó intensamente hasta que consideró que ya estaban limpios, luego comenzó a vestirse pero ahí le llegó la primera dificultad, no encontraba las bragas. –Me cago en todo, ¿Dónde deben estar?, buscó y buscó, levantó los cojines del sofá, miró debajo de este, fue de nuevo al baño para ver si estaban allí, hasta dentro de su bolso miró, para darse cuenta que allí tampoco estaban, ¡las imágenes de la noche anterior las tenía agolpadas en la cabeza, no podía distinguir claramente los acontecimientos! Se sentó en el sofá con los codos sobre las rodillas, fue lo primero que se le ocurrió para pensar un poco, de pronto se dio cuenta que Jorge no había despertado y se acercó a él con el fin de hacerlo,  -¡coño lleva una chapa en el cuello junto al crucifijo, era de oro y se leía   “diabético y algo más”!-  empezó a sacudirlo para que abriera los ojos pero nada, respirar, respiraba pero si le pasaba algo imagínate el cacao que se formaría, empezó a dar vueltas nerviosa alrededor de la habitación  -y encima sin bragas-  cogió el móvil de nuevo y marcó un número  -venga, venga, cógelo cabrona, al fin-   “Oye Merche, escucha bien lo que te voy a decir coge lápiz y papel, apunta hotel Salas, en la avenida doctor Ulloa, justo enfrente en el lateral de la avenida está mi coche, ¿tú tienes una llave no?, vale coges un taxi y vas para allá echando hostias, vas y me lo traes a la urbanización Los Cipreses, está en la primera salida de la autovía que va a Majadahonda, no tiene pérdida, entras en la urbanización y tiras hasta la primera isleta, le das la vuelta como si volvieras para la autovía y en el último edificio a mano derecha, es decir el primero que ves a tú izquierda entrando a la urbanización entras en la rampa del garaje y paras ahí, te estaré esperando.”   “Oye tía que yo tengo cosas que hacer, tengo que ir a echar un par de curriculums a un polígono…”   “Déjate de hostias, te daré cien euros por el favor, pero ven echando hostias que tengo un rollo aquí que creo que me voy a morir.”   “Vale, vale, lo de los cien euros va en serio ¿no?.”   “Pues claro coño, venga ven ya joder.”  Volvió a ver a Jorge, estaba cogiendo un color sospechoso.  –me cago en la puta, no hace falta ahora más que se muera aquí.- Vio en un extremo del comedor la chaqueta de Jorge mal puesta sobre el respaldo de una silla, sacó la cartera y allí encontró otro aviso sobre el hecho de que era hipoglucémico, vaya por dios, para recordármelo más. Del otro bolsillo, sacó una pequeña petaca en cuyo interior había un montón de pasta sujeta con una grapa.  –joder… repasó con los dedos el dinero y resolvió coger un billete de cien, dos de cincuenta, y dos de veinte, cuando lo iba a dejar en su lugar la volvió a abrir… ¡que cojones, cogió otro de cien y otro de cincuenta-  total 390 euros, va, no estaba mal para una noche de desenfreno como aquella. Pasada media hora apareció Merche con el Peugeot tocando el claxon, Eva salió a la terraza y le dijo que aparcara en la calle.   “¡Venga sube…!” llegada al piso piloto Eva la instruyó    “Mira voy a llamar a una ambulancia porque este me parece que está chungo, es diabético, hemos pasado aquí la noche follando bebiendo y esnifando y me da la impresión que está a parir, respira pero nada más. Es el jefe de la empresa y si lo cuido puede ser mi caballito blanco, me cago… se me ha olvidado pedirte que me trajeras unas bragas.”   “¿Te las ha roto?”   “No animal que las he perdido, no sé donde están. Atiende, hemos venido a ver el piso piloto porque quieres comprarlo ¿vale?”   “¿Quién yo? no gracias no tengo ganas de meterme en una hipoteca.”   “Ya lo sé joder, es por si preguntan los de la ambulancia, ahora miraré la lista de teléfonos de su móvil para avisar a su mujer, a lo mejor quiere que se le lleve a un lugar en concreto.”
Primero llamó a urgencias, al servicio de ambulancias de la Comunidad de Madrid y a renglón seguido a casa de su mujer.   “Buenas señora, soy Eva una empleada de su marido de la inmobiliaria, estamos en la urbanización Los Cipreses y creo que su marido o bien tiene una subida de azúcar o una bajada, ya he llamado a una ambulancia, ¿Quiere usted que se le lleve a un lugar en concreto?”   “Madre mía, mira que se lo tengo dicho que delegue en los demás parte del trabajo, pues nada él erre que erre, todo lo quiere hacer. Bueno mire usted que lo lleven a la clínica Ruber que es allí donde lo tratan, es que ahora no se qué hacer si venir aquí o a la clínica.”   “Yo creo que la ambulancia estará al caer, si fuera usted me decantaría por ir al hospital no sea que nos crucemos por el camino.”   “Tiene usted razón Eva, si acaso voy para allí y hablo mientras con el médico, gracias. ¿Estará usted con él verdad? no lo deje solo, que es muy cagón para estas cosas.”   “No se preocupe, a la clienta la tengo aquí conmigo y creo que lo entenderá ¿verdad señora que no le importa volver mañana? –  le hizo una señal a su amiga para que hablara alto-“No, no se preocupe señorita volveré cuando usted diga tengo su número de teléfono.”   “Dele usted las gracias a esta señora de mi parte por ser tan comprensiva.” Colgó,   “Venga tía que ahora tenemos que vestirlo, ayúdame.” Comenzaron a vestirlo y cuando se disponían a ponerle los pantalones se incorporó levemente.”   “¿Qué pasa, donde estoy?”   “Estás conmigo Jorge, una clienta que venía a visitar el piso piloto me está ayudando a vestirte porque al parecer con el tema de la diabetes te ha dado un poco de ataque.”   “Gracias señora, dame un vaso de agua con azúcar por favor, pon una cucharada sopera y muévelo bien.” Se terminó de vestir con esfuerzos y fatigas, acto seguido llegó la ambulancia. No quería ir con ellos pero Eva le obligó, sabía que su mujer le estaba esperando con el especialista.   “Gracias Merche, te debo una.”   “No, de eso nada, me pagas mejor.”   “Mira que eres hija de puta…” le dio los cien euros prometidos, luego les dijo a los de la ambulancia que iría detrás hasta el hospital Ruber, las dos se subieron al Peugeot y marcharon detrás del vehículo sanitario. Llegado este punto Eva le dijo a Merche que cogiera un taxi y se fuera para casa Merche le contestó   “Si hombre… y me gasto quince o dieciséis euracos, ni que estuviera loca, voy a llamar al Matías y que me venga a buscar, le va a joder un montón pero ya que me jode cuando él quiere por lo menos que haga de taxista de vez en cuando.”
Eva entró en el hospital y preguntó por el señor Jorge un señor que había llegado en una ambulancia, de urgencia, le indicaron otra puerta y cuando salió por ella se encontró con dos señoras muy puestas que hablaban del tema de la diabetes   “Disculpen, por casualidad no será una de ustedes familia del señor Jorge?”   “Sí, yo soy su mujer, ¿Quién lo pregunta?”   “Encantada de conocerla, soy Eva la que la ha llamado desde la urbanización dándole aviso.”   “Haaa, vale, déjame darte dos besos Eva, gracias por ocuparte de todo, estas crisis diabéticas tienen a veces malos resultados hay que estar al loro, porque si se disparan pueden tener consecuencias imprevisibles. Sin ir más lejos el padre de Jorge se quedó ciego de una subida de azúcar, lo que él tiene es hereditario ¿sabes? hoy si no llega a ser por ti, madre del cielo, quién sabe.”   “¿Quiere usted algo de beber? Me voy a sacar un Red Bull haber si cojo un poco de resuello.”  “No gracias ya he desayunado al llegar aquí.” Eva no podía contener el movimiento de caderas, formaba parte ella misma, sin él no sabía caminar, caminaba dando pasos de modelo, no lo hacía para provocar. Cuando llegó a la máquina estuvo al tanto de agacharse, sin bragas y con la mini de piel podía tener un disgusto, al volver, a dos metros de las dos mujeres un celador se cruzó con ella cayéndosele la sábana del enfermo que acababa de transportar, Eva se lió los pies con ella y allá que se fue con las piernas para delante y dando un culazo en el suelo, espatarrada, con el bolso por un lado y la lata rodando por otro los que estaban cerca se la quedaron mirando   “Que, ¿no han visto nunca el coño de una mujer o qué?” Algunas mujeres se llevaron las manos a la boca pero fueron dos hombres los que se acercaron, uno mirando sin parar, el otro le preguntó si se había hecho daño, ella contestó que no, que por favor le acercara el bolso y el Red Bull. Asida por el brazo la acompañó hasta una silla de ruedas a la que le bajó las coderas para que se sentara con más comodidad   “Vaya caída, te hubieras podido romper el hueso sacro, no es la primera vez que trato roturas de este tipo por caídas tan tontas.”   “¿Eres médico?”   “Sí, traumatólogo de este hospital, mi nombre es Rogelio, ¿el tuyo?”   “Eva; gracias por ser tan atento, el otro tío parecía que quería meterse dentro de mi raja, ¡menudo mirón de mierda!.” Rogelio al oír esta expresión no pudo evitar reírse, estando sentada aún en la silla le hizo un apunte con el dedo a Susana, la mujer de Jorge y cuando ésta algo escandalizada se acercó le argumentó Eva   “le ruego no piense mal de mí, en unos segundos le cuento el incidente… cuando íbamos a salir del piso piloto todos, para evitar un golpe con la camilla me hice a un lado y me resbalé de modo parecido a ahora, en ese momento el bikini cedió de la goma y se me rompió, pero no era el caso de dejar a su marido solo en estas circunstancias de modo que lo cogí y lo tiré a la basura. Está claro que no podía parar en ninguna tienda de lencería para comprar otro, de manera que vine para la clínica con la confianza de que una vez sabido en qué estado se encontraba su marido iría a casa a buscar dinero e ir a comprar otro  -bajando la cabeza…-  eso es todo.”   “No te preocupes, toma el dinero, se sacó cincuenta euros y se los dio.”   “No, no señora, ha sido un accidente no  se los puedo coger.”   “Ya lo creo que sí, no lo rechaces de ninguna manera y ve a comprarte lo que necesitas.” ¡Toma ya! Otros cincuenta euros al bote para un conjunto nuevo.   “Ha, otra cosa que quería decirle Susana, apúrese a coger la billetera de su marido y la petaca de dinero del bolsillo de la chaqueta, que allí lleva buen dinero y en los hospitales, entre camilleros y enfermeros igual se encuentra usted con alguna sorpresa desagradable.”   “Hay dios mío, pues es verdad, gracias de nuevo, voy a por ello.” Salió echando lumbres pensando en las tarjetas de crédito, documentación y dinero.”
Rogelio condujo la camilla hasta un consultorio y Eva le preguntó que era lo que estaba haciendo, él sin pestañear le contestó   “Mira Eva,  en esta clínica cada día hay accidentes y por tanto cada día nos encontramos con denuncias de personas que se han caído o torcido un pié, incluso que se han golpeado en el parking que nos ponen denuncias con tal de sacarle dinero a la entidad, no digo que este sea tú caso en absoluto, pero tenemos que descartar que haya alguna lesión. Señorita, prepare una máquina de rayos para hacer un par de radiografías.” En el interior de la consulta se encontraba una enfermera que estaba cambiando las sábanas de una camilla, con un sí doctor salió, ya estaban subidas las barandas de la silla para más seguridad, Eva pensó  -con lo cojonudo que es el coche de Jorge y ahora mira como me veo, subida en esta mierda de transporte para inválidos, pero que noche chica, y los manguerazos que me ha dado el jefe, ¡joder que berengena tiene el tío!-.  No le dio tiempo a pensar en casi nada más, porque de inmediato Rogelio le dijo que se sacara la falda para tocar la zona y comprobar si había habido rotura, la inflamación denuncia claramente  si hay algo así.   “A claro, como me has visto la patata ahora quieres contemplar mi culo ¿no?.”   “Vale no hay problema no te puedo exigir nada, pero eso sí, firmas un documento conforme renuncias a demandas futuras a consecuencia de la caída que has tenido hace un momento…”   “No, no, ¿de qué?, si me he lastimado pagará vuestro seguro y punto, a propósito, me duele tío…”   “Vamos a ver Eva, ni que sea de forma altruista, ¿me dejas ver la parte lumbar y hacerte una placa?”   “Bueeeno vale, pero que conste que esto lo hago para que veas que soy buena persona y que no tengo mala leche, como otros que seguramente encontráis por ahí.” Se quitó la falda y la blusa   “No la blusa no hace falta…”   “Es que me viene un poco larga…” Ahí la tenía Rogelio, sin poderlo evitar se puso un poco cachondo ¿porqué si veía cada día a muchas mujeres desnudas?, a claro, las veía en su mayoría con las típicas batas clínicas de papel tela verdes o blancas, pero en bolas… a casi ninguna, alguna había que renunciaba a ponérsela porque decían que les eran incómodas o sencillamente que no se veían bien con ellas, de manera que se desnudaban se tumbaban sobre la camilla y dejaban que Rogelio las examinara. Eva tapándose los pechos con un brazo y la otra mano en la entrepierna, de espaldas a él se dejó examinar. Se sentó sobre un taburete con ruedas y comenzó a presionar la zona lumbar, ella no decía nada, hizo que se tumbara sobre la camilla boca abajo e hizo un examen más completo recorriendo con los dedos la columna desde mitad de la espalda hacia abajo, cuando llegó al final de la columna le advirtió   “Voy a presionar un poco más abajo hasta llegar a la rabadilla, te lo digo porque no vaya a ser el caso que pienses que quiero meterte mano, que por lo que veo eres capaz de denunciarme por acoso sexual, ¡señorita!  -llamó a la enfermera-  ¿porque no hay aquí guantes?, tráigalos de la consulta de al lado,  –en un minuto estuvo de vuelta-  quédese conmigo por favor y tápela con una sábana.” La examinaba con delicadeza, con mucho tacto, fue bajando hasta el principio de las nalgas del culo y tocó un hueso ante el cual Eva dio un respingo   “Joder, ahí me duele.”   “Bien ahora aremos una placa y asunto concluido.” Toda la maniobra duró veinte minutos con el típico “No respires, respira. Otra de lado, no respires, respira.” La dejaron entre el ruido sordo de las máquinas que estaban funcionando cerca, mientras daban por buenas las placas, se quitó de sobre las piernas la sábana ladeándola y encogió una pierna hasta llegar la planta del pié derecho sobre la rodilla izquierda, se hizo la dormida cuando entró Rogelio, le enderezó la pierna y antes de retirar la mano se la pasó por encima del muslo hasta la ingle   “Aggg me he quedado dormida en un instante, es que he pasado unos nervios hoy con todo este ajetreo…”   “Bueno Eva, no tienes que preocuparte por nada, parece que hay una pequeña contusión que es solo inflamación por la caída, te daré unos antiinflamatorios de muestra para que no tengas que comprar nada, uno cada ocho horas no lo olvides. Ahora en admisión dejas todos tus datos y estaremos en contacto ¿de acuerdo?, he,  -dijo en broma-  por favor no nos denuncies.”
Ana, la hermana de Eva, era una muchacha vivaracha que derrochaba optimismo por los cuatro costados, estudiosa y muy puesta en los asuntos que le interesaban, una universitaria de categoría, con su devenir constante yendo y viniendo de la universidad y con un ordenador portátil, la encontrabas  -cuando estaba en casa-  metida en su habitación haciendo trabajos y mordiendo lápices. Su madre aprovechó la ocasión un día que estaba en la cocina para hablar con ella   “Ana me tienes un poco preocupada, te pasas la vida en la universidad estudiando y cuando llegas a casa lo mismo, sin darte un respiro para nada, no sales con nadie salvo con Carlota que seguro se encuentra en una situación igual que la tuya, a mí me parece bien pero es que no te asocias con nadie de la familia, la verdad hija, apenas te conocemos y tú padre y yo hemos hablado de este asunto, pareces una ratita de biblioteca siempre leyendo, siempre estudiando…”   “Mamá no es así, tengo amigos y amigas en la universidad, no te imaginas el ambiente que se respira allí, nos ayudamos mutuamente unos cuantos, los que queremos sacarnos la carrera, los que queremos aprovechar el tiempo de estudio. ¿Te imaginas que tuviera que repetir un año por sacar malas notas? eso sería un desastre, os cuesta mucha pasta el que yo estudie allí, además de que lo que estoy estudiando es lo que más me gusta, filosofía y letras es mi meta personal y tengo que esforzarme por conseguirlo, de momento me está dando muy buenos resultados, Carlota es un cielo, nos entendemos a la perfección ella comprende mis inquietudes y yo las suyas, vamos juntas hacia el éxito, no quiero que te preocupes mamá, todo está bajo control.  –con cara de pilla añadió-  ¿Y tú que sabes lo que hago cuando estoy entre semana o los finde fuera de estos muros? Ja,ja,ja,”  El cola cao y las galletas que se estaba comiendo eran según decía, la recarga de sus pilas.   “¡Mamá que estoy merendando…! Estoy bien y cuando me gradúe estaré mejor, esta carrera la tengo que correr sola y a mi manera, sal de delante de la tele que hoy sale una amiga en El Diario, haber si la veo.”   “¡Vaya una forma de cerrar la conversación!”   Se levantó de la mesa de la cocina y fue hasta donde estaba Ester, la abrazó por detrás y le estampó un beso en la mejilla, ella le cogió la cara con la mano y la atrajo para sí   “Te quiero mucho Ana.” Al cabo de unos minutos se oyó la puerta de la calle y el paso de unos tacones, era Eva que entró directamente en la cocina y le quitó las galletas a su hermana sin decir palabra   “He tía, que es mi merienda.” Eva ni la miró, se sentó en una silla de la cocina    “Menos mal que ha terminado el día… que ayer pasé un día de muerte y hoy otro tanto   “Eva ¿te has dado cuenta que vas sin bragas?”   “Mírala otra que descubre ahora que la tierra es redonda, ya lo sé mamá, forma parte del día delirante que pasé ayer.”   “Vaya, ¿qué  estuviste en alguna orgía o qué?” Eva le sacó la lengua a modo de burla y luego le dirigió una mirada a su hermana que estaba con la vista fijada en la tele.   “He conocido a un médico Ana que flipas, me atendió en la clínica Ruber, ¡que tío hermana! Es traumatólogo y está más bueno que un queso. ¿Sabes señora Ester? Voy a invitarlo a cenar un día de estos y de paso lo conocéis. Supongo que el señor Lucas no pondrá ninguna pega.”  Desde la pubertad que cogió la mala costumbre de llamar a sus padres por su nombre en lugar de papá y mamá, estaba un poco loca, es lo que opinaban de ella que hacía todo lo que estaba en su mano para que este concepto quedara bien fijado.
Cuando llegó el padre  -encargado de marketing de una empresa de productos cosméticos-  saludó a todas las mujeres de la casa dándoles un beso a cada una y preguntó qué es lo que había para cenar, Ester le contestó que tortilla de patatas y una ensalada, él asintió con la cabeza    “Voy a darme una ducha mientras ponéis la mesa.” Ana dijo que se iba para su cuarto, que ella no cenaba porque tenía que estudiar.   “Ella tiene que estudiar na,na,na,”   “Oye no te burles de tú hermana, que está haciendo las cosas bien…”   “Ah, ¿es que yo las hago mal?”   “No pero déjala tranquila, si estudiaras en la universidad seguro que no te tomarías a guasa lo que hace.”  Esos comentarios a Lucas no le gustaban, cierto que Eva no era ninguna vaga pero trabajaba en la agencia gracias a la recomendación que llevaba de su padre, pero parecía como si por no ser universitaria se la considerara una hija de segunda en la familia. Después de ese verano que a excepción del matrimonio las hijas pasaron a su modo, Ana, una noche durante la cena le dijo al resto de la familia que tenía que hablar con ellos, su padre apurando la cerveza que le quedaba hizo un gesto con la mano como dándole la palabra   “Veréis, desde hace poco menos de dos años Carlota y yo mantenemos una relación, no es un capricho ni nada por el estilo, nos amamos y esperamos una circunstancia favorable para casarnos las dos e ir a vivir a nuestra propia casa. Tengo la obligación de decíroslo porque sois mi familia y os quiero, además de que estoy viviendo en vuestra casa.” La cocina se convirtió en el valle del silencio, durante unos minutos el matrimonio se quedó mirándose el uno al otro, parecía que se preguntaran ¿Qué es lo que hemos hecho mal? a diferencia de Eva que veía esta cuestión como algo divertido y hasta valiente por parte de su hermana, por eso se levantó de la silla y con sigilo se acercó a ella, y la estrechó entre  su brazos diciéndole   “Me alegro mucho Ana, Carlota es una buena persona, se nota que te quiere por la forma de mirarte que tiene, al principio lo confundí con respeto porque tía… eres una empollona de cojones, pero… mira tú por dónde que estaba un poco equivocada…”   “¡¡Basta ya!!” Coño… el padre estaba como una moto pero no lo había manifestado todavía, cuando dio el golpe de puño sobre la mesa todos se asustaron menos Ana que estaba esperando cualquier reacción, fuese ésta buena o mala.   “En mi casa no va a vivir una bollera ¿te enteras?... solo me faltaría ir a la boda de mi hija lesbiana. ¡Vamos hombre!”   “Joder Lucas que susto nos has pegado a las tres  -dos-  ni que tuviera tratos con un extraterrestre, hoy día es lo más común del mundo, tengo unos amigos en Chueca que son gais que fliparías de lo buenas personas que son, y limpios como pocos heterosexuales además de buenos amigos de verdad, de esos que cuando a alguno de ellos le pasa algo allí los tienes a todos hechos una piña para ayudar en lo que pueden. No veo donde está el problema.”   “Tú calla la boca ¿quieres?”   “Pues no me voy a callar, seguro que más de una vez ha salido el tema entre la gente del trabajo y tú junto con otros habéis opinado  -es que la moralidad ahora ha cambiado, que quieres, se tiene otro concepto de la pareja y del sexo, allá cada cual. Pero ahora te cabreas porque te toca de cerca, porque es a tú hija a quién afecta ¿no?  ¿sabes qué Lucas? en esta sociedad lo que hay es mucha hipocresía. Todo el mundo tira la piedra al aire y luego se protege la cabeza con las manos con la esperanza de que no le caiga a él encima, eso es lo que pasa, buenas noches papás.” Le dio un beso a su hermana y le alborotó el cabello cortito y moreno.   “Si necesitas hablar ven a mi habitación, voy a ver la tele un rato.”  Al cabo de unos minutos se oyó un grito espeluznante acompañado de una expresión  -¡Me cago en la puta…! seguro que los vecinos de la apareada de los lados lo habían oído, pero a Eva le importaba un carajo en ese instante.
Lucas se sirvió del mueble bar un viaje de escocés seco en vaso largo y se sentó en una silla de la salita, Ana se puso ante él, parecía que fuera a decirle algo pero él se anticipó, la cogió por la cintura y la sentó sobre una pierna para luego acercarse a ella y juntar sus cabezas   “Discúlpame Ana, te pido perdón, ha sido algo sorprendente para tú madre y para mí, lo cierto es que no estaba preparado para esta noticia, os queremos mucho a las dos y queremos lo mejor para vosotras creo que ese es el factor que ha hecho que reaccione así. Pero te juro que no siento lo que te he dicho, si has de ser feliz nosotros no somos quién para impedírtelo, muy al contrario, por nuestra parte tendrás todo nuestro apoyo, otra será la aceptación que vuestra decisión tenga en la sociedad. Como bien decía hace un momento Eva, estamos cargados de prejuicios y creo que en el fondo nos importa más lo que digan de nosotros como padres que de vosotras mismas.” Ana abrazó a su padre, desde pequeña no recordaba haber estado en su regazo hablando con él, hasta donde alcanzaba su memoria la última vez que estuvo en brazos de su padre fue en la época de reyes de hacía doce años, para entonces ella tenía diez, era mucho tiempo sin sentir el calor de la persona que le había dado la vida.
Rogelio llamó a Eva unas cuantas veces por teléfono, se intercambiaron los móviles y cuando estaba en el trabajo y él no tenía guardias hablaban por Internet, se fueron cogiendo cada vez más confianza a la vez que Jorge  -el jefe provincial de Eva-  le enviaba mails para concretar determinados encuentros en diferente lugar de donde aconteció el suceso inicial. Por la wep cam hablaban y le decía que se desnudara para él, al principio no se fiaba mucho de este tipo de espectáculo pero con el tiempo acabó cediendo  -siempre había pasta de por medio-  hasta que un día entrando en una página… se vio a sí misma en uno de aquellos espectáculos puramente pornográficos. Cerró el ordenador y esa noche no durmió, esperaba ansiosamente verse con su adorado jefe, y ese día llegó a tenor de una visita que hizo por diferentes delegaciones   “Buenos días señor Jorge  -le dijo cuando pasó por la puerta sin dejar traslucir lo que le vendría encima-  me gustaría cuando tenga un momento comentarle una idea que he tenido de tipo promocional.”   “Muy bien, enseguida la llamo a mi despacho disculpe un momento” Clara, la jefa de oficina de Eva la miró con recelo porque supuso que le había salido una competidora, cayó esperando acontecimientos, al fin y al cabo Eva estaba muy bien vista dentro de la franquicia y no quería arriesgarse a meter la pata. Llegado el momento, Jorge salió de su despacho y mirando su reloj le dijo a Eva   “¿Qué le parece si comemos juntos y me comenta su idea?”   “Perfecto, cojo la chaqueta.” Se subieron al deportivo y se fueron a comer cerca de la sierra a un restaurante donde ya había reservado mesa para dos, por el camino Jorge babeaba viendo las piernas siempre descubiertas de Eva  -incluso en invierno-  calzaba botas de media caña muy elegantes pero sin medias, él supuso que llevaría calcetines y sin cortarse ni un pelo comenzó a masajear aquellos hermosos muslos de Afrodita, incluso Eva no pudo evitar entreabrir las piernas para facilitarle la inspección. A mitad de camino más o menos el echó mano al bolsillo de la chaqueta y sacó un tanga, el mismo que ella creía haber perdido la noche del susto.  –será hijo puta el tío… ahora va a resultar que además es fetichista-   “¡He, esas son mis bragas bribón te las quedaste tú!”   “Sí, a modo de recuerdo, ¿tú no te llevaste ningún recuerdo mío?”   “Como no sea el susto que me llevé cuando por poco te mueres…”   “Pues fíjate, yo creo que te llevaste algo más, a ver si te acuerdas?” Lo cierto es que Eva se sonrojó bastante, sabía a lo que se refería.   “Pues tus calzoncillos no porque esos los llevabas.”   “Si es verdad, pero me mangaste cuatrocientos euros, los tenía contados para hacer un pago en el colegio de mi hijo.”   “¿Quién yo…?”   “Si, tú, bueno tú y tú amiga que probablemente estaba de acuerdo contigo para robarme.”   “Oye esto que dices es muy fuerte he…”   “Sí, pero las cosas van así, en este mundo quien no corre vuela, y parece que tú eres de las que vuela, bueno de las que vuela poco porque a una persona que anda así por la vida se le da caza enseguida. Esto te lo digo de buen rollo no creas que te hubiera invitado a comer sabiendo que estaba tratando con una profesional, sin embargo no te culpo, quizás la culpa no la has tenido toda tú, a menudo el entorno familiar y los amigos hacen que alguien sensato se vuelva un insensato.”   “Oye cariño, ¿podrías parar un momento en la cuneta en un sitio que puedas?”   “¿Te estás meando?”   “Sí”   “¿Y no puedes esperar a llegar, falta poco?”   “No.” Jorge paró en un ensanchamiento de cuneta donde estaría protegida de miradas indiscretas   “Jorge  -llamó Eva-  mira,  -le enseñó toda la entrepierna y éste sonrió-  ¿ves esto?  -él asintió con la cabeza, entonces se dio la vuelta y le enseñó el culo  -¿y esto? volvió a asentir relamiéndose como un puerco-  pues vas y le das por el culo a tú madre cabrón, ábrete.” Jorge aceleró sin percatarse de la circulación que venía tras él, tuvieron que dar un frenazo de espanto pero tuvo suerte y nadie chocó contra su avión. Eva cruzó la carretera y sin necesidad de hacer auto stop se puso a caminar en dirección contraria hasta que paró al cabo de cinco minutos un cochazo conducido por un hombre joven que le preguntó si necesitaba que la llevara a algún sitio, le dijo que sí, que se le había averiado el coche en una propiedad más arriba y que no podía esperar a ir con la grúa fue por eso que se puso a caminar esperando que alguien parara para volver a Madrid   “Entonces debo considerarme afortunado por ser yo quién ha parado, mi nombre es Gorka y el tuyo?”   “Eva.”   “¿A qué te dedicas Eva?”   “Trabajaba en una empresa inmobiliaria hasta ayer mismo, pero no responde a mis expectativas, busco un trabajo que sea mejor pagado y que no sea tan puteado como este.”   “Pues mira, si quieres podrías probar a trabajar con nosotros.”   “¿Qué quiere decir con nosotros, a que te dedicas tú?”   “Ayudo a mi padre que regenta un negocio de pescado, servimos a hoteles y restaurantes de categoría y también a minoristas que buscan productos de importación de pescado vivo, lo transportamos en bodegas de agua de mar con unos barcos que tenemos. Necesitamos a una persona desenvuelta y con personalidad, que sepa buscar clientes y que se maneje bien dentro del mundo de los hombres, por supuesto que antes hacemos un breve seminario a cuenta de la empresa que dura tres días, después de este tiempo debe mostrar sus aptitudes con alguno de nuestros vendedores a puerta fría. ¿Qué, te gusta la idea?”   “Hombre si está bien pagado…”   “Al principio ganarías en nómina 1.500 euros, más comisiones claro. Hay un par en la empresa que sacan al mes 4.000 euros, y no creas que te engaño no tengo ningún interés en mentir, si te conviene me das tú respuesta a más tardar en el plazo de dos días porque parece que vayamos a hacer un casting para un concurso de la tele, tenemos a más de doscientos esperando con los dientes fuera y las garras preparadas.” Esa expresión le hizo mucha gracia a Eva que acompañaba su cuerpo con una risa contagiosamente hermosa.
Eva estaba determinada a invitar a Rogelio a su casa pero el último acontecimiento en la carretera la cuartó, y empezó a darle largas a este cuando le empezó a insistir sobre el conocer a su familia, Rogelio estaba ahora un poco despistado, no sabía muy bien a qué atenerse y en uno de sus encuentros se lo hizo saber a Eva. Entonces le argumentó   “Supón que en determinado momento te trasladan a otro lugar de la península, o que cambiándote de hospital…”   “Pero ¿qué dices chica? trabajo en la Ruber y además estoy disponiendo un consultorio propio junto a un fisioterapeuta que nos va a dar unas ganancias extras, ¿sabes lo que esto significa?”   “Sí, que tendré que tener un retrato tuyo encima de la cama para recordar que estoy contigo.”   “No seas así mujer… ¡nunca cambiaría el trabajo por estar contigo!”   “Joder, que bonito te ha quedado esto, pero ese no es el caso, si te vienen enfermos ¿vas a dejar de tratarlos? ¿a qué no?  además si trabajas en colaboración con otro quien quiera que sea, por mucho que tú digas que no si el otro dice que sí ¿Qué? dame unos días para pensarlo anda  -se le puso melosilla-  y ahora aprovechemos el tiempo y bésame de nuevo que ¡tengo unas ganas de ti!...” Anda que no sabía nada esta Eva, para cuando quiso darse cuenta ya se había despedido de la inmobiliaria dándoles los quince días reglamentarios, pero Jorge no quiso saber nada de ella y le preparó el finiquito al cabo de dos días. El día antes llamó a Industrias Olazabal y pidió hablar con Gorka, se alegró mucho de volver a oírla y le dijo que se podía presentar que estaba aceptada   “Le he hablado de ti a mi padre y hermana y hemos puesto tú solicitud encima de todas, solo hace falta rellenar tus datos personales, mañana te esperamos a las diez en nuestras oficinas ¿sabes cómo llegar? bueno en la tarjeta que te di vienen todos los datos, si tienes algún problema llama al número de móvil que te doy a continuación… no vengas tarde ¿he?”   “Descuida, solo un detalle.”   “Dime.”   “No sé cómo ni porque hoy he soñado que iba en un barco contigo vestida solo con botas poceras y un chaquetón  amarillo de plástico, te juro que es verdad.”   “Y… ¿qué es lo que hacíamos?”   “Eso me da vergüenza decirlo, haber si en persona me atrevo.”   “Pues ya ves, me vas a dejar sin dormir hoy.”   “Va, no es para tanto, como si tú no hubieras roto más de un corazón por ahí.”   “Bueno… ya te contaré, no hagas planes para comer con nadie mañana si puede ser, o ¿tienes novio?”   “No por dios, y mira que tengo prismáticos para otear el horizonte… pero nada chico no cae ninguno.”   “Bien, entonces hasta mañana.”   Y la mañana llegó ese mañana que podía cambiar el curso de su vida. Las mujeres como Eva, viven cada día como si fuera el último, en cada rincón, en cada esquina, detrás de cada puerta, esperan encontrar algo o alguien que las entienda, que se dé cuenta de la manera que tienen de ver su entorno, que no hay tantos secretismos como muchos otros defienden. Para ellas la vida no es para nada complicada, la honestidad y la verdad solo son herramientas oxidadas, inservibles y poco prácticas, el mundo está acelerado, con la última velocidad puesta y sin freno capaz de parar esa máquina. Siempre había rechazado el sistema clásico de vida en pareja y este parecer lo aderezaba con las cifras de separaciones y divorcios que a cada instante sucedían en nuestro propio país, cuando alguna amiga se preparaba para casarse le argumentaba   “Chica no lo entiendo, hasta ahora has vivido de puta madre, has entrado y salido de tú casa cuando te ha salido del potorro, has gastado el dinero en todo aquello que te ha venido en gana, te has tirado a quién te ha apetecido… ¿y ahora vas y te casas…? tú eres tonta del culo tía. No creas que a partir de ahora vas a poder hacer nada de todo eso, ahora a barrer la casa, sacar el polvo, cocinar para vosotros y para cuando venga la familia del titi, trincar cuando a él le apetezca aunque tú no tengas ganas, e ir de vacaciones a La Manga del Mar Menor por huevos mientras todos los años nos íbamos a Ibiza quince días, vale que era poco tiempo pero… ¡no veas cómo nos poníamos las cuatro! hasta las cejas de todo. Y ahora Laura se nos casa, pues ¿quieres saber mi parecer? ¡¡la has jodido pero bien jodida!!” Laura la tenía un gran aprecio, pero fue relativamente cierto lo que le dijo Eva, dejaron de verse, alguna que otra vez se llamaban por el móvil y Laura que no Eva, le contaba sus desilusiones por discusiones y peleas que había tenido con su marido   “Joder Eva qué razón tenías tía, es muy buen tío mi Armando pero a guarro no hay quien le gane. ¿No se levanta por la noche a mear y se olvida que está la tapa bajada? coge la toalla del lavabo, la que tenemos cuando nos secamos las manos y la cara , se limpia las piernas y los pies y se mete en la cama de nuevo. Empieza a zarandearme hasta que me despierto y me dice que vaya al baño que no se ha dado cuenta y se ha meado con la tapa bajada, coge el mocho y a limpiar los meados del suelo y de las paredes, de todo…” Entonces se ponía a llorar como una loca; eso sí, Eva es una de estas mujeres que sabe consolar con criterio, otra, después de oír este incidente le hubiera dicho  -a pues chica yo a este guarro no lo soportaría, me separaba de él en un abrir y cerrar de ojos-  coño, esto es muy fácil decirlo de buenas a primeras, hay que saberse poner en la piel de Laura, y Eva sabía. Era muy imaginativa, quizás era porque había sido una chica muy precoz y en consecuencia vivió situaciones que para otros jóvenes por no decir niños eran pura ficción, recordaba con pelos y señales una noche de verbena de San Juan que pasó con sus padres en LLoret de Mar, fueron un día antes a pasar un par de días a casa de un  -tío  hermano de su padre-  acababa de pasar su primera regla, eso sí bien asesorada por su madre de modo que no le cogió de sorpresa estaba bien preparada, al cabo de diez días estaba que no sabía que tenía en el cuerpo, esa noche lo descubriría. A un paso de la playa estaba la casa de sus tíos y cuando terminaron los fuegos artificiales los mayores a eso de la una de la mañana se retiraron, en la playa quedaron su prima Maite otro primo que tenía mayor que ella cuatro años, Julián, y dos amigos de éste del que no recordaba los nombres. Uno de los chavales se levantó y se fue hasta el pretil de piedra del paseo y trajo dos bolsas del supermercado, una botella de ron, Coca cola de litro y medio y vasos de plástico, se hicieron cubatas  -ella tenía doce años-  y a las dos chicas les metieron un pienso de ron escandaloso, era evidente que las querían emborrachar y lo consiguieron, pero por alguna razón cuando su prima ya estaba como una uva Eva no, se encontraba relativamente sobria, mientras su hermano reía  -Eva no recordaba muy bien porqué-  los otros dos chavales le habían levantado la camiseta a Maite y bajado el short tejano que llevaba, Eva estaba recostada justo al lado, uno de los chavales se puso de lado y se la metió empezando a vibrar como una cuerda de guitarra mientras que el otro la besaba y manoseaba sus pechos. A Eva este cuadro la excitó bastante y fuera por curiosidad o por deseo miró fijamente a su primo que reptó hasta donde ella cogiéndola por las piernas de manera que quedó a su merced, fue Eva la que se desabrochó el short, Julián entonces comenzó a besar su sexo y lamerlo hasta que ella llegó al orgasmo y apartó la cabeza de su primo, no podía soportar más tiempo esos calambrazos de placer, al cabo de unos minutos lo tuvo encima mientras ella le decía que le hacía daño, y poco a poco con pequeños embates su himen se rompió, ahí llegó el instante en el que Eva le sujetó las nalgas a su primo y comenzó el salvaje baile del sexo recién estrenado.
