REPASANDO COSAS QUE
GUARDO
Tengo
unas cuantas cosas de cada uno de mis matrimonios, dicen que no es bueno
guardar recuerdos de lo que ya pasó, de lo que se hundió entre las arenas del
mar. Lejos de ser pescador, lo que siempre me ha gustado, es guardar algo que
yo mismo considerara inmortal, desde el punto de vista que estas cosas se
incineren conmigo, no queden para nadie.
De
mi primera esposa tengo un libro, no era raro en ella que te regalara un libro,
sabiendo lo que siempre me gustado leer. De la segunda, guardo con celo, la
denuncia de divorcio que ella me envió, junto con un manuscrito que dice de su
puño y letra, que ella nunca quiso divorciarse de mí, que se lo pedí yo. No
tengo fotos de mis hijos, no tengo más que una foto en el ordenador, que
archivé de mi perro Codi.
No
es que lo encuentre ni justo ni injusto el conservar cosas, que no son del todo
de aquellos que se las quieren quedar, tampoco es que tenga uno que ir pidiendo
razones o discutirse con la otra familia de que a él le pertenecen parte de
esos recuerdos. Yo sé un poco de esto, se quedan cosas la mayor parte de las veces, para
ver tu reacción, para verte sufrir, o hasta decir… “Que se joda… que hubiera
estado aquí y que lo hubiese reclamado”. Hay todo un universo de razones
lógicas que puede hacer que alguien esté presente o no en la muerte de un ser
querido, en el mundo que vivimos las cosas. Los trabajos, los viajes a veces
imprescindibles para lo primero, te hacen cruzar medio mundo en el tiempo en el
que uno se va a dormir y ya no despierta.
A
pesar de todo, eso no debe hacernos ni odiosos ni rencorosos, como mucho nos
debería hacer más comprensivos, más tolerantes y con un sentido de la
normalidad que debería vestirnos desde la cabeza a los pies. Lo que yo guardo
nadie me lo puede quitar, por el contrario, el que tiene algo que sabe que no
es suyo, termina quemándole las manos. Repasando las cosas que guardo, una de
ellas es una breve nota arrancada de un bloc de notas de espiral metálica, iba
dirigida a mí y dice de manera muy escueta…
“Has sido lo mejor que me ha pasado en la vida, somos almas gemelas, nos
conocemos tanto y tan profundamente, que solo espero que sepas lo que estoy a
punto de decirte, que lo sepas interpretar. Te lo dejé entrever en una ocasión,
estoy enamorada de otro hombre, es la antítesis de ti pero aun así lo quiero.
No me atrevo a decirte esto en la cara, por esa razón te lo he escrito, decide
tú lo que creas que sea lo mejor para ambos, yo ahora no puedo ser imparcial.
Por favor te lo pido cariño, dime algo cuando hayas despertado después de tu
descanso diario. Te quiero y confío en ti con toda mi alma… Esa nota con su deliciosa letra, todavía la
conservo dentro de un cuaderno, la nota y un libro de poesías completas de
Antonio Machado que guardo también como si ella hubiera escrito algunos de esos
retazos de poesía.
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