ME GUSTARÍA SER MARCIANO
¡Faltaba
tan poco…! Mi nombre es Marcial que es casi lo mismo que Marciano, ahí donde lo
oís hay personas que se llaman Marciano, en consecuencia también hay Marcianas
y es lógico pensar que si tienen hijos, mientras son pequeños les llamen
Marcianitos o Marcianitas, es una putada, lo reconozco, pero la culpa la tienen
sus padres. Soy yo y me ponen ese nombre, y voy corriendo a gorrazos a mis
padres, con todos mis respetos el resto de sus largas vidas.
Por
otro lado me gustaría ser marciano, si pudiera tener determinadas ventajas, por
ejemplo subir a Marte y bajar en un aparato teletransportador, de esos de “ahora
te veo y ahora no te veo”, pero estoy ahí. De paso le echaría un ojo al planeta
del que todo el mundo habla hoy día, ¡coño, parece que según los científicos,
es la única alternativa para poder vivir fuera de la tierra! Eso quiere decir
que ya están buscando alguna otra víctima propiciatoria para terminar con ella,
suponiendo que Marte nos pudiera dar de comer y beber.
¡Mira
que hay sonaos por la vida…! Y con el título de catedráticos, de profesores en
física nuclear, de palanganeros de otros pobres miserables, que ya no saben que
hacer para manifestar las posibilidades inmensas que tienen otros astros. Creo
que cuando se ponen a mirar por los telescopios esos gigantes, alucinan, se les
deben venir un montón de cosas al tejado y les salen las ideas por el cogote.
He que yo no digo que todos estén como cencerros, pero hay unos cuantos que
¡por el amor de dios bendito…! estan para que los aten bien corto, no me jodas,
comienzan a enseñar posibles teorías en la universidad y acaban haciendo que
los alumnos salten de pupitre en pupitre, cazando guanaminos, o matándose unos
a otros que de todo hay.
No
entiendo como la gente quiere ser más de lo que puede ser, que todos somos unos
jodidos humanos, llamémonos Marcianos o Leopoldo, todos salimos de la misma
cesta y a la misma cesta vamos a ir a parar, sea enterrados o a la parrilla,
convertidos en cenizas. Nací con el nombre de Narciso, el que le salió a mi
santa abuela ponerme, no la conocí, me dijeron cuando fui más mayor, que le
había dado un jamacuco y se murió con la boca torcida, que parecía querer
morderse la oreja derecha con las muelas que le quedaban. Soy profesor en la
universidad, enseño lenguas muertas. Tengo pocos amigos, pero los pocos que
tengo son más o menos como yo, es decir, tenemos la misma pasión por las
lenguas muertas.
¡No
viene un día uno de esos diciendo…! Oye que me han dicho que hay unas cuantas
agencias interesadas en reclutar a personas que sepan de civilizaciones
antiguas, de lenguas del pasado, de cómo se denominaban las cosas, de
paleología y cosas de esas. ¿Y pagan bien este trabajo…? Yo lo digo más que
nada porque he estado estudiando la mitad de mi vida hasta tener la
licenciatura y ahora no voy a malvender mi sapiencia. Pero si tú no sabes ni el
sanscrito capullo, yo sí, y la escritura domótica de los egipcios.
Llega
al bar Celestino, ¿Qué tal chicos como va todo…? Mira aquí decidiendo si la
gente que piensa que ir a vivir a Marte están sonaos o no. Hostia que buena
idea, ¿de quién ha sido? Pues mira si quieres que te diga la verdad no lo
sabemos, estábamos aquí de charreta y ha surgido… así de pronto. ¡Que cosas más
raras pasan en la vida no?
---------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario