martes, 5 de febrero de 2013



                              LA DROGA QUE ME ENGANCHÓ.


Se me ofreció un día claro de verano, no fui capaz de ver el color que tenía, no sé, pasados tantos años, porqué la probé, quizás fuera, que quería experimentar sensaciones nuevas.
¡Qué curiosos somos los humanos!, a menudo y sin saberlo a veces, nos aventuramos a ensayar con cosas, que pensamos, van a estimular nuestras ganas de vivir. Puede que sea así, y ese sea el motivo, del porqué me vi envuelto en esta espiral, de la que se me haría difícil salir.
En ese momento no tenía motivo alguno, para interesarme en probar, de hecho, ya había experimentado sensaciones difíciles de describir, en ámbitos diferentes, pero… no sé porqué, esa droga me sedujo de tal forma, que desde entonces, no he podido pasar sin ella.
Es una droga que no he podido dominar, desde hace muchos años, me tiene enganchado. Cuando la tomas, causa tal extravío en la persona, que te vuelve medio loco aunque te mantiene sereno. Te hace ver cosas, que jamás imaginaste que existían, te enloquece en la cordura, te serena y ayuda, a verte por dentro, puedes alcanzar a verte transparente, si te pones ante un espejo después de tomarla, te hace transparente, inexistente, algo así como si estuvieras en medio de un país de grandes gigantes.
Pero no puedo evitar tomarla, necesito estas alucinaciones, las ansío, ahora, que ya me estoy acostumbrando a ella, cuando empieza a dejar mi cuerpo la dosis, busco desesperadamente, otra más.
El único consuelo que tengo, es que no tengo que comprarla, me la regalan, sí, puede parecer de locos, pero así es. No tengo que robar para comprar ninguna papelina, ni siquiera salir de casa para buscar a algún camello que me la suministre.
Van listos los traficantes, si dependen de mis pedidos. Sí, la tengo en casa, en cualquier momento puedo echar mano de lo que necesito, vive conmigo, siempre está permanentemente junto a mí. La veo arriba y abajo, cocinando, o bajando a comprar a la tienda de debajo de casa, sube cargada con todo lo necesario para nuestra supervivencia, entonces, cuando descarga las bolsas en la cocina, la tomo en mis brazos y la beso, me chuto con su elixir.
Un escalofrío me recorre la columna vertebral, ¡dioses qué momento…!, que inyección siento dentro de mis carnes, me embriago de su dulzor, de su olor, de su aliento. Os puedo jurar que no hay mejor droga que esta, me inunda el amor por ella, de su cuerpo, emanan todas las combinaciones posibles de cariño, de amor, de franca responsabilidad por mí, ¿qué droga puede ser mejor que esta?.
A menudo, veo por la calle a conocidos, que no saben definir, cuando hablo con ellos, que es lo que sienten por sus esposas, pues bien, cuando me preguntan a mí, les digo francamente, que mi esposa es mi droga. Saben, que no hablo por hablar, cuando nos ven juntos paseando a nuestro perro. Hasta él toma cada día su dosis de cariño de manos de ella, pone su cabeza sobre su regazo, y espera pacientemente, que su cálida mano descanse sobre su cabeza, se duerme de pie junto a ella. ¿No es una droga?, os garantizo que sí, si pudiera hablar, manifestaría, lo mismo que os estoy contando.
No hacen, falta más que drogas de este tipo, para sentirse vivos, para alucinar, o hasta para enloquecer un buen rato. De toda mi vida anterior, tengo recuerdos confusos, no así desde que pruebo su droga, ligera, sana, feliz, desintoxicarse es fácil teniendo a alguien como ella.
Cuando alguien, te transmite estos efectos purificadores, no piensas en el alcohol, en polvos mágicos que te alegren la vida, que te destruyen por dentro, hasta dejarte hecho una piltrafa humana. Yo lo tengo fácil, tengo a quién querer, a quién amar, esto despeja mi mente de cualquier otra alternativa nociva.
Ese es el motivo por el cual no deseo desengancharme de la droga que en ella veo.


                                               -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-  













No hay comentarios:

Publicar un comentario