miércoles, 17 de octubre de 2012



                               ¿QUE CÓMO ESTOY…?


Pues hecho polvo, aunque como se suele decir “polvo somos y al polvo volveremos”.
Antes de que llegue esa hora –fatal para toda fuerza viva-, tengo cosas pendientes de solucionar.
La primera, en importancia es, desde mi punto de vista, es tratar de alcanzar a ver, la importancia de ser humano.
De por sí parece una tontería, pero envuelve  muchas cosas que a mi edad, todavía no puedo digerir con tranquilidad de ánimo.
Se supone que ha determinadas alturas de la vida, tendríamos que saber torear determinadas circunstancias, pues no señor, me veo como un simple aprendiz que está a merced de cualquier viento.
A veces pienso que esto no es obligadamente malo, el vivir comporta esto, desde que naces hasta que mueres, todos los que te rodean, sean o no familia, también están bajo esta influencia.
Las circunstancias nos obligan a ser, sin querer a veces, crueles con los demás. Lo peor de todo es, que yo en este caso concreto, que he pasado por experiencias parecidas, no tengo el poder para hacer ver a los demás, que están equivocados.
Que lo único que trae este tipo de, -supuestamente- venganzas, es podredumbre a los huesos de aquellos que las ejecutan. Mal estar físico, insomnio, fatiga acentuada, y en lo más profundo de su corazón, desprecio de sí mismos.
Por todo esto me siento tan mal. Seguro que he contribuido a que estén en esta situación, pero, ¿cómo entenderse, cómo llegar a una solución común que sea satisfactoria para todos?.
El diálogo es la única vía, si se rompe este diálogo, se rompen los vínculos que poco a poco se van enfriando, hasta convertirse en tierra del camino, que ahora pisamos sin ningún miramiento.
¿Cómo se sentiría cualquiera en esta circunstancia…?, creo que todos contestarían que se sentirían mal, muy mal. No solo porque estoy al margen de sus vidas, si no por el padecimiento continuo que quién no quiere mantener vías de comunicación, padece.
Es así de sencillo, los humanos no somos afortunadamente androides, nada tenemos que ver con los seres que se presentan en las películas de ciencia ficción, que al principio son máquinas, pero que terminan siendo humanos, al compartir nuestro modo de vida.
¿Cómo te puedes sentir cuando vas por la calle y tus hijos te niegan el saludo?, ¿Cómo te sentirías, cuando no te dejan acercarte a los tuyos, sea por la razón que sea, sin haber tenido más de tres palabras con ellos acerca del asunto?.
¡Qué mal lo deben estar pasando!. Esto es lo que me preocupa en definitiva, su salud y su bienestar. No es el propósito de todo esto, el poner buena o mala nota a nadie. Trato de no olvidar que soy un aprendiz de la vida hasta que me muera, pero el que te nieguen la ayuda oportuna para poder desarrollar tus cualidades y defectos, es de por sí cruel.
Mi sugerencia al respecto es, pues, que tratemos de ver a los demás, como una extensión de nosotros mismos, y que procuremos hacer con los demás, lo que nos gustaría que hicieran con nosotros en todo momento.
Olvidar este principio en un momento determinado, nos hace vulnerables a todo y a todos. Olvidar esta regla de conducta, nos hace merecedores de cualquier represalia por parte de cualquiera, hasta de nuestros propios hijos.


                                                -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


No hay comentarios:

Publicar un comentario