domingo, 11 de diciembre de 2016

EL LUGAR MÁS CHULO QUE JAMÁS HAYA CONOCIDO

                                  EL LUGAR MÁS CHULO QUE JAMÁS HAYA CONOCIDO

Me siento tentado a hacer comparaciones cuando estoy de viaje, desempolvo mis álbumes de fotos, me fijo en detalles que incluso cuando hice las instantáneas no fui capaz de ver, el caprichoso caminar del agua atravesando un puente, árboles maravillosos que cuando los repaso en el álbum me doy cuenta de cómo filtraba la luz del sol en ese preciso instante. La risa de una de mis hijas, enseñando los dos dientecitos superiores, en el momento en que su madre la empuja subida en un columpio del parque.
¡Que feliz me siento repasando estos momentos…! Cuando he terminado de tomar el café con leche, recojo todas las cosas, los recuerdos con un cuidado especial y los guardo. Miro a mi alrededor y rememoro aquel viaje que hicimos a un parque nacional, en el que pernoctamos un par de noches, me asaltan entonces detalles personales que hacen que ría y en ocasiones llore, de ilusión unas veces, otras de penas pasadas que viví y que jamás pude comentar con mi mujer por miedo a herirla. ¡Que puñetas…! Sabía que me la había pegado con aquel hombre amigo mío, por lo menos eso decía él, que era el mejor amigo que tenía, un gilipollas que se enteró de la película cuando ya había pasado todo. Menos mal que todo pasó como si fuera en un abrir y cerrar los ojos, al poco le perdimos la vista porque se fue a trabajar a Inglaterra.
¿Sabéis cuál es el lugar donde todos estos recuerdos y vivencias han cobrado vida…? En el lugar más chulo del mundo, mi casa. Es verdad que estoy solo, no he buscado ninguna compañía femenina desde el divorcio, pero dios… ¡si estoy en el paraíso…! ¿Dónde mejor que aquí, en mi casa, puedo desahogarme y reír, llorar, gritar de rabia o de alegría sin que nadie pueda interferir en esta puesta en escena que yo mismo he montado?
En ese instante es el mejor lugar del mundo, no se puede comparar con ningún viaje o cualquier otra experiencia, todo lo que me rodea aparte de este reducido espacio, tampoco es que tenga un piso de noventa metros cuadrados, pero es en ese instante… el lugar más chulo que puedo imaginar.
Puede que alguien deduzca que me estoy volviendo tarumba, de eso nada, y si alguien lo duda, que lo pruebe y después opine. De ahí que la soledad me sienta bien, salgo de paseo, camino, hablo con alguien, me tomo un café con él si es necesario… pero donde de verdad me siento bien es mi casa, el lugar más chulo del mundo.
Si hace calor como en este pasado verano que pasamos un infierno, me despeloto y nadie me dice nada. Si por el contrario hace frío, me abrigo que parezco un esquimal, no me gustan las calefacciones aunque la tengo instalada paso de ella. Como mucho… pongo en marcha una estufa catalítica un rato y punto. Pero mi casa no pierde esta identidad que he querido que siempre tuviera, el lugar más chulo de la tierra.
De manera que con permiso de los que opinen lo contrario… que la gocen cuando les llegan las vacaciones, que no se harten de tener amigos y más amigos, que aprovechen cualquier espacio de tiempo para hacer deporte fuera de casa o recorrer los bares de moda con otros como ellos, respetable todo ello, el lugar más chulo que jamás haya conocido personalmente… es mí casa.


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