SU NOMBRE ES ATALAYA
En un mundo donde a pocas personas
se valoran, Mercedes es sin duda una persona singular. Con su buen hacer ¡ha
logrado tantas cosas buenas…! Su carácter esforzado y tenaz ha conseguido
mantener su barco a flote, a pesar de las numerosas vías de agua que poderosas
tormentas han dañado el casco de su embarcación.
Para lograr esto hay que tener
arrestos, genio, riesgo y ante todo, un amor y un cariño puesto a prueba, más
allá de toda duda razonable.
Ha mimado a los suyos como si
fueran dioses únicos, irreemplazables, los cuida cual si de joyas se trataran,
mientras ella, poco a poco, va dejando su salud detrás de ese empeño. No come,
sobrevive a todos los vientos que la azotan y pide a diario al cielo para que
se mantengan cerca de sus faldas, de su protección.
No es tarea fácil lo que Mercedes
llora y el motivo por el que lo hace, pero a diario resbalan por sus mejillas
lágrimas que son a la vez de tristeza y de contentamiento. No olvida que
mientras hace todo eso, se desgasta por todos sin pedir nada a cambio, solo un
poco de atención y cuidados que como cualquier madre, tiene el derecho de
exigir.
Lograr ese objetivo, consideración
de parte de sus hijos, es un elemento complicado, pero ella, Mercedes va
arrastrando la red del mar hasta su barca, desea que todos se sacien de su
alimento, que es el tierno cariño que les profesa. Sin duda sus hijos la aman
también, pero tienen los sentimientos compartidos y ella no puede olvidar, que
cada uno de ellos merecen un bocado de esta formidable pesca que a diario
Mercedes realiza por ellos.
Mercedes es la atalaya de estos vástagos,
que aun pareciendo que no lo necesitan, ella les brinda, a fuerza de tener en
sus labios la palabra cariño a cada instante que habla con ellos. No es una
expresión repetitiva y ficticia, es sincera cuando habla con ellos y les dice
que se cuiden, que cuenten con ella para cuanto sea necesario.
Siempre con la mano sobre la frente
en el palo de la mayor, advierte los peligros, avisa a tiempo con el fin de que
ningún desalmado, los arrebate de sus brazos. Cuando el peligro acecha, saca a
relucir todo el genio que esconde en su corazón y aleja el peligro de quienes
quieran herir lo más precioso que tiene en la vida, a sus hijos.
¿Cómo sería la vida sin mi querida
Mercedes? Aburrida, descolorida, sin plasticidad alguna, sería una auténtica
pena. Menos mal que ella con sus encantos, alegra el corazón de los que estamos
en lo más profundo de las sombras.
Quiero pues sin ningún motivo
malicioso, ensalzar sus virtudes y realzar el significado de su nombre, bien
merecido lo tiene. “Recompensa”, lejos de lo que a ella como persona humilde que
es le pudiera parecer que ese nombre no le corresponde, creo que por el
contrario, todo lo que dice y hace tiene su principio y su fin en Mercedes,
adorada por un sinfín de dioses, que al verla la envidian. Tienen en ella muy buenas
razones para que luzca su nombre con orgullo y con pasión.
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