miércoles, 24 de octubre de 2012



                            MARIPOSAS EN LA SANGRE.


Es verano, Agosto se lucía este día con todo su esplendor, a pié de acantilado me pongo a hablar con ella, estamos en mi coche. “¿A qué hemos venido aquí?”.  “La verdad es que no lo sé de cierto, solo puedo decirte, que cada vez que te veo, mi corazón se llena de mariposas. Parece, como si unas cuantas mariposas monarcas, se hubieran perdido en su migración y se han refugiado dentro mío”.
Ella me mira sonriente, quizás es que le ha gustado esa comparación, no lo sé. El asiento del coche es corrido, como si fuera un pequeño sofá a medida de la carrocería. Me acerco un poco más a ella  “Creo que me gustas, me gustas mucho. Sé que quizás esto te sorprenda, pero me complace expresar mi sentir a los demás, siendo ahora tú esta persona y siendo mi amiga desde hace tantos años, debía decírtelo”.
Baja la cabeza hacia el suelo, seguramente está pensando, que siendo una mujer casada con hijos, no debería expresarme así. Poco a poco sube la mirada y se distrae con el mar, ese azul infinito que se despliega ante nosotros.
Creo que no le ha disgustado lo que le he dicho, solo que… estará evaluando la situación. No lo sé, quizás en su vientre se habrán alojado unas cuantas mariposas distraídas. Me mira a los ojos, ¡es tan hermosa…! De pronto habla y me dice  “Madre mía, no me gustaría liarme contigo, no porque no me gustes, que conste, es solo que… si cedo, sé que no podré parar”.
¿Dónde estás Neptuno para tomar nota de lo que acaba de decir?, cielos, ¿eso es un sí, es un no, es un, ya veremos más  adelante…?. Me parece que la sangre se está coagulando dentro de mí, que me falta la respiración, que el corazón va salirse del pecho.
De pronto, mi mente empieza a especular, a recordar, a revivir en la memoria, cuando estaba soltera y cuando se casó. Cuando quedó embarazada de su primer hijo, del segundo, un sentido de lo meramente carnal y lo moral pugna en mi interior, esos sentidos quieren su propio espacio, lo necesitan, en cambio ¿a cuál de los dos debo dar paso primero?.
Daría la vida en ese instante, por saber, qué es lo que piensa ella. ¿Qué significa esa mirada suya, compasión, deseo, desprecio?. Necesito saberlo para poder expulsar a las mariposas, aunque de momento será poco menos que imposible, ¡las llevo tanto tiempo ancladas en todo mí ser…! Cada vez que la veo  -que es bastante a menudo durante la semana-, empiezan a bailar dentro de mí ser, eso me incita a rascarme, es seguro que la sangre se excita.
Por fin se pronuncia  “Si empezamos, no acabaremos, me conozco, tú también me gustas desde hace mucho tiempo, lástima que no supimos encontrarnos. Tú en su día no me dijiste nada acerca de tus sentimientos hacia mí, yo consideré que no debía entremeterme en tú vida, y mira, aquí nos tienes tratando de recuperar lo que ya se perdió”.
Nada, seguro que esto es un no. Bueno chaval lo has intentado, te queda seguir sufriendo y viéndola cada dos o tres días, hasta que esas mariposas se vayan, o te revienten por dentro.
Arranco el motor y voy de camino a su casa para dejarla unos metros detrás de de donde vive.  “Hasta el martes, nos vemos en casa de la familia Garcia”.  “Hasta el martes, te quiero pedir un pequeño favor, ¿podrías venir a recogerme?”.  “Claro, no hay problema, ¿a menos cuarto?”.  “Mejor a las siete y cuarto, así tenemos un poco más de tiempo para hablar, me gusta hablar contigo, tengo pocas oportunidades de hacerlo con alguien serio. Además eres un buen amigo, sé que puedo contar contigo para todo”.  “No lo dudes, lo que te haga falta”.
Hace poco más de un mes de nuestra primera charla en el acantilado, ahora nos vemos furtivamente en diferentes lugares, para intentar que las mariposas desaparezcan de nuestro interior. Nos abrazamos y nos besamos como adolescentes que no hubieran tenido contacto carnal alguno con otra persona, nada, las mariposas siguen creciendo dentro de mí, cuando nos desnudamos y hacemos el amor, nuestros cuerpos se convulsionan, como si estuvieran siendo llevados por una fuerza interior, ajena a nuestras voluntades.
Creo que, si alguien o algo, no lo remedia, seguiré enamorado de esta mujer toda la vida. ¡Siento un placer tan grande estar a su lado…!.


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