lunes, 4 de febrero de 2013



                                 CUENTOS CHINOS.


-Que caras son las lámparas de bajo consumo oye, van  muy bien y todo lo que tú quieras, pero cuestan una pasta.
-No mujer, que va, las amortizas rápido, además depende de donde las compres, mi marido las ha comprado en los chinos. Tienen de todo, ¿has visto la tienda que han puesto donde estaba el almacén de pinturas?, es una pasada.
-Ha pues no, ¿dónde dices que está?.
-Junto a la pescadería de Juani, en el chaflán de la peluquería Viviana. El sábado pasado fuimos con los niños a pasear por allí, ¡qué pasada chica, tienen de todo lo que te puedas imaginar!, cuando entramos a mirar, los niños se volvieron locos, juguetes ni te cuento, tienen para todos los gustos. Yo me regalé un juego de sartenes que van de coña, y unos escurridores para ensalada y la pasta.
-Pues tendremos que dejarnos caer por allí, porque con lo que ha subido la luz, es cuestión de ahorrar de alguna manera. ¿Tienen cubiertos y platos?.
-Para aburrir, ya te digo que hay de todo, en la cocina tenía la bombilla colgando del porta lámparas ¿recuerdas?. Pues compramos una lámpara de papel maché que venía plegada como un acordeón, es redonda, de color amarillo pálido. Queda de bonita que ni te cuento, me costó cuatro euros con cincuenta, cuando se ensucie, compro otra y a correr.
-¿De dónde sacarán esta gente las cosas a esos precios?. Seguro que tienen a miles de niños trabajando por casi nada, les deben dar un plato de arroz y un trozo de pescado, y a currar, y los padres contentos de no tenerlos que mantener.
-Bueno ya se sabe desde hace tiempo, que hasta las grandes marcas de ropa y accesorios lo fabrican todo allí. A mí me parece bien, dan vida a estas gentes, que antes estaban en la miseria más absoluta, en algún reportaje de televisión lo han enseñado.
-¿Te imaginas a uno de nuestros hijos trabajando allí?. Yo creo que esto, es una forma de esclavitud.
-¡Que esclavitud ni que leches!, lo que pasa, es que tienen una mentalidad y unas costumbres diferentes a las nuestras.
-Vale, pero no me imagino a mi Juanra metido en un sitio de estos infectos, trabajando sin ninguna otra solución, sin ir al colegio, sin tener contacto alguno con el mundo. Que quieres que te diga, solo de pensarlo se me encoje el corazón.
-Eso son cuentos chinos, esta gente están hechos a esto, no sabrían hacer otra cosa, ¿no te das cuenta?.
-Pues no, que quieres que te diga, será que soy anticuada, o demasiado sensible a estos asuntos, ¡con lo fácil que sería que adoptaran un sistema de vida occidental…!.
-Eso sería imposible, son orientales, no puedes poner el mundo boca abajo, nadie puede. Mira, el año que viene, celebran los juegos olímpicos allí, será porque ya ha ido a investigar cómo viven, y como se desarrollan en estas grandes capitales. La gente del comité olímpico no son tontos he…
-Ya, pero están movidos por los intereses políticos y económicos. Estos hombres venderían a su madre con tal de que les nombrara en la primera plana de un periódico.
-¡Ala también tú!. Una cosa es que pillen tajada de esto, y la otra, que fueran capaces vender a su madre, por pura ambición. No creo en esto, a veces lo hemos discutido en casa, viendo el telediario, mi marido dice que la corrupción está extendida como una gangrena, que se extiende hasta donde no sabemos. Yo esto, no me lo creo.
-Lo que pasa, es que desde hace unos años para acá, occidente ha visto como las economías de sus propios países fluctúan de manera tal, que es mejor invertir en maquinaria y medios humanos extranjeros, con el fin de que les salgan las cuentas, nada más, si han encontrado el modo de hacerlo ganando dinero, pues lo hacen.
-Lo que tú digas, pero esto a mí, no me parece que sea la solución. Creo que en el fondo, lo que me cuentas, son cuentos chinos. No ves el factor humano, la gente, no estamos aquí para ser usados y luego desechados como los pañuelos de papel.
-Huy me voy, que tengo que pasar por casa de mi suegra a recoger la comida, me dijo que para hoy me haría pollo rustido, ¡cocina como los ángeles esta mujer!. Yo no tengo tiempo de nada, entre los niños y la casa no me queda tiempo ni para rascarme el cogote. Oye, pagas tú los cafés hoy ¿no?.
-Si claro, no te preocupes. A ver si quedamos, para ir juntas a los chinos, me gustaría ir un día de estos, necesito unas cosas para casa.
-Vale hasta mañana a las nueve, por cierto ¿has visto que mochilas más chulas lleva mi hija?, pues la he comprado en los chinos. Esta gente parece que nos están invadiendo, ja ja ja.
Hace cinco minutos, que ha pasado Pepón con la furgoneta, mirando a la terraza de la cafetería, en primera y mirando a las dos mujeres, al pasar por su lado, ha dado un par de acelerones. Es la señal, para que la vecina, consumista de los bazares chinos, se dé cuenta de que ya está allí, en la tienda de reparaciones de electrodomésticos, cuando suba la persiana metálica, entrará Lucía con el pretexto de que le repare la batidora, le va de primera, pero él va todavía mejor. Se revolcarán un rato, y luego irá a casa de su suegra a recoger la comida, relajada, volverá a casa y se pondrá música de la Pantoja hasta la hora de comer. ¡Tiene tantas cosas que hacer…!


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