REGALO DE MUCHO VALOR
Andrés y Remedios son dos hermanos
que tienen poco que ofrecer, no saben cuál es el regalo que más ilusión le
podría hacer a su madre, todo el día pendiente de ellos, todos los días del
año. Trabaja en casa, las circunstancias no le permiten que trabaje fuera del
hogar, es por eso que se dedica a vestir muñecas para una fábrica próxima a su
casa, en época de fiestas concretas, no hace más que trabajar a destajo, con el
fin de aportar algún dinero extra con el fin de cambiar parte del vestuario de
los niños, crecen sin parar y en cambio, dentro de la sencillez que los
caracteriza, siempre van bien vestidos y limpios como patenas.
Los hijos saben con el tiempo que
la madre se esfuerza para que nadie tenga nada que decir de la indumentaria que
llevan, siempre pulcros, siempre educados como se les enseñó desde que eran
pequeños. ¿Qué le podríamos regalar a madre para que estuviera contenta y sepa
que nosotros estamos apreciando todo cuanto hace por nosotros? Pues… no lo sé,
argumenta Andrés, no se me ocurre nada a voz de pronto. Desconocemos las
medidas de su figura, no sabemos casi nada de ella, al ser una mujer de pocas
palabras… es difícil adivinar cuál sería el regalo apropiado, lo que le
gustaría tener y que estuviera en nuestra mano poderlo comprar. Yo apenas tengo
dinero para hacerle un regalo.
¡Ya está! Dice Remedios, será una
sorpresa que creo que le hará ilusión, vamos a dar una vuelta por el pueblo, ya
se nos ocurrirá algo. Andrés con los brazos cruzados tras la espalda, cavila,
se esfuerza por saber cuál pudiera ser el mejor regalo que le podrían hacer a
su denodada madre. De pronto, junto al molino del tío Tomás Remedios encuentra
el regalo, más bien el regalo que le haría ilusión a su madre, se agacha y
recoge unas flores de color morado que están esperando ser recogidas para alguien
como ellos.
Entre los dos recogen flores con el
tallo de diferentes medidas y de diferentes colores. El tío Tomás los ha visto
desde una de las ventanas de la cocina. ¡He, venid aquí acercaos! ¿Qué estáis
haciendo? Recoger flores para hacer un buen ramo para nuestra madre. Venid
conmigo, yo os enseñaré donde están las más bonitas, seguro que le arán mucha
ilusión a vuestra madre.
Los chicos le siguen, suben por un
trecho de camino que lleva a una pradera que se les antoja paradisíaca. ¡Aquí
las tenéis…! Podéis escoger entre todas esas flores las que más os gusten,
sobre todo que sean coloridas y variadas, creedme, no la defraudareis si le
presentáis un buen ramo, luego, cuando las tengáis escogidas os llegáis hasta
casa y lo acabaremos de preparar bien, que tenga una buena presencia, mi mujer
os ayudará para que luzca con el mayor esplendor posible.
Muchas gracias señor Tomás, así lo
haremos. Entre los dos no podían abarcar con los bracitos todo lo que habían
recogido, algo tuvieron que dejar de lado, flores que no casaban con el resto
de hermosas plantas y flores que recogieron.
Después de hacer una apropiada
selección de la cosecha de flores, Tomás las ató con finas hiervas secas que servían
de hatillo para aquel hermoso regalo que habían preparado para su madre. La
casa como casi todas las del pueblo estaba abierta, era casi imposible esconder
en la espalda el regalo que querían hacerle a su madre, de manera que fue
Andrés quién formando algo de alboroto entró primero en la casa, Remedios se
deslizó hasta la cocina sin ser vista, mientras su madre no apartaba la vista
de la muñeca que en esos momentos tenía entre manos.
Llegaban a la nariz los aromas del
cocido que mamá había preparado, y que de vez en cuando, se levantaba de su asiento
para menear la lumbre que hacía hervir la cazuela que colgaba del gancho del
hogar. Fue entonces cuando se encontró con la sorpresa del gran jarrón que
sobre un mantel bordado estaba cuidadosamente sobre la mesa de la cocina. ¡Vaya…
os habéis propuesto que llore de todas todas hoy!
Los tres se fundieron en un fuerte
abrazo que lo decía todo. Es el mejor y más hermoso regalo que jamás me han
hecho.
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