LA HORA DE LOS PERDIDOS
No importa que sea de noche o de
día, el que odia, odia a todas horas, del mismo modo que el unificador amor se
manifiesta en cada momento de la vida de los seres humanos, sin importar lugar
ni condición.
Aun así, puede que unos y otros nos
encontremos perdidos dentro de una maraña de sensaciones extrañas y
desconocidas, ignoradas si acaso por la falta de dirección previa. Luego no es
excusable que en ocasiones obremos con una buena dosis de falta de sentido
común, sentido este que pasa desapercibido para la mayoría que están en una
situación de desamparo.
Nadie puede decir con certeza que
estamos ante una enfermedad endémica, ante un rumbo desacertado sin antes haber
puesto a prueba todas nuestras posibilidades como seres racionales, de modo que
no se nos puede tachar de descerebrados cuando hacemos o decimos cosas que a
otros les parezcan una auténtica barbaridad.
La variedad de dioses que se
contradicen en sus afirmaciones, el seguimiento que les damos cuando lo que se
nos inculca es ley para nosotros, actúa como un efecto boomerang entre los
estigmatizados por estas creencias. Téngase en cuenta que hasta en el cielo hay
peleas feroces, se destierra a aquellos que no se adhieren a las normas y hasta
en ocasiones se les condena a muerte.
Muerte que llega frecuentemente por
mano del propio legislador, dios que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo
premia o castiga.
------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario