PERLAS Y CORALES.
¡Qué grandes son los océanos,
insondables su contenido!. Lleno de luces y sombras, de miles de seres vivos
por descubrir todavía, y ahí nos tienes, solo preocupados por la Tierra, por lo
que vemos y palpamos.
Incluso dentro del mar somos
miopes, meros espectadores sorprendidos, por lo que vemos un poco más profundamente,
“¡Mira que corales, ¿has visto esas perlas que esta magníficas ostras
construyen dentro de sí?”, eso es lo máximo que alcanzamos a ver.
Dentro, en las profundidades, en
los abismos del mar, hay mucho más que ver. Y nosotros preocupados solo, por
ver donde es mejor cavar, para dejar la huella de las plataformas de petróleo,
de soportes que nos lleven a otro continente atravesando las entrañas de la
tierra bajo el mar.
Necios y estúpidos humanos, que
no apreciamos esta fuente inigualable de vida, que mientras tanto, matamos sin
escrúpulo alguno, a todas las especies que rodean las grandes obras de cemento
y acero.
Es inútil la protesta, mientras
seamos capaces de ver algún que otro coral, y recrear la vista con los collares
que portan las grandes señoras, alrededor de su cuello, ya estamos contentos,
eso nos consuela.
“Todavía hay vida en el mar, aún
quedan tiburones, las ballenas siguen sus acostumbradas migraciones, hay miles
de ellas”. Si es cierto, todavía quedan especies vivas, pero la intención, en
la conciencia de muchos, es acabar con ellas.
No son los corales y las perlas
lo único que hay en el mar, hay animales inclasificables, ¿porqué no se les
deja vivir en paz?. Con otras muchas especies terrestres se ha hecho lo mismo,
llevados por la codicia o el sport, cientos de miles de animales, caen cada año
bajo la garra del hombre.
No pueden protestar, el fuego y
la falta de árboles, les obligan a emigrar, a superarse a sí mismos, a adquirir
hábitos fuera de lo normal. Entonces llega otra clase diferente de hombres, los
sesudos estudiosos, concluyen que determinados animales son carnívoros,
mientras que hasta entonces, se sabía de ellos, que solo comían raíces y
plantas.
Y así pues, vamos “evolucionando”,
la ley del más apto, ¡pobres ignorantes…!, desde muchos foros se protesta, se
hacen escritos para que sean consensuados por terceros, pero mientras, los
animales mueren y se matan, sin solución alguna.
En el mar mientras tanto,
superpetroleros, barcos mercantes, cruceros de vacaciones, siguen arrojando al
mar sus desperdicios, miles de especies cambian sus rutas de migración, otros
mueren con la señal de las hélices sobre su cuerpo, “Es inevitable, además el mar es muy grande…”.
Malditos sean mil veces los que así piensan, a régimen de plantas tendrían que
estar el resto de sus días. Comiendo raíces de bajo tierra tendrían que estar,
cavando con sus propias manos, quizás entonces respetarían, lo que para todos
es un tesoro.
Corales y perlas, riquezas que
también están a punto de desaparecer, por culpa nuestra.
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