De vez en cuando Eva recordaba y evocaba aquella noche en Lloret. No estaba arrepentida porque ella lo buscó, no era que lo consintiera que son cosas diferentes pero ya de ésta experiencia iniciática Eva comenzó a sacar conclusiones y examinar a los hombres de un modo muy peculiar. Comenzó a saber diferenciar sus deseos, las razones que tenían para estar con ella, que, de todo esto podía aprovechar en su propio interés, en definitiva, una tía lista, reaccionaba con rapidez ante cualquier situación comprometida, sabía salir de ella y si hacía falta mandar a la mierda al más pintado. Ella era así, una especie de volcán adormecido que sabe esperar su momento para reventar o por el contrario ir soltando gases para esperar su momento, si entrar en erupción significaba llevarse a alguien por delante, se lo llevaba si ningún remordimiento.
Esa experiencia hizo que le preguntara a su amiga Laura si se podían ver en algún lugar para hablar un rato aunque fuera de modo excepcional   “Esa es otra Eva, es un celoso que te cagas, con decirte que tengo que colgar la ropa en el cuarto de la lavadora porque no quiere que ningún vecino me vea cuando salgo a la galería que es donde tenemos el colgador… ahí la cuelga todo el mundo menos yo. Que si hay vecinos que solo salen a las galerías para verme la patata, que no me puedo fiar de nadie, que los tíos son muy maliciosos… yo que sé Eva. Empiezo a estar harta de tantos rollos, el sábado pasado fuimos al cine a ver una peli de terror, que además sabe que no me gustan porque luego sueño un montón, y me pongo guapa para él para que pueda presumir de mujer, pues cuando entramos a dar las entradas al tío de la puerta se me pone como una fiera  -¿tú has visto como vas Laura? Joder, es que lo tuyo es llamar la atención de los hombres, más de uno se la meneará cuando llegue a casa después de verte cómo vas vestida, si vas enseñando el culo hostia… y marcando tetas, di que sí, das la impresión de ir caliente coño con los pezones que te van a taladrar la camisa, se te ve hasta el color del tanga y del sujetador que llevas. Así no se puede ir por la vida tesoro, al final sabes que va a pasar? Que vas a salir de casa con abrigo aunque sea verano y punto.-  oye que no le pude convencer que era para él para quién me había vestido así, además no iba tan mal, ¿te acuerdas del vestido de hilo que me compré el año pasado contigo? pues llevaba ese, mujer cortito sí que es, y escotado pero nada más, no soy de esas que se van abriendo el escote y me tiro encima de los tíos para que me vean las tetas tú ya lo sabes…”   “Pues si se enterara del lio que tuvimos tú i yo antes de casarte con él… ya podías dar por enterrado tú matrimonio. La verdad es que nunca me he arrepentido de los meses que estuvimos viéndonos a escondidas de todo el mundo. Joder, ¡qué bien que lo pasamos! yo creo que tengo un punto de lesbiana tía porque a veces ¡me dan unas ganas de comerme un chocho…! y sin embargo otras, estaría noche y día con una tranca dentro, eso es que los humanos somos muy complicados. Bueno entonces ¿Qué me dices de vernos?” Quedaron en un gran centro comercial a la hora de comer al día siguiente en una cafetería a la que solían ir cuando iban de compras, el marido de Laura, no volvía hasta última hora de la tarde después de pasarse por el bar con los amigos y apurar cuatro o cinco quintos de cerveza. Por no hacerle no le hacía ni la comida, comía de menú siempre, y por la cena tampoco se preocupaba porque casi siempre comían alimentos precocinados. Eva por sistema iba de escándalo, ella no tenía que dar ninguna explicación a nadie, pero verla caminar si te la encontrabas de cara era la hostia, si ibas tras ella también, y quién se la encontraba de lado flipaba con aquellos dos cántaros que iban a la fuente dando pequeños saltos escrupulosamente medidos a tenor de su figura.
Con las piernas cruzadas sentada delante de la mesa del bar esperaba tranquilamente fumando y mirando en la lejanía hasta que llegó Laura, traía cara de asustada y algo demacrada   “Pero Laura… ¿qué te pasa tía? menudo cambio. ¿Esto es lo que trae el matrimonio? Pues sabes, paso.”   “Joder tú también, yo no me veo tan mal, estoy un poco cambiada eso sí pero es natural, he cambiado de vida y ahora llevo otro ritmo, nada más. Bueno puede que tengas algo de razón pero es fruto de lo que estuvimos hablando ayer, han cambiado muchas cosas en mi forma de vivir, ya se sabe cuando te casas…”   “La cagas… pero aún así Laura, debes agotar todas las posibilidades que quedan si quieres salvar tú matrimonio, vamos no es que entienda de estas cuestiones pero me parece a mí que cuando se pasa por situaciones de este tipo, lo importante es hablar de ello, comunicarse y prestarse al diálogo, sin diálogo no hay acuerdos posibles.  –hizo una pausa para pensar que le diría ahora-. ¿Hablas con Armando de tus inquietudes y de que cosas te gustaría que él cambiara?.”   “Imposible, ya lo he intentado pero en cuanto me pongo a hablar me dice que él tiene más experiencia y que sabe por qué me dice las cosas. Ayer por la noche llegó un poco pasado de vueltas, me refiero a que había bebido un poco de más, y le digo, Armando cariño, me parece que estos amigos tuyos no son de fiar, mira, si te dejan beber de esta manera sabiendo que después tienes que conducir hasta casa no se pueden considerar buenos amigos. Bufff ¡qué le dije…! Agarró un cabreo de un par de cojones, tiró los canelones que le puse, se cepilló la cerveza a morro se fue a la cama y puso la tele. Cuando me recogí yo y me acosté se pone tierno y antes de que me bajara las bragas le digo: tío que tengo la regla… pues me pilla me levanta a peso sobre la cama me puso en plan perrito y me la metió por detrás, a mí no me importa ya sabes que tengo los agujeros estrenados pero tía no son formas, que hasta tuve que poner la almohada contra el cabezal para no molestar al vecino de al lado…”   “Laura… este hombre es un animal, acabarás mal con él te lo digo yo que he conocido alguno así y lo he tenido de dejar de lado, a veces con todo el dolor de mi corazón que sabes que tíos bien armados me gustan un montón, pero bueno si van del palo de desconsiderados pensando que todo el monte es orégano ya sabes, siempre te lo he dicho que se vayan a darle por el culo a su hermana.” Laura se la quedó mirando como si fuera su hermana mayor por el tono que estaba empleando, las dos mesas contiguas a ellas en mitad de aquel desorden ordenado, con niños corriendo con carritos de la compra, gente entrando y saliendo de Mango que estaba de rebajas por cambio de lugar en el centro y jóvenes comiendo cien mil porquerías, llegaron a oír el lenguaje soez y exaltado de Eva y miraban de vez en cuando hasta que ella se dio cuenta y soltó a dos parejas de diferente edad que estaban casi a tocar con ellas   “¡Qué coño miran! No han visto a nadie cabreado nunca o qué?” Le preocupaba sinceramente la situación por la que estaba pasando Laura, sinceramente le preocupaba. Pero como en todos los asuntos de la vida, terceras personas pueden opinar, pero no decidir, estas cosas son lo que tienen, que por mucho que lamentes el sufrimiento de un pariente o amigo íntimo son ellos los que tienen que tomar la iniciativa y llevar a cabo la maniobra necesaria que mueva la maquinaria de la decisión.
Eva comenzó a trabajar en la empresa familiar de Gorka  -Olazabal e hijos-  no sabía exactamente como debía presentarse  -la manera de vestir-  así que optó por un traje de chaqueta negro con ribetes blancos en el pantalón y la chaqueta, una blusa camisera color crema y un pañuelo de seda con dibujos de caballos y herraduras gris perla, estaba guapísima, los zapatos con tacón de ajuga metálica le daban un aire de seriedad y a la vez muy sexi porque la invitaban a caminar como ella sabía, contoneándose con el baile de caderas que  hacían que los hombres cayeran rendidos a sus pies. Cuando salió del coche se puso sobre el brazo una moderna gabardina de corte clásico, muy bonita. Llamó al timbre de la nave industrial y una mujer ataviada con delantal plástico y gorro de papel desechable blanco le abrió la puerta   “Buenos días, busco al señor Gorka, comienzo a trabajar hoy aquí.”   “A, ya me ha dicho mi hermano que llegarías hoy por la mañana, mi nombre es Elena, pasa.” Tras la entrada a la nave se encontraba un almacén con no menos de diez o doce personas trabajando, todas ellas mujeres, incluso una muchacha joven que se ocupaba de trasladar cajas de pescado en grandes contenedores sobre un pequeño toro eléctrico. Elena le señaló una escalera metálica   “Mi hermano está arriba en su despacho, ten cuidado que los escalones son más altos que los de las viviendas, tendrás que levantar más los pies con estos tacones.”   “Gracias por el aviso Elena, ¿nos veremos más tarde?”   “Sí, a la hora de comer, vamos juntos a un restaurante que ay aquí cerca, se come muy bien verás cómo te gustará, hasta luego.” Desapareció en mitad de todas aquellas cajas y se puso a hablar con otra mujer que al parecer la estaba esperando, subió la escalera con cuidado y se encontró en la parte alta con un hombre de mediana edad tras un escritorio y un ordenador en la mesa   “¿El despacho de Gorka por favor?” Casi sin levantar la vista el hombre le dirigió una leve mirada y le apuntó una puerta que estaba a tres metros a la derecha   “Está allí, ¿te espera?”   “Si claro.” Fue hacia la puerta, llamó y desde el interior se oyó   “Adelante, pase.” Cuando la vio a Gorka le cambió la expresión, una amplia sonrisa dibujó su cara, era curioso, este hombre tenía una especie de graciejo especial que era dado porque cuando sonreía, le reían los ojos, algo poco habitual, se levantó tan rápido para recibirla que se dio un golpe en la cadera con el borde de la mesa   “¡Me cago en la hostia que dolor! Disculpa, soy un malhablado.”   “Hola, no te creas, no me has oído a mí soltar tacos, ¿estás bien?”   “A… si, no te preocupes, aquí poco más o menos estamos acostumbrados a pegarnos leches por todos los rincones ja,ja,ja,”   “Eso quiere decir que ya me puedo ir acostumbrando yo también…”   “Tú no te darás tantos como nosotros, porque verás más el sol que los que estamos aquí encerrados. Pasa y cierra la puerta te comentaré tú trabajo.” El despacho era un espacio grande muy bien iluminado gracias a las ventanas que daban al exterior, una mesa con un ordenador, ficheros en el estante junto a una pared lateral y una silla giratoria que parecía muy cómoda, en una jarra de cerveza forrada de cuero se veían lápices y bolígrafos.   “Este va a ser su sitio de trabajo, de forma que cualquier consulta que quieras hacerme o idea que tengas respecto al negocio me la puedas pasar rápidamente ¿vale?”   “Que sorpresa, yo creía que estaría en algún otro lugar junto a otros empleados…”   “No creas, entre los que estamos aquí y los que trabajan fuera para nosotros, tenemos ochenta y dos nóminas que pagar.”   “Madre mía…”   “Hay que controlar además dos piscifactorías que tenemos en Navarra y Murcia.” Entonces fue cuando Eva empezó a echar el anzuelo, era así, espontánea y muy poco sutil   “Antes de que sigas Gorka, quería decirte una cosa, lo cierto es que no sé por dónde empezar, pero creo que… mejor te lo hago saber porque no soy persona de medias tintas.”   “¿Qué quieres más sueldo…?”   “No, no se trata de esto. El asunto es que cuando me recogiste en la carretera de la sierra hace días, me puse a pensar luego como me podía haber pasado una cosa así a mí, que alguien me parara y se ofreciera a llevarme a casa. Estuve dándole vueltas a esa cuestión y poco a poco y desde entonces… ¡hay madre que la voy a cagar!”   “Venga mujer, lánzate ya, que yo te cuento después otro asunto…”   “Pues eso, que creo que estoy enamorada de ti y casi sin conocerte, me da vergüenza decirlo pero por otra parte ¿Cómo se puede esconder un sentimiento así?” Gorka la cogió por la cintura, la atrajo para sí y le dijo   “Justamente de esto quería hablarte yo, ese sentimiento ha sido recíproco, no quiero cometer ningún error por eso quiero preguntarte si me dejas que te bese.” Eva sencillamente ladeó su cabeza acercándose a su cara y en esa interminable pausa de trabajo chocaron sus lenguas, labios… casi todos los rincones de sus caras, hasta los ojos se besaron.
Eva satisfizo las expectativas de trabajo de la empresa con holgura, puso un empeño especial en aquella empresa  -no para Oliozabal si no para ella-  y dicho sea de paso satisfizo también a Gorka quién llegó a ser por unos meses un ser desconocido. Alegre y jovial como un chaval de dieciocho años, aquel hombretón parecía un resucitado y en buena medida lo era, en el último año después de morir su madre en un accidente de tráfico junto a un amigo que era su acompañante habitual, su vida se ralentizó y ya no era hombre para nada hasta que conoció a Eva.
Poco tiempo pasó, siete meses en concreto para que decidieran casarse, él más que resuelto a hacerlo y ella… ¿quién sabe? Lo que si era cierto, es que se había granjeado las simpatías de todos los trabajadores a los que conocía, hasta a Miguel el contable le permitía confianzas como el que cuando pasara al lado de él se dejara tocar el culo, bueno a decir verdad, más que tocárselo de vez en cuando y cuando no estaba Gorka cerca dejaba que se lo masajeara. Sin embargo no hay que pensar mal, eso se lo dejaba hacer por un motivo en concreto ¡qué quieres… la muchacha se sacrificaba por los demás! tenía un plan en mente que no podía fallar  -a vosotros os lo puedo contar en confianza porque sé que no lo divulgaréis-  Ella ya tenía decidido casarse con Gorka por las razones que fueren  -que tampoco es el asunto imputar malos motivos a nadie-  pero por otro lado quería arrancar a su amiga Laura de las garras de Armando, y para ello se había propuesto iniciar toda una cruzada a favor de ella, facilitándole una alternativa que en ese caso  concreto era Miguel, ahora se las tenía que ingeniar para que este permitiera a Laura un poco de libertad. Esta oportunidad llegó de manos de un compañero de trabajo que vivía para y por las motos, mientras que por otro lado se estaban terminando de concretar los arreglos para la boda de Eva y Gorka bajo la indiferencia de Arancha  -hermana de Gorka-  y Beloki  -el padre-. Este era un vasco muy curtido que no heredó de sus padres más que un caserío en Mondragón y veinte vacas junto con unas hectáreas de pastos, los tuvo que vender porque la Unión Europea empezó a poner coto a las exportaciones de leche,  en lugar de de amargarse la vida luchando como hicieran otros por defender este tipo de explotaciones vendió y se mudó a Madrid con el fin de comenzar una nueva vida con un nuevo negocio. Todo lo que había a su alrededor lo miraba con indiferencia aunque no estaba dispuesto esta vez a que le arrebataran las nuevas ideas que tenía respecto al nuevo negocio, sabía que podía funcionar y funcionó. Eva y Gorka vivían a las mil maravillas, ella puso a sus padres en antecedentes de que ahora tenía que conocer a su futuro marido y que este había comprado un apartamento en Getafe, era de segunda mano pero le salió muy barato porque la familia que lo ocupaba se separaron y… en fin ¡cuestiones de amores perdidos! el banco se quedó con él y por ser Olazabal buen cliente de la entidad, no salió a subasta, se lo vendieron a Gorka sin decir esta boca es mía el director le dijo a Gorka   “Mira ¿sabes que vamos a hacer Gorka? toma ya las llaves de la casa y yo iré arreglando la documentación, no te preocupes que te llamo, mientras tanto ocupa el piso y disfrútalo.”
Un día convenido Eva llamó a Laura   “Laura esta tarde a las seis, saldré de la oficina y nos vemos en el centro comercial, quiero hablarte de alguien, es un tío excepcional y tope simpático, es el contable de la oficina, ¿puedes creer que al principio me parecía un soso? pero estaba equivocada nena, el día que me presenté en la oficina para comenzar a trabajar al pasar por su lado me tocó el culo el muy cabrón, yo no le di importancia pero cuando se enteró que Gorka y yo teníamos planes serios, al salir del curro una tarde me abordó y me pidió disculpas diciendo que hacía mucho tiempo que no tenía cerca a una mujer tan guapa como yo y que no pudo evitarlo. Le hablé de ti y dijo que no estaba cerrado a ninguna posibilidad. Quiero que lo conozcas y salgas con él dentro de quince días. Te llevará a algún sitio guapo, como eres tú y las necesidades que él tiene, os complementareis de puta madre, lo sé.  -de nuevo lo siento Eva, discúlpame-  le dije  olvídalo Miguel, vamos a tomar un café. Se quedó que si le pinchan no le sale ni gota de sangre, ¡encima invitada por quién se supone debiera estar ofendida! Estuvimos riendo de lo lindo, tiene un sentido del humor bárbaro el tío. Resulta que había estado casado con una chavala de mucha pasta pero tenía un problema… que no había manera de que le diera las satisfacciones necesarias en el campo del sexo,  -el sexo dios lo ha hecho para procrear, no para andar tirando de él como si fuera un juguete-  claro, sin tema no hay matrimonio, de modo que las discusiones y los desacuerdos fueron a más hasta que explotó la bomba y se divorciaron.” Cuando se encontraron en el centro comercial entraron en los pormenores de la operación que Eva había organizado   “Pero vamos a tener el problema de Armando… vale que por unas horas puedo faltar pero de eso a que me arregles todo un fin de semana fuera de casa es otro rollo…”   “Quita ya tonta que está todo calculado, te lo voy a quitar de encima desde el viernes hasta el domingo por la noche, y si me apuras hasta el lunes al mediodía.”   “¡Joder Eva…! No sé lo que tienes pensado pero como no salga bien me juego el pescuezo ya lo sabes no?” Eva se abrió el bolso y sacó de él una entrada para el Gran Premio de motos de Jerez, se la puso delante de la cara sujetándola con las dos manos   “¿Qué te parece, lo convenceremos si además le decimos que tiene el viaje gratis en moto de ida y vuelta?”   “Coño… ¿y de dónde has sacado eso?”   “¿Te digo la verdad o prefieres que te cuente un cuento?”   “No joder, la verdad por supuesto.”   “Hay un trabajador en la empresa que cada año se reserva unos días de vacaciones para acudir a los GP de motos del país, me habló de ello una tarde que Gorka no estaba y que yo estuve haciendo un pequeño inventario de pescado para un pedido de hotel, y se me encendió la luz de alerta. Le pegué una mamada y luego me echó un polvo que para que te cuento; es que el tío además está bueno para cagarse, le dije si me podía conseguir una entrada y podría llevar a un amigo mío a Jerez. Ningún problema, al otro día me pasó la entrada y me dio el visto bueno a la petición, y nada… aquí está. ¿Tú crees que accederá Armando a ir, en estas condiciones?”   “Ya ves, en cuanto se lo diga. Pero verás el premio que me tocará a mi esta noche… ahora permíteme que te diga Eva, eres una guarra de cuidado ¿vale? ya estás en puertas de casarte y golfeando  de esa manera ¡ya te vale!”   “Calla envidiosa, que si tú pudieras me ganabas, porque has dado con Armando que si hubiera sido otro tío más confiado…”   “Bueno me voy para casa no vaya a ser caso que llegue y no me encuentre, gracias amiga, no sé que haría sin ti, dame un abrazo.”   “Primero me llamas golfa y ahora besos y abrazos no? Quién te entienda que te compre Laura, no sé si mereces tenerme como amiga joder, desagradecida de mierda.”   “Que no tonta, ya sabes que te lo digo en plan cariñoso, de buen rollo ¿vale?” Se sonrieron la una a la otra, se abrazaron mientras que Eva le decía   “Que buenorra que estás cabrona, un día de estos te pillo por mi cuenta y te dejo fina del todo.” Laura rió y Eva la acompañó en esa risa que denunciaba que sus deseos lésbicos se mantenían intactos  -de vez en cuando claro-.   “Llámame y dime alguna cosa pendón que si todo esto llega a buen puerto lo celebraremos por todo lo alto.” Esa fue Eva, estaba más ilusionada ella que su amiga Laura, al fin y al cabo Eva todavía estaba soltera, mientras que Lara tenía que descasarse primero y volverse a casar, que no es moco de pavo.
En otra sintonía, Beloki   -padre de Gorka-  habló con este para estar seguro e las intenciones de su hijo y hasta qué punto, iba en serio el asunto de su boda con Eva, cuando alguien como Beloki que era su hijo, con mayúsculas, había tomado la resolución de casarse y con ello poner en peligro el negocio o la salud moral o no, tenía que cerciorarse de que la persona elegida estaba dentro de unas mínimas normas de conducta que  no pusieran en peligro ni el negocio ni los sentimientos de sus seres amados. Lo cierto es que Eva había estado sentada con el padre de su novio tres veces desde que comenzaron a salir juntos, poco tiempo para conocer a una persona… en cuanto a la familia de Eva los Ardoz, sabía menos todavía y eso le inquietaba un poco   “Oye Gorka, ¿sabes quienes son los parientes de Eva, donde trabajan y que amistades tienen? Mira que te pregunto esto por tú propio bien, no digo que sean mala gente, para nada, pero sí que como mínimo deberías entrar un poco más en esta familia para poder tener un punto de vista objetivo de toda la situación, mi padre siempre me decía cuando era un jovenzuelo alocado y me echaba novias porque sí, que cuando pensara en casarme tenía que tener en cuenta factores como, en el comportamiento de ella respecto a su familia, los amigos y el trabajo  -esos van a ser buenos puntos de referencia para saber si te combiene o no, no te dejes llevar por las apariencias, las apariencias engañan.-  ¡Joder si tenía razón el hombre…! Y el asunto era que ninguna de aquellas personas   -ni Eva ni su familia-  formaban parte de algún estrato social especialmente malo, ni propiamente dicho personas ignorantes, o de mal vivir, el asunto era que sencillamente Beloki estaba llamando la atención a su hijo para que no se dejara llevar por un buen culo y unas tetas. En silencio le estaba diciendo: “emplea tiempo hijo, mira sus reacciones, hazte amigo de sus amigos con el fin de saber qué es lo que piensan de ella, no te apresures, tienes todo el tiempo del mundo pero también tienes una buena herencia con el negocio que llevas con tú hermana…y esto es muy goloso.” Pero ya se sabe que del otro lado hay personas que saben explotar las debilidades de una persona y hasta en ocasiones pueden hacer que te vuelvas loco; Eva es una de esas mujeres, no tiene perjuicios, no sabe de desplantes y cuando se los hacen los encaja con toda entereza, está acostumbrada a todo. Es así de sencillo, ti has vivido mundo con treinta años… ella ha corrido el doble con veinte lo que no significa que sea más sabia, ni más inteligente, que a menudo está reñida la experiencia con la sensatez y en el caso de Gorka que fue formado en una escuela de curas, ella como mucho había leído los horóscopos de las revistas del corazón, bueno eso y algún que otro tramo de libros de texto escolares cuando iba al colegio pero nada más, el resto de la escuela lo había tenido en la calle, que ni siquiera la vida doméstica, ¡anda que no le costaba coger un trapo para quitar el polvo…! polvos los que quieras, pero no de ese tipo. La pregunta ahora era ¿entraría en una fase de relajación de todo este trajín que llevó al estar casada? El matrimonio a las personas o nos cambia para bien, o nos hace más estúpidos que antes, cuando estamos solteros cometemos insensateces y locuras más o menos escandalosas que siempre repercuten en terceras personas, a menudo dejan a estas en evidencia y otras nos ridiculizan de tal modo que las consecuencias son irreparables, dejan como si fuera un estigma que como si fuera marcado a fuego, queda a la vista de todo el mundo aunque nosotros mismos queramos ignorarlo.
Pero si Gorka se echaba para atrás en el peor de los casos, Eva sabía muy bien que teclas tocar, -¡con lo que yo he vivido me van a venir a mí con chinitas!-  pero… cuidado, que la fruta madura que está a punto de caer del árbol, puede reverdecer en un instante para quedarse ahí un buen tiempo más. Eso le pasaba a un ciruelo que teníamos en casa, en el jardín, el vecino de al lado bien entrado el verano me daba toques y me decía   “Oye vecino, que las ramas están entrando en mi parcela y las ramas parece que vayan a caer del fruto que llevan…” le contestaba   “Pues mira deja pasar este mes y todo lo que pase a tu jardín lo coges que aquí me pasa lo mismo, solo que hay un pequeño problema, las ciruelas de todo tipo se han recogido ya hace más de un mes y estas, no sé porque razón son más tardías.”   Oye que tenía que invitar a mis vecinos a que nos ayudaran a recoger las ciruelas, rojas y gordas que no os podéis hacer una idea. Todo el mundo me decía  -que raro oye, están de muerte, son hermosas que te cagas, pero tío lo raro es que maduren tan tarde-  a lo mejor era porque nosotros no le echábamos fertilizantes ni abonos de ningún tipo, solo bien regaditas, la tierra siempre removida y para adelante. Lo que te diga, algunas ramas se rompían por el peso del fruto, y los pájaros? esos se ponían las botas  -bueno las botas no porque no llevan-  pero hasta el culo sí, y todo y con eso nos podíamos permitir que vinieran a ese bufet libre. ¿Porqué el ciruelo este funcionaba así?, no lo sé chico, pero el caso es que cada año le llevaba la contraria a la naturaleza  -entre comillas-  porque lo jodido es que hubiera dado peras, o melocotones, pero no, daba lo suyo, ciruelas. Pues en el caso de Eva igual, ella daba su fruto, pero fluctuaba en razón de quién la trataba en ese momento, en una ocasión salió con un chico más o menos de su misma edad cuyos padres tenían una carpintería metálica, el chaval tenía un Porche no se qué, que era un todo terreno, oye que le cogió gusto a follar en el coche  -era grande del copón-  y al final rompieron porque él le decía que podían ir a su casa tranquilamente que sus padres nunca se habían metido en su vida… normal, pues ella que no consentía, le molaba el Porche, ¡vaya una leche! hasta que él dijo   “Eva estás como una puta cabra,  teniendo una casa y una cama súper cómoda y tú, que si no es aquí nada, yo no te entiendo.”   “Pues mira no hace falta que me entiendas, a tomar por el culo, despídeme de tus padres.” y se marchó dejándolo con los calzoncillos bajados en el asiento de atrás del coche. Así era Eva, cuando se lo contó a su hermana Ana al otro día, las dos se descojonaban de risa   “Lo bueno de todo esto es, que mientras me  lo montaba con él tenía al pánfilo de Bartolomé bebiendo los vientos por mí.”   “Y ¿quién es el Bartolomé este?.”   “Un chaval de mucha pasta que sus padres son mayoristas de pieles, si no, ¿de qué te crees que llevo el chaquetón de zorro ártico? con lo que cuesta una prenda así tendría que trabajar toda la vida y no sé si podría comprármelo.”   “Mira que eres zorra Eva…” y vuelta con las risas y el cachondeo. A su madre le dijo cuando lo estrenó que era una imitación, naturalmente Esther la creyó a pié juntillas, ¿de dónde iba a sacar su hija el dinero que costaba aquella prenda?.
Después de mucho rumiar, Gorka pasó por alto todo lo que se le pudiera decir sobre Eva, ¡y es que pasaban unas veladas…! Eva continuamente buscándolo sexualmente, era una máquina, y él, que se montaba a ese tren cada vez que pasaba por esa estación. Estaba extasiado de tanto amor y cariño como ella le daba, que si quieres que te haga esto o lo otro, que si quieres que me ponga así o asá, que si quieres te hago un estriptis, por favor fóllame que estoy caliente como una gata en celo… ya ves, cualquiera se resiste a una loba como esa.   “Venga pues, para el mes de mayo próximo nos casamos.” no le ofreció anillo de pedida porque hacía pocos meses que le había regalado un pedrusco de los buenos que le torcía el dedo de lo que pesaba, de manera que ahora solo faltaba organizar el evento y para esto las dos familias se pusieron de acuerdo, tanto pones tú, tanto pongo yo. Los padres de Eva no estaban en disposición de aportar una gran suma de dinero, en primer lugar porque el trabajo de Lucas en el periódico no era más que un sueldo, un sueldo bueno eso sí, tenían pagada la casa donde vivían y los coches, tanto del padre como el de Eva. Pero la decisión de casarse de su hija los pilló un poco en bragas y tuvieron que hacer números y rescatar parte del plan de jubilación del banco que su padre tenía reservado para la vejez, tampoco era una cantidad escandalosa la que tenían que aportar pero costaba desprenderse de tantos euros, total para que luego los invitados acabaran cagándolo todo al día siguiente. La lista solicitada por los novios era de ciento cuarenta personas, pero luego los padres de ambas partes empezaron a hacer retoques hasta terminarla con ciento ochenta y cinco… una pasada, menús de muestra en varios restaurantes y decidirse con cuál de ellos quedarse fue el siguiente paso que dieron, y luego estaba también el hecho de encontrar un alojamiento decente para algunas familias que vendrían del país vasco, y por parte de los padres de Eva los que llegarían del levante español. Visitaron algunos hoteles hasta decidirse, ya estaba todo arreglado incluso la iglesia que no era una cualquiera, La Colegiata de San Isidro, sita en la calle Toledo y que hacía las veces de catedral provisional.
Alquiler del Rolls Royce –Phantom 2 del 1936- blanco inmaculado donde el chofer va al descubierto y por otro lado los novios van en la cabina trasera teniendo oportunidad de saludar a todo el mundo, coño, como príncipes que leches. Si de ella dependiera hubiera hecho cualquier cosa para salir en el HOLA, que no se casaba cualquiera, se casaba Eva de Olazabal a partir del momento que el cura les dijera que eran marido y mujer, y sin casi saber cómo se encontró delante del altar del altar de la colegiata de Santa Devota flanqueada por flores por todos lados y la familia más o menos lejana su padre que la llevaba del brazo  y dos damitas de honor, una de su familia y la otra de la familia de Gorka, una tercera que era su hermana Ana los esperaba con un cojín lleno de cintas que sostenían las arras y los anillos. Mira, la madre de Eva lloraba a mares de alegría mientras que el resto, estaba más o menos emocionados pero del lugar que habían escogido, no por otra cosa, se les veía mirando toda aquella imaginería a su alrededor, las diferentes capillas dedicadas a diferentes santos y el esplendor de la capilla principal engalanada para la ocasión. Después de casarse, cuando salieron a la calle les esperaba una sorpresa, un “dantzari”  -o baiarín-  salió de entre invitados y curiosos junto a dos músicos que llevaban un txistu  y un danbolín respectivamente, comenzó entonces una singular danza ante los novios vivaz y singular donde las haya, el dantzari daba unos saltos y vueltas sobre sí mismo que hicieron que el novio llorara por unos instantes, terminada la danza el danzari habiendo tirado  su chapela al novio se inclinó ante ellos, fue precioso, los padres de Gorka se sentían felices de haber podido regalarle a su hijo un trocito de felicidad extra al haberle traído de Heuskal Erria un poco de patria a Madrid. Parecía que a Gorka le hubieran dado una inyección de orgullo porque hasta se acercó al coche con la cabeza en alto cual si de un militar se tratara. Se llevó la chapela al pecho comprimiéndola contra él, se acercó a sus padres y les dijo   “Ha sido el mejor regalo en este día especial, gracias aita y ama, os quiero mucho.” Terminada esta especie de liturgia vasca, todos marcharon hacia el lugar de la comida aunque Eva insistió en hacerse un reportaje de la boda él no quiso, de manera que los contratados para tal fin tuvieron que contentarse con hacer fotografías y algún que otro video en los aledaños del magnífico hotel donde se serviría la comida. Beloki les dijo a los reporteros que no cobraran a ningún convidado ninguna fotografía pero que no se excedieran porque después les pediría cuentas de todo lo que habían hecho.
Así transcurrió aquel día memorable para todos los allí presentes menos para Aranchu que ahora veía a Eva como una clara competidora para un futuro más o menos inmediato,  dependía del papel que ocupara Eva a partir del momento de casarse con Gorka. Estaba claro que Eva trataría de ser una señora a partir de ese instante pero… en qué medida y para que eran cosas muy distintas, la hermana de Gorka deseaba de todo corazón que no anduviera mucho por el negocio entre otras cosas porque ella no lo manejaba, si tuvieran que buscar un sustituto (a) para su trabajo pronto lo encontrarían, entre otras cosas porque estaba bien remunerado y el trabajo era muy bueno, viajes, coche de empresa, libertad de horarios, en fin una larga lista de cosas que en cualquier otro lugar no tienes. Pero Eva ya había pensado en todo, ¿porqué si no, creía la gente que se había casado? le recomendó a su marido a una amiga que podía hacer su trabajo igual de bien o mejor, eficiente, con buenas referencias y mejor currículum se presentó con ella un día en la oficina de Gorka, Miguel el contable en cuanto las vio a las dos empezó a preocuparse, vaya con la nueva… si Eva era extremada esta muchacha la ganaba diez veces, se la veía con clase, vestía muy bien  -en lo que a marca se refiere-  y calzaba igual, lo que nadie sabía era que fue Eva la que pagó las facturas o más bien dicho su marido a través de la VISA ORO que le proporcionó.   “Hola cariño, mira te presento a Beatriz una buena amiga y mejor secretaria. Le explicado que ahora que yo faltaría de aquí te haría falta alguien que me sustituyera y claro… no es cuestión de que emplees a cualquiera, de manera que le he dicho que viniera conmigo aquí para presentarte y de paso conociera el negocio, trae unas referencias que para mí las quisiera, Bea este es mi marido Gorka el mejor hombre del mundo y el marido más excepcional que una mujer pudiera encontrar.”   “Bueno Eva… tampoco hay para tanto, ¿sabes que pasa Beatriz? son sus ojos los que me ven así, lo cierto es que soy un tío normal y corriente que trabaja lo que puede y ama a su mujer con toda el alma.”   “¿Lo ves? ya te lo decía yo, mi Gorka es único, y oye, exclusivamente mío. Bueno entonces ¿Cuándo puede empezar a trabajar? Le hace muchísima falta viene de una familia de cuatro hermanos y tiene uno de doce años con parálisis cerebral.  -¡Anda ya! pensó Beatriz, es la primera noticia que tengo. Mira que es bestia esa Eva, ahora me coloca a un hermano discapacitado.-  si lo vieras al pobrecillo te daba algo mi amor, se lo tienen que hacer todo y él sentadito en la silla de ruedas que además tienen que estar tirando de él porque no es mecanizada, ¡Qué pena señor!”    “Mira Beatriz estarás de prueba tres meses con contrato, pero a partir de ya Eva te acompañará a comprar para tú hermano una silla mecanizada para que él pueda ir adonde quiera sin necesidad de que nadie tenga que ir empujando, es lo mínimo que podemos hacer por él.”    “Lo que yo te decía Bea, tiene un corazón que no le cabe en el pecho, le doy gracias a dios de haberme encontrado con él cuando tuve la avería del coche en la sierra aquel día, ese acontecimiento cambió el ritmo de mi vida definitivamente.” Se acercó a Gorka y cogiéndolo por la corta melena que llevaba y que escondía la solapa de su chaqueta le estampó un beso largo con la boca abierta y mordiéndole levemente los labios atrayéndolos para sí. Esa maniobra enloquecía a Gorka y ella lo sabía demasiado bien, de modo que él respondió sin reparar en el hecho de que estaba presente Beatriz, parecía que Eva le estaba restregando marido y le lanzaba el mensaje  -mira tonta del culo lo que tienes que hacer para tener éxito en la vida… manejar tú todas la situaciones con holgura y seguridad, lo demás son tonterías.-  después de esta maniobra Eva le hizo un guiño a Beatriz y salieron las dos a  -“comprar” la silla de ruedas para el hermanito de Beatriz que estaba casi inválido.-   “Pero que reputa que eres Eva, engañar así a tú marido…”   “¿Qué yo lo engaño? Pero tú no has visto la cara de felicidad que hace cuando me toca el culo? Te aseguro que ahora mismo está pensando en la hora de cierre de las naves para ir a casa y antes de la cena meterme un viaje de alucine, eso no es engañar a nadie, es hacerlo feliz. Verás ahora la cara que se te pone a ti ahora cuando veas dos mil euros que te caen por la cara por causa de la silla de los huevos.    “¡Que dices loca!”   “Y eso que es una de las sencillas, que si cogemos una cara llega a costar del orden de los seis mil, vaya regalo que te voy a hacer he putón?” Efectivamente se tenía que considerar así por la razón de que le consiguió dos cosas importantes, empleo y de golpe más de dos mil euros de adelanto, como si fuera una indemnización pero al revés, para entrar a trabajar no para despedirse.
