martes, 13 de diciembre de 2016

REGALO DE MUCHO VALOR

                                                 REGALO DE MUCHO VALOR

Andrés y Remedios son dos hermanos que tienen poco que ofrecer, no saben cuál es el regalo que más ilusión le podría hacer a su madre, todo el día pendiente de ellos, todos los días del año. Trabaja en casa, las circunstancias no le permiten que trabaje fuera del hogar, es por eso que se dedica a vestir muñecas para una fábrica próxima a su casa, en época de fiestas concretas, no hace más que trabajar a destajo, con el fin de aportar algún dinero extra con el fin de cambiar parte del vestuario de los niños, crecen sin parar y en cambio, dentro de la sencillez que los caracteriza, siempre van bien vestidos y limpios como patenas.
Los hijos saben con el tiempo que la madre se esfuerza para que nadie tenga nada que decir de la indumentaria que llevan, siempre pulcros, siempre educados como se les enseñó desde que eran pequeños. ¿Qué le podríamos regalar a madre para que estuviera contenta y sepa que nosotros estamos apreciando todo cuanto hace por nosotros? Pues… no lo sé, argumenta Andrés, no se me ocurre nada a voz de pronto. Desconocemos las medidas de su figura, no sabemos casi nada de ella, al ser una mujer de pocas palabras… es difícil adivinar cuál sería el regalo apropiado, lo que le gustaría tener y que estuviera en nuestra mano poderlo comprar. Yo apenas tengo dinero para hacerle un regalo.
¡Ya está! Dice Remedios, será una sorpresa que creo que le hará ilusión, vamos a dar una vuelta por el pueblo, ya se nos ocurrirá algo. Andrés con los brazos cruzados tras la espalda, cavila, se esfuerza por saber cuál pudiera ser el mejor regalo que le podrían hacer a su denodada madre. De pronto, junto al molino del tío Tomás Remedios encuentra el regalo, más bien el regalo que le haría ilusión a su madre, se agacha y recoge unas flores de color morado que están esperando ser recogidas para alguien como ellos.
Entre los dos recogen flores con el tallo de diferentes medidas y de diferentes colores. El tío Tomás los ha visto desde una de las ventanas de la cocina. ¡He, venid aquí acercaos! ¿Qué estáis haciendo? Recoger flores para hacer un buen ramo para nuestra madre. Venid conmigo, yo os enseñaré donde están las más bonitas, seguro que le arán mucha ilusión a vuestra madre.
Los chicos le siguen, suben por un trecho de camino que lleva a una pradera que se les antoja paradisíaca. ¡Aquí las tenéis…! Podéis escoger entre todas esas flores las que más os gusten, sobre todo que sean coloridas y variadas, creedme, no la defraudareis si le presentáis un buen ramo, luego, cuando las tengáis escogidas os llegáis hasta casa y lo acabaremos de preparar bien, que tenga una buena presencia, mi mujer os ayudará para que luzca con el mayor esplendor posible.
Muchas gracias señor Tomás, así lo haremos. Entre los dos no podían abarcar con los bracitos todo lo que habían recogido, algo tuvieron que dejar de lado, flores que no casaban con el resto de hermosas plantas y flores que recogieron.
Después de hacer una apropiada selección de la cosecha de flores, Tomás las ató con finas hiervas secas que servían de hatillo para aquel hermoso regalo que habían preparado para su madre. La casa como casi todas las del pueblo estaba abierta, era casi imposible esconder en la espalda el regalo que querían hacerle a su madre, de manera que fue Andrés quién formando algo de alboroto entró primero en la casa, Remedios se deslizó hasta la cocina sin ser vista, mientras su madre no apartaba la vista de la muñeca que en esos momentos tenía entre manos.
Llegaban a la nariz los aromas del cocido que mamá había preparado, y que de vez en cuando, se levantaba de su asiento para menear la lumbre que hacía hervir la cazuela que colgaba del gancho del hogar. Fue entonces cuando se encontró con la sorpresa del gran jarrón que sobre un mantel bordado estaba cuidadosamente sobre la mesa de la cocina. ¡Vaya… os habéis propuesto que llore de todas todas hoy!
Los tres se fundieron en un fuerte abrazo que lo decía todo. Es el mejor y más hermoso regalo que jamás me han hecho.

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