AMAR Y SER AMADO
Sí,
claro que queremos a nuestras esposas, y ellas a nosotros, firmamos un contrato
voluntario que así lo especifica. “Amarás a tu esposa y estarás junto a ella en
lo bueno y en lo malo”. Ya sé que es muy escueto lo que acabo de escribir, me
he saltado los puntos para mí menos importantes, del contrato. No te dicen que
has de quererla, te dicen que has de amarla en cualquier circunstancia, lo
mismo que es la obligación de ella, bueno, más que obligación, el deseo de
estar a tu lado, pasa una cosa… es que a menudo mezclamos las dos palabras,
hacemos el cóctel que nos conviene con ellas y dejamos automáticamente de amar,
mientras que exigimos ser amados.
Las
circunstancias ahora más que nunca, exigen que demos un golpe de volante a
nuestro barco, si perdemos la oportunidad de hacerlo vamos a volcar, nos
ahogaremos en nuestro propio odio hacia nosotros mismos. Nos podemos volver
revolucionarios, hacernos comunistas sin convencimiento, andar por ahí diciendo
que somos existencialistas sin siquiera saber lo que significa. Y todo por
haber dejado de amar y ponernos a decir como los niños pequeños… “Pues que me ame ella primero, sino no vale…”
Puede que tengamos razón y nos haya
dejado de amar, pro hay maneras de saberlo, sabemos de fórmulas que denuncian
el amor de la misma manera que hay
otras, que anuncian las despedidas.
Es
posible que alguien se ría de lo que voy a decir ahora, pero me rio de los
navegadores de los coches para llegar a los sitios, ¿sabéis que hago cuando
llego a algún sitio y tengo que localizar algún lugar en concreto? Pues como lo
hemos hecho siempre todos alguna que otra vez, preguntando, es cierto,
preguntando se va a Roma, pero a lo mejor solo ibas a Perpiñán. ¿Por qué no
preguntar a nuestra pareja que es lo que pasa, hablar, discutir, desnudos de
vanidades y prejuicios? No, es mejor ir con el navegador puesto a todas partes,
aunque nos lleve a una carretera cortada, eso antes de estar convencidos, de
que probablemente, estamos equivocados.
Y
si el caso es que hemos dejado de amar, lo sentimos dentro de nuestro ser, lo
justo es decirle a nuestro cónyuge que hemos dejado de amar, liberar a un
pajarillo que merece disfrutar su corta vida
es lo justo. El engaño es la peor
arma que alguien puede usar para presionar a otra persona con el fin de que
tome una determinación, en este punto hay que resaltar una palabra que ha caído
en desuso, la dignidad humana, y añadida a esta como si se tratara de la
máquina de un tren a vapor con su vagón anexo de suministro de agua y carbón,
el sentido común.
Entonces,
la expresión amar tiene un sentido mayor envergadura, de una importancia
magnífica.
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