Pero como todas las cosas en la vida, cuando quieres tocar más de cuatro cuerdas que lleva el violín casi siempre la jodes. Estaba pendiente de Laura su amiga a quien quería separar de su marido que era ciertamente un hijo de su madre, pendiente también de forma continua de granjearse el favor de la familia de Gorka, le constaba que todavía no era aceptada en aquel núcleo cerrado que eran los Olazabal, consentida sí, hombre era la esposa de su hijo joder, que era como decir la niña de sus ojos. Eva por lo tanto no hacía otra cosa que cavilar el modo de integrarse en aquel particular ambiente y le llegó la oportunidad de mano de un amigo vasco que le consiguió entradas para un torneo de pelotaris que se celebraba en Madrid a tenor de las fiestas de San Isidro. Toda la familia agradeció el detalle de Eva, mientras ella aburridísima contemplaba a los pelotaris rompiéndose las manos contra aquella especie de piedra que es la pelota, mientras ellos con las manos llenas de esparadrapos trataban de poner la pelota en lugares donde el delantero o el zaguero no pudiera llegar, o si llegaba que tocara chapa o lona. Pero pasaron una muy buena velada hasta el punto que Beloki le dio las gracias, eso para ella era de por sí muy importante  -un peldaño más-  se decía Eva, aunque la escalera parezca larga… los peldaños deben subirse poco a poco, con paso seguro teniendo la certeza de que no vas a tener que retroceder lo que asciendes. ¡Cuánta gente había dejado por el camino Eva! gente que por otro lado agradecía haber tenido a su lado en determinado tiempo, la razón es bien sencilla, formaban parte de su historia personal y estaba segura que en algún momento de su vida podría tenerlas como punto de referencia para sus descendientes, en algún momento determinado de su vida, a sus hijos  -si es que los tenía-  les diría lo que deben o no deben hacer, como se debían comportar y además que planteamiento tendrían que darle a sus vidas si querían ser felices.
El problema en el caso de Eva era que quería vivir demasiadas cosas a la vez y en consecuencia las lecciones que deberías dar a los demás  -o por lo menos lo que ella pretendía-  arrojaban un mensaje confuso, uno que haría muy dificultoso averiguar qué era lo que se quería decir a los que miraban de cerca su forma de vivir, es algo parecido a una lente fotográfica de 28 m/m, ves lo que quieres retratar desde determinada distancia y haces la foto, pues bien como esta lente tiene la capacidad de abarcar mucho ángulo si retratas a alguien con una fachada de fondo, por ejemplo de una gran iglesia o hasta de una catedral este fondo también saldrá en la fotografía pero completamente curvada desde el suelo hasta la cúpula, ya está, se está dando un mensaje aparentemente falso de una realidad, se hubiera tenido que cambiar el objetivo a uno de 35m/m entonces el primer plano y el fondo del mismo serían proporcionados. Eva siempre llevaba puesto el objetivo de 28m/m, quienes vieran sus fotografías se preguntarían a menudo como coño podía hacer eso, probablemente ni ella sabía que tenía que cambiar el ojo de la máquina. Pero a menudo las circunstancias se contravienen como si fueran como si el cañón, perfectamente enclavado en su lugar diera un giro inesperado y se convirtiera en nuestro propio enemigo. Eva en ese caso concreto no sabía moderar sus propias emociones y en consecuencia… las distancias que debieran ser marcadas por la moral, para ella no existían.
Eso lo comprobó un puente de fiesta que la llevó a Mondragón  -la ciudad de la familia Olazabal-  junto a su marido y el resto de la familia al caserío familiar, allí un matrimonio de mediana edad con un hijo pequeño se ocupaban del mantenimiento de la finca y que ocupaban una casa junto al caserío. El, Conrado, se ocupaba junto a un mozo que venía eventualmente a ayudar en las labores del cuidado de la tierra y de los animales, mientras que su mujer, Sonia limpiaba y atendía otros menesteres propios de una casa como aquella. La casa carecía de jardín propio pero la vista que desde el altozano se podía disfrutar desde el porche del caserío era de por si un jardín del Edén con las montañas y prados que desde allí se divisaban, ciertamente aquello era lo más parecido al paraíso terrenal, el aire que acariciaba su cara era muestra de que dios existía, se decía para su interior. Ana, su hermana, tenía sus propios planes para esos días e iba a viajar a estados unidos con unos amigos que le ofrecieron casa y que eran panameños, de hecho eran americanos porque hacía dos años que juraron la constitución, entre dos familias regentaban una lavandería y una cava para guardar abrigos y chaquetones de pieles nobles, el domicilio lo tenían justo encima del negocio y vivían de forma muy sencilla porque enviaban dinero al resto de los parientes que se quedaron en Panamá. A Ana le encantaba esa forma de vida porque estudiaba ciencias sociales y siempre tomaba notas además de ser una buena observadora, esto lo trasladaba a sus estudios que con ese bagaje enriquecía su punto de vista y enriquecía su punto de vista de cómo el mundo y sus fronteras, impactaban en el desarrollo de las culturas ajenas al lugar de donde eran originariamente. Ya vés, que forma más diferente de ver la vida, que objetivos más contrapuestos tenían cada una de ellas, por supuesto nada reprochables, cada uno en definitiva, tiene sus propios objetivos, y si no los tiene, los busca, enmascarados de mil maneras distintas todas ellas aceptables. Dentro del clima de confianza que poco a poco se fue labrando Eva entre los Olazabal  -al fin y al cabo ella era una de ellos-  ya se dignaba a hacerle bromas a Beloki y su suegro las aceptaba de buen grado, el hecho era, que su mujer, y madre de Gorka, estaba desvinculada completamente de todos los asuntos que tuvieran que ver con su marido, y esto lo decimos en el sentido más amplio de la expresión. Beloki ni recordaba ya cuando fue la última vez que habían retozado juntos en su cama para decirse cosas bonitas y terminar practicando el sexo, entre otras cosas porque Remedios su mujer se había precipitado en ese capítulo de la menopausia que la tenía varada, cual si fuera una barca en bajamar. Eso y los diez años que marcaban la diferencia entre ella y su marido suponían un hándicap lo suficientemente grande como para que la pareja siguiera unida como al principio lo estaba. A ella no le interesaba el sexo ya, pero por el contrario a Beloki parecía que la edad lo hubiera madurado hasta el punto de hacerse una persona especialmente atractiva, bien conservada y con mucho carisma  -que muchos dirían hoy, “con mucho dinero”-   pero en este caso en concreto, carisma, se emplea en el sentido etimológico de la palabra. Por supuesto que en su caso el sexo todavía ocupaba un valor en alza aunque parezca mentira, había estado tantos años en el dique seco que algunas oportunidades claras no las podía dejar escapar, Eva se dio cuenta de ello, y distraídamente un día en el que ambos fueron a Mondragón de compras le hizo saber que se había apercibido de la situación marital que estaba viviendo, Bikendi habló con ella de modo franco   “El modo de vida que llevo por razón de lo que tú apuntas, está aceptado por ella, incluso en ocasiones me ha presentado a amigas con el sincero deseo de que sea un poco más feliz, siempre trabajando… y con la única recompensa del dinero que ello me ha reportado. Va, esto es una mierda Eva, procura que en vuestro caso las cosas pinten diferente porque de otro modo dentro de poco tiempo os encontraréis igual que nosotros, hechos una desgracia.” Eva captó el mensaje y rápidamente pasó al ataque   “¿Sabes Beloki?, no hay muchas personas que sean tan razonables y resignadas, eso es lo que más me atrae de ti, quiero decírtelo porque es un sentimiento que con el paso de estos meses he percibido.” El conducía un Audi potentísimo y pareció que eso que le dijo Eva lo invitara a apretar un poco el acelerador, Eva puso una mano sobre la parte alta de su muslo   “He chicarrón haber si nos la damos, tenemos que llegar a casa sanos y salvos vale?” Notó que dentro del pantalón crecía una parte de la hombría que todos los hombres transportamos, pero lejos de escandalizarse le apuntó frotándole esa parte   “Si algún día puedo hacer algo por ti me lo dices, así todo quedaría en casa. No creas que con eso quiero decir que sea algo asiduo, pero para cualquier emergencia aquí tienes a tú nuera, eso te lo digo porque os quiero a todos mucho, aunque ahora… estoy aprendiendo a quererte un poco más a ti.” Beloki dio un respingo en el asiento y paró el coche en una gasolinera en la que había cafetería y hostería.   “Vamos a tomar algo Eva, ¿te apetece?”   “Claro, se me ha metido algo de frio en los huesos, no sé porqué.” Entraron y el pidió un café con leche, ella una copa de ron quemado, él sonrió   “Bueno… pero mujer ahora un copazo de ron?”   “Pues sí, ya ves, estoy muy nerviosa me da la impresión de estar comportándome como una buscona, y con mi suegro nada menos.”   “Eva, no le des más vueltas, la realidad es que lo eres, no trates de engañarte a ti misma, el problema es que eso se lo dices a un extraño y no pasa nada. Pero me lo has dicho a mí y ahí radica tú problema, aunque en honor a la verdad  en tú fuero interior no echas demasiada cuenta de las consecuencias. Hagamos una cosa, vamos a joder los dos y luego ya hablaremos ¿te parece?” Eva estaba consternada, por primera vez en su vida sentía vergüenza de acostarse con un hombre pero su entrepierna desvelaba un deseo inherente de follar con aquel hombre, al margen eso sí, de que fuera el padre de su marido. Bikendi cogió el móvil e hizo una llamada a su mujer, le dijo que iban invitados a casa de un amigo que se habían tropezado y que iban a visitar su granja.   “No sé a qué hora llegaremos, de manera que no nos esperéis, igual nos quedamos a comer con ellos, a Eva le hace ilusión ver unas instalaciones como esas y no me he podido negar.” Pagó las consumiciones y salieron. Ahora Eva estaba como un flan de nerviosa, a cada kilómetro que andaban camino de una carretera estrecha y llena de curvas más nerviosa la veía Beloki, llegados a la parada de autobús a las afueras de un pequeño pueblo él paró el coche y le preguntó serenamente   “Te veo muy nerviosa Eva ¿quieres o no que sigamos con esto?” Eva sin levantar la vista de los pies movió la cabeza negativamente entonces Beloki… “¿Qué es lo que eres tú una calienta braguetas?” rompió a llorar desconsoladamente, no sabía muy bien porque los ánimos que antes la excitaban desaparecieron como por ensalmo mientras que su suegro la miraba con cara de pena. No se dijeron una palabra más durante todo el camino de vuelta, a punto de encarar el camino de grava del caserío su suegro le dijo   “Cuando tomes una decisión en la vida se consecuente, de otro modo serás como una de esas nubes que ves en el cielo que van a merced del viento. Trata de no equivocar tú camino y deja a mi hijo o afiánzate a él.” Eva llegó avergonzada a la casa, Beloki atendió una llamada de teléfono mientras ella se fue a su habitación, allí, sentada sobre la cama pensó  -que no reflexionó-  sobre lo que le había dicho su suegro y tomó la decisión de su vida.
Mientras tanto Laura estaba llevado las cosas a buen puerto, estaba aprendiendo y muy rápido, a deshacerse de Armando su marido y lograba encuentros esporádicos en hoteles y hasta en su propia casa con Miguel que le proporcionaban seguridad y paz. Hasta que un día recibió una paliza de su marido que la abocó a irse de casa para terminar siendo denunciada por él por abandono del hogar, el muy puta se las ingenió para seguirla y conseguir pruebas de su infidelidad. Cuando salió este del trabajo un frio día de invierno, dos hombres lo cogieron y lo metieron en un furgón de carga, trataba de gritar pero no podía porque le pusieron alrededor de la boca una cinta de precinto e inmediatamente después una especie de saco sobre la cabeza, el furgón avanzo durante bastantes kilómetros, él no se podía defender en modo alguno porque sus manos también estaban precintadas hasta el punto que le parecía que le iban a estallar. Cuando al fin paró el coche lo hicieron levantarse del suelo y de una patada fue a parar al exterior, era noche oscura y hasta a través de la mortaja de plástico se percibía el horror que lo embargaba a modo de gritos mudos que daba sin parar, una voz de barítono, potente pero bien modulada le habló   “Vaya con el valiente… ¿no sabes hacer otra cosa más que golpear a las mujeres hijo de puta? pues bien, veamos que más sabes hacer…  -suéltale la mano derecha y déjale la otra atada a la cintura le dijo al otro- ahora te quitaré la cinta de la boca y si quieres ponte a gritar que aquí no te oye ni dios,  -cuando hicieron eso se dieron cuenta que se había meado encima y rieron los dos, la cara de Armando era una mueca, no de dolor sino más bien de terror, fue reculando hasta dar con un pretil que no le dejó continuar. Los dos hombres iban con pasamontañas y uno de ellos le lanzó a Armando un bate de beisbol metálico, el otro con los brazos abiertos esperaba alguna reacción de él-  venga hombre que no tenemos toda la noche, mira yo estoy desarmado completamente, ni bate, ni cuchillo, nada, por eso estoy esperando a que me pegues a mí pedazo de cabrón” Pero Armando estaba como electrizado, no se podía mover, el miedo lo tenía atenazado, anclado al suelo, entonces se puso a llorar cayendo de rodillas al suelo y diciendo   “Lo siento, lo siento, ha sido un arrebato de locura, lo siento, decidle que no volverá a pasar más, os lo juro. No sé quiénes sois pero tenéis toda la razón, soy un mierda y un desgraciado.”   “¡Hay amigo si así se solucionaran las cosas…! Pero el caso es que no, ahora te vamos a hacer lo mismo que tú le hiciste a ella, pero como eres un hombre supongo que la paliza tendrá que ser mayor, venga empieza tú.”   “No por favor, os lo ruego, a partir de ahora mi mujer va a tener toda la libertad del mundo, no la controlaré ni le miraré el móvil, ni el ordenador a partir de ahora.”   “A, además de pegarle hacías todo eso con ella…?” en ese mismo instante recibió un sonoro tortazo, y por el otro lado de la cara otro, así continuó ese hombre por espacio de diez minutos hasta que la cabeza de Armando parecía que no se fuera a sostener sobre sus hombros, yacía caída esperando una y otra vez los embates de la mano ajusticiadora. Terminada esta sesión, digamos, que de advertencia le soltaron el otro brazo atado y la voz del que le estuvo ablandando los ánimos le dijo   “A sido justo, solo te he pegado con una mano, te hubieras podido defender con la que tenías suelta. Ahora escucha bien lo que te voy a decir, la próxima vez que maltrates a una mujer piensa en esta experiencia y te darás cuenta que la justicia tiene ojos por todas partes, incluido el maltrato a tú mujer, te estaremos vigilando. La próxima cosa que te pedimos, por favor eso sí, es que recojas todas tus cosas de la casa y te marches, cuanto más lejos mejor, es más beneficioso eso para ti que ir a parar a la cárcel o al agujero de una cantera como esta sin ninguna posibilidad de que te encuentren ni vivo ni muerto. ¿Nos has comprendido bien? espero por tú bien que si, deja las llaves de la casa en la dirección que te pongo en bolsillo del pantalón, y… recuerda tienes veinticuatro horas para hacer todo esto mamón cobarde. Ahora dime que lo has entendido  -Armando asintió con la cabeza y al instante recibió otro tortazo, si cabe, más fuerte que los anteriores-  te lo quiero oír decir de viva voz gilipollas.”   “Si, pero por favor no me pegues más.”
De ese modo se terminó este capítulo amargo en la vida de Laura dejando el terreno liso para su próxima relación, Armando retiró la denuncia que había puesto a Laura y se avino por carta a pagar el divorcio de ambos, ahora Laura y Miguel  tenían todos los vientos a su favor y su relación abierta a los cuatro vientos se auguraba firme aunque deberían reinar otros factores que definieran el marco alentador de la relación. El que dos personas se avengan en el plano estrictamente sexual no garantiza  en modo alguno que vaya a haber continuidad en la pareja, y mucho menos cuando es solo uno de ellos el que utiliza esta arma para conseguir su objetivo, pero la juventud y el consejo vacío de otros igual que estas personas a menudo no deja ver las consecuencias. Laura era como Eva muy fogosa aunque menos extremada que ella, se podría decir que mucho más discreta, pero cuando se ponía a ello  -el sexo-  la ganaba tres cuerpos, como se dice en el mundo de las carreras de caballos, no tenía puntos intermedios se entregaba y cuando lo hacía era para no abandonar la batalla hasta quedar exausta  -cosa harto difícil en una mujer-  dejó muchos cadáveres en su camino gracias a o por culpa de esta entrega y esa falta de comedimiento, su cerebro funcionaba como una máquina de matar en lo que al sexo se refiere. Ahora la pregunta era si resistiría esa nueva relación que acababa de emprender junto a Miguel, hombre conservador y mucho más tranquilo que ella en este aspecto, uno de esos hombres que están entre la madurez y la juventud que solo buscaba a una mujer a la que poder amar  -a su manera, naturalmente-  ahora podría hacerlo, no sé si decir que le había llegado la hora a Laura o a él. Todavía habían unos flecos que colgaban que su divorcio y tenía que reunirse con el abogado de Armando para concluir el periplo de su vida anterior con él, sola no iba a ir, de manera que se le acudió pedirle a Eva que la acompañara, esta sin ningún problema al respecto le indicó   “Es que si no me lo hubieras pedido te hubiera dado hostias hasta en el carné de identidad, claro que voy a ir contigo y más le vale que ni te mire a la cara porque me lo como crudo a ese mal nacido.”   “Gracias Eva,, no sabes lo que eso significa para mi, tener tú apoyo es lo más en ese momento.” Al cabo de unos días aparecieron en el despacho del abogado, una pequeña habitación de un piso que compartía con un socio que se dedicaba a asuntos inmobiliarios. Era tan tiste aquel lugar que les cogió deseos de huir de allí, una mesa que parecía sacada de un rastrillo desconchada por todos lados, dos sillas que habían huido de la guerra civil española y un estante de ángulo ranurado metálico cargado de carpetas y expedientes hasta doblarse, el abogado, un tipo de mediana edad con un traje de veinte años, una camisa que ya no podía contener mesuradamente su cuello inexistente y que estaba abierto en el último botón con una corbata que si mirabas un poco fijamente daban ganas de reír, no era broma, con un fondo azul claro estaba decorada de payasos diversos con sus narices rojas.   “Bien señores me parece que sobran presentaciones…” ¿Pero qué clase de broma era esa? Laura y Eva no pudieron menos que mirarse y ponerse a reír después de oír al señor letrado, Raimundo, que era como se llamaba el pieza estaba imperturbable delante de esa actitud, Eva entonces le solicitó una silla   “Disculpa ahora te traigo una.” Salió del escenario y volvió al cabo de unos segundos trayendo consigo una de las sillas bajas algo más cómoda que estaban en la entrada tapizadas en negro. Eva se acomodó en ella y cuando Eva se acomodaba lo hacía de verdad, con medias sujetas por sí mismas en la parte alta del muslo, de rejilla y mostrando la blonda elástica de diez centímetros que servía de sujeción cruzó las piernas, benditas piernas debería pensar el abogado, porque desde ese momento además de no apartar la mirada de Eva mirándola de lado sin parar, no pudo evitar dirigirse a ella en lugar de la interesada para hacer su planteamiento del pacto que a partir de entonces definiría los límites de los dos separados por el momento, que no divorciados todavía. A Laura pareció no importarle eso, había respondido a ese requerimiento con el fin de finiquitar el asunto, terminada la pequeña disertación del letrado al que parecía que los ojos se le estaban humedeciendo por falta del parpadeo normal que tenemos que tener los humanos le pasó el documento a Laura para que lo firmara   “Disculpa Raimundo, ¿me podrías pasar a mí este documento?” Rápidamente, como si esa solicitud hubiera sido una orden se levantó y le pasó el legajo a Eva, para entonces ella había abierto las piernas colocando un tobillo sobre el muslo haciendo que el abogado sintiera un escalofrío, se le veían las bragas de color blanco resaltando sobre aquellos muslazos que se adivinaban duros y juveniles. Laura pasando del idiota de su ex, sonreía al observar esa maniobra de Eva, la conocía como si la hubiera parido en estos conceptos de captar la atención de los hombres, hizo que se acercara a ella pretendiendo no entender un término técnico con el solo interés de enseñarle los pechos para que el hombre tuviera un esquema general de la amiga de la interesada. El pobre hombre no acertaba a seguir entre líneas lo que le quería decir Eva porque estaba perdido entre aquellos volúmenes que anunciaban la entrada al paraíso de la tierra   “Mira vamos a hacer una cosa, como el asunto no es urgente nos vamos a llevar este escrito y lo revisarán nuestros abogados, en un par de días se lo remitiremos, no, mejor nos hace fotocopia y así no habrá confusiones, lo digo porque si hay alguna corrección que hacer lo podremos subrayar en la copia ¿te parece?”   “Por supuesto que sí, ningún problema, ahora mismo vuelvo, mientras ustedes dos si queréis charlar de algún asunto que recordéis que tenéis que aclarar lo hacéis.”   “Laura no abras la boca, ni mires a la cara a ese hijo de la gran puta. Si le dices buenos días me voy de aquí.” ¡Joder que carácter tiene esta mujer! Las palabras anteriores habían sido oídas por el abogado que después de eso salió como una bala para hacer las copias correspondientes. No podía imaginar hasta que punto Eva era capaz  de reaccionar ante circunstancias límites, porque desde que salió el abogado por la puerta estuvo conversando con Armando   “Cabrón, si no tuviste suficiente la vez anterior me lo dices que para mí no es ningún problema enviarte a mis colegas de nuevo, eso sí, esta vez no te será llevadero lo que te arán. No se te ocurra mirar a la cara a la que ya es tú ex mujer o te arrepentirás, tampoco se te ocurra gastarle una pirula legal por venganza porque en ese caso no verás el sol al día siguiente, y sabes que soy perfectamente capaz de llevarlo a cabo.”
Cuando volvió a entrar el abogado con un mamotreto de papeles que trataba de poner en orden Laura le dijo   “Nos pones todo esto en una carpeta y te diremos algo dentro de dos días.” Se levantaron de sus respectivo asientos y salieron, cuando abandonaron la habitación dejaron tras de sí un aroma de perfumes caros que invitaron al letrado a olfatear el aire por unos instantes   “Joder con la amiga de tú ex, no la querría tener como enemiga a esta mujerona, que carácter chico, y que cuerpo, con una tía así me encerraba de por vida en una habitación de hotel y no saldría hasta morirme te lo juro.” Siguieron  conversando acerca de todos los detalles del caso pero Armando ya no le prestaba atención alguna, estaba un poco pálido a resultas de lo comentado por Eva  -¿Cómo podía esa tiparraca haber intercedido en el asunto de la separación?-  estaba claro que conocía a gente peligrosa que incluso en un momento determinado podrían estar armados o descoserle la tripa con un buen pincho, el caso es que le cogió un miedo que podría más bien calificarse de terror, ese era el calificativo, estaba aterrorizado, todavía le dolía la cara de las bofetadas que recibió aquella tarde y también de todo lo que tuvo que hacer para volver a casa, los sicarios le abandonaron en mitad de aquel lugar que presumiblemente era una cantera en mitad de la oscuridad y además se llevaron sus zapatos y calcetines, después de ese percance no pudo ir a trabajar el resto de la semana. El miedo y los pasamontañas no le dejaron centrarse en detalle alguno de sus atacantes, solo escuchó una voz, solo fue capaz de ver que los dos llevaban vaqueros, nada más, cuando terminaron de darle la paliza que más que paliza fue un simple abofeteamiento lo ataron sentado sobre una roca pero de tal manera que pudiera desatarse al cabo de determinado tiempo, el único problema era que a él no lo habían atado nunca y menos de ese modo así que la operación le ocupó no menos de una hora y en mitad de ese tiempo se puso a llover, no sabía dónde estaba andaba descalzo y tenía que volver a su casa, toda una lucha de titanes para aquel pobre hombre que jamás se había visto envuelto en una situación parecida desde que lo parieron. Salió a la calle y el aire fresco le dio un respiro, luego se metió en un bar y pidió un brandy, el dueño le preguntó que si tenía alguna preferencia y contestó negativamente de modo que de una botella de Terry le sirvió el trago que se echó al gañote de una sola vez, pidió otro y este lo paladeó un poco más despacio mirando a la gente que pasaba por la calle, vio a dos mujeres jóvenes que pasaban por la acera con bolsas de papel, eran Eva y Laura, quiso salir tras ellas y seguirlas a determinada distancia, pero a la hora de pagar las consumiciones no encontraba la cartera, se aceleró, otro problema más, el dueño del bar apoyado sobre los codos en la barra esperaba pacientemente mientras Armando buscaba y rebuscaba en todos los bolsillos   “¡Qué coño…!”, entonces se dio cuenta de que le habían robado la cartera que llevaba en el bolsillo exterior de la chaqueta tipo cazadora, lo que faltaba, habló con el barman y le explicó el que de la cuestión pero el hombre no tragó   “Mire usted, a lo sumo llame por teléfono a alguien que pueda traer el dinero, no es tan difícil hombre…” se le ocurrió que acababa de ver pasar a Laura acompañada de su amiga íntima, así que cogió el móvil y la llamó   “Que tripa se te ha roto maricón…”   “Laura estoy en un pequeño apuro, he parado a tomar una copa en un bar a la salida del abogado y resulta que me han robado la cartera, os he visto pasar a las dos hace un momento por delante del establecimiento es el bar restaurante Palma de Oro, estáis a dos pasos, por favor desandad el camino cien metros y lo encontrareis.”   “Pues vas a tener que esperar un rato porque nos estamos probando unos zapatos, cuando terminemos vamos para allá.” De fondo se oía la voz de Eva que decía    “Como vayas te mato, que se joda este cabrón, ni se te ocurra.” Más incertidumbre añadida al pésimo día que había tenido, vendrá, no vendrá, era como desojar la margarita del amor pero sin amor de por medio. Después de una hora que se le hizo una eternidad Laura llegó al bar, sin mirarlo dijo al dueño que se debía    “Catorce euros del brandy y dos de la cerveza.”   “Es que esperando me ha entrado sed y me he pedido una mediana…”    “Pues mire el brandy se lo pago pero la cerveza no, que hubiera esperado con un poquito más de paciencia, no cambiará nunca este tipo ¿sabe usted que en varias ocasiones tuve que pedir a mi familia dinero para comer porque este señor se gastaba el dinero en copas y en partidas de cartas? Cuanto me alegro de haberme divorciado de ti capullo de mierda.” Armando podría haberle contestado pero en la puerta del bar estaba su ángel de la guardia, Eva que lo miraba con cara de odio y de rencor, solo faltaba que le enseñara los dientes, como hacen los lobos antes de atacar a sus presas. Se enfrentó a Eva porque la pareja salieron juntos del bar, casi le tapaba el paso obligándole a pasar pegado al quicio de la puerta, el dueño del bar después de lo dicho por Laura le hizo saber que la cerveza corría a cuenta de la casa pero que no volviera por allí aunque tuviera dinero   “me he quedado con tú cara…” le dijo, señalándole con el dedo. Comenzaron a caminar las dos en busca del coche que lo tenían en un parking próximo y Laura le dijo a Eva   “Este maricón de mierda nos está mirando, lo noto, se como es y cómo actúa, para él ha sido una humillación grande tener que llamarme para esto.”   “Que lo hubiera pensado antes Laura, haber si cree que vas a tener que ir arrastrándote cada vez que te llama.” Se disponían a cruzar un semáforo que estaba a punto de cambiar a verde para los peatones cuando le llegó a Eva una fragancia exquisita, un chaval de no más de veinte años estaba a su lado vestido de sport con un portafolios en la mano fumando, ella sacó un cigarrillo y pidió fuego   “Por supuesto señora, disculpe pero se pone verde al otro lado se lo enciendo.” Olía a vainilla y coco la colonia que llevaba,  sacó un encendedor de oro y la luz led se encendió al instante.   “Qué lástima Laura que tengamos que caminar tanto, ya te decía que teníamos que haber traído el coche, esta zona es muy golosa para comprar y los zapatos me están matando.”   “Si quieren ustedes las puedo acercar donde sea, yo ya voy de retiro al estudio.”   “¿Qué estudias si se puede saber?” El muchacho rió   “No estudio, bueno eso también, pero me refiero al lugar donde trabajo, soy arquitecto y vengo de hacer un análisis de una casa en el barrio de Salamanca que tenemos que reformar, a eso me refería. Permitidme que me presente, mi nombre es Nicolás Fuentes.”   “¡Joder! Si te vi por la tele hace poco enseñando una casa que habías hecho en la sierra…”   “Un matiz, que habíamos hecho en la sierra, trabajo con mi hermano, y aunque no nos dedicamos a demasiado a menudo a hacer reformas esta vez lo hemos tenido que hacer, es un buen cliente que no quiere que nadie más entre en su casa para hacer cosas de este tipo, de manera que estamos obligados a hacerlo.” En la televisión estos programas se presentaban con el propósito de enseñar casas excepcionales de gente rica que además al terminar sabías que las podías comprar por x millones de euros, de forma que el propio arquitecto era como una especie de agencia inmobiliaria,  por el hecho de enseñar la casa y sus peculiaridades, el propio arquitecto tenía una comisión asegurada.  
Lo siguiente es que en este mismo encuentro Eva se despidió de Laura, le dio las llaves de su coche y le hizo saber que ya la llamaría más tarde porque Nicolás le había invitado a  visitar el lugar donde trabajaba. Hasta cierto punto era normal, hacía algún tiempo que Eva y Gorka buscaban un lugar nuevo en el que vivir lejos del ruido de Madrid pero a la vez que no estuviera demasiado separado del trabajo, no era arreglo el tener que hacer un montón de kilómetros diarios para ir y volver del trabajo, al fin y al cabo estaban como quien dice recién casados y ya se sabe que para este tiempo las parejas están más unidas que nunca. Laura recelosa aceptó, incluso se hizo cargo de las bolsas de la compra de Eva dejándole a esta las manos libres para que llevara su bolso Louis Vuitton hecho de manera exclusiva según ella pidió.   “Voy a ver si además del estudio puedo recabar ideas para lo que buscamos Gorka y yo, llamaré a Gorka para decírselo, a lo mejor se nos quiere apuntar más tarde.”   “Vale lo que tú digas, pero es una putada que me dejes sola ahora, más después de ver lo que acaba de pasar con Armando.”   “No te preocupes que este no se te acerca ni de lejos, te lo digo yo.”   “¿Pasa algo? porque si puedo ayudar me lo decís.”     “No nada, es una cuestión doméstica que ya ha sido solucionada ¿verdad Laura?”   “A, si, ningún problema, cosas domésticas como dice Eva, bueno dame un beso que me voy a casa, llámame luego.” Se dieron un pico en los labios y Laura siguió su camino. Nicolás algo sorprendido contempló la escena mudo y después le propuso a Eva   “Tenemos una casa a media hora de aquí que es una cucada ¿la quieres ver? te va a encantar.”   “¡Si claro que sí! vayamos a verla, mira tú por donde ya tendremos información de primera mano de una casa de manos del constructor.” Se dirigieron hacia otro parking cercano y subieron a un elegante Jaguar full-equip, aquella máquina era fastuosa, todo lo que un amante de los coches pudiera desear estaba allí.   “Vaya con Nicolás, no te estás de nada he, caramba con el juguetito, ¿Cuántos caballos tiene?”   “Doscientos setenta y cinco, lleva un motor de doce cilindros en uve, no me digas que a ti te interesan estas cosas.”   “Pues claro que sí, estoy tratando de convencer a mi Gorka que se compre un Porche Panamera cinco puertas, por aquello de que a lo mejor dentro de poco aumenta la familia, ya sabes, hay que ser prudentes a la hora de gastar un dineral como este. Pero tú coche me encanta, es sumamente elegante, como el dueño.”  Cuando Eva soltaba a algún hombre un alago tal, lo hacía con una maestría propia de una geisha educada para ese fin, refinada pero sin pompa alguna, claro no llevaba la cara pintada de pintura con una base de pintura de plomo ni los labios minimizados con forma de corazón y azúcar glaseado para el brillo de los ojos, además ella tenía ya a su danna quién la protegía y mantenía, en ese caso Gorka, pero en muchos casos esos dueños simbólicos cuando se cansaban de ellas las cambiaban por otra quizás más bella o más joven. Sin kimono y sin parafarnalia alguna, ahora metida dentro de aquel Jaguar Eva empezaba a jugar sus cartas, se sabía hermosa y elegante de modo que en cuanto se acomodó en el lujoso asiento de piel del coche, se dispuso de modo que Nicolás pudiera admirar sin barrera alguna el  final de sus piernas y los pezones de su pecho que empezaban a endurecerse sin control debajo del fino sujetador que lo mantenía en su lugar.  –Maravillosa lencería, pensó para sí, la de Victoria Secret-  y comenzaron a rodar por la capital camino del destino que solo Nicolás conocía.
