domingo, 1 de septiembre de 2013

ME GUSTA CUANDO CALLAS.

Estás sentada a mi lado, en el sofá de casa, te miro, y observo como tu rostro, gesticulas ante una película que están dando en televisión. Tus labios se comprimen cuando el malo está a punto de atacar a su víctima, o cuando el coche está a punto de saltar en pedazos, agrandas los ojos, como si fuera imposible que aquello fuera a pasar.
Me encanta observarte, todo tu rostro manifiesta quién eres, la mujer perfecta. Aquella, con quién desde mi adolescencia, comencé a soñar, a pesar de llevar una vida diferente de la tuya. Me gusta cuando callas, y estás pendiente de todo cuanto acontece en casa, atenta a todo y a todos, cuando vuelves de la compra y cocinas, cuando limpias la casa y se te nota como la auténtica dueña de todo tu entorno. Me gusta cuando callas, porque sin decir nada, lo dices todo, apaciguas las aguas milagrosamente cuando llega una tormenta, y eso, sin decir nada.
Bendita cualidad la tuya amada mía, no es fácil hacer todo esto callando. Galopas sobre el caballo de la razón sin pisar a nadie, tu corcel, acaricia la hierba allá por donde pasas. Luego cuando nadie te ve, seguro que lloras, dejas que la presión que te oprime, salga de ti como si fuera un manantial nuevo.
Me gusta cuando callas, es así como se conversa, así es como se convence, de esa manera se da ejemplo. Siempre risueña, siempre dispuesta, siempre activa. A menudo me pregunto, y eso que me precio de conocerte, ¿de dónde sacas esa fuerza que a cualquier otra mujer enfurecería?.
Nunca te quejas,  eso esa cualidad, es una de las que más te dignifica. El trabajo, atender a los tuyos, soportar desde hace mucho, las injusticias de la vida. ¡Cómo te envidio hermosa mía!, no sé por qué razón, a veces pierdo los nervios, pero tú sin decir nada, estás ahí, para que la tormenta no se apodere de la playa.
Te amo, hermosa nube placentera, lluvia estival, nieve de las cumbres eternas. Me gusta cuando callas, porque estás como ausente, pero no desprecias el tiempo que te ha sido dado, cada rincón de tu mente, está haciendo planes anticipados, programando las  tareas que se deben hacer. Te pegunto y dices que no, que va, estás equivocado, ¡pero hay tanto que hacer…!, lo cierto es, que si no estuvieras siempre presente, de nuestras vidas, no quedarían ni los cimientos.
Me gusta cuando callas, eso me da la oportunidad de ser más feliz contigo, ver desde mi perspectiva todo cuanto haces ¡es tan grande!, es único, irrepetible, una hermosísima voz que llena todo el espacio, y que sabes que jamás va a haber otra igual. Como el sinsonte, (mimus polyglottos), el pájaro de las cuatrocientas voces, imita con absoluta precisión a todos los demás, sabe hacer el ruido de máquinas, excepto cuando cambia su plumaje.

Es tan hermoso verte en cualquiera de tus labores, que mereces el respeto de todo aquel que pasa por tu lado. ¿Quién puede decir nada malo de ti?, nadie, solo se te puede condenar por desgastarte por todo el mundo, por abrirte a todos, por ayudar a todo el mundo.

Me gustaría ser como tú, el rio que a su paso riega campo y sembrados, que favorece a los niños que necesitan un lugar de juegos en tus meandros, al fin y al cabo, esas aguas se perderán en el mar, tarde temprano. 

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