¡Que pocas probabilidades tienen, de ser felices separadas…!,
son tan distintas, que eso las hace estar juntas. Básicamente, porque saben
después de años juntas, que tolerarse, es la base para seguir vivas.
La tolerancia está basada en el respeto, aunque a veces, los
planes de una o la otra fracasen. También las circunstancias ajenas cuentan, y
ellas, que tienen un largo camino recorrido de aciertos y fracasos, lo saben.
Las quiero por esto, bueno por
esto y otras cosas más, no tienen nada suyo, todo lo comparten con los
necesitados. No hace falta estar
necesitado de cosas materiales, ¡hacen falta tantas cosas hoy en la vida!, pero
se prestan a ayudar en la medida que pueden, por eso las quiero.
Eso significa, que con el paso de
los años han aprendido a dialogar, a comunicarse, a aprovechar el tiempo que
tienen en conversaciones de calidad, esto enriquece la tolerancia. Se dan
respiro la una a la otra, en el trabajo que una decide llevar a cabo, en
acompañarse cuando salen en el tiempo libre del que disponen… ¡qué importante
es mantener esta actitud!.
¿Quién no puede querer a personas
como ellas?, merecen toda mi consideración y respeto. Si antes se querían, con el tiempo y siendo tolerantes,
han aprendido a amarse.
Me impone verlas salir de su casa
camino de sus quehaceres, se consideran complementos la una a la otra, no
suplementos. Siempre con una sonrisa en los labios cuando las saludas, siempre
pendientes, de todo aquel que necesita de su ayuda y consuelo.
Siempre se puede aprender de los
demás, y de ellas he aprendido, que ser fieles la una a la otra es motivo de
unión, de comprensión mutua, de aceptación.
No quiero decir sus nombres, eso
es lo de menos, pero su significado es primero: “Nuevo día iluminado, nueva
esperanza”. El de la segunda: “Lugar del poblado entre los cerros”. Nombres verdaderamente
audaces para dos mujeres que están, condenadas a entenderse, o a quererse.
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