Laura llegó a su casa y en cuanto abrió la puerta se sacó los zapatos, caminó por el parquet del pasillo y se derrumbó en el sofá desabrochándose la mini falda y soltando el sujetador, así estaba tomándose un gin tonic que se preparó. Sonó el telefonillo de la calle y con desgana se levantó, al descolgarlo y preguntar quién era solo se escuchó la respiración de alguien, volvió a preguntar y se hoyó el mismo sonido junto al rumor de los coches que en ese momento pasaban por la calle, inquieta colgó sin decir nada más. Se le ocurrió llamar a Eva para contarle el asunto, pero la retuvo el saber que en ese momento Eva estaba con el arquitecto  -a saber qué era lo que estaba haciendo- así que apuró la bebida se desnudó y se dio una ducha caliente, cuando Laura se duchaba el baño quedaba sumergido en una especie de niebla que se trasladaba a todos los rincones del baño, todo quedaba como si hubieran cogido esta pieza de la casa y la hubieran sumergido en una piscina gigante para después sacarla de ahí. ¡Qué placer señor! Esos momentos le eran absolutamente  necesarios en ocasiones como esa, no se vistió salvo con el albornoz y una toalla alrededor del cabello que le absorbía la humedad dispuesto a manera de turbante. Se sentó ante el televisor apoyada sobre cojines bien dispuestos y así se durmió, su sueño estaba relacionado con su nuevo amor Miguel que de la mano la llevaba a un lugar en la montaña donde se sentaban en lo alto de unas rocas, de pronto como si de un terremoto se tratara la tierra empezaba a temblar, las rocas se movían bajo sus pies y caían en el vacío llamándose mutuamente el uno al otro, el descenso fue rápido e intenso y cuando estaban a punto de llegar al suelo arenoso de una playa despertó con un sobresalto tal, que le pareció que había muerto. Sin embargo cuando abrió los ojos se dio cuenta que solamente era una pesadilla, sin embargo estaba sudando y angustiada, le faltó el aliento por un momento y se asustó. Llamó a Miguel que contestó al teléfono rápidamente y le contó lo sucedido, este la tranquilizó   “No te preocupes cariño, en un cuarto de hora estoy ahí contigo, ya salgo del trabajo, tenía que pasar a hablar con un cliente pero lo puedo hacer mañana, no corre demasiada prisa.”   “Te lo agradezco mi amor, estoy temblando como una hoja…”  Ciertamente que no tardó, en diez minutos estuvo en casa, se encontró la M-30 sin tráfico, no era la hora de salida de los trabajos de modo que se podía circular con relativa rapidez a pesar de las obras de los cojones que siempre estaba llevando a cabo el ayuntamiento, vayas por aquí, conos por allá, obreros inmigrantes por todas partes con chalecos reflectantes y cascos… Miguel se preguntaba el porqué los operarios de superficie llevaban cascos y más de la mitad de los que trabajaban en la construcción lo llevaban también pero colgado de un gancho en la cintura por si venía algún inspector, lo cierto es que en las obras tenían su propia clave en forma de silbidos que alguien daba en cuanto a uno de estos funcionarios se le veía hablando con el encargado de la obra, bueno de hecho no es que se lo preguntara, es sencillamente que le parecía absurdo y sobre todo peligroso. Al llegar a la urbanización donde tenía la casa Miguel muy cerca del estadio Bernabeu de futbol vio salir a toda leche un Ford Escord viejo de color gris plata, había dentro dos hombres y el que conducía lo hacía fatal, un par de veces dio con las llantas delanteras contra el bordillo de la acera a la vez que parecía divertirles aquello porque no paraban de reír, cuando pasó por su lado con sumo cuidado con la primera puesta identificó al ex de Laura y tomó buena nota de la matrícula del coche por el retrovisor interior. Siguió hasta su casa y trató de entrar con la llave puesta en la cerradura pero no pudo acceder a abrir de manera que llamó por el móvil a Laura,  esta contestó rápidamente   “Laura ,nena, que estoy aquí en la puerta y no puedo entrar, seguro que has dejado la llave puesta.”   “Si cariño perdona, ya voy, le abrió la puerta y se tiró a sus brazos llorando.”   “Bueno bueno, ya estoy aquí  cariño, pasemos dentro. ¿Qué? te ha hecho una visita el borde de tú ex ¿verdad?.”   “No lo sé Miguel, hace rato que han llamado al telefonillo pero no se han querido identificar, no sé quién era pero es que además he tenido una pesadilla de más terrible.” La toalla que envolvía su melena negra había caído y el albornoz atado a la cintura con un nudo simple se había abierto, allí estaba Laura muerta de miedo por un sueño y el hijo de puta de su ex encima tratando de amedrentarla con toques anónimos que no hicieron más que empeorar ese pequeño trauma momentáneo. Miguel fue hasta el baño cogió una pequeña toalla del mismo la empapó de agua fría y se la puso en la frente, Laura dio un pequeño respingo pero le hizo mucho bien, su sangre comenzó a circular de manera más acompasada, se calmó, Miguel no le informó sobre quién era el merodeador que trataba de meterle miedo pensó que no era oportuno  -ya solucionaré esto a mi manera- pensó.   “Ven mi amor, hazme el amor, quiero gozar contigo de las mieles de la vida.” Esta frase la aprendió Laura de su amiga Eva, no hay quién se resista a una invitación como esa. Lo desnudó poco a poco y al llegar a su bóxer ya estaba más que preparado para comenzar la danza de los enamorados. Un baño conjunto en el yacusi con unas sales espumosas renovaron a la pareja a la vez que los relajaron. Este es un efecto un tanto contradictorio pero es precisamente el que le procura al cuerpo después de una jornada de trabajo dura o en el caso de Laura, la relajación que necesitaba después de las últimas horas pasadas, que como ella le apuntaba a Miguel habían sido un tormento para el alma.
“Y bien, ¿Qué te parece la finca? Eva, dime algo mujer.” Eva estaba un poco trastornada al ver aquella casa  de estilo rústico pero a la vez nada modesta, el jardín con un par de palmeras al  lado derecho de la entrada sobre un césped magnífico y un poco más al fondo un jardín montado sobre unas traviesas de vía de tren antiguas a varios niveles le conferían un aire de sencillez y a la vez de elegancia fuera de lo común, la casa tenía dos niveles pero desde fuera no daba la impresión de la amplitud del interior que de hecho era lo más espectacular, el interior, Eva entró en aquella mansión como si lo hiciera en una gran catedral, despacio, sin ruidos, Nicolás que iba delante avió un pequeño cuarto y puso en marcha la instalación eléctrica y la casa cobró vida propia, un recibidor amplio cuyo suelo era de mármol relucía de tal modo que hasta ella vio reflejadas sus hermosas piernas hasta el final, a su izquierda una pared de roca viva de cinco metros formaba una cascada de agua silenciosa iluminada de forma tenue por luces que no se veían, el agua alimentaba papiros pequeños en una pequeña balsa que había en el fondo, aquello era un sueño, poco a poco fue admirando detalles como el guerrero samurái de piedra con un rostro impasible como deseando ser observado por los visitantes, luego un ligerísimo escalón cambiaba la escena y te llevaba a otro mundo, el mundo rural, empezando por el suelo hecho de barro cocido en grandes losas, todas ellas irregulares pero perfectamente puestas para que nadie pudiera tropezar y pasando delante de un chifonier hermosamente labrado de madera de ciprés.   “Dios mío Nicolás esta casa es un sueño, creía que era imposible lograr tanta armonía y a la vez tanto dinamismo para la vista dentro de una casa.”   “No amiga mía te equivocas, esto no es una casa, es una oda a la belleza, tengo más lugares para enseñarte pero creo que este armoniza de forma perfecta con lo que tú eres, una diosa.” Dicho esto, Nicolás allí de pié cogió tiernamente la cara de Eva y la acercó a la suya para terminar dándole un beso suave pero profundo, uno que terminó haciéndoles abrir y cerrar sus bocas presas la una de la otra e ir poco a poco buscando con delicadeza el contorno de sus talles apartando las piezas de ropa que los cubría. Pasaban de la cintura a la nuca y de ahí al cabello,  luego pasaban a acariciarse los brazos como si de doctores se tratara cuando hacen un chequeo general… el móvil sonó y Eva se apresuró a apagarlo pero en la pantalla apareció el nombre de Ana, su hermana, que raro, ella nunca la llamaba, se podían contar las ocasiones con los dedos de una mano   “Eva por favor ven rápido, a papá le ha dado algo no me preguntes el qué porque yo no lo sé me ha pillado en la universidad, pero mamá me ha dicho que se lo han llevado a La Paz con ambulancia, yo estoy de camino.” Colgó, y comenzó a arreglarse la ropa   “¿Qué pasa Eva?” Dejó el móvil sobre unos libros puestos sobre una mesa pequeña dispuestos de modo informal y le dijo que tenía que marcharse urgentemente   “Mi padre, al parecer lo han ingresado de urgencia en el hospital por algo que le ha dado, me llevarás verdad?”   “Por supuesto que sí, vamos que queda un poco lejos de donde estamos.” El Jaguar estaba dispuesto, pero no la circulación de Madrid, ya se sabe que para los atascos lo único que es práctico es tener un helicóptero. Nicolás se apresuró a cerrar las instalaciones y poner en marcha la alarma de nuevo mediante un mando unido a las llaves de la casa, después de lo cual se pusieron en camino.   “Oye Nicolás, este coche ¿no puede correr más?”   “Claro que sí, pero no es práctico hacer rally por aquí, además cuando entremos en la M-40 nos vamos a encontrar bien jodidos, haber que se puede arreglar para evitarlo. La pantalla del navegador le indicaba el camino más rápido pero no era solo él quién llevaba navegador, miles de conductores hacían lo propio cuando se trataba de evitar tráfico. Después de nervios y fatigas llegaron a La Paz, Eva le dio las gracias, Nicolás se ofreció de buena gana a quedarse con ella pero Eva le dijo que no era lo más conveniente   “Seguro que han llamado también a mi marido y conociéndolo ya está esperándome, pero de todos modos muchísimas gracias, queda pendiente el terminar de visitar la casa.”   “Por supuesto que sí lo estoy deseando, dame tú número de móvil y no te preocupes se ser discreto, soy el arquitecto al que le pediste ver unas casas  la afueras de Madrid.”   “Me cago en la puta… me he dejado el móvil en la casa que acabamos de ver…”   “Bueno no te inquietes, voy por él, ¿Dónde te lo envío?” con papel y lápiz tomó nota de la dirección de Laura   “No te preocupes allí lo tendrás dentro de un par de horas, tomaré nota del móvil mismo.” Se dio la vuelta y se dirigió al servicio de urgencias, Nicolás se quedó un instante mirándola pensando en que no había tenido la oportunidad de ver a Eva desde esa perspectiva, es decir de espaldas y se le pasaron un montón de cosas por la cabeza fruto de una mente imaginativa y creativa, un sol de mujer, pensó, esta mujer es un templo digno de ser visitado continuamente, conservado y cuidado más haya de lo que muchos puedan imaginar, es mi responsabilidad y a fe de dios que voy a cumplirla después de tanto desengaño que he tenido en la vida.
Eva entró en urgencias donde encontró a su hermana Laura llorando y a su madre callada sentada en una silla, cabizbaja y con un pañuelo arrugado entre las manos, se dirigió hacia ella y le dio dos besos, se incorporo de nuevo y preguntó a Laura que era lo que había sucedido, esta sin poder dar demasiadas explicaciones solo le apuntó que cayó al suelo como fulminado por un rayo, y que su madre no pudo más que llamar a los vecinos de enfrente para que la ayudaran. La vecina llamó a una ambulancia del SAMUR y antes de diez minutos estaban en casa para llevárselo a La Paz.    “Eva, si llegas a verlo pobrecillo, estaba con los ojos en blanco y tenía el cuerpo retorcido  -se echó a llorar de nuevo-  era un puro bulto en la camilla, todavía no sé como lograron atarlo a ella para traerlo aquí.”  Eva toda decidida entró por la puerta que daba acceso al interior donde trataban a los recién llegados y preguntó por su padre   “Usted no puede estar aquí señorita, la familia tiene que esperar afuera, ya saldrá el médico y le dará información.”   “Escucha bien lo que te voy a decir, en uno de estos boxes está mí padre y voy a estar a su lado le pese a quién le pese ¿entiendes?, para cuando salga el médico yo estaré al lado de la cortina, y tienes ovarios échame tú, no me pongas más nerviosa de lo que estoy porque monto una que se hunde el cielo. ¡Vaya una forma de tratar a la gente! Seguro que si eso le pasara a tú padre te dejarían estar a sus pies, ¿Qué tengo yo de diferente? Tú a lo tuyo, escribe y calla.” Después de indicarle en que box estaba se dirigió a él y abrió sin reparo ninguno la cortina, el médico y la enfermera que lo atendían se volvieron sorprendidos pero ella los calmó diciendo que era la hija del enfermo y estudiaba enfermería, por eso la habían dejado pasar. A eso se le llama tener recursos, no le pusieron ningún inconveniente pero el médico le dijo que se pusiera a un lado, a Lucas se le veía fatal en medio de pequeñas convulsiones y todo intubado asistido para respirar con oxígeno de un tubo que salía de la pared. Eva se impresionó ante tal espectáculo, un tanto dantesco para ella dado que hasta entonces su vida había transcurrido de manera fácil, divertida, despreocupada, ahora empezaba a tener consciencia del valor de la vida y como aprovecharla, sin embargo algo cierto es que cada uno interpreta a su  manera el modo de hacerlo, casi todo es aceptado para aprovechar nuestro momento de vida, todos los comportamientos son propios si se adecuan a la circunstancia que queremos, era de ese modo como Eva iba a vivir desde entonces antes de verse como ahora veía a su padre. De manera que el suceso de su padre sirvió como revulsivo, era como un despertar a la vida, estaba resuelta a, sin pensar demasiado en lo hacía vivir, vivir y vivir, lo que nadie salvo ella podía imaginar de qué modo lo haría, las noticias sobre el estado de su padre revelaron lo peor; había sufrido un derrame cerebral y rápidamente se lo llevaron de allí al lugar donde se le tenían que practicar otras pruebas más complejas   “Señorita ahora sí que es imposible que nos acompañe, vamos a una zona junto a los quirófanos donde se le realizarán las pruebas convenientes, tengan paciencia y esperen fuera les mantendré informados.” Ya no tenía ánimos para replicar, de forma que salió a la sala de espera y se sentó al lado de su madre, Ana le preguntó qué era lo que le habían dicho los médicos pero Eva poniendo un dedo sobre su boca le indicó que esperara que luego hablarían, a todo esto llegó Gorka, después Laura quién con cara de susto como siempre que sucedía algo inesperado ponía   “¿Qué es lo que pasa Eva?” Eva se levantó, salieron a la puerta del  hospital y le pidió un cigarrillo   “Laura me da un miedo terrible que mi padre no pueda salir de esta, el médico dice que ha tenido un derrame cerebral y aunque es un hombre fuerte y muy sano estas cosas no distinguen a los fuertes de los débiles, ¿y Miguel donde está?”   “Se ha tenido que quedar con Aranchu, los pedidos no se pueden interrumpir y ha ido a la fábrica para controlarlo todo con ella.”   “A, bien, claro, la vida sigue…” Estaba completamente ausente, como substraída a todo lo que ocurría a su alrededor, Laura le puso el móvil en el bolsillo de atrás de la pequeña falda y Eva se lo agradeció, le dio un beso en la boca   “Eres una buena amiga Laura, ¿sabes que haría ahora mismo? te comería viva, dios no sé que me pasa, me llegan algunos recuerdos nuestros que se han quedado ahí como si fueran marcados a fuego, quizás es que me estoy volviendo loca.”   “No digas esto tonta, a mi me pasa lo mismo, pero eso no significa que tengamos que depender de los hombres si queremos tener una vida un poco más plena, bueno quizás no sea esta la expresión, digamos que dependemos de ellos para tener un futuro sin tener que ir pinchando por ahí aprovechando ocasiones fáciles que la dejan a una más vacía que antes.” Esa era su filosofía, para cambiarla y aposentarlas a las dos tendrían que trabajar duro tanto Gorka como Miguel, dos hombres que trabajaban en el mismo negocio pero que con el correr de los años eran más que dueño y trabajador, auténticos amigos.
Para cuando salió el médico después de cuatro horas, Eva y Laura salieron disparadas de sus sillas en la sala de espera y se dirigieron a él, en voz baja el doctor Orduño les anticipó sin ambages que la situación no era nada buena y que había quedado inconsciente, estaba sedado y los supuestos dolores de cabeza que ahora tendría estarían atenuados por la droga que le suministraron. Había que esperar 24 horas para ver la reacción de su propio cerebro, hay ocasiones en los que el propio organismo absorbe una lesión como ésta pero no les dio demasiadas esperanzas. Finalmente sucedió lo esperado, a los tres días de estar en una situación de alarma continua, Lucas murió, solo les dio el tiempo justo para apretar levemente la mano de los suyos para después dejar de respirar. Gorka se encargó de hacer todos los preparativos para el entierro, en este caso en concreto Lucas dejó dicho que quería ser incinerado contra la voluntad de su esposa, pero las últimas voluntades prevalecen ante todo otro deseo de la familia de manera que se hizo como él quería bajo la observación del enviado del seguro que pagaban desde hacía bastantes años atrás. Nadie de la familia imaginaba que vendrían tantas personas al sepelio, desde el dueño de la fábrica de cosméticos hasta el último empleado todos acudieron para presentar sus respetos a la familia, entre ellos se encontraba Nicolás a quien Eva presentó como el arquitecto que le estaba ayudando a encontrar una casa donde vivir a las afueras de Madrid. Ester la esposa del finado y Ana su hija pequeña estaban notablemente afectadas por esta muerte que cambiaría definitivamente sus vidas, lo que ellas no sabían todavía, era en qué sentido o hacia que dirección las reconduciría este cambio de rumbo. El señor Ulloa dueño del negocio en el que trabajó durante los últimos 28 años Lucas se ofreció amablemente a su viuda en todo aquello que hubiera de menester, le dio una tarjeta personal suya con el número de móvil y le dijo que no dudara en llamarlo a cualquier hora para lo que necesitara, Ester le agradeció el ofrecimiento y le respondió que si le hiciera falta así lo haría. Aquel hombre alto y de manos mantecosas cogió las suyas y las besó antes de subirse a su gran todo camino Audi y marchar con los demás hacia el aparcamiento del tanatorio, sus ojos reflejaban que sentía esa muerte, aunque en honor a la verdad siempre miraba igual, con media mirada porque siempre lo hacía con los ojos entornados como si algo  se cerniera sobre su cabeza que le procurara cierto temor, eran ojos de una tristeza indefinida, antes de subir a su coche habló con un hombre de mediana edad muy bien vestido que después de eso pasó las llaves de un pequeño utilitario de la empresa   -este se distinguía bien por el logo y la pintura que lo decoraba-  a otro trabajador y ambos subieron en su coche para marchar de aquel lugar de especial encanto.
Mi padre, un gran lector, un devora libros auténtico, decía que iba mucho al cementerio a leer porque allí encontraba lo que en ningún otro sitio había, “Allí solo hay una reina, la Paz, con ella haciéndote compañía puedes asimilar mucho mejor todo lo que lees, tienes una mejor dimensión del mundo que nos rodea y sobre todo… nadie viene a tocarte los huevos mientras  estás disfrutando de estos momentos de recogimiento, necesario, vital, único.”  ¿Qué quieres?, mi padre era así y por mucho que le dijera nadie, allá que se iba a coger el autobús que lo acercaba hasta el cementerio, cuando lo veíamos salir de casa con un libro forrado de papel de periódico sabíamos exactamente dónde encontrarlo si sucedía alguna cosa urgente, porque además tenía su lugar en medio de aquel laberinto de mausoleos y tumbas, un banco en concreto en el cementerio de La Almudena. Que nadie crea que trato de ensalzar su figura  -la de mi padre-  era un putero de mucho cuidado, tuvo unas cuantas cuestiones con vecinos del bloque donde vivíamos anteriormente porque se tiró a no sé cuantas vecinas, mi madre sufrió lo indecible con él, incluso miembros de la familia sacaron la conclusión de que se casó con ella porque era mujer callada y muy pacífica, sufridora de nacimiento, año que pasaba, embarazo que tenía hasta que decidió de acuerdo con su ginecólogo hacerse un atado de trompas, cuatro críos en poco más de cinco años era motivo sobrado para tomar esa decisión. Trabajar, trabajaba, pero llegó el momento en el que con lo que ganaba y lo que apartaba para sus gastos personales, a mi madre ya no le llegaba para mantener a toda la familia, su madre y su hermano mayor estuvieron durante mucho tiempo prestándole ayuda económica hasta que las cosas, en sentido económico se les hicieron insostenibles, sobre todo a mi tío que se quedó en el paro en con una edad difícil de conseguir un empleo parecido al que tenía, un gran oficio por cierto, era matricero, pero ahora, los ordenadores y los robots que dirigían a los rayos láseres estaban haciendo que todo este personal fuera prescindible, pasó a ser un trabajador obsoleto por lo menos eso se consideraba él mismo, de forma que cayó en una depresión además de perder el empleo. Jodida modernidad, decía, un día de estos la economía se irá al carajo por culpa de estos inventos y si no, al tiempo, más te vale Pablito que dirijas tus esfuerzos en esta dirección porque si no vas listo chaval. Luego, de la noche a la mañana mi padre desapareció, nadie lo vio en el barrio ni en el trabajo, no recogió nada de casa todo lo dejó allí, hasta su querida cazadora de piel como las que usaban los  aviadores que no se quitaba de encima hasta bien entrada la primavera hiciera el tiempo que hiciera, en fin, todo muy raro. Mi hermana mayor que para entonces contaba solo con diez añitos, se encargaba de nosotros mientras mi madre iba a limpiar casas, a ellas dos les debo mucho de lo que soy hoy día. No soy ningún lumbreras pero por lo menos ayudo en casa en todo lo que puedo, sobre todo para resarcir a mi madre todos los esfuerzos que ha hecho en la vida por sus hijos, sin embargo  -y esto es un secreto-  me gustaría saber donde para mi padre, solo para saber cómo se encuentra y con quien porque estoy seguro que debe de estar viviendo con alguna mujer.
Eva después del entierro y de recoger las cenizas de mi padre en una urna bellísima que previamente escogió Gorka se tomó una semana de digamos que descanso, le comunicó a su marido que necesitaba unos días para ella   “Amor, me gustaría espaciarme un poco de todo lo sucedido, he pensado en pasar unos días haciendo un pequeño tour por el norte si a ti te parece bien, tengo que reconciliarme con mi padre aunque sea en espíritu y para ello necesito estar sola…” Esto te lo dice tú amantísima mujer después de una noche locura y desenfreno y ves salir el sol sobre su piel ligeramente dorada y desnuda parcialmente entre las sábanas de la cama y ¿Cómo le dices que no? Gorka descolgó el teléfono y habló con alguien, seguidamente le dijo sin más   “¿Cuándo quieres irte? porque por mi parte si quieres puedes preparar las cosas, lo que más deseo en este mundo es tu felicidad, te quiero con toda mi alma y quiero que seas feliz. He llamado para que te traigan el Mercedes de ese modo irás más segura, si tienes algún problema de dinero me llamas y te lo hago llegar adonde sea.” Eva se colgó de su cuello pero con cautela no fuera a destaparse el plan que tenía urdido por causa de una actitud jubilosa. Le faltó tiempo a Eva para ponerse en contacto con Nicolás y quedar de acuerdo en donde y como se podían ver  -para enseñarle algunas casas- que podían ser de su interés, por supuesto que faltaba ver a fondo la primera casa que visitaron y terminar de decidir si les convenía, tanto el lugar, los metros cuadrados del conjunto y su precio que Nicolás terminó la vez anterior diciéndole que les convenía a los dueños vender pronto por un asunto de separación y en consecuencia de falta de liquidez, el dueño de la casa tuvo además mala suerte con los negocios y las inversiones en el IBEX le trajeron un descalabro importante a su economía. El día de la despedida de Eva estuvo acompañado hasta de lágrimas por parte de Laura, era como si su hermana se fuera en busca de fortuna aunque en realidad lo que buscaba era una aventura pero de lujo y glamur, un anglicismo desafortunadamente usado de forma barata y fácil por la élite de la gente VIP. Con sus indispensables golpes de cadera para caminar  -cosa innata en ella desde jovencita-  por saberse atractiva y un tanto singular se dirigió por fin al Mercedes, cuando salió a la puerta del chalé se quedó boquiabierta, volvió la vista hacia Gorka y este le dijo    “Es tuyo, tú no puedes ir subida en cualquier utilitario.” El modelo era el CLS 350 Blue Efficienci en color plata oscura, no pudo por menos que dejar el bolso de mano en el suelo y echarse a correr hacia Gorka para echarse a sus brazos y comérselo a besos, el sintió como sus muslos lo ataban, el pantalón DG que llevaba hacía que pareciera que iba desnuda, finos y elásticos eran como una segunda piel. Ahora era mal momento para que él le diera todas las explicaciones acerca de cómo se podía conducir aquella máquina, por eso se limitó a decirle que usara solo determinados mandos y que lo condujera con la palanca de cambios en determinada posición, carecía de embrague lo que significaba que era automático, lo mismo la suspensión y el reparto de frenada cuando entrara en las curvas, de eso se encargaría el propio vehículo, por último le señaló como iba el navegador de a bordo y el equipo de música que se manejaba desde el volante.   “Por dios ahora no Eva”, ella le estaba bajando los pantalones mientras que con la otra mano se deshacía de los suyos   “Un polvo rápido por favor que voy a estar unos cuantos días sin verte, ya sé lo que te pasa, tienes un lio por ahí verdad?”   “No digas tonterías, ¿de dónde iba yo a sacar fuerzas?” Practicaron el sexo de forma alocada y con la puerta abierta, ello no fue obstáculo para que los dos más que gemir gritaran cuando les alcanzó el orgasmo. Eva se duchó y cambió de ropa mientras que Gorka se tomaba una tónica, cuando bajó por la escalera todavía estaba más hermosa, su rostro siempre aparecía rojo y resplandeciente cuando terminaba de hacer un esfuerzo voluntario como aquel, parecía que se hubiera dado un maquillaje perfecto, aunque no era más que la sangre que se agolpaba en su cabeza cuando estaba en una circunstancia como la que acababa de vivir unos momentos antes.
Subió al coche y en ese instante su marido le dio la llave, estaba cogida a un llavero de oro de ley que era su nombre y que Gorka había hecho hacer expresamente para ella, la introdujo en el arranque y pulsó el botón star stop, el motor no daba señal de estar encendido pero solo era una ilusión lo silencioso de su sistema hacía que pareciera que estaba apagado, entonces apretó el acelerador en punto muerto y empezaron a rugir los caballos de su interior, tocó los botones para posicionar su asiento y la altura del volante y volviéndose hacia Gorka le mandó un beso. Salía ya de la urbanización cuando sonó el manos libres   “Si, dime…”   “Soy Nicolás, ya estoy de camino, creo que llegaré a eso de las dos si te apetece comemos juntos en el parador de La Colmena.”   “Bien, pero no me tengas esperando que a esa hora normalmente ya he comido.”   “Descuida si tardo más de diez minutos de la hora dicha podrás vengarte de mí ja,ja,ja,”   “Haber si es verdad, pero de todos modos procura que no tenga que esperar, jamás he esperado a un hombre para lo que quiera que sea, fin de la conexión.” Efectivamente cuando ella llegó al lugar vio el Jaguar aparcado bajo el tejadillo de brezo y ella paró justo al lado, Nicolás estaba en la terraza exterior tomando un vermut con una tapa, vio que descendía de un cochazo a una mujer escultural y se quedó boquiabierto cuando identificó a Eva. No contemplaba solo aquella joya de coche, Eva con el pantalón ajustadísimo y la cazadora de piel dirigiéndose hacia el lugar lo dejaron sin poder parpadear, daba sus típicos golpes de caderas que ya formaban parte de su personalidad y eso llamó la atención de un camarero con mandil largo y vestido de pingüino en la parte superior, ¿Cómo puede ser que la gente tenga tan mal gusto? se preguntaba Eva, realmente parecía que hubieran unido dos mitades de hombre con el fin de hacerlo aparentar un hombre elegante con un cocinero de cualquier pensión barata.    “¿Y eso?”   “Eso, ¿el qué?”   “Pues ese cochazo que llevas, chica no te andas con baratijas he…”   “Es un regalo de mi marido, estaba harto de verme con chatarras por la carretera y hoy me ha dicho ¿Sabes qué? si te vas a pasar unos días fuera y vas a hacer kilómetros por lo menos hazlos con un buen coche, y me lo ha regalado.”    “Pues vaya con tú marido… se ha lucido de verdad de la buena, mi socio tiene un Mercedes pero no le llega ni a la altura del betún al tuyo, me lo dejarás conducir ¿no?”   “¿Porqué tendría que hacerlo? quizás más adelante si llegamos a tener una amistad, y conmigo al lado por supuesto.” Comieron y cada uno en su coche regresaron a la casa que habían comenzado a visitar, entraron de nuevo en la mansión y Nicolás abrió luces y persianas que se accionaban por sistema eléctrico, se le notaba algo acelerado, a Eva no se le escapaban estos detalles era buena observadora y veía cierta… digamos que electricidad en el comportamiento de Nicolás.   “¿No quieres saber cómo terminó el tema de mi padre?.” preguntó despreocupadamente   “Pues a los tres días de ingresar en La Paz, murió, te lo digo porque no he recibido ni una llamada tuya para saber que había pasado. Mira por donde, yo esperaba como mínimo ya que fuiste tú el que me acercaste al hospital segura de que te interesarías por lo que había pasado.”   “Yo esperaba que lo hicieras tú…”   “Mira Nicolás, casi no nos conocemos y veo que a ti te falta sensibilidad según lo veo yo. Dejemos estar los negocios y las amistades como están y digamos que somos conocidos, nada más.  Ah, la casa muy bonita, hasta más ver que te vaya bien y gracias por la comida.”   “Mujer no te pongas así, reconozco que ha sido un error por mi parte, disculpa por esa actitud no te enfades por eso.” La cogió por el brazo con el fin de retenerla no la quería perder y menos después de los planes que tenían juntos para esos días  -o por lo menos eso pensaba él-  trató de convencerla para que se quedara allí, sin embargo ella se zafó de sus manos suave pero firmemente.   “Si algún día necesitamos tus servicios, tengo tú tarjeta.” Subió al coche y se fue, mientras que Nicolás se insultaba así mismo  -pedazo de idiota, torpe, estúpido-  y algún que otro improperio que se lanzó a sí mismo. Eva mientras tanto le pidió al ordenador del coche el camino mejor para ir a Medina del Campo, luego Benavente, de allí a León y finalmente Oviedo, pensó que llegada allí cogería el mejor camino para visitar Asturias y sus maravillosos puertos de mar, especialmente Luarca donde tenía una amiga que trabajaba de directora en un banco, ¿tenía su teléfono? Miró su agenda electrónica y allí estaba el nombre de Maribel se le aparecía ahora como si fuera un ancla de salvación en medio de todas estas últimas circunstancias. Antes de salir de Madrid la llamó, Maribel se sorprendió tanto que no podía dar crédito a esa llamada   “Pero… ¿Cómo es posible que te hayas acordado de mí? estaré encantada de volver a abrazarte y recibirte en casa, vivo con mi madre en una casa en la ladera de la montaña que da directamente al puerto creo que te gustará, te reservaré la buhardilla, la habitación alta, bueno es como la llamo yo, tendrás una vista preciosa del puerto y del pueblo. ¿cuándo llegas Eva?”   “Pues todavía no lo se, estoy en camino hacia ahí pero como me he tomado unos días fuera de casa igual me paro alguna noche por el camino, ya sabes, voy sin rumbo fijo, y ¿qué tal tú, te has casado?”   “Nooo, para nada, estoy muy bien así, tengo mis rollos pero de casarme nada, no quiero estar lavando los calzoncillos de nadie ni dándole explicaciones de lo que hago o dejo de hacer, soy libre como una gaviota.”   “Bien hecho cariño, di que sí, bueno te dejo que me meto en la autopista te llamaré por el camino.” Emprendió el camino y comenzó a experimentar con el nuevo coche, tenía una fuerza increíble y en cuanto pisaba un poco el acelerador la máquina respondía como si fuera una extensión de la fuerza que ella misma contenía, no se paró hasta que se dio cuenta que tenía hambre y se planteó parar en la próxima área de servicio, por el rabillo del ojo miró de paso el indicador del combustible, estaba bien casi tres cuartas partes del depósito. Paró en un área de esas que se cruzan por encima de la autopista por un puente de un lado al otro, cuando bajó se puso la cazadora sobre los hombros y se aplicó dos pequeñas porciones de su perfume a cada lado del cuello, luego bajó pulsó la llave de cierre y dos pitidos le aseguraron que estaba bien cerrado. Tres camioneros con su neceser en la mano y la toalla colgada al cuello se la quedaron mirando,  -joder que cacho de mujer, podría uno pasar del desayuno con tal de poder incarle un solo diente a semejante hembra-  pero tenían horarios que cumplir y con solo mirarla y echarle un piropo obsceno se conformaron. No se lo contéis a nadie pero a Eva  -toda una señora-  le gustaban esas manifestaciones de parte de los hombres, en su interior en ocasiones ella pensaba lo mismo de determinados hombres que pasaban por la calle y de obreros que trabajaban a la vista de los demás. Entró en el establecimiento y se fue directamente a los servicios, después de eso se dirigió al bufete de comida y seleccionó un par de cosas para comer, bocadillo de jamón coca cola y un pastelillo empaquetado de fábrica junto a un café con leche, pagó al final de la barra y buscó asiento al lado de la ventana desde la que se veía la sierra. El Nicolás este es un gilipollas pensó, ya teníamos el plan atado y por su falta de sentido común nos hemos perdido una buena fiesta sin tener que salir de Madrid, sin embargo mira tú por dónde, cosas del destino seguro, no tendría la oportunidad de hacer un buen viaje con mi coche nuevo. Se le ocurrió llamar a Gorka, pero no contestaba, llamó al fijo de casa y lo mismo, finalmente lo hizo llamando a la factoría por allí nadie lo había visto desde que se fue con él a casa, súbitamente le cogió un ataque de mala leche y tiró el móvil sobre la mesa de modo que resbaló y cayó al suelo, a su espalda estaba un señor entrado en años, más o menos de unos cuarenta y tantos  -no era buena para calcular edades-  parecía trabajar con un portátil sobre la mesa con un café al lado, cuando vio lo sucedido se levantó y le dio el móvil limpiándolo con la servilleta de papel   “Señorita se le ha caído el móvil.” Agriamente le dio las gracias y volvió a su labor de comer, pasados unos minutos se dio cuenta de su comportamiento y se volvió al señor diciéndole que la disculpara que no tenía un buen día    “No se tiene que disculpar, yo también me enfado cuando llamo a alguien y no me contesta, ¿sabe? en una ocasión estuve llamando durante horas a una persona que no me contestaba, la llamé a todos los lugares que se me ocurrieron y a mi vuelta a casa después de tres días supe que había estado en un lugar donde no había cobertura enclaustrada con mi hermano. Puede imaginar lo que se me pasó por la cabeza… de todo, bueno de todo menos eso, llamando a amigos y familiares y nada, resulta que estaba ocupada en labores propias de una buena anfitriona en mi ausencia.”   “No me diga esto por dios, yo estoy llamando a mi marido y no hay forma.”   “No se caliente la cabeza, lo que me sucedió a mí no es de factura obligada para otros casos, si fuera así más de medio mundo estaría en plena rebelión ya fueran solteros o casados, es cierto que la tendencia humana es empezar a sospechar enseguida pero ésta tendencia no hace más que alimentar la llama de los celos.” Sentado frente a ella le cogió la mano y dándole pequeños golpecitos la calmó.    “No soy ninguna señorita, estoy casada, ¿usted cree que es impropio que tenga esta rabia?”   “Porque no encuentre a su marido en el lugar y hora que usted piensa que debe estar sí, es impropio, discúlpeme usted, es mi punto de vista pero claro está que cada cual piensa y siente a su manera.” Le tendió a mano y se identificó, lo mismo hizo él   “Mi nombre es Rafael, y mi oficio es el de tasador de piedras preciosas, aunque le aseguro que pocas se ven como usted si me lo permite, lejos de ser adulador creo ser realista, su marido es un hombre afortunado por tener tanta belleza a su lado.” Eva empezó a sentirse extrañamente atraída por aquel enigmático hombre que tenía tanto conocimiento, quizás fuera también el hecho de su porte personal, más bien alto y bien vestido con los cabellos grisáceos un poco largos pero muy bien arreglados, todo esto formaba un todo atractivo, y para culminar esta apariencia, su habla convincente y fácil de entender seguramente fruto de su trabajo que seguramente lo mantenía cerca de sus clientes, en definitiva se le notaba que era un hombre de mundo, serio como lo requeriría su trabajo.   “Si me permite preguntarle ¿Qué es lo que hace en su oficio?”   “Pues mire, me dedico a viajar sobre todo a mercados europeos para adquirir piedras que me encargan, mi base de operaciones es sobre todo Amberes en Holanda, allí diariamente salen a subasta diamantes de mayor o menor precio y yo los compro con el fin de montarlos en diseños previamente pedidos para satisfacer a golfistas, pilotos de fórmula 1, tenistas, y también a particulares que aunque cueste creer hay gente rica que se gasta auténticas fortunas en colares pulseras anillos y pendientes. No crea que el trabajo es fácil, tratar con la comunidad judía que es la que maneja el negocio mayoritariamente es una labor de titanes, estos tipos se manejan a las mil maravillas con las calidades y los precios, hay que hablar su mismo idioma para salir airoso y no me refiero a hablar israelí, allí se habla francés e inglés… me refiero a saber regatear y hasta qué punto puedes hacerlo.” Eva escuchaba con la boca abierta, estaba descubriendo un mundo nuevo para ella y le fascinaba el modo con que le explicaba Rafael las cosas relacionadas con su negocio. A la joven nueva rica se le ocurrió que también a ella le gustaría formar parte de aquel gran mundo aunque solo fuera de espectadora de modo que como siempre hacía por impulsos irrefrenables   “¿Te podría acompañar en uno de esos viajes a Amberes?” Previamente observó que no llevaba anillo de casado, solo un sello de oro en la mano izquierda con la letra R echa de pequeñas piedras, aún así Rafael se quedó pasmado por la propuesta, realmente sorprendido su rostro lo reflejaba y en ese momento no supo que decir, apuró el café y se levantó   “¿Quieres un café? todavía no se tú nombre ni tú el mío, tendríamos que presentarnos ¿no te parece?”   “Claro, que tonta soy, mi nombre es Eva.”   “El mío Rafael, te traigo un café entonces…”   “Si pero el mío que sea con leche por favor.” Se levantó y fue hacia el self service, quizás debiera digerir la propuesta de esta hermosa mujer, fue por eso que se levantó, ya había cerrado el ordenador portátil y ahora tenía que lidiar con otro toro, uf menudo compromiso. Cuando regresó, Eva estaba con las piernas cruzadas y jugaba con la servilleta de papel haciendo dobladillos y deshaciéndolos de nuevo, al llegar con la bandeja y las consumiciones Eva hizo sitio apilando las otras bandejas para hacer lugar a las nuevas.   “¿Sabes Eva? no sé si tú marido va a encajar de buen grado esta idea tuya, por mi parte no hay ningún problema pero piensa que no vas a poder entrar hasta la cocina, hay asuntos que debo tratar solo, de forma que vas a disfrutar del viaje relativamente si es que estas decidida a venir.”   “Claro lo comprendo, lo comprendo, es solo que me excita el ver aunque sea de lejos como son todas estas cuestiones, además quiero hacerle un buen regalo a mi esposo y si estoy bien asesorada por alguien que entienda del tema mucho mejor ¿no te parece?.” El resto era solo cuestión de limar los detalles para llevar a cabo el viaje que no se iba a realizar de forma inmediata, ella tenía un propósito en aquel momento, ir hasta Luarca a visitar a su amiga Maribel y familia, y Rafael por su parte tendría cosas que hacer antes de viajar a Bélgica.   “La semana próxima tengo que ir a Amberes, si te cuadra te llamo por teléfono  o te mando un mail y quedamos, si me dices que sí yo me encargo de sacar los billetes de avión y nos vemos en el aeropuerto de Barajas.”   “Me parece perfecto, allí estaré seguro. Hablaré con mi marido y se lo diré aunque no pondrá ningún inconveniente, ¡es tan bueno que si le pidiera que bajara una estrella del cielo para mí, lo haría!.”   “Tiene que ser un gran hombre y muy afortunado de tener una mujer como tú a su lado. Bueno… ahora camino de León que es la siguiente etapa, mi tía Nieves me espera y también un cliente que no puede esperar.”   “Mira tú que casualidad, yo voy camino de León ¡Que coincidencia! Tengo que visitar a una amiga que vive en Asturias y como voy de vacaciones me estoy tomando este viaje con calma, son mis primeras vacaciones desde que me casé, me sabe mal por mi marido que está solito con su negocio y haciéndose cargo de la casa, me pregunto cómo se las estará arreglando sin mí el pobrecillo.”   “Si yo estuviera en su piel no te dejaría sola ni un instante.”   “¿Y eso porqué si se puede saber?”   “Bueno… estoy hablando desde mi punto de vista, a lo mejor esto me lo hace decir el hecho de que vivo solo, y una compañera como tú se me haría más que deseable.”   “Vaya hombre, lo tomo como un cumplido no?”   “Por supuesto que sí, aunque he tenido una buena compañera durante algunos años su ausencia en ocasiones me hace ser un poco impertinente, disculpa si te ha molestado lo que te acabo de decir Eva.” Cuando pronunciaba su nombre arrastraba las letras al como si estuviera pronunciando el nombre de alguna diosa, Eva se dio cuenta y hasta por un momento se sonrojó, sencillamente no estaba acostumbrada al trato delicado de un hombre  -con excepción de su marido-  que la trataba como una reina.

