domingo, 11 de diciembre de 2016

¡SI SUPIERAS DE DONDE VENGO...!

                                                  ¡SI SUPIERAS DE DONDE VENGO…!

No soy un extraterrestre, no caí de una estrella, tampoco puedo decir que estoy aquí por voluntad propia, no sé de dónde vengo, sin embargo sí sé dónde voy. Puede parecer una contradicción sin embargo, todavía nadie ha hallado la respuesta a este controvertido dilema, digo dilema porque para mí lo es.
Sé que me parieron, mi madre sufrió cuando tuvo que enfrentarse a esta situación, y no me refiero solo al momento del parto, cuando quedó embarazada de mi padre ya comenzaron sus sufrimientos. Lógico, traer al mundo a una criatura en las circunstancias de pobreza e incertidumbre que había para aquel entonces, la llenó de pesar y tristeza, en el sentido de no saber cómo enfrentarse a la crianza de un nuevo miembro en la familia.
Sin garantías de clase alguna de cómo podrían tirar adelante en la vida, si ya de por sí era costoso llegar a final de mes con el sueldo de un trabajador como era mi padre. Trabajador honrado y denodado como el que más, daba todo cuanto podía de sí por una miseria de sueldo, debiendo al farmacéutico de una semana a otra los botes de leche que necesitaba mi pequeño pero desesperado estómago para poder desarrollarme. Sí, mi madre tenía leche, más que suficiente para alimentar simultáneamente a dos bebés, el problema radicaba en que su leche era salada y no podía digerirla con normalidad.
De manera que no está de más esta reflexión que hacía al principio, ¡si supieras de dónde vengo…! Creo que en parte, mi nacimiento forma parte de un milagro que se da continuamente, pero ahora que ya estoy en el declive de la vida, no tengo más remedio que pensar en lo difícil y complejo que debió de ser mi nacimiento y mi crecimiento. Una vez que pisas este mundo, que sales de este cómodo mundo que es el vientre de tu madre, por lo menos en mí caso, te planteas si sabes de dónde vienes, el saber dónde vas a ir a parar no tiene mayor misterio, somos seres que como cualquier otro animal te reciclas, vuelves al lugar de donde viniste.
Pero el saber de dónde has venido, te da una dimensión casi divina, además de hacerte invulnerable a cualquier otro ser humano, son iguales que tú, es posible que no tengan que haber sufrido tanto los padres para tener otros hijos, pero os aseguro que en lo que se refiere a mí concretamente, todavía tengo esta interrogante en mí cabeza, que ronda continuamente alrededor mío y no digo que me torture, pero sí que me deja intranquilo. No tengo las respuestas adecuadas a esta incógnita. Me miro en el espejo y veo a un elemento con dos brazos y dos piernas, además de otros muchos atributos sin saber la respuesta a esta perpetua pregunta, más que pregunta aseveración… ¡Si supieras de dónde vengo…!

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