lunes, 4 de febrero de 2013


                         ESE FRÁGIL CUERPO.


Delgado pero poderoso, fino como el venablo de un cazador, nervioso como la cuerda tensada del arco que me protege de todo enemigo.
Así eres tú, frágil pero atenta a cualquier contratiempo, delgada por ser la mujer de un pobre lastre, que solo sabe que seguir vivo, gracias a esa personalidad poderosamente armada.
Como el mejor soldado, vestida sencillamente con esas armas, lo puedes todo.
Palas Atenea eres para mí, a tú lado nada temo, la diosa de la guerra, la que bendice a los soldados que marchan de conquista.
¡Me gustaría tanto ser Ares para acompañarte en tus logros!, sí, en las batallas que libras por mí, en las guerras que a pesar de sembrar destrucción, traen tras de sí, la renovación, la nueva hierba verde que todos necesitan para vivir.
Te envidia hasta el mismísimo sol, él se limita a calentar nuestra vida, pero tú… tú hermosa mía, alimentas las ansias de vivir de todo lo que te rodea. Demasiada tarea para una sola mujer, pero siendo como eres diosa, lo que te propones lo haces, no hay para ti, nada imposible.
Eres el perdón implacable para los cobardes y fríos ausentes de la vida, todo ello sin quererlo, y es gracias a tu bondad, a tu gracia y misericordia, que anuncian en el cielo las relucientes tormentas de la dulce lluvia.
¡Cuánta paciencia y cariño derrochas conmigo!, inigualable cualidad esa tuya, convences con cada gesto tuyo, y con tú mirada, esa que parece superficial y fácil, traes la paz a este corazón henchido de gozo, por tenerte a mi lado.
Te pertenezco, y siempre estoy en deuda contigo, una deuda que jamás podré saldar, que siempre tiene debes, en mi página de cuentas.
Me alegro de que así sea, prefiero ser deudor de tú amor que de cualquier banco, nadie podría  entender el porqué de este esquema. Nadie salvo nosotros, sabe cómo nos sentimos, cuando nuestros corazones laten juntos.
Este cuerpo tuyo, frágil pero intenso, lleno de amor y cariño hacia todos, hace que se tú figura se multiplique, como si estuviera en una sala de espejos, llena todos los espacios, se cuela entre las sombras, rellena todas las ranuras.
Tengo el honor de estar junto a ti, participar de todos tus momentos, a veces quisiera huir de cualquier otra compañía, con tal de estar en esos momentos, contigo a solas.
Decirte al oído lo grande que eres para mí, lo mucho que significa estar a tú lado, el riesgo que sería capaz de correr por ti, con solo una palabra tuya. Diosa Ares, eres mi único amparo cierto, frágil cuerpo mío, gran figura, escondite seguro para todos los males, te amo.


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