¿Qué iba a hacer ahora, se despediría sin más de Rafael o los dos cada uno por su cuenta idearían algún plan para continuar juntos parte del viaje? En cuanto él pagó la cuenta y ella se levantó de la silla del bar se apresuró a ponerle la cazadora, Eva entonces dijo…  “¿Qué camino coges para ir a León?”   “La autopista, ¿porqué?”   “Se me había ocurrido que ya que llevamos el mismo camino y que seguramente tendrás que pasar la noche allí, podríamos ir juntos, cada uno con su coche naturalmente pero como tú conoces las carreteras mejor que yo, donde pares tú pararé yo ¿te parece?”   “Claro que si, ningún problema salvo que yo en la carretera voy aprisa y no me distraigo, le doy caña al coche.”   “Ah por eso no te preocupes, procuraré que no me dejes atrás.”   “Andando pues que hacemos tarde.” Al salir al parking Rafael le preguntó donde tenía su coche y Eva señaló su flamante Mercedes, él quedó con la boca abierta y después de contemplarlo se la miró a ella que sonreía orgullosa   “¿Qué te parece? me lo ha regalado mi marido con motivo de este viaje, dice que con la chatarra que iba antes no quería que hiciera tantos kilómetros.”   “¡Joder!, hay perdón, con este carro puedes ir tranquila al fin del mundo, bueno ahora estoy más seguro de que no te despegarás de mi cola, he, en el buen sentido de la palabra, el mío es ese BMW color plata, ya ves un deportivo para un hombre solo…” A Eva le gustó el sentido del humor de aquel hombre, se subieron cada uno a su coche y Eva efectivamente le seguía, Rafael lo comprobaba cada vez que miraba por el retrovisor, más o menos a cien metros Eva seguía su rastro.

Laura y Miguel seguían con su guerra particular dadas las circunstancias nuevas que surgieron a razón del empecinamiento del ex de Laura de seguir molestándola hasta el punto que no podía salir sola de casa sin estar continuamente mirando a derecha e izquierda, aquel mal bicho se había propuesto amargarle la vida y a pesar de que ella se sentía respaldada por Miguel, este se pasaba todo el día fuera de casa. Esta tarde estaba especialmente deprimida de modo que llamó a Eva, esta descolgó el manos libres y comenzó a oír un gemido, era Laura que le contaba lo que le sucedía… “Mira nena, cuelga que te llamaré enseguida dame diez minutos solo eso te llamó luego.” Aceleró el coche y se puso delante de Rafael, este se imaginó que tendría algún propósito y la siguió unos kilómetros hasta un área de servicio.   “¿Pasa algo Eva?”   “Si pero solo será un momento, tengo que hacer una llamada.” Entraron en la cafetería y Eva se dirigió al teléfono público, estuvo unos minutos hablando con alguien mientras él tomaba una coca cola en la barra, al volver estaba de mal humor, más que de mal humor excitada y sin más pidió un dry Martini, Rafael la recombino diciéndole que eso era malo para la conducción ella contestó   “¿Ahora eres mi padre? Mira Rafael, en mi vida he aceptado consejos de ese tipo, ni de mi padre fíjate, así que no vengas ahora con paternalismos que no me hacen falta.”   “¿Puedo preguntarte que te pasa Eva? si en algo te puedo ayudar lo aré gustosamente, no malinterpretes mi observación. ¿Sabes? perdí a mi pareja en un accidente de tráfico, y este se debió al abuso del alcohol, ella bebía lo justo, sin pasarse jamás, pero el conductor iba hasta las cejas de alcohol y coca, veintiséis años echados a perder por culpa de un descerebrado, esa era la edad que tenía, desde entonces no he probado el alcohol ni cuando he tenido fiestas en casa. Me costó ¿sabes? hasta el punto que tuve que ir a desintoxicación para seguir un programa, pero ahora pasados los años ¡lo agradezco tanto…!” Eva se limitó a decir que lo sentía mucho pero que ese no era su caso   “Tengo una amiga que está al borde de la locura por culpa de su ex, la persigue a todas partes de lejos y está atemorizada, todo porque lo dejó merecidamente por ser un hijo de mala madre, ahora no la deja que rehaga su vida como cualquiera de nosotros querríamos, ¿qué te parece?”   “Bueno, nada que no sea solucionable, si se encuentra en esta situación de presión continua lo mejor que puede hacer es huir de ahí y se acabó el problema, lo único, es que nadie tendría que saber el lugar al que va, he conocido gente así y te aseguro que es difícil que se den por vencidos.”   “¡Esto es alucinante…! O sea que ella que es la que no hace ningún mal se tendría que mudar de sitio… joder Rafael, me parece que no estás bien de la cabeza.” Dicho esto  Eva dejó a medio consumir la bebida y se fue hacia el coche meneando la cabeza de forma negativa, pensaba que había topado con otro machista de mierda, de esos que piensan que si el hombre actuaba así sería por alguna razón, que estaba justificado que Armando fuera tras ella con los derechos que le concedía el haber estado casada con aquel diablo. Estaba dispuesta a sentarse en el coche cuando Rafael la alcanzó y le cogió el brazo   “Suéltame si no quieres que te reviente los huevos de una patada…” Rafael obedeció y levantando ambas manos se dio por vencido.   “¿Puedo decirte una cosa?” Ella paró de espaldas a él y escuchó   “Si esta amiga de la que hablas es tan hermosa como tú comprendo que su ex no la quiera soltar, en el caso que me ocupa según lo veo yo, te seguiría hasta los mismísimos infiernos con tal de no perderte, y lo más probable es lo que le está pasando a este pobre hombre, está inflamado por el deseo de no perderla.”   “Vale, pero eso no le da ningún derecho a pegarla ni maltratarla, para que lo sepas, ha habido ocasiones en las que incluso la ha violado y esto es lo último que se le debe hacer a una persona.” Ahora estaba un poco derrumbada, Rafael se dio cuenta y la trajo para sí abrazándola con delicadeza a la vez que ella se dejó llevar, levantó la cabeza sacudiendo sus cabellos y se encontró con sus labios a un centímetro de su rostro, las luces de alarma ya se habían apagado ahora solo quedaba abandonarse a su suerte y eso es lo que hizo, completamente entregada se dejó besar, primero con dulzura aunque de forma repetida y luego ella misma sujetó la nuca de él para sentir toda la presión sobre sus labios y alargar aquel pequeño gran instante.
Pasó el día sin más, Eva llamó a Gorka    “¡Hola cariño mío como estás!”    “Bien mi amor, ¿Qué tal el viaje?”   “Muy bien, pero que muy, muy, muy bien, ya ves como va ese cochazo Gorka, gracias otra vez amor, ahora acabo de parar en un pequeño hotel de estos de autopista para descansar ya ves… tendría que estar descansada conduciendo el Mercedes, pues no, creo que es la excitación de conducirlo lo que me ha cansado más. Estoy que no me sostienen las piernas, ahora voy a darme una buena ducha caliente y a planchar orejas.” Del otro lado se oían risas y murmullos   “Oye pedorro oigo una voz de mujer ¿de quién es?”   “A sí, es que en tú ausencia necesitaba el calor de otra mujer, así que me he dicho, Gorka te tienes que buscar la vida así que me he acercado a casa de mis padres y estamos cenando juntos.” De fondo se oía una voz femenina que decía  -dile que vuelva que le guardamos un trozo de tarta de queso-  ya ves, hoy me quedo a dormir aquí en mi camita de soltero  -otra vez risas, ahora era el padre de Gorka el que decía “y con su osito preferido, Eva, que hasta que no se casó dormía con él” aita no seas así que me voy a poner colorado, bueno ya sabes algo más de mis intimidades por teléfono.”   “Bueno cariño voy a descansar que mañana me queda otro tute, ya te iré llamando. Un beso grandísimo amor.” Colgó el móvil y sentada en la cama al lado de Rafael le murmuró   “Oye, ¿no estarás demasiado cansado para repetir verdad?”  Mientras, Rafael, cansado de trotar y ser trotado, de gemir y suspirar, de soltar las energías que su cuerpo acumulaba de contenerse en morder aquella manzana caída como por ensalmo del cielo, todavía respiraba aceleradamente, no respondió a Eva pero la miraba con tanto deseo que dio a entender con sus ojos que la noche era muy larga y que había que hacer un descanso, la razón era bien simple, veintitrés años contra cuarenta y cuatro lo exigían, por un momento pensó en dos boxeadores que en cuadrilátero después de un asalto se tomaban un respiro breve para ir a su rincón y allí el preparador les daba instrucciones y restañaban las posibles heridas que su oponente dejara en su rostro, mientras separaban sus calzones de la cintura para que el ancho elástico de sus calzas le permitieran respirar más desahogadamente, pero después de eso se exigía de él, que volviera a levantarse y presentara batalla al que tenía delante. La diferencia en este caso era, que en lugar de pegarse para abatir al otro tenía que abrazarse a ella y comenzar esa tierna danza del roce, del dulce beso, del rozamiento en las zonas que él ya conocía de su andadura madura por otros escenarios como aquel, Eva lo ayudaba en silencio, con los pechos desnudos y duros y esos pezones ligeramente granulados que adornaban esos montes moldeables, y de su vientre… ¿qué decir de su vientre? adornado por esas caderas únicas, singulares sin duda, que culminaban en unas columnas de Hércules largas… perfectamente simétricas al peso que debían soportar, con una hermosa puerta que se adivinaba la entrada a un santuario y decorado para que se distinguiera al visitante invitado que quisiera entrar por ella. Eva no se depiló jamás completamente, por eso tenía fabricado con su propio pelo la forma de una flecha invertida hacia arriba, detalle ese que le confería un no se qué especial, atractivo, desenfadado y serio a la vez, lógico, aquella era una puerta al paraíso aunque fuera fugaz. Los breves paseos por la habitación con su natural contoneo le daba a sus posaderas una chispa embriagadora, capaz de encender un fuego descontrolado en cualquier lugar por llovido que este fuera. Así poco a poco y acompañado por una botella de cava fue renaciendo el deseo en Rafael, fueron un par de horas de recogimiento de charla llena de secretos íntimos, para terminar de nuevo de modo natural sin que nadie forzara la máquina de él, a enroscarse de forma cadenciosa al principio y luego alocadamente juvenil entregarse mutuamente a toda clase de caricias propias de una orgía, particular y secreta si se quiere, pero orgía.

Al día siguiente, los dos se despertaron el uno sobre el otro o casi, Rafael con una mano sobre la maraña de sus cabellos y la boca sobre su frente, ella en posición fetal se recogía como si quisiera entrar de nuevo en el vientre de su madre, él se levantó sin ruido alguno sin mover apenas el colchón y por un instante se quedó observándola sonriendo, desde los pies de la cama, se dijo para sí  -“si es una niña… la más hermosa que jamás he visto, pero una niña”-  entró en el baño y tomó una ducha caliente, sacó de la maleta ropa limpia y se vistió, se estaba anudando la corbata cuando Eva se estiró, brazos y piernas se estiraron al unísono, parecía haber crecido un poco más, pero es que lejos de parecerlo era verdad, después del día anterior creció, un poco por todo sobre todo en una nueva experiencia con alguien de mayor edad que ella que la trató como una auténtica señora,  -que ironías de la vida-  Rafael reflexionó por un momento en como una mujer así… en fin no quería plantearse asuntos como aquél, había conocido a otras mujeres se podría decir que a muchas y nunca sacó agua clara de los motivos que las llevaba a la infidelidad. Cuando salieron del hotel camino cada uno de sus coches Rafael le dijo que la próxima vez se verían en el aeropuerto de Barajas, ella de forma cautelosa le preguntó   “¿Me prometes que cumplirás lo que me dijiste Rafael?”     “Por supuesto que sí, ¿por quién me has tomado? dentro de quince días nos vemos, dame tú dirección si quieres y te envío el billete a tú casa.”   “No hace falta, confío en ti, ya estoy ardiendo en deseos de que nos veamos en el avión camino de Bélgica.”   “Tienes mi número de móvil pero anota el fijo de casa…”   Ella lo apuntó en la memoria de su móvil y se lo quedó mirando por un instante, Rafael con las dos manos sujetó su rostro y le dio un beso apasionado, esa fue la garantía de volverse a ver en el lugar indicado.   “Eva hazte un favor preciosa, deja de fumar que te estás matando.”   “Oye… míralo él, ya me está mandando.” Eso se lo dijo con los brazos en jarras apoyados en sus caderas y dando golpecitos con el pié derecho sobre el parking.   “No me hagas estas poses que te pillo y te hecho un polvo aquí mismo, que me pones mucho con esos gestos.”   “¿A que no te atreves?” Rió con una risa preciosa, contagiosa, limpia y a media boca. Antes de salir hacia la carretera de nuevo, Rafael que iba delante como casi todo el camino dio media vuelta y se paró entre un remolque de tráiler y el césped el sitio de la zona que estaba ajardinado   “Sal del coche, esto es un atraco.” Con una mano en el bolsillo sujetando algo se acercó a la puerta del Mercedes, Eva levantó las manos y bajo aterrorizada, él abrió la puerta de atrás y la empujó dentro, le levantó la minifalda y de un tirón le rompió el tanga   “¡Vas a ver el polvo que te voy a echar, eso por provocarme! venga trabájamela un poco y follamos, el polvo de la despedida Eva.”   “¡Serás cabrón…! ¿tú sabes el susto que me has dado?”   “No te tomarías en serio eso del atraco ¿verdad?”   “Pues sí, joder… además ¿porqué me has roto las bragas bestia?”   “Bueno, eso ha sido a título personal, ayer cuando te desnudabas me quedé con las ganas.” Hicieron en ese momento y lugar lo que los dos deseaban, luego…   “Pues escucha una cosa, no quiero ser una fuente de ensayos para nadie he?”   “¿Acaso no lo soy yo para ti? pasamos unos días juntos donde quiera que sea que nos encontremos y después adiós, acéptalo es así. El que practiquemos el sexo con más o menos frecuencia no va a suponer que dejes de vivir tú otra vida ¿no es cierto?” Eva se quedó pensativa, tenía razón Rafael, para ella esa experiencia no era más que un tránsito en su vida, una manera diferente y hasta cierto punto enriquecedora  -porque de todo el mundo se aprende algo-  otro de los matices que tiene la vida de la gente.

Tengo un amigo al que dos mujeres amas de casa pagaban solo para que las sodomizara, puede parecer ridículo, incluso sucio según como se vea, pero era así de sencillo. Ellas lo veían idóneo para ese tipo de relación carnal, ni más ni menos, son cosas que a veces se te hacen incomprensibles pero él sabía que cuando recibía su llamada era solo para eso. También debo apuntar que estaba muy bien pagado, esas dos señoras  -casadas y con hijos las dos-  venían de familias de mucho dinero. No sé muy bien la razón al cabo de un año se apuntaron al tren una serie de señoras tal que mi amigo alquiló un chalé al lado de la playa con el fin de atender las necesidades de todo aquel personal, por supuesto que él solo no podía atenderlas a todas, por eso se dedicaba en cuerpo y alma a hacer pequeños castings a otros hombres con el fin de llevar a cabo ese lucrativo negocio de la prostitución masculina, y conste que estoy hablando de los años ochenta, tan bien marchaba el asunto que tuvo que hacer pequeñas reformas en la casa autorizadas previamente por el dueño, un señor que estaba atendido a su vez por una mujer interina que cuidaba de él, era de origen filipino. El señor Roca venía de la estirpe de unos indianos que hicieron fortuna en el negocio de la caña de azúcar, aquella casa le venía grande, de manera que la alquilaba en verano a turistas mientras él vivía dignamente en un apartamento en el pueblo. Ahora que la alquiló permanentemente a este amigo su casa estaría ocupada y conservada como hubiera sido el deseo de sus ancestros. En ocasiones se presentaban matrimonios a la par, unos querían ser atendidos los dos, otros venían simplemente con el fin de que el marido observara sentado en un sillón de una de las habitaciones como otro hombre se beneficiaba a la esposa haciendo prácticas de todo tipo, el caso es que mi amigo desde entonces, en virtud de lo que veía que hacía la gente más o menos acaudalada dejó de creer en el matrimonio, ahora con cuarenta y dos años está convencido de que el matrimonio es solo una conveniencia a la que se acogen muchos para justificar  como se puede vivir en pareja sin problemas.
Uno se pregunta entonces si ese era el caso de Gorka y Eva, él evidentemente estaba al día de la vida que había llevado su mujer antes de conocerlo, o por lo menos de lo que ella le quiso contar, eso nunca se sabe, dicen que siempre hay secretos en la vida de uno que no cuenta a nadie y es probable que ese fuera el caso de Eva y su marido, entonces llueven los regalos de parte de uno y del otro con el fin de acallar la conciencia, eso tampoco se sabe en el caso de ellos dos. Lo único cierto es que si Eva no se hubiera casado con un industrial rico, pocos regalos le habría podido hacer, ella venía de una familia de clase media que luchaba además con que su hija pequeña Ana terminara su carrera en la universidad, lo que requería una continua inversión para pagar estudios, material y apartamento que compartía con una amiga más. En el caso de Eva desde su adolescencia se había propuesto vivir la vida sin más esperando que esta le diera la oportunidad de cambiar su rumbo, en otras palabras, una pequeña barquichuela en alta mar sin velas remos ni timón, pero muy marinera, resistente a los embates de las olas que la mecían de un lado a otro y que a menudo la metían en corrientes peligrosas hasta que el propio mar la conducía a otro destino desconocido.

Cuando retomó la marcha en la autopista tras Rafael estuvo pensando mucho, pero no estaba acostumbrada a sacar conclusiones de las cosas y mucho menos a hacer reflexiones sobre lo que le sucedía, no se le ocurrió otra cosa que apretar el acelerador y pasar junto al BMW como un relámpago por el tercer carril, tocó el claxon cuando pasó junto a Rafael y se perdió en la autopita, cuando hizo esa maniobra su cuenta kilómetros marcaba 180 y Eva se sorprendió de que el motor no se oyera lo más mínimo, parecía que alguien la llevara suspendida en una alfombra mágica era fabuloso, pasados treinta o cuarenta kilómetros más levantó un poco el pié del acelerador   -en la próxima salida me salgo de la autopista-  se dijo para sí misma, así lo hizo y fue a parar a un pequeño pueblo  -comparado con Madrid, claro-  Santi… no se qué se llamaba, entró un poco fuerte en el núcleo urbano y no le dio tiempo de fijarse en el nombre del pueblo, siguió poco a poco hasta el centro por una calle empedrada y de buen ancho hasta dar a una plaza que la dejó pasmada, le parecía haberse trasladado hasta la edad media, toda la plaza estaba rodeada de arcos de piedra que debían haber estado construidos ves a saber… y sobre ellos casas alguna de las cuales tenían escudo de armas labrados en piedra sobre las entradas, aquello era precioso, una fuente redonda con cuatro caños regalaba el agua sin parar, la iglesia era bonita desde fuera ella no sabía de arquitectura pero se le antojó que la gente la cuidaba mucho porque estaba en muy buen estado, y así era, una placa colgada de un pequeño huerto de la rectoría lo anunciaba “La iglesia de San Tormo, ha sido reconstruida gracias a las aportaciones de los feligreses y de la Diputación de León.”  Fíjate tú, ¡como cuidaba la gente de sus cosas!, bueno digamos que las consideraba suyas en su imaginación porque lo cierto es que del pueblo no hay nada más que pagar los impuestos, de aquel pueblo y de todos, y ya no hablemos de las grandes ciudades. Pero en este momento ¡era todo tan hermoso, tan bonito…! que no merecía la pena pensar en responsabilidades ni debates de cualquier tipo, estaba de vacaciones qué coño. Ahora lo indispensable era disfrutar de aquellos días y punto, aunque lo cierto era que Eva no podía sacarse de la cabeza a Rafael, se había planteado conocerlo más y mejor, tenía que hacer por manera de conseguirlo porque Eva a pesar de su juventud no era nadie dispuesta a dejarse vencer con facilidad, pero estaba en manos de él que lo pudiera hacer.

Cuando estaba a punto de entrar en una cafetería, parece que la única que había en el pueblo recibió una llamada al móvil, era Laura   “Hola tesoro, ¿qué tal van tus vacaciones?”   “De momento de p.m haber si siguen así, ¿y tú que tal Laura”   “Todavía preocupada, ayer fui al médico y me recetó unas pastillas contra la ansiedad pero todavía no han hecho efecto, será que estoy demasiado nerviosa…”   “Dale un par de días más al medicamento chica que parece que se vaya a ir la vida por esperar unas horas. Supongo que no has visto más a Armando rondándote ¿cierto?”   “Pues sí, ahora que lo dices ha dejado de ser mi sombra tía, joder, estaba acojonada ¿sabes? mirando a derecha e izquierda cada vez que salgo de casa, no es plato de buen gusto para nadie, además creo que no lo merezco Eva, Miguel se está empezando a enfriar después de ver todo este rollo y es comprensible, si tiene que estar junto a una persona que solo le va a traer problemas terminará por dejarme y yo lo amo.”   “Que no te preocupes joder, te digo que este no aparece más, ya me he encargado del asunto.”   “¿No habrás mandado que se lo carguen Eva?”   “No tonta como voy a hacer eso, pero si te aseguro que se ha ido muy lejos y con un buen escarmiento, este no vuelve por aquí por la cuenta que le lleva el hacerlo.”   “Gracias corazón, si no fuera por ti no se que iba a hacer yo. Tengo unas ganas de verte y darte un apretujón, ¿cuántos días más vas a estar fuera?”   “No lo sé de cierto Laura pero no van a ser más de cinco días seguro, luego otro día de vuelta y se acabó, entonces seré toooda tuya, ja,ja,ja.”   “Un beso muy fuerte cariño, disfruta y cuídate mucho.” Se terminó la conversación con Laura y Eva entró en la cafetería forzando un poco la puerta de la cristalera que se enganchaba un poco, no había mucha gente, contó con la vista diez o doce personas, cuatro estaban jugando al dominó sobre una mesa con el sobre de mármol, la vieron los demás y callaron cual si estuvieran contándose un secreto a voces. Para el resto de los presentes fue como una aparición, poca gente pasó por aquel pueblo como ella, con esa falda ajustadísima y cruzando las piernas sin pudor alguno Eva esperó a que alguien viniera a la mesa a servirle, un chico vestido con un mono de trabajo que estaba en el fondo de la barra se levantó y se acercó a ella advirtiéndola que tenía que pedir en la barra   “No vendrá nadie a servirte aquí, Joaquina está sola y por costumbre todo el que entra le pide lo que quiere, eso sí, te lo acercará a la mesa, faltaría más, y si no lo hace ella te lo traigo yo sin problema alguno, es un placer servir a una mujer guapa como tú. De hecho me gustaría mucho, esto me distraería, además he terminado el trabajo en la granja y hasta después de la hora de comer no tengo trabajo, bueno, si me lo permites claro…”   “Bien, vale, pero cuesta entender que a estas alturas no te sirvan en una cafetería, eso en una capital no pasa.”   “Si, pero no estamos en una capital, de hecho yo vivía en Madrid tenía una empresa en Hortaleza dedicada a la construcción de palés de madera, la heredé de mi padre quién luchó toda su vida para conseguir que diera beneficios, ¿sabes? lo curioso del caso es que cuando estaba en pleno esplendor mi madre se fue de casa dejándonos a mi hermano pequeño y a mi solos con nuestro padre. No sé porqué te cuento todo eso perdona…”   “No adelante, me gusta escuchar a la gente me parece que ya me voy acostumbrando, quiero decir que hasta ahora no había prestado atención a lo que me rodea, soy joven y quizás por eso me he dedicado a vivir mi vida sin importarme demasiado lo que piensan o sienten los demás, a mi me han criado bien mis padres que todavía siguen juntos y felices por lo que veo, pero siempre he hecho mi santa voluntad. Independiente desde los dieciséis años he vivido solo para mi, aunque desde hace poco soy una mujer casada con un hombre maravilloso.”   “¡Qué suerte ha tenido este señor! bueno yo digo suerte pero seguro que merecida, no como nuestro caso, recuerdo que siendo yo jovencito mis padres tenían unas peleas de lo más y todo por causa del negocio, que si no tienes que pedir dinero a los bancos porque nos vamos a arruinar, que si no amplíes más la plantilla de obreros porque te van a chupar la sangre, nada de lo que él hiciera le parecía bien a mi madre así que de pronto un día nos recoge del colegio una vecina y la casa estaba cerrada a cal y canto. Llamó a mi padre a la fábrica y vino enseguida, vio una nota de papel y se dirigió al ordenador, allí estaba mi madre dándola razones de por qué nos dejaba, ¿Qué te parece? se fue a vivir a casa de unos tíos que la criaron como si fuera su hija que vivían en Andalucía, fin de la historia. Divorcio, ella no le reclamó nada de lo que supuestamente tenían que haber compartido  -ni sus hijos- y punto, jamás la hemos vuelto a ver. Fíjate hemos comenzado por si era lógico o no que te sirvieran un café con leche y mira donde hemos terminado, es de risa vamos.”   “Puede ser pero… ¿cómo terminaste aquí?”   “A, fácil, mi hermano terminó entrando y saliendo de la cárcel por culpa de las drogas y yo pensé que tenía que dar un golpe de timón en mi vida, hablé con unos cuantos empleados que formaron una cooperativa para mantener la empresa y con el dinero que saqué compré un terreno aquí y monté invernaderos de frutas y verduras ecológicas, la verdad es que me va bien, soy feliz y dicho sea de paso todo el mundo me respeta, los trabajadores que hay en el negocio son de aquí ¿sabes? no he contratado a nadie de fuera de modo que el ayuntamiento me da todo tipo de ventajas si tengo que ampliar.” Eva se disculpó porque tenía que ir a los servicios, al levantarse todos los parroquianos se quedaron mirándola  -si yo hubiera estado allí también lo habría hecho-  Salvador no fue una excepción, el golpeteo de sus tacones de aguja al caminar causaban un efecto  de hipnosis en aquellos hombres que solo veían a  una mujer sola y hermosa como aquella una vez cada mucho tiempo.
Cuando volvió Salvador la invitó a comer en un lugar donde hacían las mejores parrilladas de carne del mundo, ella aceptó gustosa dándole las gracias anticipadas, él se subió a un Land Rover algo desvencijado y ella en su Mercedes para seguirlo, cuando vio que se dirigía a su coche  Salvador se quedó algo extrañado y no pudo por menos que preguntarle por aquella máquina, lo cierto es que la poca gente que la vio parecía que hubieran visto a un extraterrestre en un platillo volante.   “Antes pasaré por casa para adecentarme ¿te parece?”   “Bien, tampoco tenemos tanta prisa…” La propiedad estaba muy bien cuidada, ya en el camino de acceso con las piedras de margen alineadas y pequeños árboles que dirigían sin dudas a la gente al centro de oficinas se notaba metodismo y orden, todo bien estudiado. Al lado de las oficinas una cancela con un vallado de forja dejaba ver la casa de una sola planta pero sin duda nueva, los materiales utilizados y las placas fotovoltáicas en el techo de la misma denotaban que aquel complejo estaba muy bien pensado.   “Pasa por favor, tú primero.” Eva se esperaba encontrar otra cosa, es decir, que al saber que él no estaba casado ni tenía novia creía que iba a encontrar una casa sin ningún toque de personalidad, fría, sin calor de hogar alguno, pero era todo lo contrario allí se desprendía intensidad de vida como si vivieran toda una familia que aportaran cada cual su pequeño grano de arena al orden pero también a dar vida.   “Hum… ¿cómo te llamas, estamos de conversación media mañana y todavía no sé tú nombre?”   “A claro que imbécil soy, mi nombre es Salvador ¿y el tuyo?”   “El mío es Eva.”   “Claro… un bello nombre para una hermosísima mujer.”   “Muchas gracias Salvador…”   “Las gracias son tuyas, sin afán de adularte me parece que he perdido la cuenta de los años que han pasado desde que vi a una mujer como tú. Mi madre era una preciosidad  -dijo casi entornando los ojos-  hubo un tiempo en que eché mucho de menos a pesar de que papá nos puso un ama que nos quiso mucho. Bueno en diez minutos estoy listo, se oyó correr el agua de una ducha mientras Eva con permiso de Salvador se sirvió una ginebra vieja que guardaba en una heladora, junto al pequeño mueble bar. Diez minutos después salió ya vestido de sport con buena ropa de marca, déjame llamar un momento es solo un minuto. Cogió un micro de una central de radio y llamó a alguien, su voz resonó cerca y dio instrucciones a un tal Juan para que preparara cierto pedido   “Volveré hacia las cuatro, si hay algo que no pueda esperar me llamas al móvil.” Salieron fuera y Eva le invitó a que condujera el coche   “Al fin y al cabo tú conoces mejor que yo el sitio, así te ahorras el tener que ir haciéndome indicaciones.”   “Fantástico, gracias no sabes la ilusión que me hace conducir un coche así.”   “Me lo ha regalado mi marido para hacer estas vacaciones, caramba es la segunda vez que lo digo, pero no lo puedo evitar.”   “Pues vamos para allá, te prometo una comida inolvidable y si no tienes demasiada prisa, una mejor sobremesa.” Salvador quedó impresionado al ver como andaba el coche pero curiosamente no se le veía trazas de querer correr, cogía las curvas de forma suave al margen de las ayudas electrónicas de las que disponía el vehículo y que se ponían en funcionamiento de forma automática tanto a la hora de virar como a la de frenar, incluso cuando el coche detectaba que estaba demasiado cerca del vehículo que le precedía frenaba solo como si tuviera vida propia. En los veinte minutos que duró el viaje hasta el lugar que Salvador le indicara hablaron de algunas cosas muy interesantes como por ejemplo del criterio que cada uno tenía respecto a la vida y a forma de vivirla, a esto Eva apuntó   “No creo que haya que temer demasiado a vivir la vida, Elbert Hubbard escribió en una ocasión que  -No te tomes demasiado en serio la vida; porque no saldrás vivo de ella.-  Salvador la miró de reojo y le preguntó si estaba convencida de esto a lo que ella contestó sin vacilar   “Claro que si, dime si no quien ha vivido eternamente ¿o acaso eres cristiano y crees de verdad en la vida eterna? no temas decírmelo, respeto las creencias de todo el mundo.”   “No, no soy católico si es eso lo que quieres decir, nunca me han gustado las jerarquías del tipo que sean, eso es quizás lo que no es de muy buen ver en este pueblo que vivo, con excepción de los impedidos creo que todo el mundo va a misa.” Por fin llegaron al lugar indicado que no era más que una casa de campo, no tenía ningún anuncio exterior que manifestara que aquel lugar era una braseria pero al punto de bajar el del coche se podía oler que estaban cocinando carne en el fuego de leña, entraron y una mujer bajita y simpática se tiró a los brazos de Salvador manifestando alegría a la vez que llamaba a Elías su marido para hacerle saber quién llegaba   “Ladrón, cuánto tiempo sin verte, podrías de vez en cuando traer tú los pedidos ¿no? ya sé que tienes mucho trabajo pero a los amigos no se les puede tratar así.”   “¡Cuánta razón tenéis los dos…! el problema es que todo lo tengo que hacer yo, nadie sabe resolver las cosas por su cuenta y tener un poco de iniciativa en mi casa… ¿Qué quieres que te diga?”  Rieron los tres mientras Eva esperaba un poco más atrás a ser presentada y Salvador lo hizo con todos los honores   “Señora, señor, les presento a Eva una señora de ciudad a la que me he comprometido acompañar hoy por estos lares para que sacie su hambre con vuestras delicias…” La saludaron efusivamente y acto seguido Flor  -la posadera-  le advirtió que tuviera cuidado con aquel hombre, pero todo esto transcurrió en un ambiente de cordialidad y desenfado luego la hizo pasar al interior y la dejó cerca de la chimenea en una mesa suficiente para que se sentaran cuatro comensales, dos minutos más tarde le acompañó Salvador que frotándose las manos…  “Ya verás Eva, estos amigos nos van a dejar nuevos después de esta comida.” Así fue, el matrimonio se les unió en la comida a petición de Salvador y ni decir tiene que lo pasaron de lo más divertido haciendo recuento de historia pasada desde que Salvador llegó al pueblo con objetivos concretos de montar algo que fuera de servicio a la comunidad. Elías le dejó entrever en un comentario sutil que ahora lo que le hacía falta era formar su propia familia y hacer que su granja creciera pero formando ahora diferentes raíces, Salvador cambió un poco el semblante y le dijo a Elías que no le parecía bien que siempre le hiciera el mismo comentario   “Mírate al espejo tú primero tío, ¿Dónde están estos dos hijos, que supuestamente iban a seguir apoyándoos en vuestros objetivos? Lo cierto y eso lo digo entre nosotros, es que no has podido hacer ninguna reforma en este maravilloso lugar por culpa de su actitud, sin poder hacer nada ni el uno ni la otra por conseguir que cambiaran de parecer. A menudo los padres deseamos que los hijos sean bomberos, médicos o sastres sin tener en cuenta que luego cuando son mayores son  ellos los que deciden qué hacer con su vida, sin quererlo les queremos convencer de que eso es lo mejor para ellos, pero no es así. A mí me pasó algo parecido pero desistí en el intento porque además su madre tenía otros planes para ellos, y cuando un matrimonio no está de acuerdo en cómo se deben llevar a cabo las cosas y unifican esfuerzos nada sale como uno piensa.” Eva adivinó enseguida que la comida venía a menos por eso apuntó   “Bueno señores, ahora una buena botella de cava para celebrar este día, Gertrudis ¿no tienes por ahí un buen postre para acompañar al cava?”   “Claro que si, os vais a chupar los dedos porque es el postre estrella de la casa, ya vuelvo, y tú Elías no estés ahí tocándote los cojones, levanta el culo y ves a buscar el cava hombre.”   “Joder como mandan estas mujeres ¿te das cuenta no Salvador? esta mujer mía es una marquesona de cuidado…” Se quedaron solos Eva y Salvador, no pudieron evitar mirarse con cara deseo, más en el caso de Eva que en el de Salvador, quizás fuera la reacción a la comida, o quizás de alguno de los elementos con que estaba cocinada aquella abundante pitanza, pero el caso es que se estaba poniendo a cien e iba “in crescendo”, Salvador captó el mensaje sin que ella dijera nada y se fundieron en un beso que duró poco pero fue intenso. En ese mismo instante subía Elías de la bodega y viendo entre los barrotes de la escalera aquel número se dio la vuelta y con cuidado volvió a bajar dando una pequeña tregua a esos fugaces enamorados. Elías pensó sonriendo…  -“yo que pensaba ponerle la guinda al pastel…”-  pero ese breve pensamiento salió pronto de su cabeza cuando escaleras abajo oyó a Gertrudis llegar a la mesa con un ¡hea haber que os parece! casi inmediatamente después subió de nuevo para encontrarse con ellos.
