¿QUE CÓMO ESTOY…?
Pues hecho polvo, aunque como se
suele decir “polvo somos y al polvo volveremos”.
Antes de que llegue esa hora –fatal
para toda fuerza viva-, tengo cosas pendientes de solucionar.
La primera, en importancia es, desde
mi punto de vista, es tratar de alcanzar a ver, la importancia de ser humano.
De por sí parece una tontería,
pero envuelve muchas cosas que a mi
edad, todavía no puedo digerir con tranquilidad de ánimo.
Se supone que ha determinadas
alturas de la vida, tendríamos que saber torear determinadas circunstancias,
pues no señor, me veo como un simple aprendiz que está a merced de cualquier
viento.
A veces pienso que esto no es
obligadamente malo, el vivir comporta esto, desde que naces hasta que mueres,
todos los que te rodean, sean o no familia, también están bajo esta influencia.
Las circunstancias nos obligan a
ser, sin querer a veces, crueles con los demás. Lo peor de todo es, que yo en
este caso concreto, que he pasado por experiencias parecidas, no tengo el poder
para hacer ver a los demás, que están equivocados.
Que lo único que trae este tipo
de, -supuestamente- venganzas, es podredumbre a los huesos de aquellos que las
ejecutan. Mal estar físico, insomnio, fatiga acentuada, y en lo más profundo de
su corazón, desprecio de sí mismos.
Por todo esto me siento tan mal.
Seguro que he contribuido a que estén en esta situación, pero, ¿cómo entenderse,
cómo llegar a una solución común que sea satisfactoria para todos?.
El diálogo es la única vía, si se
rompe este diálogo, se rompen los vínculos que poco a poco se van enfriando,
hasta convertirse en tierra del camino, que ahora pisamos sin ningún
miramiento.
¿Cómo se sentiría cualquiera en
esta circunstancia…?, creo que todos contestarían que se sentirían mal, muy
mal. No solo porque estoy al margen de sus vidas, si no por el padecimiento
continuo que quién no quiere mantener vías de comunicación, padece.
Es así de sencillo, los humanos
no somos afortunadamente androides, nada tenemos que ver con los seres que se
presentan en las películas de ciencia ficción, que al principio son máquinas,
pero que terminan siendo humanos, al compartir nuestro modo de vida.
¿Cómo te puedes sentir cuando vas
por la calle y tus hijos te niegan el saludo?, ¿Cómo te sentirías, cuando no te
dejan acercarte a los tuyos, sea por la razón que sea, sin haber tenido más de
tres palabras con ellos acerca del asunto?.
¡Qué mal lo deben estar pasando!.
Esto es lo que me preocupa en definitiva, su salud y su bienestar. No es el
propósito de todo esto, el poner buena o mala nota a nadie. Trato de no olvidar
que soy un aprendiz de la vida hasta que me muera, pero el que te nieguen la
ayuda oportuna para poder desarrollar tus cualidades y defectos, es de por sí
cruel.
Mi sugerencia al respecto es,
pues, que tratemos de ver a los demás, como una extensión de nosotros mismos, y
que procuremos hacer con los demás, lo que nos gustaría que hicieran con
nosotros en todo momento.
Olvidar este principio en un
momento determinado, nos hace vulnerables a todo y a todos. Olvidar esta regla
de conducta, nos hace merecedores de cualquier represalia por parte de
cualquiera, hasta de nuestros propios hijos.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario