CUENTOS
CHINOS.
-Que caras son las lámparas de
bajo consumo oye, van muy bien y todo lo
que tú quieras, pero cuestan una pasta.
-No mujer, que va, las amortizas
rápido, además depende de donde las compres, mi marido las ha comprado en los
chinos. Tienen de todo, ¿has visto la tienda que han puesto donde estaba el
almacén de pinturas?, es una pasada.
-Ha pues no, ¿dónde dices que
está?.
-Junto a la pescadería de Juani,
en el chaflán de la peluquería Viviana. El sábado pasado fuimos con los niños a
pasear por allí, ¡qué pasada chica, tienen de todo lo que te puedas imaginar!,
cuando entramos a mirar, los niños se volvieron locos, juguetes ni te cuento,
tienen para todos los gustos. Yo me regalé un juego de sartenes que van de
coña, y unos escurridores para ensalada y la pasta.
-Pues tendremos que dejarnos caer
por allí, porque con lo que ha subido la luz, es cuestión de ahorrar de alguna
manera. ¿Tienen cubiertos y platos?.
-Para aburrir, ya te digo que hay
de todo, en la cocina tenía la bombilla colgando del porta lámparas
¿recuerdas?. Pues compramos una lámpara de papel maché que venía plegada como
un acordeón, es redonda, de color amarillo pálido. Queda de bonita que ni te
cuento, me costó cuatro euros con cincuenta, cuando se ensucie, compro otra y a
correr.
-¿De dónde sacarán esta gente las
cosas a esos precios?. Seguro que tienen a miles de niños trabajando por casi
nada, les deben dar un plato de arroz y un trozo de pescado, y a currar, y los
padres contentos de no tenerlos que mantener.
-Bueno ya se sabe desde hace tiempo,
que hasta las grandes marcas de ropa y accesorios lo fabrican todo allí. A mí
me parece bien, dan vida a estas gentes, que antes estaban en la miseria más
absoluta, en algún reportaje de televisión lo han enseñado.
-¿Te imaginas a uno de nuestros
hijos trabajando allí?. Yo creo que esto, es una forma de esclavitud.
-¡Que esclavitud ni que leches!,
lo que pasa, es que tienen una mentalidad y unas costumbres diferentes a las
nuestras.
-Vale, pero no me imagino a mi
Juanra metido en un sitio de estos infectos, trabajando sin ninguna otra
solución, sin ir al colegio, sin tener contacto alguno con el mundo. Que
quieres que te diga, solo de pensarlo se me encoje el corazón.
-Eso son cuentos chinos, esta
gente están hechos a esto, no sabrían hacer otra cosa, ¿no te das cuenta?.
-Pues no, que quieres que te
diga, será que soy anticuada, o demasiado sensible a estos asuntos, ¡con lo
fácil que sería que adoptaran un sistema de vida occidental…!.
-Eso sería imposible, son
orientales, no puedes poner el mundo boca abajo, nadie puede. Mira, el año que
viene, celebran los juegos olímpicos allí, será porque ya ha ido a investigar
cómo viven, y como se desarrollan en estas grandes capitales. La gente del
comité olímpico no son tontos he…
-Ya, pero están movidos por los
intereses políticos y económicos. Estos hombres venderían a su madre con tal de
que les nombrara en la primera plana de un periódico.
-¡Ala también tú!. Una cosa es
que pillen tajada de esto, y la otra, que fueran capaces vender a su madre, por
pura ambición. No creo en esto, a veces lo hemos discutido en casa, viendo el
telediario, mi marido dice que la corrupción está extendida como una gangrena,
que se extiende hasta donde no sabemos. Yo esto, no me lo creo.
-Lo que pasa, es que desde hace
unos años para acá, occidente ha visto como las economías de sus propios países
fluctúan de manera tal, que es mejor invertir en maquinaria y medios humanos
extranjeros, con el fin de que les salgan las cuentas, nada más, si han
encontrado el modo de hacerlo ganando dinero, pues lo hacen.
-Lo que tú digas, pero esto a mí,
no me parece que sea la solución. Creo que en el fondo, lo que me cuentas, son
cuentos chinos. No ves el factor humano, la gente, no estamos aquí para ser
usados y luego desechados como los pañuelos de papel.
-Huy me voy, que tengo que pasar
por casa de mi suegra a recoger la comida, me dijo que para hoy me haría pollo
rustido, ¡cocina como los ángeles esta mujer!. Yo no tengo tiempo de nada,
entre los niños y la casa no me queda tiempo ni para rascarme el cogote. Oye,
pagas tú los cafés hoy ¿no?.
-Si claro, no te preocupes. A ver
si quedamos, para ir juntas a los chinos, me gustaría ir un día de estos,
necesito unas cosas para casa.
-Vale hasta mañana a las nueve,
por cierto ¿has visto que mochilas más chulas lleva mi hija?, pues la he
comprado en los chinos. Esta gente parece que nos están invadiendo, ja ja ja.
Hace cinco minutos, que ha pasado
Pepón con la furgoneta, mirando a la terraza de la cafetería, en primera y mirando
a las dos mujeres, al pasar por su lado, ha dado un par de acelerones. Es la
señal, para que la vecina, consumista de los bazares chinos, se dé cuenta de
que ya está allí, en la tienda de reparaciones de electrodomésticos, cuando
suba la persiana metálica, entrará Lucía con el pretexto de que le repare la
batidora, le va de primera, pero él va todavía mejor. Se revolcarán un rato, y
luego irá a casa de su suegra a recoger la comida, relajada, volverá a casa y
se pondrá música de la Pantoja hasta la hora de comer. ¡Tiene tantas cosas que
hacer…!
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