sábado, 22 de octubre de 2016

SORDO, MUDO, INVISIBLE

                                                SORDO, MUDO, INVISIBLE

No para siempre claro está, pero en algunas ocasiones me gustaría ser sordo, mudo e invisible. La razón es sencilla, el motivo, creo que más que justificado. En alguna ocasión me han propuesto aquellos que me conocen, Mejor sería que vivieras en otro planeta, no es ese el caso, me gusta vivir del modo que vivo. Lo malo es que en ocasiones me entran ganas de ausentarme de determinadas conversaciones, las personas que me rodean no son las culpables de esta situación, cada cual es como es, de forma que es inevitable que en ocasiones, uno se vea obligado a escuchar determinadas conversaciones. En cambio en determinados momentos me siento herido por lo que la gente dice, de quienes hablan, como los tratan, y lo peor de todo es, que esperan que les rías la gracia según ellos, que acaban de hacer, lo más frecuente es que lo hagan sin malicia alguna eso es así.
Pero en ocasiones uno no tiene el cuerpo para escuchar bobadas que no conducen más que al hastío. ¿Estamos perdiendo el sentido de la tolerancia…? Creo que en parte ese es el motivo por el cual las conversaciones se nos escapan de las manos, o de la boca más bien. Hablando en términos de compañerismo y buen rollo entre amigos y compañeros de trabajo, está justificado que en ocasiones no tengamos más remedio que asistir cual estatuas de piedra a lo que se está discutiendo.
Pero todo tiene sus límites, ¡me complacería inmensamente, ser una persona sin la capacidad de hablar! esto no quita que uno deba ser mudo, una cosa no está reñida con la otra. ¡Pero es que a menudo oyes unas cosas…! Claro en determinadas circunstancias uno quisiera ser mudo también, especialmente cuando se escuchan palabras hirientes dirigidas a ti, o a otros que no están presentes, ocasión idónea para soltar a toda la caballería, contra esta persona.
No puede ser, tienes que pasar por estos instantes frecuentemente incómodos para ti que formas parte de algún modo de esta ronda de habladurías y hasta de insultos gratuitos. Por mucho que uno quiera, tienes que aguantar mecha y, cosa que jamás me ha gustado, sonreír demostrando que te gusta, aunque sea con el mayor disimulo, el tema que se está tratando.
Siempre hay dentro de estos grupos, personas que se quedan con la copla, Oye, este no suelta palabra se hable de lo que se hable, que tipo tan raro… Lo más probable es que no sepan que en ese instante, quisieras ser invisible. Todos tenemos nuestros momentos buenos y malos, ese día ha coincidido, que te has levantado con mal pie, que se hace difícil explicar la razón de esta actitud tuya en ese momento, pero si es algo que a nadie importa más que a ti, no tienes por qué dar razón del porque tienes esa cara de palo.
Mejor ser invisible en esos momentos, si es posible claro, no siempre se puede desaparecer de forma física de determinadas situaciones. Hace muy pocos días, mi médico me preguntaba que como me sentía, le contesté que bien, él que me conoce muy bien por llevar mi historial clínico desde hace tiempo, no lo encontraba normal ni lógico. El caso es que ese día en particular, todo me importaba un rábano, por eso callé y dejé que me descosiera a preguntas para averiguar mi estado de ánimo y de paso como andaba mi salud. En lo que al médico se refiere, ese día me hice invisible, sí señor, no sé muy bien que me impulso a cerrarme en banda y volverme mudo de golpe.
Es bastante jodido tener que pasar por situaciones como las que describo, por otro lado es normal, mil cosas diferentes pueden hacer que uno se transforme en una estatua, ya no digo ecuestre, solo una estatua con las pupilas sin expresión, el gesto indefinido, mirando a todo el mundo desde tu pedestal, pero pasando de todo. Converso con las personas, me gusta, lo difícil es establecer una conversación que satisfaga a la persona o personas que te siguen en aquello que dices. A mí que se me caguen las palomas encima no me importa, lo que si me ofende sobremanera, es que me escuchen de forma obligada, o que me interrumpan cuando considero que tengo algo importante que decir.
En situaciones como esta, siento vergüenza ajena, me pregunto en mi interior… ¿se dará cuenta del ridículo espantoso que está haciendo en este instante? Comprendo que haya quién no se dé cuenta de la circunstancia, pero si el caso es que se vuelve a repetir vez tras vez lo mismo… que se me caguen las palomas en lo alto, no me importa, no creo perderme nada bueno. ¿Qué soy tajante, demasiado hermético o exigente…? Que piensen lo que quieran de mí, yo me siento contento conmigo mismo y sigo mi camino a la búsqueda de mi quimera. No es que quiera buscar a la persona ideal, eso es una paparruchada, no existe, pero en la búsqueda de las cosas agradables de este mundo, que por cierto son muchas, observo y callo cuando es necesario, mientras que envejezco felizmente.


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