“Bueno ahora solo cinco minutos de congelador y estará listo para hacerle los honores al dios Baco, oye lo cierto es que hemos bebido como cosacos, menos mal que hoy no tenemos gente en el hostal, sino los clientes hubieran dicho que me he bebido toda la bodega.” Eva se había servido de nuevo una copita de mar de cava mientras Gertrudis le decía a Elías   “siempre que viene algún amigo te pasa lo mismo chico, yo creo que es un pretexto para aprovecharse de mí ¿sabéis? se pone tontorrón y luego pago el pato yo.” Salvador apuntó en broma   “Ya lo dijo Juan Pablo Richter: “Todas las tragedias concluyen en una muerte; todas las comedias terminan en un matrimonio.” Qué verdad esa, bueno no quiero decir con esto que todos los casados sean o en este caso seáis unos comediantes, pero algo hay de cierto en ello.”  Ese apunte desencadenó en todos una risa contagiosa, Salvador se excitó al ver la cabeza hacia atrás de Eva mostrando su hermosa dentadura y los ojos entornados de esta mientras reía, terminada la sobremesa se despidieron con el compromiso por parte de Salvador que el próximo pedido lo traería él en persona. Antes de subir al coche de nuevo Eva le preguntó a Salvador si estaba en condiciones de conducir hasta la hacienda   “¡Claro que no!” soy un ser humano no un robot pero aré un esfuerzo  -rió-  no te preocupes, solo es cuestión de ir poco a poco admirando el paisaje, además este coche nos llevará él solo a casa ¿no crees?” Para cuando Eva se acomodó en el asiento, inclinó el respaldo hacia atrás y lo calefactó a su gusto ya no percibió ni la carretera que distaba a poco más de un kilómetro del camino de grava que accedía a la carretera, se quedó dormida como un leño, sus piernas quedaron sueltas y a cada curva danzaban de un lado a otro mostrando toda su lozanía, la pequeña falda que llevaba ayudaba y mucho a que mostrara las medias, que sueltas terminaban en una bonita blonda de color ceniza y flores azul pálido. Cuando quiso despertarla al llegar a la granja a Salvador le fue imposible de modo que maniobró para entrar en su cochera y desde allí por la escalera interior la subiría a la casa, antes subió él y abrió la puerta de acceso al piso superior, la cogió del asiento a peso muerto y subió, la melena color castaño claro le colgaba al aire, la colocó en el sofá de piel y buscó la manta irlandesa que él usaba a menudo cuando no era necesario encender la calefacción y la cubrió, no la quiso mirar antes de todo eso al pasar delante del gran espejo mural que decoraba una pared para no tener que ver más allá de lo que se adivinaba bajo la falda. Se dio cuenta entonces que estaba sudando la gota gorda, él que estaba acostumbrado a levantar pesos de todo tipo y hacer esfuerzos a diario casi sin medida. Fue entonces cuando recordó casi de inmediato la frase de Marco Tulio Cicerón “Es el espiritu , no el cuerpo, lo que hace durable el matrimonio” bueno, bueno, pero si además de amar a una mujer está buena ¿qué más se puede pedir? pues sí, hay todavía algo imprescindible, que te ame ella del mismo modo. Allí se quedó sentado en su sillón favorito con la mente en blanco en lo que se refería al trabajo y haciéndose mil preguntas sobre Eva  -yo no dejaría jamás de los jamases, que mi mujer se fuera de vacaciones y me dejara solo en casa, vamos…ni hablar del peluquín-  Pero… puestos a pensar, en su interior, desglosaba aspectos un tanto filosóficos que para él eran de lo más acertado, se decía para sí  -en razón de las clases de filosofía recibida en la universidad-  que a menudo lo lógico puede parecer para otros algo completamente ilógico del mismo modo que hay razones irrazonables y problemas que no son tales problemas. Es el ser humano el que transforma una pequeña piedra del camino en un muro infranqueable y las murallas inconquistables en camino liso para nuestros pies. Todo es absolutamente relativo en función de muchos factores, formación, personalidad, ideas propias y un largo etcétera de conceptos estimables.
A todo esto se quedó traspuesto en su sillón orejero mientras que se oía el leve ronquido de de Eva que desatada en su sueño respiraba con cierta dificultad, ¿estaría soñando…? y con esa pregunta en mente se durmió. El sol se estaba escondiendo en la sierra cuando Eva despertó con la boca pastosa, buscó la cocina y se sirvió agua de una jarra purificadora dos vasos seguidos, no se oía más que música de fondo, era jazz estaba en tono bajo pero lo suficientemente audible de manera que se dirigió hacia allí y vio a Salvador ante un ordenador manejando papeles de un archivador abierto sobre la mesa   “Pero… ¿no decías que hoy no trabajarías?”   “Y no lo estoy haciendo, si estuviera trabajando no estaría aquí, estaría abajo en la oficina de la granja, ya he dado aviso para que hoy no me esperen aunque me sabe mal porque tenía que haber pagado a unos temporeros que volverán mañana, menos mal que saben que pueden confiar en mí, mañana volverán al medio día.”   “Salvador ¿dónde está el coche? necesito algunas cosas para cambiarme.”    “A, si, claro, ¿sabes? he tenido que entrar por la cochera porque si no me hubiera sido imposible subirte hasta el piso, te has quedado dormida en el coche y lo entré allí por más comodidad, chica como pesas… cuidado no interpretes que te estoy llamando gorda, que no lo estás en absoluto, pero a peso muerto un cuerpo pesa mucho más de lo que aparenta.”   “Ya, perdona, pero es que cedí al sueño a la fuerza, no me sostenían las piernas…”   “Eva, déjalo no te tienes que disculpar por nada, ahora lo mejor que podrías hacer es tomar un baño de sales en el hidromasaje que tengo en el baño.”   “¿De veras que lo puedo usar?”   “Claro mujer estás en tú casa, es más si vuelves a pasar por aquí sea de vacaciones o no, te exijo que me visites o que me visitéis con tú marido claro. Voy a preparártelo todo, en cinco minutos lo tendrás a punto.” Después de preparar el baño Salvador salió pero Eva al entrar no se preocupó de cerrar la puerta, así pues su cuerpo quedaba reflejado en el espejo de baño de cuerpo entero que en su día se hizo poner la anterior acompañante de Salvador, este por su parte no pudo evitar volver la vista atrás   - Eva sabía que lo haría-  y con aire distraído se volvió hacia la puerta e hizo ver que se asustaba, sin embargo no cerró la puerta, solo se hizo a un lado mientras Salvador se rascaba el cogote y enrojecía de vergüenza. Desde el exterior del baño se oyó su voz que dijo   “Eva no creas que te estaba observando, el caso es que creí que no habías cerrado la puerta e iba a hacerlo yo pero hemos coincidido con la mirada.”   “¡No te preocupes hombre, no creo que sea la primera mujer a la que ves desnuda!”   “Es verdad, pero si he de serte sincero no he conocido a nadie como tú, pareces una diosa, tenía que decírtelo.” Con la toalla de baño cogida por un lado salió al quicio de la puerta y se paró apoyando un brazo en el mismo y señalando con la pose que tenía en aquel momento una de sus caderas   “Ahora sí que me has dejado de piedra Salvador, creo que esta franqueza tuya merece una recompensa.” Salvador abrió los ojos como platos, debería poner una cara muy cómica porque Eva se rió al verlo, dejó la toalla en el sofá y se dirigió a él con los brazos extendidos, no se podía mover del sitio alguien lo había clavado sobre el parquet del suelo mientras ella con su paso cadencioso y cruzando un pie delante del  otro se dirigía a Salvador, él no miraba su cara al caminar miraba sus pechos que se movían como dos gelatinas gigantes esculpidas por algún maestro pastelero. Era su debilidad, el pecho de las mujeres  -entre otras cosas claro-  y Eva cumplía sobradamente sus expectativas, llegó hasta él y lejos de abrazarlo le tendió las manos y cogió las suyas   “La de vueltas que da la vida, salgo de mi casa de vacaciones y me encuentro accidentalmente contigo, me molas un montón ¿lo sabes no?” Salvador quería decir algo pero antes de abrir la boca ella le puso el índice sobre los labios ella se acercó más y le dio un beso en el cuello dejándole sentir su aliento en la oreja derecha, con los dedos entrecruzados y sin darse cuenta Salvador apretaba más y más   “Oye Hércules que me vas a partir los dedos, suelta.” Sacudió las manos pero él se las volvió a coger y se las besó, después las soltó y fue poco a poco ascendiendo por los hombros hasta llegar a su cuello que acarició con el reverso de los dedos, y así poco a poco hizo un recorrido por algunas partes sensibles, lo notó porque a Eva se le puso la piel de gallina, es más, cuando llegó a las nalgas del culo la piel parecía ser de otra persona, toda erizada y con un mínimo vello, casi imperceptible si no estuviera en este estado de excitación.
“¿Porqué no te bañas conmigo Salva, puedo llamarte Salva?.”   “Puedes llamarme como quieras, aunque aquí me conocen por el apodo del Extra, lo cierto es que no sé muy bien porqué.”   “No me gusta, te llamaré Salva si me dejas, vamos a darnos un baño que me muero de ganas de probar el hidromasaje.” Salva intuía que aquel baño sería más que un baño, en otras palabras, tenía la certeza de que Eva quería retozar un rato con él, se preguntaba porque, pero por otra parte se daba él mismo razones del porqué de aquel deseo. Alto, simpático y de buen ver con un poco de melena bigote y perilla bien cuidada quizás habían causado el efecto deseado en ella, el caso es que no se dio demasiada prisa en desnudarse pero tampoco lo hizo con demasiada calma, la bañera hervía de burbujas con sales minerales que dijo que eran del mar Muerto, Eva desde la bañera contemplaba a Salva como se desvestía hasta que se quitó el bóxer y se dio media vuelta para entrar en el recipiente de agua, miró donde naturalmente miraría una mujer que reclamaba la atención de un hombre y se mordió el labio inferior con evidente deseo, subió el pequeño peldaño hasta el hidromasaje y por el escalón interior se sumergió en él, en el agua revuelta de burbujas y sales todo era muy confuso sin embargo algo lo atrajo hacia ella, con sus piernas lo trabó de modo que fue remolcado hasta el lugar donde ella estaba y allí comenzó la danza que durante la última media hora había estado deseando. Salieron del baño más cansados que entraron, la piel enrojecida de ambos denunciaba la excitación de esa hora larga de baño, estaban secando sus cuerpos cuando Salva detrás de ella comenzó a darle pequeños besos debajo de las orejas mientras Eva retorcía sus cabellos en una toalla para secarlos, desanudó la toalla prendida en su pecho, esta cayó al suelo y él le dio media vuelta para entretenerse con esos besos descendiendo por el pecho hasta su vientre y más abajo, Eva estuvo obligada entonces con la cabeza hacia atrás a sujetar la de su compañero contra su cuerpo subiendo una pierna sobre el mármol del lavamanos. Espasmos, gritos ahogados, gemidos y pequeñas convulsiones, todo a la vez, terminaron con unas grandes lágrimas que emanaban de los ojos de Eva. Salva se asustó y la sostuvo hasta llegar de nuevo al sofá donde Eva volvió a explotar en un llanto aún mayor, no sabía muy bien qué hacer pero era evidente que había que hacer algo porque Eva se acurrucó en el sitio hasta llegar a parecer un nudo de carne. A Salvador solo se le ocurrió sentarse a su lado y coger su cabeza para ponerla sobre su regazo, tiró de la manta usada anteriormente y le preguntó   “¿Qué te pasa Eva, puedo ayudarte?”  Eva negó con la cabeza solo le contestó   “Por favor no digas nada, estoy bien, solo necesito estar un rato así.” A él le consoló el hecho de que Eva alargara su brazo un poco para cogerse a sus piernas como si se sujetara a una balconada delante de las olas del mar tormentoso. Así quedaron y así despertaron, cuando Salvador miró su reloj eran las once menos cuarto de la noche, ya despierto pero justo antes de mirar la hora estuvo pensando en Eva y se le vino a la cabeza que esta mujer era como los sedimentos que van siendo arrastrados por las lluvias a lo largo del lecho de un rio y que luego quedan depositados en determinado lugar hasta que llegan otras lluvias y vuelven a ser arrastrados corriente abajo, nadie sabe muy bien que propósito tiene el que esto tenga que ser así, las personas no somos sedimentos ni piedras, él tenía una pequeña colección de piedras de diferentes colores y materiales, que eran exactamente como canicas precisamente merced a ese estado continuo de navegar sin rumbo hasta el lugar donde las encontró, tenía la costumbre en sus ratos libres de salir hasta el rio cercano a la granja con una garrota que se hizo de una rama de castaño y pasear casi siempre por el mismo camino, hasta el punto de que hizo con su costumbre de andar por el mismo lugar, un sendero estrecho que terminaba justo antes de cruzar un puente que lo llevaba de nuevo a la carretera de vuelta a casa. Así veía a Eva, ni él sabía el porqué de aquella comparación pero estaba seguro de que aquella forma ilustrativa de pensar le cuadraba como anillo al dedo. Se preguntaba así mismo “¿Perdida porqué, donde, como se había equivocado esta hermosa mujer? Una mujer entregada y capaz de hacer feliz al más triste de los hombres… ¿Cómo se la podía ayudar?” sin duda una cuestión realmente compleja, sus años de querer comprender a las mujeres habían quedado atrás entre otras cosas porque no lo había necesitado, se limitaba a tener rollos con solteras de su entorno y con alguna que otra casada, quienes a su vez habían solicitado sus caricias porque… -según decían-  sus maridos las tenían desatendidas, ves tú a saber, los humanos mentimos cuando queremos y cuando no queremos también, no es que con eso quiera significar que se tenga que dudar de todo el mundo pero… eso.
Gorka por su parte estaba tranquilo y hasta feliz de saber que su mujer estaba disfrutando de unos días de asueto y que además iba con un buen coche si es que se quería permitir hacer kilómetros, recibió una llamada al móvil, era Eva que lo llamaba para decirle que lo extrañaba mucho y las noches se le hacían eternas pensando en todo lo que pasaba cuando estaban juntos   “Todavía tenemos que probar muchos rincones de la casa para hacer el amor y no pienso más que en volver para besarte y estar a tú lado amor mío ¡te quiero tanto! Después de ver lo que hay por ahí valoras mucho más lo que tienes, y nosotros nos tenemos el uno al otro ¿Qué más podemos pedir en este mundo?”   “Tienes razón cariño, cuando vuelvas me tienes que contar muchas cosas de todo lo que has hecho mientras estemos en nuestro lecho disfrutando de nuestra compañía.”   “Cuanto ruido hay por ahí, ¿dónde estás?”   “Pues donde voy a estar, visitando a un cliente en el hotel Waldorf, visitas que debo hacer de vez en cuando para satisfacer a los clientes más exigentes.” Cierto, estaba en el hotel pero no era para visitar a ningún cliente en concreto, como en su estado de soltería visitaba el hotel para verse con una mujer, Claudia para más señas, llevaban años viéndose en ese lugar, lo necesitaba como si esa habitación fuera “el descanso del guerrero” después de semanas de trabajo duro en  la empresa. No lo veía como algo inmoral o sucio, su padre antes que él ya tenía esta costumbre incluso antes de desplazarse toda la familia a Madrid, se diría que formaba parte de la tradición familiar. De diferente modo Eva no podía contener esta fiebre que constantemente la consumía por dentro y necesitaba refrescar con los besos y abrazos de otros hombres, desde su punto de vista eso no se podía llamar infidelidad era sencillamente desahogo, algo que antropológicamente llevamos consigo todos los seres humanos, y si no que se lo preguntaran a Gorka que más o menos se encontraba en la misma situación. ¿Cómo si no, podía entenderse su actitud sin dejar de pensar en su marido al que amaba profundamente?
Llegados a este punto cabe preguntarse porque dos personas, que antes del matrimonio ya eran felices dentro de su esquema de vida necesitaban casarse, pues bien la repuesta no es sencilla ni lógica para la mayoría, pero lo cierto es que millones de parejas están constituidas bajo ese mismo relieve. Cuando lo vemos desde fuera podría decirse que todos de un modo u otro nos vemos retratados en una circunstancia parecida, parejas de diferente religión, formación, posición social y hasta de maneras diferentes de ver la política acaban juntas formando nuevas familias, ¿son acaso matrimonios de conveniencia?, podría decirse que en muchos casos o mejor dicho muchísimos casos se podría deducir que es así, pero incluso así ¿quién es capaz de juzgar a los que se casan o se unen a otro ser y atribuirles un mal motivo? sin duda alguna nadie. Esta circunstancia me hace pensar en unos conocidos míos que después de quedar en el paro él, fueron invitados por un amigo de la esposa a hacer un casting para una película porno, los principios fueron duros para los dos, ya se sabe que en este mundillo hay muchísima competencia, sobre todo de féminas, no veas cuando llegaron al piso destinado para tal fin… había tías guapísimas y bastante más jóvenes que ella, dispuestas a todo con tal de conseguir un papel aunque fuera mal pagado al principio, luego ya irían escalando posiciones, o por lo menos eso pensaban ellas. Se miraban con cara de recelo casi todas ellas, se conoce que habían invertido algún que otro euro en comprar ropa interior bonita, bueno más que bonita, apropiada para  el trabajo que tendrían que hacer, y venga a follar que son cuatro días, pero algunas salían llorando, otras escocidas y las más valiosas se seleccionaban como si fuera ganado para presentar en una feria. El caso es que a ella la seleccionaron a él no, tenían a sus propios artistas para esta labor de modo que le hicieron saber que ella valía pero él no, allí comenzó pues la carrera de Celeste  -ese es el nombre que ella se puso-  luego, en casa, los dos analizaron la situación, pero como él no había sido seleccionado le prohibió que trabajara para aquellos mafiosos de mierda que solo querían sacar provecho de su cuerpo   “Tú vales más que todo eso y no voy a permitir que te exploten unos desgraciados.”   “Vale, pues ya me dirás tú como pagamos lo que debemos y encima comemos, porque macho tú tienes el morro muy fino y no te conformas con cualquier cosa, de manera que tú me dirás, o cojo el trabajo o dentro de cuatro días nos vamos a vivir debajo de un puente y hacemos cola cada día para ir a comer a la beneficencia.” Aquello fue determinante para que cerrara la boca y dejara que su mujer comenzara a trabajar en el mundo del porno, cierto que tuvo que acostumbrarse a hacer lo inimaginable para mantener el empleo, pero a pesar de llegar a casa rota en muchas ocasiones y quedarse dormida en la bañera de puro agotamiento la pasta comenzó a fluir dentro de la familia.   “¡Joder! ¿todo esto has ganado hoy?”   “Si hijo, si, y me lo he currado de verdad ¿sabes? al titi de hoy le han dado un par de gatillazos a la hora de la verdad y hemos tenido que repetir escena tres veces, no me siento la lengua ¿te lo puedes creer?” Lejos de por lo menos consolarla y darle ánimos, siempre le recriminaba que eso le pasaba por haber escogido ese derrotero y claro, comenzaron el humor, los gritos y hasta un par de veces bofetadas que se dieron mutuamente, pero nunca pasó de ahí, él se compró el coche que quería y la llevaba al trabajo todos los días, claro está que no se preocupó de buscar trabajo ¿para qué? con cuatro mil euracos que entraban cada mes en casa hasta se permitieron contratar a una morita para la limpieza, y comer, pues al restaurante, de menú eso sí, pero lo que era en casa el no daba un palo al agua. Un día Celeste le sugirió que buscara alguna cosa para trabajar y él le contestó   “¿Te parece poco el que tenga que llevarte y traerte del trabajo para protegerte de esta chusma?”   “Vamos hombre no me jodas, esta gente fuera del estudio se respeta, no van por ahí violando a las compañeras de curro, además muchas veces las mismas compañeras de peli se han ofrecido a acompañarme, así que si tú no vinieras no pasaría nada ¿vale?” A bodas lo convidaron, esto significaba que no tenía que preocuparse de ella en todo el día salvo para contar las ganancias cuando llegara a casa, porque para entonces al no tener contrato alguno, trabajaba al día, tantas escenas… tanto cobro, lo jodido es que en ocasiones se pasaba todo el santo día pasando de plató en plató y eso resultaba en chavales jóvenes, viejos  -aunque conservaban su potencia viril bastante intacta-  mujeres de mediana edad, y grupos, ahí  perdía todo el mundo la cabeza un poco, hasta ella en ocasiones pero no le podía contar a su marido lo que sentía en determinadas ocasiones, hubiera sido fatal  para su matrimonio, imagínate diciéndole que había disfrutado como una loca en ocasiones, evidentemente no era de piedra y sentir sentía como todo buen hijo de vecino.
Bueno, ahí tenéis un ejemplo de los intereses creados que pueden regir la vida de determinadas familias  -o sea matrimonios-  en este apartado en concreto jamás se habían planteado tener hijos, ¿Cómo en estas circunstancias?. En el caso contrario de matrimonios que tienen cierto nivel de estabilidad económica y social hay otros muchos factores que hacen que el matrimonio sea un apartado de intereses creados, el hombre impositivo y celoso, hasta posesivo de su ente familiar que más allá de lo que puedan pensar otros mantiene a todos los miembros de la familia bajo estrecha vigilancia y lleva a que la esposa sea una esclava de la casa sin quererlo, tienen hijos en común un coche familiar y otro pequeño para que la esposa pueda desarrollar su vida que son las compras, llevar a los niños al colegio, cocinar y limpiar la casa una vivienda unifamiliar que necesita atención continua. Pero es que detrás de todo esto hay todo un entramado de responsabilidades importantísimas que atender, pagar la vivienda de la playa  -un apartamento muy normalito-  el hijo adolescente que ha sido llamado al orden en el colegio porque fuma porros y se ha visto envuelto sin saberlo en el robo de un coche para irse de marcha haciendo novillos en el instituto y la pobre esposa que con el marido ha creado un circo y ahora resulta que les crecen los enanos. Ella se angustia por esta situación y llega un momento que hasta en lo más profundo de su ser desearía huir de allí, porque además su marido hace meses que no le da un beso ni le hace una caricia, cuando ella que solo tiene treinta y pocos se le acerca para dárselos ella este la rechaza, le va dando largas hasta darse cuenta que va a tener que acostumbrarse a esta situación para el resto de su vida, pero no, no quiere ser la víctima de esta encerrona, piensa y piensa, traslada esta inquietud a su madre y ella le dice que ¿cómo se va a marchar y donde, con todo lo que tiene a pesar de todo? muchas mujeres querrían estar en su lugar aunque fuera en estas circunstancias, ella se conforma y lo entiende, de modo que no le toca otra que aguantar al fin y al cabo ¿qué va a hacer? La niña tiene diez años y el pequeño Rubén apenas cuatro,  “nos pusimos a tener hijos demasiado deprisa, este es el problema…” piensa ella, nada a aguantar carros y carretas hasta que dios quiera  -pero a dios se la repampimfla sus problemas, anda que no tiene otras cosas en las que pensar, el hambre de los niños de Àfrica, las guerras estúpidas que los hombres causan sin motivo alguno, y ayudar a todos los demás que han sido víctimas de terremotos o erupciones de volcanes-  ¡vaya huevos tiene dios también! Mientras tanto decimos… “que sea lo que dios quiera…” y él ahí, en su sombra celestial partiéndose el culo de risa de ver todo lo  que acontece en este paraíso llamado Tierra.   “¡¡Huy, que bonita es la Tierra desde aquí arriba!!” dicen los astronautas, luego cuando bajan después de estar en una estación espacial dando vueltas y más vueltas, la parienta se le ha ido con otro que no será jamás astronauta pero que la atiende a las mil maravillas, mientras el otro está dando vueltas y vueltas por el cielo  -esto sí, trabajando, que no veas lo que le ha costado ser seleccionado para la misión espacial, ésta en concreto-  luego cuando vuelve a pisar tierra firme y se entera de todo, se da un puñetazo en la cabeza y lamenta haberse ofrecido para ver la Tierra desde no sé cuantos miles de kilómetros de distancia.   “Eso me pasa por gilipollas…” no te engañes, cuando estabas aquí, ya te la estaba pegando con el científico de turno, lo que pasa es que estabas tan obsesionado con tú trabajo tratando de pasar la mano por delante de la cara de compañeros que te olvidaste de que estabas casado, lo que hace que tú matrimonio se vea desde fuera como un matrimonio de conveniencia no le des más vueltas.
Al fin y al cabo si un marido quiere engañar a su mujer lo puede hacer en el momento y lugar más insospechado, la mujer por su parte como está todo el día en casa  -más o menos-  te la puede estar jugando con el vecino de arriba desde ve tú a saber y tú tan feliz por tener una mujer limpia y ordenada que lo tiene todo a punto cuando llegas del trabajo, es así ni más ni menos. El que se quiera engañar con otras milongas que lo haga pero antropológicamente eso es así desde que dios dijo que se hiciera la luz, ese es uno de los motivos por los que ya desde que uno se casa tiene que estar dispuesto a asumir, quien lo haga de otra manera se engaña a sí mismo, o es un pedante o un ignorante, que de lo último somos todos un poco. Quizá esta sea la razón por la que tanto Gorka como Eva daban por sentado esta situación, que no es anómala es totalmente aceptable y comprensible. En la Biblia ya se habla en el libro del profeta Oseas 4:14, de la prostitución del templo, mujeres que se prostituían por cualquier precio con cualquiera para tener mejor nombre en la sociedad de entonces, después de haber servido allí por determinado tiempo se casaban con todos los honores porque habían sido prostitutas del templo ¡toma ya!. Si se piensa fríamente, ¿Quién le regala a la mujer un coche que vale bastantes miles de euros para que haga unas vacaciones? claro está que alguien contestará   “Yo también lo haría.” pero es probable que Gorka tuviera en su cabeza algún plan urdido de antemano para como se dice coloquialmente “vive y deja vivir”, en su caso sin lugar a dudas ese era el enfoque que quería que tuviera esta situación, Gorka sabía perfectamente por indagaciones hechas previamente a su boda quien era Eva, mientras que ella estaba en clara desventaja con respecto a él. Lo conoció accidentalmente en la sierra y aita y ama le habían dicho que necesitaba a alguien con quien compartir su vida y darle más empaque al negocio, ¿con quién mejor que con Eva podía cumplir este deseo de los padres? Además no hay que olvidar que Eva era una mujer de tomo y lomo, apasionada como la que más, si, es verdad que un poco alocada pero ¿quién no lo es con veinte y pocos habiendo estado acostumbrada a tener cualquier cosa que se le pasaba por la cabeza? que era caprichosa… si, ya lo sabía, pero ¿y qué? ese era el menor de los males en este caso, se podía permitir sus caprichos aunque con medida claro está. Pero no se puede obviar que cuando salían con los amigos a cenar o a alguna otra celebración con o sin el resto de la familia Eva arrasaba, joder si arrasaba, no tenía competencia alguna, las miradas se desviaban hacía ella unas veces de forma discreta, otras descaradamente, ella que ya había pasado por el cedazo de la crítica de todas las chavalas de su edad en discos y fiestas juveniles cuando estaba en el instituto  -de donde salió bien instruida-,  provocaba con mayor o menor discreción dependiendo de donde fuera con su marido quiero decir a qué tipo de fiesta y se metía en el ambiente de la juerga y a veces del desenfreno, ya se sabe que a eso contribuye lo que uno beba, y ella bebía, no hasta el punto de perder la consciencia pero si que lo hacía hasta soltarse del todo y desatar corros a su alrededor cuando bailaba haciendo temblar todo su cuerpo como si fuera de gelatina, Gorka la miraba desde cerca y se ponía a cien viéndola sabía que no duraría mucho este modo cadencioso de bailar y que muy pronto se desenfrenaría mostrando todo su encanto y seducción. En ocasiones Gorka le recriminaba el modo de bailar   “Cariño mío todo el mundo te ha visto el culo y eso no me gusta, has de ser más prudente, además con esa forma de bailar tuya hasta las tetas has enseñado, mujer… no es necesario que te pases, no se qué te pasa en ocasiones que parece que pierdas el norte date cuenta que eres una mujer casada y todos esos amigos lo saben, no me gusta ir en boca de la gente por ese motivo.”    “Perdona mi amor, no sé qué me pasa a veces que… es verdad, debo dar la impresión de querer exibirme ante los demás pero quiero que sepas que en el fondo esto está lejos de mi intención, a la única persona que quiero provocar es a mi marido, anda písale a la máquina que tengo ganas de llegar a casa tomar una ducha rápida y darte a saber para quién bailo de verdad.” Eso se lo dijo acercándose a su oreja y darle pequeños mordisquitos que erizaron todo el vello de su cuerpo, su cuerpo despedía olor a sudor y perfume a la vez, esa mezcla ¡le perturbaba tanto…!.
Cuando volvió de las mini vacaciones Gorka la esperaba con ansia lo mismo que Eva deseaba desesperadamente volver al hogar, sin embargo por parte del uno y del otro esperaban con desesperada calma, estar separados de manera puntual para luego estrechar lazos de nuevo cuando se reencontraran, de ese modo transcurrían sus días de matrimonio conveniente. Una llamada interrumpió la conversación que estaba teniendo con su amiga Laura que ahora sí estaba dedicada en cuerpo y alma a los preparativos de su boda con Miguel, estaba muy contenta y el hecho de verla nerviosa y hasta azorada le hacía gracia porque le recordaba a ella misma haciendo lo propio con su amiga unas semanas antes de subir al altar, solo iba a haber una clara diferencia con la suya y era el hecho de que ellos dos no iban a pasar por vicaría, su boda sería una ceremonia civil y eso preocupaba a Laura, no estaba segura de que su boda tuviera el lucimiento deseado. Tenían asegurada la presencia de muchos invitados, sobre todo por parte de la familia de él y de sus amigos, a algunos de ellos no los veía desde hacía años pero cuando recibieron su llamada y les llegaron las invitaciones casi todos aceptaron a excepción de cuatro o cinco que estaban en el extranjero, estos se disculparon pero estaban muy contentos de que su amigo Miguel se acordara de ellos después de los años y le enviaron regalos correspondientes al evento. Miguel estaba que se salía, una nueva experiencia en la vida traída por medio del matrimonio le daría razones para vivir de modo completamente diferente a como lo había hecho en muchos años.   “Que tal Eva, te llamaba para confirmarte que el viernes próximo salgo para Amberes, no te puedes imaginar las ganas que tengo de verte de nuevo y seguir conociéndonos, creo que va a ser un viaje alucinante, tengo preparada una agenda para nosotros que te va a encantar si vienes, entre otras cosas iremos a una de las mayores tiendas del mundo de diamantes DIAMODLAND en la que vas a alucinar, tengo amigos allí que nos enseñarán cosas que no has visto jamás en la vida. Un radio de cinco kilómetros donde se respira el olor de esta piedra preciosa. Ahora solo me tienes que decir sí o no para sacar tú billete de avión, ¿Qué dices?”   “Un momento por favor Salvador.” Se puso el teléfono contra el pecho y se quedó mirando fijamente a ningún sitio   “¿Pasa algo Eva? joder tía me estás asustando.” Laura como si despertara de un sueño la miró y con la mano le señaló que no pasaba nada   “De acuerdo solo dime la hora en la que debo estar en el aeropuerto y ya está, y me tendrás como un reloj.” Ultimaron detalles acerca de la terminal donde tendría que presentarse y que él la estaría esperando, de acuerdo todo terminó   “Yo también te quiero a ti, lo sabes muy bien, hasta el viernes pues.”   “Eva, no me digas que…”   “Si, me gusta este hombre y además quiero conocer este rincón de esta preciosa Europa, Salvador me ha dicho que es incomparable, el domingo por la tarde estaremos volando otra vez para Madrid.”   “Mira –cachito- no me quiero meter donde no me llaman pero me da miedo que hagas estas cosas Eva, imagínate que Gorka se entera de esto, ¿te imaginas…?”   “Soy demasiado joven para imaginar cosas que les corresponde a gente mayor, ¿te imaginas que Gorka se enterara de que de vez en cuando hacemos el amor entre nosotras teniendo nuestros correspondientes maridos…?”   “No es lo mismo Eva, la nuestra es una amistad sin fronteras tú sabes bien que si me faltaras me moriría de pena, me sabe muy mal que me compares con nadie más.”   “A vale… ya ha salido la ofendida. Laura, la vida es sencilla, el problema es que los humanos la complicamos a veces por acciones poco morales y otras, por razones que llegan a sernos inexplicables, porque no usamos el sentido de la lógica antes de hacer algo, y cuando lo hacemos a menudo no nos gusta la respuesta que recibimos y lo hacemos igualmente yo creo sencillamente que es así –ombliguito mío-.” Curioso, Laura cuando estaba tierna con Eva le llamaba “cachito” y a su vez Eva cuando tenía la misma actitud con Laura le llamaba “ombliguito”, bueno es cierto que depende de quién lo lea se muera de risa o simplemente piense -vaya chorrada-, de acuerdo pero lo cierto a mi modo de ver las cosas sea lo que sea lo que se diga con cariño y ternura siempre es bienvenido, estas expresiones dichas desde el corazón cierran filas entre las personas que se quieren, aunque desde fuera se vea de forma equivocada. Se levantaron de la mesa de la granja a la que acudían habitualmente y cuando recogieron las chaquetas y bolsos camino de la puerta de salida con las manos cogidas se dieron un beso en los labios, un camarero algo mayor y con una leve cojera después de recoger la mesa se acercó a otro que estaba secando los vasos y platos sacados de la máquina de lavar y le dijo   “Me cago en dios tío, estas dos vienen casi cada día haciéndose los mismos arrumacos y tocamientos y besitos, son boyeras fijo. Me ponen enfermo Gabi con lo buenas que están y lo mal aprovechadas… esto es porque no han probado una buena tranca si no, no se comprende.”   “No creas que es tan simple, mi prima Rosario estaba casada con un tipo que era de lo más, trabajador y amante de su familia, ojo que te digo que era un tío como no hay dos. Venía de currar con el camión de reparto y llegaba a casa y se ponía a bañar a su hijo, le daba la cena, lo acostaba y luego se ponía en la cocina a hacer la cena de ellos dos, limpiaba todo… una pasada. Un día sale a la carretera  -cosa nada habitual en él porque siempre repartía en la ciudad-  y sale un chiflado de una curva y lo despeñó por un terraplén de veinte metros. Claro está que se murió, Fina mi prima recibió un dinerillo de la póliza de seguro y la paga de viudedad, en lo que se refiere a consuelo y ayuda del resto de la familia… cero, solo una vecina que vivía en el bloque de al lado y que tenía una peluquería a la que mi prima iba semanalmente subía cada día del mundo para ayudarla y consolarla. A los tres meses nos enteramos por ella misma que se iban a vivir juntas, le echó un par de huevos oye, y si las ves ahora… más felices que la hostia.”   “Y ¿qué me quieres decir con eso, que tú prima es lesbiana…? vaya descubrimiento.”   “Lo que te quiero decir mendrugo es que no necesariamente todas las lesbianas han tenido relación con una mujer, coño parece que no entiendas nada chaval, hay de todo en la viña del señor, las habrá que si y otras que no, hay mil y una circunstancias diferentes en la vida que hacen que las personas se encuentren y se redescubran. Yo mismo hecho la vista atrás y me doy cuenta de que podría ser uno de esos seres a los que ahora todavía se les margina y que tienen que hacer esfuerzos para no cogerse de la mano por la calle por temor de que otros los marginen o los señalen como si estuvieran infectados.”
Laura estaba consternada y se la veía fuera de sí, quería intentar retomar la conversación sobre el tema de la cafetería con Eva pero esta puso un escudo ante sí haciéndole saber que sus decisiones eran suyas y de nadie más   “Te digo Laura que el viernes me voy a Bélgica y punto, no te preocupes Gorka no me dirá nada, a lo sumo querrá saber porqué me marcho el fin de semana pero ya tengo preparada la respuesta.”   “¿Y qué le dirás?”   “No quiero que lo sepas para que no estés obligada a mentir o decir algo que te comprometa. Déjalo por favor ¿quieres?” Ahí se terminó todo, Eva sacó el móvil del bolso y llamó a Gorka para decirle que se verían en el restaurante Atlántida a las dos, le apetecía comer una parrillada de pescado, él aceptó sin problemas y le hizo saber que si no llegaba a la hora que fuera pidiendo para los dos haría los posibles para llegar a la hora.   “Bueno, me voy a comprar un par de cosas que me harán falta para el viaje, ¿vienes?”   “No puedo cariño, ya he quedado con Miguel para hacer un par de cosas necesarias para la boda, no puedo escaquearme, de todos modos y ha riesgo de que me mandes a la mierda ten cuidado y se razonable por favor.”   “Pues sí, como no me dejes de dar la lata te mandaré a tomar por el culo pesada, que eres una pesada.” Se dieron otro beso en los morretes y cada una cruzó el semáforo en direcciones distintas. Cuando llegó al restaurante le dijo al mozo que vigilara lo que llevaba dentro del maletero del coche cuando lo aparcara y le soltó dos billetes de veinte. Vio con sorpresa que Gorka ya había llegado, de hecho eran las dos menos cinco, su Jaguar sobresalía por el morro de una de las plazas del aparcamiento y lo identificó solo con una leve mirada, al entrar en el restaurante se dirigió a la mesa que casi por costumbre solían ocupar cuando comían allí. Los aromas de la comida recién hecha llenaron sus sentidos, tenía hambre y pensó dejar para el final de la sobremesa su intención de viajar el fin de semana, por supuesto que no le diría que se iba a Amsterdam  pero lo tenía todo estudiado, hasta la última coma. Hablaron de lo que habitualmente ocupaba más tiempo en la vida de Gorka, el trabajo, y le hizo saber a Eva que necesitaba en un momento u otro desconectar, que necesitaba tomarse unos días aunque no muchos de asueto, distanciarse de pedidos y servicios y salir siempre con el coche cagando leches para reparar algún que otro entuerto que se producía como resultado de tanta demanda y a veces de pequeñas confusiones que se producían en las entregas.   “Necesitamos seguir manteniendo el monopolio de este mercado en la medida de lo posible.”   “Te veo preocupado Gorka, ¿qué es lo que te pasa?”   “Vida mía, a ti no te lo puedo esconder, formas parte de mi ser, somos una sola carne y sería inútil que te escondiera el problema…”   “¿De qué me estás hablando Gorka?”   “Tenemos en la empresa un desfase de millones bastante importante, hasta ahora lo he podido tapar pero ya no hay forma de seguir ocultando el asunto y me temo que este no sea el final de la historia…”   “Pero Gorka ¿qué es lo que está pasando?”   “Muy sencillo, llevo jugando desde mucho antes de conocerte y eso me ha causado muchos problemas con los prestamistas.”   “¿Con los prestamistas dices?”   “Si, el día que te recogí de la carretera de la sierra venía de pagarle a uno de ellos dieciocho mil euros que por no poder pagar antes pagué con intereses. Llevo suministrándole pescado y marisco gratis desde hace tres años, y como sabe que se lo tengo que dar, pide como para abastecer una lonja entera, esto es una desgracia.” Eva no podía creer lo que estaba oyendo, en ese momento no quiso oír más, le parecía que estaba viviendo una realidad inventada por un ser malévolo y cínico que estuviera riéndose de su vida, cayada pensó, que definitivamente se estaba mejor soltera y hasta ser una golfa con los hombres con tal de que se dieran cuenta que no les interesaba una mujer de ese calibre. Pero la realidad estaba ahí no la podía flanquear por ningún lado, quizás estaba soñando pero no era así, sencillamente las circunstancias habían cambiado como cambian tantas cosas en la vida; lo cierto es que no podía quejarse de lo que hasta ahora le había tocado vivir, tanta libertad para todo lo que quería, y eso ya, cuando antes de casarse entraba y salía de casa cuando quería y con quien quería sin dar explicación alguna, aunque eso sí con la reprobación de los otros tres miembros de la familia que veían en su trabajo y en sus trapicheos algún problema que esperaba agazapado hasta que se desataran los vientos de las circunstancias adversas. Cuánta razón tenía su padre cuando le decía siempre que era mejor vivir una vida sencilla pero con un buen nombre que una llena de lujos pero desaforada, pero en fin, ella eligió este camino lleno de abrojos, tenía la certeza de que no podía durar algo tan bonito como esa vida regalada que había llevado hasta ahora.
Al día siguiente Laura se enteró del asunto por medio de Eva que en medio de un mar de lágrimas le contó que se había pasado toda la noche vomitando fruto del disgusto que Gorka le dio, Laura la consoló como pudo porque lo cierto es que estaba inconsolable y muy irascible, en estas circunstancias Laura sabía que era mejor dejar pasar unas horas antes de darle algún tipo de consuelo. Consolar se puede consolar de muchas maneras diferentes de manera que Laura estaba fuera de juego en ese instante, a medida que fueron pasando las horas ella también se puso a pensar en Miguel; él llevaba las cuentas de la empresa de forma que algo tenía que saber de todo aquel galimatías pero de momento calló al respecto, después de tomar café en casa de Laura a esta solo se le ocurrió abrazarla y llenarla de besos, que quieres, era su modo de acercarse a Eva y hacerle ver que era su amiga incondicional. Eva cedió a sus caricias y se dejó llevar como el torrente que se forma después de las intensas lluvias, sentadas en la parte trasera del jardín sobre el espacio chillout se recostaron, comenzaba a hacer calor, el termómetro marcaba 24º a las once de la mañana y Eva de forma espontánea se despojó de la blusa y los shorts de DG, Laura lo tenía más fácil pues solo llevaba encima una camisa de su novio que la tapaba hasta el principio de los muslos   “¿Quieres un té frio Eva? creo que te sentará bien.” Eva se encogió de hombros  -si quieres me lo traes, si no, no importa parecía decir-  cuando regresó se la encontró poco menos que desnuda sobre la gran cama en medio de la penumbra, parecía que se estaba durmiendo al arrullo del agua que de forma artificial, bajaba por un pequeño muro de piedra regando pequeños jacintos presididos por la imagen de Shiva ese dios indio que representa literalmente “El que nos es propicio”, con sus cuatro brazos y suspendido sobre una de sus piernas con el cabello enmarañado invitaba a la meditación, era una figura de bronce de sesenta centímetros de alto que Miguel le regaló para este espacio y que tuvo que regatear porque su precio era un poco alto. Cuando Laura la vio en esta pose descuidada y cómoda sobre el diván no se atrevió a despertarla, dejó los vasos de te sobre la mesa con cuidado y cuando se retiraba el brazo de Eva se levantó para llamarla a su lado, antes de recostarse, Laura desabrochó los tres botones que mantenían cerrada su camisa y deslizándose como una cobra llegó a su lado, sin mediar palabra se besaron y acariciaron en el cuello, la espalda, la cintura y más abajo hasta que comenzaron a jadear las dos. A partir de ese instante todo lo que se pudiera decir sobre lo que aconteció nublaría el acontecimiento, una y otra vez estuvieron la una sobre la otra con todo el vello de su cuerpo crispado por los roces y las sensaciones que tuvieron, de hecho no era nueva esta forma de sentir la pasión en ellas pero lo que si era nuevo eran las circunstancias, y esas frecuentemente hacen que un encuentro  -pasional en este caso-  sea único e incomparable.
El viaje que tenía que emprender el viernes con Salvador quedó traslapado en el tiempo y el espacio, tenía la sensación de no haber vivido nada desde la boda hasta ahora, no echaba de menos nada, ni tampoco apreciaba nada de lo que tenía, a decir verdad eso se debía a que no había sido jamás una persona materialista, ella se calificaba así misma como un ser vitalista. A partir de ahora, se decía a si misma lo sería todavía más, si podía naturalmente, necesitaba un escape, una huída de toda aquella sordidez que la atenazaba y que sentía que la empezaba a pudrir por dentro. Su presente ahora estaba a un metro de ella y se llamaba Laura, ésta llenaba sus vacios y ausencias de todo lo demás, pudiera parecer paradogico pero esa era la realidad una realidad llena del primer amor que tuvo cuando todavía estaba en el instituto, y que se estreno cuando en una verbena de San Juan después de haber pasado la noche por ahí llegaron a casa Laura donde otras noches había estado escuchando música y hablando de naderías, sentada en la cama de Laura y ojeando revistas de sociedad criticando a todo el mundo y riéndose de las mujeres que se casaban con millonarios que veraneaban en Marbella y eran cazados por paparazis, con las tetas al aire o traicionando a sus novios y maridos saliendo de hoteles y yates de lujo. Estaba claro sin embargo que tenía que volver a su casa ese día para terminar de saberlo todo acerca del asunto que Gorka le comentó el día anterior y ver el resultado de los acontecimientos y el impacto de la noticia en el resto de la familia Olazabal, la cosa no pintaba nada bien y ella sabía que aquello sería un revulsivo en todos los ámbitos de ese núcleo tan importante dentro de la sociedad vasca y cabe decir también de la madrileña, no pocos empresarios eran los que los conocían como gente de gran talento para los negocios y por consiguiente influyentes. No se preocupó de meter el Mercedes en el garaje de la casa, lo aparcó en la acera y al bajar Clara,  -una vecina amantísima de los caniches-  la saludó efusivamente dándole dos besos sin tocarse la cara como era habitual en ella   “Que guapa estás Eva, el tiempo no pasa para ti, no sé cómo lo haces pero chica ¡¡que envidia me das!!.” Era una de esas señoras que se pasa el día mirándose en el espejo tratando de acertar donde le tendrían que poner la siguiente inyección de botox, se despidió de ella porque los perros  -4- no paraban quietos y se cruzaban las correas, mientras que Eva miraba como se alejaba y se sonreía al verla dar esos pasitos tan breves con sus faldas de tubo y que paseando a los perros le obligaban a correr por la calle. Encontró la puerta del garaje abierta y se coló por allí para subir a la casa, pero pensó que quizás estuviera en el jardín donde junto a la piscina tenían un porche donde pasaban las veladas, entró hasta el fondo del jardín y lo llamó, nadie respondió de modo que se dio la vuelta para entrar por la cristalera del jardín   “Gorkaaa”, cayó al suelo del susto, y se arrastró sobre sus codos horrorizada por la visión de su marido colgado de una de las vigas de madera con un bermuda puesto y en el suelo, la tumbona con una gran toalla de color mostaza con sus iniciales bordadas echada sobre ella y un taburete de madera que estaba desplazado del mueble bar de la esquina tumbado en el suelo. Llamó al 091 temblando como una hoja   “¡Por favor vengan rápido, vengan rápido que mi marido está colgando del porche, no me pida más explicaciones señor se lo ruego, la dirección es… mire mejor llame al número de la portería de la urbanización ellos los traerán a casa de los Olazabal. Urbanización “El Robledal” teléfono 917984902, ¿Qué hago yo? Estoy en la piscina frente a él, no me echo nada salvo que he caído al suelo al verlo, por favor no me haga hablar más señor, vengan rápido por favor.” Llamó a Laura y le contó con mucha congoja lo sucedido esta le contestó   “No te muevas de ahí por nada del mundo, me cago en dios, si no te encuentro ahí cuando vaya te mato ¿me oyes?”   “Siii.”    “Salgo ahora, ya estoy en la calle y me meto en un taxi, no dejes de hablarme vida mía o me moriré yo, me cago en la puta… no tenía que haberte dejado que salieras de casa, si la culpa la tengo yo y nadie más que yo. Bueno disculpa es que estoy nerviosa  -¿y usted qué coño mira curioso de mierda?-  nada cariño, que aquí el señor taxista por lo que se ve se quiere meter a siquiatra  -no me mire así que si no le interesa la carrera se para y cojo otro taxi-  si necesitas salir de ahí sal a la calle hasta que llegue la policía pero nada más ¿de acuerdo?”   “Me meteré en el coche hasta que lleguen los guardas porque estoy a punto de caerme otra vez Laura las piernas no me sostienen. Mira, ya llegan y la ambulancia de la urbanización detrás, te dejo amor.” Se cortó la comunicación   “Si llegamos en diez minutos le doy una propina de 50 euros.” El Skoda empezó a doblar coches y lanzarse a la carrera de verdad, sin decir palabra el taxista comprendió que el asunto era serio y por eso apretó a fondo. El guarda de la urbanización dijo a sus chicos que no entraran, podrían contaminar pruebas, él había sido policía durante más de veinticinco años y sabía bien lo que se tenía que considerar en estas circunstancias, casi a renglón seguido se oían las sirenas de la guardia civil acompañados a su vez de otra ambulancia. De un monovolumen salieron otros señores y una mujer que se vistieron con monos de plástico blanco zapatos incluidos y entraron en la casa.
Un teniente de la benemérita llevó aparte a Eva y la interrogó, ella le contó todo lo acontecido las últimas veinticuatro horas incluida la conversación que había tenido con él en el restaurante mientras que un acólito apuntaba en un bloc.   “Bien señora, ahora vaya a la ambulancia que le darán algo para calmarla un poco, esta temblando como una hoja, ande venga conmigo.” Al punto llegó Laura que se abrazó a ella desesperadamente, estaba sudando pero a Eva no le importó, la correspondió dándole un beso en los labios y comenzó a tranquilizarse.
En aquel momento un furgón negro de los servicios fúnebres llegó y bajó una camilla desplegable, entraron en medio del revuelo que ya empezaba a causar tanto movimiento en un lugar donde no era nada habitual ver sucesos, la gente de alrededor empezaba a inventar y a especular, lo típico de los que queremos saber y no vemos. Unos decían que Gorka se había caído en la piscina y se había descalabrado, otros que no era para tanto, que solamente se había caído al suelo al resbalarse en las losas del jardín, eso sí, todos pretendían tener razón porque se enteraron del ruido que hizo al caer o hasta lo vieron desde sus terraza. Parece mentira lo que es el mundo de las curiosidades… Entre tanto Eva rompió a llorar cosa que no había podido hacer antes movida por la impresión de la visión, se desmoronó de tal modo que no tuvieron tiempo de ponerle ningún sedante porque al instante se desmayó. Sin que tuviera tiempo de avisar a la familia Olazabal todos en peso se presentaron allí, Eva estaba ya camino del hospital junto a Laura cuando Miguel preguntó por ella; permaneció a su lado durante todo el día, al ser clínica privada hasta les permitieron permanecer la noche de ese fatídico día de autos como tiene por costumbre llamarlo la policía, pero no durmieron más que por espacio de un par de horas y cabeceando que eso no es sueño profundo. Fue extraño que nadie de la familia se desplazara hasta allí para saber de ellas ni siquiera Miguel, ese hecho llamó la atención de Laura que era la afectada de forma directa pero ahora eso no le importaba lo más mínimo, estaba con quien tenía que estar con su amiga de toda la vida, con la única persona en la que podía confiar en ese momento. Después del desayuno alguien se presentó en la clínica para ofrecerle apoyo sicológico pero ella lo rechazó de plano, lo agradeció eso sí pero pasó por alto el ofrecimiento y se sujetó a Laura, juntas de la mano abandonaron el recinto después de firmar unos documentos referentes al seguro que cubría estas contingencias.
“¿Cómo te podré agradecer todo lo que haces por mí, tesoro?”   “No me puedes agradecer porque no hay nada que agradecer. Si he de serte sincera… tú y yo somos mucho más que amigas Eva, creo sinceramente que somos un tándem que la una sin la otra no llegaríamos muy lejos ¿te has dado cuenta de lo cerca que seguimos estando aun teniendo vidas separadas la una de la otra?”   “Es verdad Laura, nos queremos y nos hemos enviado a la mierda un montón de veces y sin embargo nos seguimos amando, nos hemos aconsejado mutuamente y hasta gastado la una por la otra, lo cierto es que no sé muy bien lo que significa eso pero debe ser algo importante, fijo.” El alcance de esos sentimientos a menudo son difíciles de determinar, sin embargo llega algún acontecimiento o circunstancia en la vida de las personas que nos hace reflexionar y cambiar de rumbo, el caso de Eva y Laura era confuso como las nieblas que se aposentan sobre el valle de las montañas pero, algo hay que las despeja y es entonces cuando se hace patente la luz de un modo más que claro.
Cuando llegaron a casa de Eva les esperaba una patrulla de la secreta que dejaron que entraran en la casa para llamar al poco a la puerta, se identificaron y le solicitaron hacerle unas preguntas acerca de lo sucedido, Eva atentamente les hizo pasar y concretó algunos aspectos propios de lo sucedido.   “Señora, parecía haber algunos asuntos que su marido ocultaba y que hemos investigado más a fondo ¿estaba usted al tanto de esto?”   “Se refiere al pufo que había causado en la empresa familiar ¿no es eso? Pues me enteré el día anterior al suceso estando comiendo en el restaurante Atlántida, propiedad de un cliente de los Olazabal quién les suministraba todo el pescado y marisco que allí servían. Pero oiga sargento, eso ya se lo dije al señor inspector el día que fueron llamados por los guardas… no entiendo a que viene otra vez recordar ese día.”   “Tiene razón señora pero es que tenemos que contrastar las declaraciones por si queda algún detalle suelto que se nos haya escapado, o bien que se le haya olvidado a usted referirnos, como ve es simple rutina, mi compañero está tomando nota de lo que dice para cerrar el caso y pasarlo al señor juez. No queremos entretenerla más, sabemos que está usted en medio de una circunstancia difícil y ahora necesita descansar, por cierto ¿a cogido usted el alta voluntaria de la clínica?”   “Si señor, allí no pinto nada y no quiero que me harten de pastillas que me dejen hecha una piltrafa, imagino que el sepelio de mi marido estará al caer y quiero estar de una pieza. ¿Sabe usted cuando me comunicarán el permiso para retirar el cadáver del anatómico forense?”   “No le sabría decir pero seguro que pasan un par días más. Estamos investigando si su marido tenía pólizas de vida, si usted nos pudiera dar esta información se lo agradeceríamos infinito.”   “No tengo ni idea, lo único que tengo en mi poder son un par de tarjetas de crédito, la casa que puso a mi nombre y el Mercedes que está en el garaje, de lo demás no tengo ni idea, las finanzas las llevaba él y el novio de mi amiga Laura, trabaja en la empresa y se llama Miguel.”   “Sí de él ya ha dado cuenta la policía, de momento está retenido en comisaría con su abogado dando cuenta de los libros de la empresa, lo siento señorita Laura pero este es un trámite obligado que nos vemos obligados a hacer cuando se presenta una situación como esta.”   “¿En que comisaría está? dígamelo por favor necesito verlo.”   “Si usted quiere gustosamente la llevaremos allí.”   “Gracias se lo agradeceré mucho no estoy en condiciones de conducir ahora mismo, nos podemos ir cuando quieran.”   “Por nuestra parte le acompañamos en el sentimiento señora Olazabal, estaremos en contacto, si fuera tan amable de facilitarnos su número de móvil… el fijo ya lo tenemos.” Después se despidió Laura de Eva con un beso y le dijo que volvería más tarde cuando terminara la visita a su novio.
Parecía claro que la policía estaba investigando a Miguel en lo relacionado indirectamente con la muerte de Gorka  -muerte atribuible a un suicidio-  sin embargo esto requería tiempo y esa era la razón de por qué estaba retenido en comisaría, cuando Laura llegó al apartado donde estaba Miguel lo primero que hizo sin demasiadas muestras de cariño fue preguntarle   “¿Qué es lo que ha pasado Miguel? todavía no me puedo creer que estés involucrado en este asunto, tú llevas las cuentas de la empresa, algo tienes que saber para que te tengan aquí detenido.”   “No te equivoques Laura, no sé nada de nada joder, ¿porque nadie me quiere creer? Yo solo me he limitado a pasar números y redactar las cuentas para que hacienda viera la transparencia de este negocio por dios.” Estaba sentado con los codos sobre las rodillas y meciendo su cuerpo atrás y adelante mientras se sujetaba con ambas manos la cabeza… “Cariño ¿tienes una aspirina en el bolso? me va a estallar la cabeza… me cago en la puta… no he hecho nada, seguro que quieren que les diga algo pero es que no sé nada de nada, tú me crees ¿verdad cariño?”   “Claro que te creo pero hay que reconocer que están en su derecho, más que derecho, deber de averiguar porque un hombre con todo un futuro por delante y una empresa como la que tiene esta familia ha terminado de forma tan trágica. Fíjate ahora, un montón de gente en la calle y con un futuro incierto con todas las instalaciones paradas, sin contar a todos los clientes que ya para mañana mismo esperaban ser servidos. Vaya desastre Miguel, si se te ocurre algo que los pueda ayudar a dilucidar este asunto… no sé piensa en algo anómalo que te llevara a sospechar.”   “No puedo sospechar de nadie porque sencillamente yo no tocaba ningún dinero en metálico, todo esto lo manejaba Gorka, él recogía los cheques y los llevaba al banco diariamente.” Hizo una larga pausa y suspiró profundamente   “Lo único que sé y que ya he contado a la policía es que en ocasiones me decía que determinados cheques al portador no los anotara en los libros, eso es todo. Si por eso me tienen que encerrar, adelante que me encierren, ¿qué más puedo decir?” Entró un agente de paisano y le dijo que podía volver a su casa pero que estuviera localizable en todo momento por si se le necesitaba para aclarar algún asunto referente a los libros o a la memoria de los ordenadores.
“Menos mal, aire puro  -dijo cuando salió a la calle-  ahora lo que necesito es un buen baño y cambiarme de ropa porque he sudado como un cerdo, ¡que angustia…! vamos cariño.”   “Ve tú, yo le he prometido a Eva volver a su casa en cuanto terminara de visitarte, luego nos vemos  -que iba a ser nunca-  un Citroen 4 la esperaba en la puerta lateral de la comisaría para devolverla a casa de Eva. Llegó ya bien entrada la tarde, casi de noche, las luces de la casa de Eva estaban todas encendidas y en la acera y la rampa del garaje estaban aparcados cinco coches, entre ellos el Volvo del padre de Gorka, agradeció al agente su amabilidad y camino de la entrada vio que Aranchu la hermana de Gorka salía acompañada de un hombre de casi dos metros como una exalación, Lara la saludó pero ella pasó de largo sin responder  -pues si que está cabreada esta, pensó para si-  ¿Qué debería estar pasando allí dentro? Con cierto temor entró en la casa, todo estaba tranquilo a excepción de unas voces que salían del despacho que Gorka tenía en un lateral de la entrada, buscó en el comedor a Eva, no se fijó en quién estaba presente ni quienes eran solo la buscaba a ella y no estaba, para asegurarse miró en el salón de estar y como imaginaba allí tampoco la encontró. Sin pensarlo dos veces descorrió la puerta del despacho de Gorka y allí estaba parte de la familia presidida por aíta el padre de Gorka sentado en el sillón de piel de Gorka, callado y acariciando las braceras del sillón con el cabello enmarañado y la cabeza baja ladeaba la cabeza en un claro signo de incredulidad, mientras que ama miraba desde una silla a Eva con desdén y esta a su vez con la cabeza bien alta miraba desafiante a todos, las piernas cruzadas y los brazos por debajo de los senos a Laura le parecía una diosa recién salida del Olimpo de los dioses. Las dos se miraron mientras que ama preguntaba   “¿Y esta que hace aquí?”   “Lo que hace es acompañarme en mi dolor por la pérdida de mi marido señora, es Laura y he sido yo quien le ha pedido que viniera a casa.” Lo dijo con tanta rotundidad y aplomo que nadie se atrevió a contestarle.   “Pues ahora estamos hablando en familia y no es apropiado que esté presente…” El que habló fue el abogado de la familia que junto a otro hombrecillo vestido elegantemente la miraba con altanería y hasta con desprecio.   “Mire usted señor Henschell, si no está usted a gusto en mi casa puede marcharse, pero no se le ocurra decirle a nadie de los presentes que se quede o que se vaya ¿le queda claro?”   “Bueno, ¡¡basta ya, cojones!!” Aita fue el que dio ese grito, quizás fruto de la presión del momento o de la pérdida sufrida hacia solo unas cuantas horas atrás, el asunto es que aquella pequeña explosión emocional relajó los ánimos, se necesitaba tener la cabeza fría para discutir lo que en apariencia le tenían que decir a Eva que no era otra cosa más que pedirle que se fuera de aquella casa porque según opinaban, moralmente había sido la asesina de su hijo y eso no se lo perdonarían jamás. Eva llamó a su lado a Laura y ella se sentó de forma tímida por no saber cómo desenvolverse en el ambiente de esa sociedad un tanto hermética, sobre todo en el mundo de los negocios, la cosa no iba de nada más que eso negocios.   “Escuchad si tenéis la bondad, vuestro hijo que en gloria esté, puso esta casa a mi nombre, no sé por qué razón, aunque intuyo que algo tenía que ver la deudas que tenía acumuladas por causa del juego u otros asuntos, no lo sé. Él me reconoció que llevaba tiempo jugando y a saber que más, con esto no quiero juzgarlo pero tampoco voy a consentir que nadie ponga en entredicho la legitimidad de nuestro matrimonio ni mi honestidad. Estoy segura que él querría que estuviera en esta casa y esto es lo que precisamente voy a hacer, nadie me la va a quitar y a nadie le voy a aceptar una oferta para que la venda, dicho esto y con todo el respeto hacia todos ustedes les pido que respeten mi luto y que se marchen, por favor.” Guau, ¡como hablaba Eva cuando quería! eso había sido toda una lección de urbanidad y “bien hacer” como diría mi abuelo, hasta Laura  -antes de que Eva la cogiera de la mano para salir-  quedó sorprendida mientras que otra señora mayor que acompañaba a Estela  -madre de Gorka-  soltara un comentario   “Estas dos son bolleras…” las dos lo oyeron pero Eva apretó la mano de Laura para que siguiera adelante hasta la puerta. Todos fueron saliendo, cariacontecidos de un modo u otro menos Beloki que todavía estaba sentado en el despacho.   “¿Le pasa a usted algo?” Eva se había acercado a él y le puso la mano sobre la espalda, extrañamente él se dejó, al parecer no tenía nada contra ella porque fue levantando la vista poco a poco hasta que la miró fijamente   “No tenía que haberle dado tanta correa a este hijo mío, pero ya ves… hasta donde llega la debilidad de los padres por sus hijos, estaba seguro que en un momento u otro de su vida iba a tener serios problemas, y ¿sabes lo peor de todo? me siento un miserable por haber sido yo quien se lo llevó de putas cuando cumplió los dieciséis años.” Eva se había sentado en la bracera del sillón y le cogió la barbilla, acercó su rostro al de él y le susurró   “Pero él tenía su propio corazón y su propia mente para decidir, en el caso de verse en los líos que lo llevaron a esto, podría haber pedido ayuda a un padre excepcional como usted, de manera que no se culpe.”  Beloki echó mano a un bolsillo de la chaqueta y sacó una tarjeta de visita en la que solo constaba su nombre y dos teléfonos   “Si algún día te hace falta algo… lo que sea sin importar el qué, llámame ¿de acuerdo? nos veremos en el funeral.” y le dio un beso paternal que enterneció a Eva, esta al cerrar la puerta de la casa se quedó apoyada tras ella, con la cabeza apoyada en la puerta parecía estar reflexionando con los ojos entornados y respirando con tranquilidad fue dejándose caer hasta quedar sentada en el parquet del suelo, ahí cerró los ojos, nadie puede adivinar en una circunstancia así lo que pasa por la mente de una persona ni siquiera Laura se atrevió a acercarse durante unos instantes, después sí, se sentó con ella en el suelo y apoyó la cabeza sobre el hombro de Eva, parecía como si estuviera diciendo sin hablar que era su referente, su fortaleza, su puntal, su norte desde el cual iba a reorientar su vida.
Terminadas todas la diligencias policiales y forenses, efectivamente se determinó que había sido un suicidio y se entregó el cuerpo a la familia para que dispusieran de él. Los padres determinaron enterrarlo en el panteón familiar del que disponían en San Sebastián de manera que Eva y Laura emprendieron el viaje un día antes en coche, Eva hizo una reserva en el hotel Londres, no deseaba estar cerca de la familia las horas previas al entierro sabía a ciencia cierta que a quién más mal le sabría no tenerla cerca era a Beloki  -el padre del clan-,  pero no estaba dispuesta a pasar por el trago de ser considerada una asesina por parte de la familia y para otros una bollera asquerosa solo para agradar al padre que, a buen seguro hubiera agradado mucho que se alojara en la hacienda. Mientras estaba en ruta hacia el país vasco pensó repetidamente en la estancia que les habían preparado a perpetuidad dentro del caserío, de algunas cosas personales que dejó allí con motivo de las visitas esporádicas que Gorka y ella habían hecho a aquel lugar paradisíaco en mitad de la montaña, y sin poder evitarlo se le venía a la cabeza los buenos momentos que junto a Gorka pasó en ese rincón de la casa. Laura la sacó de su aislamiento personal   “Cariño  mío, tenemos que parar en la próxima área de servicio que tengo que ir al lavabo, me estoy meando viva…”   “Pues no sé a cuantos kilómetros está amor, no he mirado el último indicador pero bueno si tanta prisa tienes apretaré un poco el paso.” Eso fue lo que hizo, poner el lujoso bólido a 150 mientras Laura consultaba un mapa de autopistas para saber donde se encontraban, efectivamente comprobó que les quedaban 28 kms para llegar al área, eso era un suspiro para el coche, casi sin darse cuenta llegaron y mientras Eva bajaba Laura ya estaba a la carrera para subir las escaleras e ir directamente a los servicios. Ese detalle fue curioso, cuando llegó a los servicios de señoras un cartel advertía que estaban limpiando y no se podía entrar, de manera que sin más entró en el de caballeros para sorpresa de un señor mayor que se estaba lavando las manos y otros dos que se estaban aliviándose en los urinarios, pero ninguno de ellos se inmutó salvo el viejo que la siguió con la mirada, perplejo mirándola por el gran espejo que tenía delante.  Para cuando salió del servicio Eva ya se había sentado, se estaba tomando una tónica con hielo hacía calor y apetecía una bebida como esa, era aficionada a la tónica, le gustaba su sabor pero más le hubiera apetecido tomarla con ginebra, aunque las circunstancias lo desaconsejaban, tenía que conducir. De pronto se le ocurrió que no tenía porque cargar con tanto kilómetro a las espaldas y le sugirió a Laura que condujera para poder relajarse un rato   “¿Estás loca…? Nunca he conducido nada más grande que un Golf.”   “Y eso que más da, tiene cuatro ruedas como los demás coches, además ese no te dejará que te equivoques te lo aseguro…” Se miraron y rieron juntas acercándose y dándose un beso, es posible que eso se lo dijera con segundas pero aceptó con la condición que en los primeros 50 kms estuviera al tanto de cómo lo hacía.
Con la marcha atrás puesta comenzó a acelerar y dejar el freno a la vez, Eva la corrigió   “No aceleres tanto amor, mira el panel de las revoluciones, ahora lo llevas en automático no tienes ni que tocar el embrague…”   “Es que no se escucha el motor y eso me despista Eva, perdona.” Le cogió la mandíbula y la miró fijamente   “¡Como te quiero Laura! cada minuto que paso a tú lado voy creciendo por dentro, no dejemos que nada ni nadie estorbe este sendero que comenzamos a andar juntas.” Se besaron de nuevo mientras el viejete del lavabo junto a su mujer subían al vehículo que estaba aparcado a su lado, los dos las miraron con cara indefinida, ¿de asco?, curiosidad, o simplemente de envidia, “quí lo sá”, arrancaron mirándolos a ellos y riendo de nuevo, bueno el viaje de momento era divertido y de lo más provechoso. Esa pequeña frase que Eva dedicó a Laura ilustra el que los lazos de la pareja se tienen que ir fomentando a base de esas pequeñas grandes cosas que “puentean” una relación, jamás está de más el expresar una emoción o un sentimiento sea el que sea con el fin de poder tener un poco más de cohesión dentro de la pareja, sobre todo y ante todo porque sin eso fracasamos al dar por sentado que vivimos con él o ella porque los queremos.   “¡Claro que te quiero…! ¿no estoy viviendo contigo?” Esa es la más burda respuesta que alguien pueda decir al otro. Desgraciadamente hoy millones de personas  -casadas-  soportan esa situación de unión a la fuerza pues de otro modo piensan muchos (as)  “¿A dónde voy a ir yo con tantas cosas buenas que me da?” Pero es que esas cosas frecuentemente son bagatelas que, aceptándolas a cambio de nuestra vida con esta persona convierte nuestra vida en un simil de prostitución al uso.
Honoré de Balzac escribió en una ocasión que   “El matrimonio más feliz que puedo imaginarme es el de un sordo y una ciega.” Es obvio que se equivocaba en su punto de vista de la institución del matrimonio… ¿o no? bueno, de cualquier modo hay que reconocer que como no riegues a su debido tiempo las plantas de tú jardín, van y se mueren. Y dejemos el tema hay, entre otras cosas porque yo soy un hombre felizmente casado, creo. No es conveniente en ocasiones remover las aguas y menos cuando están estancadas, las mueves y suben los lodos del fondo y eso… representa que si queremos pescar ahí debemos esperar tiempo, tiempo que ha menudo no tenemos porque pasa muy deprisa.
En la familia Olazabal se hacían toda clase de conjeturas acerca del futuro, sobre todo de la empresa que si alguien podía remontar esa era Aranchu la segunda de a bordo y mano derecha del malogrado Gorka, sin embargo había un nuevo problema que tenía que solucionarse; Eva tenía parte activa en el negocio, así lo dejó escrito en el testamento y otro documento interior que Gorka hizo redactar ante notario. La pregunta ahora era que pensaba hacer con su parte Eva ¿lo vendería, lo regalaría, que se había planteado? Por lo pronto el abogado, el señor Henschell dio su parecer y advirtió al señor Beloki que sondeara a Eva para saber si ella era consciente de este hecho, a lo que éste contestó que para eso se le pagaba a él, que no tirara balones fuera y actuara pero sin dañar en absoluto a la viuda   “Lo que le corresponde, suyo es. Plantea tú la cuestión pero no la engañes bajo ningún concepto, es una buena mujer, podemos especular acerca de la vida que llevó con mi hijo pero eso no significa que debamos juzgarla como lo haría un inquisidor ¿de acuerdo?”   “De acuerdo pero usted sabe que en la abogacía se utilizan términos con los que ha menudo la gente no está familiarizados…”   “Pues a ella le hablas en cristiano coño, déjate de paparruchas y aborda este asunto limpiamente, sin ambages, que entienda todo lo que le digas de manera cristalina, si vende, que venda y se le pagará lo que le corresponde.” Aranchu escuchaba asustada, estaba segura de que su padre hablaba realmente en serio y que nadie lo convencería de lo contrario, miró al abogado por el chavo del ojo y él la miró a ella pero el patriarca los vio a los dos y estaba seguro que alguna cosa llevaban en la cabeza que él ignoraba. Estela, la madre de familia no tomaba arte ni parte en ningún asunto que tuviera que ver con los asuntos del negocio sin embargo le dolía mucho que aquella “mujerzuela” fuera ahora a sacar provecho de la muerte de su hijo, así se lo hizo saber a su marido, éste a punto de meterse en la cama le contestó con dureza   “Estela, déjalo estar, estoy tan resentido como tú, pero hay que aceptar una cosa y quiero que te quede claro, he tenido que pagar un dinero para deshacerme de las deudas que contrajo Gorka, y Eva no ha sido culpable de su afición al juego ni a las putas, y tú lo sabes bien. Lo que todavía no sé, pero lo sabré, es porque coño se caso ese muchacho con el estilo de vida que llevaba, para casarse hay que hacer un renuncio de tú vida anterior y comenzar con resolución a vivir de otra manera. Ya sé que no he sido un ejemplo para él, sabes a lo que me refiero, pero a diferencia de Gorka tú sabías que clase de vida he llevado siempre y he sido sincero contigo ¿no es cierto?” buenas noches querida voy a ver si logro dormir un poco.”
La conducción por autopista es un poco tediosa sobre todo si vas montada en un caballo de carreras al que tienes que montar como un borriquillo, pero es la ley y valía la pena no desafiarla en vista de la severidad de las multas tanto pecuniarias como personales en forma de disminución de puntos en el carné de conducir, a Laura con su Golf ya le habían penalizado en su día con cuatro puntos menos fruto de conducir ebria a la salida de una fiesta con amigos. Laura le había cogido el punto al coche y este respondía con suavidad a cualquier petición de la  conductora, el mapa de a bordo le iba indicando que iba bien y por otra parte las dos habían dejado de hablar entre sí de forma que Eva se durmió en su asiento butaca mirando a Laura, ésta la miró y el corazón le palpitó más aprisa prueba innegable del enamoramiento que en aquellos días las inundaba. Después de recorrer muchos kilómetros más ya despierta Eva determinaron salirse de la autopista para comer en algún lugar menos frio que esas áreas de servicio donde se come mal y encima caro, al llegar al desvío que indicaba Cenicero se salieron, buscaron un lugar donde aparcar que estuviera cerca de ellas y se metieron en un restaurante que tenía todas las visas de ser bueno.   “Oye chica yo no me puedo resistir a comerme un par de tapas de las que tienen expuestas, ¡que buena pinta tienen!”   “Vale no te digo que no, a mi hace rato que me rugen las tripas.”   Un hombre apuesto con barba de tres o cuatro días se dirigió a ellas, tenía un claro acento argentino y al fondo de la barra separada por una pantalla de metacrilato, se veían unas brasas con unas parrillas donde estaban cocinando grandes trozos de carne al parecer algunos de ellos en adobo, despedían un olor que de por sí alimentaba. Finalmente entre la comida y el vino llegaron las risas, a estas las acompañó el argentino que era copropietario del establecimiento y que terminó invitándolas a un exquisito mar de cava, pero ahora tenían un pequeño problema, no podrían salir a la carretera en unas horas pues el alcohol tenía que digerirse y habían bebido no poco de los caldos de esa zona, además de por supuesto el licor que tenía una graduación importante. Restaron tiempo a base de cafés un par de horas más en el establecimiento, tiempo que aprovechó el argentino para llevarlas a visitar el resto del restaurante dando una vuelta por detrás. Aquel lugar era sorprendente, el jardín era un tanto salvaje pero con mucho encanto debido a las plantas aromáticas que cultivaban y eran usadas en la cocina, también el pozo de agua que se extraía a golpe de polea de madera con un cubo de latón con el asa vuelta donde se enganchaba la cuerda, resultó ser muy divertido sacar agua de allí y mejor aun beber un agua tan pura y fría. Pararon junto a un nogal precioso cuyo tronco se adivinaba antiquísimo lo mismo que su follaje y sus ramas, dejaba entrever el fruto que daría aquel otoño y en la parte media del árbol, un escándalo de pequeños pájaros en un ido estratégicamente colocado daba razón de cuán importante era ese árbol y de la historia que recogía.    “¿Queréis verlos de cerca son lo más hermoso que uno pueda ver?” Eva apuntó   “¿Pero cómo está muy alto?”   “No tanto como parece, yo subo ahí todos los días para ver como están mis pequeños, son cuatro vamos yo os ayudo.” Laura reusó porque le daban miedo las alturas, de hecho no  podía subir más de tres peldaños en la  escalera de casa para limpiar o cualquier otra cosa pero Eva aceptó   “Oye cariño que llevas una “faldita de nada” le subrayó ten cuidado.”   “Ya mujer, no seas así ya lo sé.” En cuanto notó las manos en la cintura de Galán  -esa era su nombre-  le pareció que perdía el sentido, unas manos como tenazas, duras pero delicadas a la vez la auparon hasta un nudo del tronco muy viejo que era el punto de partida de aquel pequeño safari, él detrás de ella le indicaba donde tenía que ir sujetándose para trepar hasta el nido, ciertamente se notaba el paso hecho por alguien que con más o menos regularidad subía allí, ¡como hubiera deseado hacer el amor e lo alto de aquel nogal con aquel hombre! sabía que detrás de ella él estaría viendo todo aquello que a pié derecho no podía contemplar, sus pasos eran largos, tenía que estirar las piernas para poder acceder al siguiente punto de apoyo esto hacía que por fuerza su culo quedara expuesto adquiriendo formas comprometidas hasta llegar al destino, el nido que por otra parte no era pequeño parecía un nido de otro tipo de ave que se hubiera aprovechado para la ocasión por mamá mirlo, desde el suelo se oía a Laura   “¿Ves algo Eva?”   “Si cariño, tendrías que subir para verlo, es fantástico hay cuatro polluelos y en cuanto hemos llegado nos han confundido con su madre, los cuatro pían como desesperados esperando el alimento con sus piquitos abiertos al máximo, es una maravilla.” Galán que veía el nido casi a diario ahora contemplaba con admiración los volúmenes de Eva, pensó por un momento que si él hubiera sido Adán en el paraíso también habría pecado cuando su mujer le ofreció el fruto prohibido. Laura sufría porque sabía a ciencia cierta que a Eva le importaba un rábano que la estuvieran mirando “sufre más el que mira, que el que enseña…” le decía a menudo cuando le llamaba la atención al vestirse con determinadas prendas, esa era una de esas ocasiones y Eva era consciente de ello de forma que movía sus carnes adrede pensando que Galán estaría debajo más empalmado que un mono.
“Pues no es justo aita, esta mujer no tiene porqué quedarse con la casa, el coche y las pólizas de mi hermano después de lo que le ha hecho, no lo voy a permitir aunque me pase la vida en los tribunales y tenga que pleitear con quién sea.” Aranchu era toda ella visceral además de sincera, cualidad ésta que había heredado de su padre, pero a diferencia de él  -de su padre-  se dejaba llevar por las emociones y esto casi nunca es bueno, ella una mujer activa y de talante discreto ahora se descubría como un tsunami que lo arrastraba todo a su paso.   “¿Me llevarías a mí a los tribunales?” Esa pregunta la dejó con la boca abierta a punto e seguir con su alocución   “¿Por qué dices eso aita, a que viene esta pregunta?”   “Porque soy yo quién le ha dado razón de que todo lo que le corresponde como esposa de Gorka lo tendrá sin ningún impedimento. Tú hermano se suicidó y punto joder. Tenía que haber venido a mí o a nosotros si tú quieres para buscar ayuda, y sin embargo se enredó de tal modo que cuando quiso salir del embrollo ya no estuvo a tiempo, es lamentable sí, pero es la realidad, no queramos buscar ahora una cabeza de turco. Si quieres seguir adelante venga sigue, pero que sepas que podemos quedar divididos como un puzle al que le faltan la mitad de las piezas y no se puede recomponer.” Con los brazos cruzados sobre el pecho y una pierna adelantada cerraba las mandíbulas de modo que los músculos de la cara se volvieron duros, más que duros feroces, el muchacho que la acompañaba  -un pretendiente de buena familia- estaba sentado en una silla del salón familiar sorbiendo el café que se había servido instantes antes de la conversación, su rostro no dejaba entrever que la relación con Aranchu estaba tocando a su fin. Se levantó y le dio un beso a su novia despidiéndose del resto de la familia, Aranchu le acompañó a la puerta   “Bueno… ya me dirás en que ha quedado todo esto, tengo que ir a Valencia a una convención para recaudar fondos para la fundación, voy a estar fuera tres o cuatro días te llamaré cuando llegue.” Aranchu se puso de puntillas para darle otro beso y él se subió al Porche que lo aguardaba en la puerta.
La bajada del árbol fue igual de dificultosa que la subida con la diferencia que ahora estaba Laura esperando que apareciera Eva para sujetarla y ayudarla a que pusiera pié a tierra, Eva sin embargo sentía un calor especial y no era debido a que Laura la cogiera al bajar. Ese es uno de esos misterios de la naturaleza humana que por la falta de definición en el interior de la mente nos hace ser seres totalmente vulnerables a los vaivenes de las emociones, por otro lado Laura no podía llamarse a engaño, conocía perfectamente la promiscuidad de Eva, tendría que luchar de valiente para conseguir estabilizar esa especie de veleta interior que la llevaba de acá para allá aunque no soplaran vientos definidos. Después de unas cuantas risas y comentarios acerca de lo que habían visto en lo alto del árbol se fueron en dirección a la salida del restaurante para subirse al coche   “No olvidéis pasar a visitarnos si volvéis por aquí, ha sido un placer teneros de clientes.”  Ya, ya, que me vas a contar cabronazo… pensaba Laura, la próxima vez si no vigilo de cerca a mi mujer te la cepillas, con los ánimos renovados Eva arrancó el coche camino de la autopista. Eva por un momento pensó en cuantas veces había oído este comentario de parte de los hombres cuando se despedía de ellos “no olvides pasar por aquí otra vez si vienes por estos pagos”… Laura en plena ruta hizo este comentario a Eva   “Joder tía tendría que haber hecho como tú ponerme una falda, se me está clavando la costura del vaquero en el chichi, cuando acabe el viaje me lo voy a tener que cerrar con velcros, para cuando puedas mi amor, que sacaré del maletero algo más cómodo, ¿te puedes creer que me escuece y todo?”   “Seguramente te escuece de otra cosa guarrilla.”   “¡Serás…! Pues mira con tal de entrar en un período de abstinencia lo tengo arreglado ¿sabes?”   “Si, cuéntame otra anda porque eso de la abstinencia no cuela. Eres incansable, pesada que eres una pesada.” Se besaron de nuevo y se rieron haciéndose comentarios sobre no se sabe que, porque solo musitaban en mitad del ruido de la autopista. Al fin, por medio del navegador llegaron al hotel Londres, era muy bonito y lujoso y tan solo entrar por la puerta Eva cogió el móvil y marcó el teléfono de Beloki para hacerle saber que ya habían llegado, él le pidió que lo pusiera con recepción y al momento después de colgar salió el director del hotel a recibirlas de un despacho al fondo de un pasillo   “Señoras encantado de tenerlas en nuestra casa que es la suya para lo que hayan de menester, ¿Quieren las señoras habitación con vistas al paseo o la prefieren en la parte de atrás?”   “No, mejor con vistas al paseo, nos gustaría ver el mar cuando andemos por la habitación…”   “Excelente elección señora, precisamente al punto de su reserva pensamos en una que es encantadora, si tienen la bondad de acompañarme.” Solo tuvo que hacer un leve gesto con el brazo para que un botones les siguiera como un perrito faldero, en cada brazo llevaba dos maletas de tamaño más bien regular y nada pesadas, eso indicaba que no iban a ser huéspedes de muchos días, pero eso no era del interés de las dos mujeres, Beloki se había encargado de concretar todo lo preciso para que tuvieran una buena estancia.
La habitación era un lujo total, 120 mts de estancia sin contar el yacusi exterior que se descubría de forma mecánica, en la terraza muebles de teca incluido un sofá balancín al lado de la zona chillout que invitaba a usarse en aquel preciso instante después de tanto kilómetro. Al llegar a media tarde y cuando solo llevaban una hora en el aposento llamaron a la puerta, el servicio de habitaciones les traía un lunch propio de reyes con bebidas que ya tenían dispuestas en el mueble bar, incluso unas botellas de cava individuales, pero Eva pidió una botella de tres cuartos de la misma marca, no esperaron a que el servicio volviera, antes siquiera de darse cuenta ellas estaban las dos en la bañera de burbujas dándose la una a la otra, el servicio llamó pero nadie contestó de manera que no le quedó otra que entrar en la estancia, al oír ruidos en el baño dejó discretamente la botella con el cubo de hielo descorchada y solo dijo en voz alta   “Señoras les he subido el cava lo he dejado junto a la mesita de centro del salón, que aproveche, si no piden nada más me retiro.”   “Bien gracias.” Lo cierto es que no estaban para más conversación en este momento, el baño lo alargaron casi una hora hasta el punto de salir las dos con las yemas de los dedos un poco arrugadas, ya se sabe que  tantas humedades continuadas tienen este efecto en la piel de las personas. Salieron extenuadas, cada una con su albornoz se medio tumbaron en el diván y se sirvieron una copa hasta casi los bordes de cava, la sesión de sexo les produjo mucha sed y esa era la mejor forma de calmarla con un buen cava bien frio. Laura la apuró de un solo trago lo mismo que Eva que sonreía maliciosamente después de beber   “¿Tienes más sed amor? si es así lo resuelvo en un momento.”   “Ahora no Eva… espera un poco que estoy más escocida que con los vaqueros en el viaje.” Se miraron y estallaron en una risa loca pero llena de satisfacción   “¿Me secas el cabello en el baño con el secador?”   “Claro que sí tonta, pero solo te seco el cabello sin más ¿vale?” Esa noche abrazadas las dos se durmieron como dos bebés, la una contra la otra respirando el mismo aliento, llenándose de sus aromas y desconciertos, de sus memorias y de ese reencuentro gozoso que las acercaba de forma tan íntima y vital.
Por la mañana Eva estaba contenta y feliz, su suegro Beloki había llamado para decirle que si no le importaba pasaría a verlas, tenía que hacer algunas compras en San Sebastián y le pillaba de paso el hotel. Laura se extrañó de oír a Eva entonando canciones de  -La Mala María-  esa mezcla de hip hop y rumba junto a la improvisación que había hecho de esa chica una especie de estandarte entre los jóvenes de su generación, hea, ahí estaba ella más feliz que un ocho cantando una canción que se llamaba El Trato. Laura desde su parte de la cama sentada y apoyada sobre sus brazos la escuchaba con una mezcla de cariño y sorpresa, se hubiera tenido que mirar al espejo para verse a sí misma, tenía el convencimiento de estar viviendo, no un sueño si no su propia vida sin reparar en nadie en este momento porque el hacerlo la hubiera condicionado y mucho a actuar del modo que lo estaba haciendo. Eva en ese momento se le acercó vestida solo con una pequeña braguita de color malva que Laura reconoció porque la habían comprado junto a varias otras cosas en Victoria Secret   “No perdamos nada de nuestro tiempo amada; quizás los hubo mejores pero este es el nuestro.” Esa es una frase, una de las grandes frases que dejó escritas un gran pensador, escritor y filósofo Jean Paul Sartre, después del beso que le dio en la boca sujetándole la nuca Laura entendió que la amaba, su determinación ahora era gastarse en pro de ese amor  -que no aventura-  y dejar que le quemara las entrañas aun a riesgo de quedarse sin ellas.   “Venga levanta que tenemos muchas cosas que hacer Laura, viene mi suegro a comer con nosotras dos, le he dicho que a la una y media estaríamos listas en la puerta del hotel, me ha dicho que nos lleva al Mirador de Ulía, un restaurante reconocidísimo y que son clientes suyos desde hace ya muchos años. ¡Venga, espabila ya! joder nena… si un día te mueres llegarás tarde hasta tú propio entierro.” Relacionó rápidamente lo que acababa de decir con el motivo por el cual estaban allí y al parecer su interior recibió un latigazo, enmudeció y se quedó sentada en la cama al lado de Laura con los brazos caídos entre sus largas piernas   “Venga mujer, ahora soy yo la que te digo que espabiles, ya sé que le das vueltas al tarro, lo que te ha pasado no es fácil de digerir pero está pasado, tú misma decías hace un momento que este es nuestro tiempo… pues vamos a aprovecharlo ¿no te parece?” Mientras le decía esto Laura se había puesto de rodillas como si estuviera atendiendo a un animalito herido sobre la calzada y pasaba sus dedos con delicadeza por el cabello de Eva pasándoselo por detrás de unas orejas mínimas, perfectas. Se arreglaron a fuerza de ir tirando Laura de su brazo hasta que poco a poco se le fue pasando el impacto de aquella pedrada que ella misma había lanzado al aire y que cayó sobre su cabeza. Las dos se vistieron con prendas free time y bajaron al comedor donde estaba dispuesto un bufete espectacular de casi todo lo que alguien pueda imaginar para desayunar o comer o merendar o hasta para cenar, ya se sabe que la gente es muy exigente y con tal fin se tenía que disponer de todo lo que pudieran demandar los clientes. Unos chicos de más o menos su misma edad que estaban comiendo en una mesa las miraban continuamente y Eva de cara a ellos les hizo un gesto alzando su cabeza en tono desafiante, los dos dejaron de mirar al instante y hasta parecía que quisieran meter sus cabezas en el plato que estaban consumiendo.   “Este par de palurdos… si fueran avestruces esconderían la cabeza debajo de tierra si pudieran, y aun así quedarían con el culo al aire.”   “Pero… ¿se puede saber que mosca te ha picado Eva? pasa de la gente joder que hemos venido además de para un entierro, para pasar desapercibidas y eso quiere decir pasar de la gente ¿no?”   “Oye Laura, ¿te has dado cuenta de que usas algunas muletillas en tu vocabulario que deberías cambiar? por ejemplo, has utilizado pasa y pasar cinco veces en la misma frase.”   “¡Coño con la profesora de lengua! nos ha jodido, desconocía esta faceta tuya de experta en semántica.”   “Oye, no me digas que no se usar bien la lengua…”   “Claro que sí guarrilla, esto no lo discuto, pero yo te voy a la zaga ¿vale?”   “Bueno… si tú lo dices…” Las dos estallaron en una sonora carcajada que hizo que se volvieran algunas cabezas, menos mal que en ese momento tenían la boca vacía, de otro modo puede que hubiera habido algún accidente.
Salieron al paseo espoleadas por el buen tiempo y se agradaron a sí mismas, toda la gente que en ese momento paseaba por el paseo vestía elegantemente, incluso se fijaron en personas que descendían camino de la arena de la playa vestidos a su parecer de manera impropia, parecía que fueran a ir a un teatro que a la playa, entonces la vista parecía que les había gastado una broma, un  hombre delgado y más bien alto se paseaba en una bicicleta completamente desnudo, las dos se miraron y el hombre se paró a su altura hablando con claro acento extranjero   “Buenos días señoritas, estoy recogiendo firmas para manifestar mi disconformidad con un bando que desde el ayuntamiento quiere prohibir el ir desnudo por la ciudad, ¿serían tan amables de firmar ustedes también?...”   “Claro que sí   -esa era Eva-  quién coño puede prohibir una cosa tan natural, donde hay que hacerlo?” el hombre complacido sacó de un macuto los pliegos ordenados debidamente y un bolígrafo que les extendió diciéndoles   “Pongan por favor el número de su carné de identidad, porque si no, va a ser difícil que lo acepten.” Mientras Eva se dedicaba a rellenar su espacio entre las líneas Laura se dio cuenta de la expectación que causaba aquel hombre ennegrecido por el sol, nadie se acercaba pero mirar… ya lo creo que miraban, por un instante se encontró incómoda en esa situación   “Venga, ahora te toca a ti Laura.”   “Oye Eva, ¿y si no quiero?”   “Venga mujer… como vas a negarte a una petición como esa.” finalmente firmó y el hombre les agradeció con un apretón de manos el apoyo que le daban.   “Te has fijado, tiene un buen paquete el viejo ese vale?” Eva contestó   “Como te vuelvas a fijar en la chorra de un tío te coso el pepe con una grapadora.”   “Huy que daño… eso será si me dejo ¿no?” volvieron las risas, un apunte más de la experiencia de pasear por el paseo de La Concha. Dos chicas que vestían uniforme de algún colegio de cierta categoría estaban sentadas en un banco dándose besos y haciéndose caricias, por un momento se pararon sin quedárselas mirando fijamente sería una indiscreción pero estas chicas adolescentes le trajo a la mente a Laura algo que tuvo que decirle a Eva   “¿Te imaginas lo felices que habríamos sido tú y yo si desde esa edad nos hubiéramos dicho lo que sentíamos la una por la otra…?”   “Y que sentíamos? entonces Laura lo único que había entre nosotras era sexo, no teníamos sentimientos como los de ahora, fíjate en los años que han tenido que pasar y las experiencias que hemos tenido que vivir para empezar a darnos cuenta de lo que más nos conviene en la vida y con quién compartirlo. Aun así, quiero decir en la situación en la que nos encontramos ahora, no podemos dar por sentado nada. A lo mejor el día de mañana dejamos de querernos o conocemos una de nosotras a otra persona que nos parece mejor, va… es mejor dejar que el tiempo siga su curso, una frase de Sartre que también se me quedó grabada fue… “Mi libertad termina donde empieza la de los demás.” si se tiene en cuenta el espíritu de la letra de esta frase, uno entiende los límites que nosotros mismos nos imponemos en la vida aunque siempre son pasajeros. Mi padre siempre decía que los humanos tenemos que tener en cuenta que somos aprendices todo el tiempo de nuestra vida, jamás te consideres maestro, decía él, y ¿sabes? creo que tenía toda la razón.
A la una y media en punto Beloki estaba en la puerta mientras ellas llegaban en un taxi con un par de bolsas de compra de una boutique, aita bajo del coche y les abrió la puerta del taxi pagó la carrera y las saludó sobre todo a Eva con quién se fundió en un abrazo poderoso sujetándole ella por debajo de los brazos y darle dos sonoros besos, a Laura iba a tenderle la mano pero comprendió que quizás no era lo apropiado del momento y también la besó   “¿Vamos? No os preocupéis no vamos muy lejos, estamos a diez minutos del hotel.” Eva preguntó por el resto de la familia y Beloki lejos de ser un falso le dijo que el ambiente estaba un poco crispado   “Bueno hay que entenderlo, mañana es el día del entierro y los ánimos están por los suelos, ¡era tan joven…! y terminar así ha sido lo más doloroso que nos ha pasado en la vida, incluso si se hubiera perdido el negocio por la razón que fuera lo hubiera aceptado con tal de que estuviera vivo, Eva eso ha sido un palo demasiado gordo para todos.”    “Gracias por reconocer que también quedo incluida en esta lista.”   “No si por ellos fuera Eva, no si por ellos fuera  -dijo pensativo mientras conducía-  tienen planes para ti y he de confesar que no son buenos, sobre todo por parte de Aranchu, es muy buena chica sabes pero le falta un poco de cordura, ¡estaba tan apegada a su hermano…! ahora se le ara muy difícil vivir sin él, tenía un instinto de sobreprotección hacia Gorka lo quería para ella sola. Desde el momento en que te conoció cuando llegaste al despacho de la nave se puso muy celosa, la observé el mismo día que pasaste por allí y su manera de hablar me lo dio a entender en el momento que llegó a casa aquella tarde, estaba irascible como enfadada, y no fue por el hecho de que hubiera conocido a alguien con suficiente valía como para ayudarla en sus quehaceres diarios, que por cierto tenía algo olvidados no sé por qué razón. Creo que era porque veía que perdía su autoridad sobre el pobre Gorka, ese mismo día me dijo   “Aita creo que Gorka se está liando, ha llegado una chica tremendamente hermosa a la oficina que creo que si se queda trabajando ahí le va a dar muchos dolores de cabeza a neba.”   Está claro que si llego a conocerte yo aquel día no lo habría consentido… habrías trabajado para mí solo  -y Beloki se rió-  mi pobre hijo nunca ha trabajado con la cabeza fría y eso lo ha perdido. Bueno ya llegamos, subimos esta rampita y estamos en la puerta.” Así lo hicieron y al llegar arriba y bajar del coche las dos se dieron cuenta de lo hermosa que era esta tierra, la primavera había sido generosa con las lluvias y el inicio del verano también, eso hizo que toda la vegetación de su entorno fuera exuberante, que estuviera llena de colorido, uno se sentía feliz de estar allí arriba con la playa de La Concha al fondo como si fuera una acuarela única en el mundo. Beloki les abrió la puerta y al entrar se dieron cuenta de por qué las había traído allí, además de ser un restaurante de mucha categoría todo estaba decorado y emplazado en su lugar exacto, la chimenea, la cocina abierta a los clientes, la disposición de las mesas, hasta la música se seleccionó de forma que nadie podía decir que le desagradaran aquellos sonidos, llenos de olor a mar. El metre se dirigió a su mesa, redonda pero íntima, alejada del resto de comensales que aunque no eran muchos ocupaban buena parte del comedor. De entrada Beloki pidió hacer un vermut y ellas prefirieron un chacolí con algo para picar, Beloki hizo lo propio, hablaron de mil cosas que ensalzaban contenidos de la cultura de aquella tierra y Eva le dijo a Beloki que lo envidiaba por tener la familia que tenía y vivir en Euskadi.   “Tienes razón, las dos cosas son importantes y para mí son parte de la clave de la felicidad, Eva recordó entonces un dicho de Tales de Mileto que vivió cerca del año 600 a. EC, “La felicidad del cuerpo se funda en la salud; la del entendimiento en el saber.”  Eva, de haber continuado en los estudios habría estudiado filosofía y letras, seguro. Al ir a comenzar la comida Beloki les preguntó si le dejaban pedir por los tres, naturalmente aceptaron y él pidió tres degustaciones y que le trajera la carta de vinos.   “Tú como siempre amigo mío, sabes que pedir cada vez que vienes aquí. Si me permites… traes una muy buena compañía hoy, un viejo dinosaurio con dos mujeres hermosas, si señor.”   “Apal ¿tienes un instante?”   “Pues claro que sí, para ti tengo todo el día…”   “Mi hijo Gorka a muerto y mañana lo enterramos. Quería que lo supieras porque en unos días vamos a estar un poco clavados y quería que supieras el porqué.”   “¿Cómo…? se que no es una broma porque con estas cosas no se bromea y menos tú pero ¿qué ha pasado, ha tenido un accidente?” Mientras decía todo esto, Apal no pudo evitar caer sentado de lado en una silla al lado de la   mesa y dejar el bloc de pedidos sobre ella, alargó la mano hasta el hombro de Beloki y se lo apretó a la vez que le decía   “Dios lo tendrá en su gloria Beloki, era un chaval de los que ya no quedan, se me hace tan difícil pensar que ha muerto…”   “Mira Apal te presento a su viuda, su nombre es Eva y una amiga que le está dando todo el apoyo que necesita estos días.” El hombre se levantó de golpe y Eva le tendió la mano, él se la besó sutilmente y con lágrimas en los ojos le dijo que lo sentía mucho y que Gorka era una gran persona, siempre se le esperaba con expectación cuando venía al restaurante   “Era la simpatía personificada señora, una persona afable y feliz, sin duda conociéndola ahora sé porqué, tenía unas ganas de vivir… usted lo cambió para bien Eva, una tarde noche cuando vino de vacaciones a San Sebastián se presentó aquí con tres amigos y estuvimos jugando a las cartas una vez cerrado el establecimiento hasta las seis de la mañana, ¿puede usted creer que en todo este tiempo estuvo gastando broma, contando chistes y luego antes de marchar se interesó por la salud de mi esposa que acababa de tener nuestro segundo hijo? era impresionante, el mismo día por la tarde se presentó en el hospital con un ramo de flores que no cabía por la puerta de la habitación y le dijo a Bibiana  -jo Bibi, que niño más bonito que hemos tenido-  ¡vaya pérdida!”
Estaban terminando el postre cuando Beloki le hizo la siguiente observación a Eva   “Me gustaría hablar contigo de un tema importante relacionado con Gorka y el negocio, debemos solucionarlo para saber qué camino debemos tomar pero como tú estás implicada ¿debemos hablarlo a solas o quieres que Laura esté presente?”   “Si, por supuesto que quiero que se quede, entre nosotras no hay secreto alguno de ningún tipo.”   “Pues bien, el asunto es el siguiente, Gorka tenía dos seguros de vida que contienen en sus clausulas la posibilidad de cobrar por “cualquier razón de muerte” incluido el suicidio, y luego está tú parte del negocio que por el hecho de ser su viuda te corresponde así como todo lo que a él le pertenecía en vida, joyas y demás cosas, no sé si sabes que en vuestra casa se encuentra una pequeña fortuna en forma de pequeñas obras de arte y una caja fuerte de la que yo soy el único depositario, soy el único que sabe de su existencia y su combinación. La pregunta que me hago es que en conjunto no sé cuál es el montante de todo en euros, por eso te sugiero que cuando volvamos a Madrid nos pongamos a ello. Aranchu está erre que erre en que la casa no te pertenece, yo le he dicho que se olvide del tema, tú casa es tuya y punto, respecto a todo lo demás que en ese caso sería solo tú participación en el negocio porque en lo referente a las pólizas que también son tuyas no hay nada que discutir…”   “Aita, ¿me permites que te llame así?”   “Claro alaba mía …” Al hombre se le veía algo consternado pero feliz dentro de las circunstancias   “El dinero para mí no es ninguna prioridad, el negocio tú lo fundaste y es justo que si quieres remontarlo cuentes con mi apoyo, al respecto firmaré lo que haga falta para ceder mi parte si ningún interés a cambio. No sé lo que hay en casa que sea de valor, te pido que me orientes, confío plenamente en ti y si en esa caja de caudales que dices que hay y que yo desconozco hubiera algo que te correspondiera… aita, tú me lo dices y punto. Oye que aquí hay veinte mil euros que lo le dejé a Gorka y me los debía, vas y los coges, no me tienes que dar ninguna explicación ¿me escuchas bien aita?”   “¿Sabes los años que hace que no uso ese vocablo, “alaba”? ni me acuerdo, me he pasado media vida dirigiéndome a mis hijos por su nombre de pila, y ahora resulta que viene una extraña y me pide que la deje llamarme aita mientras a su vez me deja que la llame alaba mía…estoy triste, pero ¿sabes? me has alegrado el corazón, porque ahora este viejo ha aprendido  lo que significa el cariño más allá de cómo yo lo entendía, si Eva no te exagero si te digo que eres una persona muy apreciada para mí, lo dejo ahí porque no me quiero exceder.” En estas circunstancias Eva no le daría la noticia de que estaba enamorada de Laura y que ahora esta era lo más importante du vida, después de haber hablado los dos con absoluta franqueza acerca de sus sentimientos mutuos ese asunto estaba de más, pero Beloki sabía interpretar las palabras, los gestos, las miradas y sin que ella le dijera nada él lo adivinaba. A veces se subestima la experiencia de las personas y más en el caso de Beloki que había vivido la vida de forma intensa, las personas de cierta edad saben interpretar ese conjunto de cosas, porque sencillamente dan por sentado los estados cambiantes de la gente en aspectos emocionales o sentimentales. Lo que realmente hubiera resultado en una ruina sería el continuar con un matrimonio desdibujado e infeliz, lleno de hipocresías y engaños, harto de mentiras que solo llevaran al desencuentro de la pareja a corto plazo.
“Me consta que lo querías, a tú manera, pero lo querías, igual que todo el mundo, tengo a muchos amigos que confiesan estar con sus familias porque en su tiempo cometieron la torpeza de no ser lo suficientemente valientes en aclarar sus sentimientos hacia su pareja, y se han convertido en fósiles humanos que ni siquiera son reclamados como motivo de investigación científica. No es mi caso Eva, y con ello no quiero decir que soy más valiente por haber hablado a su tiempo con mi esposa y darle todas las opciones que hubiera deseado, no soy un buen ejemplo, lo sé, pero lo contrario me hubiera convertido en un ser despreciable.”   “Yo no te veo así aita, todos somos humanos y en un momento u otro de nuestra vida cometemos errores y torpezas que el tiempo se ocupa en que las paguemos a menudo con intereses demasiado altos ¿no crees?”   “Sin duda alguna, por ello y antes de salir de aquí quiero desearos toda la felicidad que os merecéis. Tengo en casa algunos libros de Tagore, mi afición por él nació con motivo de una obra que se titula La Primavera, una de sus frases dice “Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pié del candil que pacientemente lo sostiene.”   “Hermosa frase aita, ¡si pensáramos en determinados momentos de la vida de pareja en esa frase…! seguro que los problemas los veríamos con mayor objetividad.”   “Bueno vale ya de filosofar querida, mañana nos espera un día pesaroso, por lo menos por mi parte debo estar en condiciones para afrontarlo, y creo que tú también, quiero decir vosotras.” Al levantarse de la mesa y acercarse a recepción a pagar salieron tres personas incluido el metre que le dieron el pésame y se disculparon por no poder ir al entierro, pero Apal le preguntó al padre de Gorka a qué hora sería el entierro y en que cementerio. Beloki contestó que sería en el cementerio municipal de Altza y la hora, las once de la mañana.   “Entonces, allí nos vemos amigo mío, hasta mañana.”
Las llevó desde el restaurante al hotel y sin bajarse del coche les dio besos a las dos   “Eva, os enviaré un coche a recogeros a las diez y media ¿os parece bien?...”   “De acuerdo aita, muchas gracias por todo, eres un buen padre.” Esto último se lo dijo por la ventana del conductor dándole un beso en las sienes junto al cabello ligeramente plateado que poblaba su cabeza. Pasó por detrás del coche y de la mano entraron en el hotel. El empleado de recepción les tenía preparadas la llave de su puerta y amablemente las saludó, subieron a su habitación y fueron directamente a la terraza para desnudas echarse en las tumbonas, no hablaron durante unos minutos hasta que Laura se levantó y le pregunto a su mujer si quería algo de beber, Eva le contestó que le vendría bien un escocés seco. A la vuelta Laura la besó en la frente   “Eres una gran persona y creo que con tú suegro puedes contar para lo que sea en el futuro.”   “Sí querida mía, si quieres segar primero has de plantar y en este caso en concreto creo que podemos contar con un buen amigo.”
No hay ninguna moraleja en esta sencilla historia, son hechos diarios que nos hacen ver lo maravilloso de una amistad que cuando se obtiene se debe cultivar de continuo, al margen de las circunstancias de la vida tenemos que tener presente que solo tenemos una vida, los que creen en la otra hacen bien pero aquí el tiempo que vivimos lo tenemos que considerar un regalo, lleno de éxitos y fracasos, de felicidad y desencantos, de risas y frustraciones pero en cualquier caso vivir sin las conveniencias que nos impongan los demás.


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