EL REEMPLAZO
Se
marchó una familia del bloque de pisos donde vivíamos juntos, quince vecinos, o
familias como se quiera llamar pero al fin y al cabo, bien avenidos todos. Bueno,
las discusiones de siempre propias de la convivencia vecinal. La que era un
terremoto andante era la Fernanda, venía con unos aires dependiendo si le había
ido bien la noche o por todo lo contario no se había comido un rosco. Era puta,
de las de carné, controladas por Sanidad, para aquellos años tenían que ir periódicamente a pasar un examen médico
obligado, si trabajaban en Barcelona tenían que ir a la Plaza de Lesseps.
El
acontecimiento de que alguien a quién no conocíamos viniera a vivir al bloque, despertaba
toda clase de especulaciones y habladurías, claro flotaban en el ambiente las
interrogantes propias de cualquier persona que lleva viviendo cuarenta años en
el mismo lugar… ¿Quiénes serán Manolo, y si son gente sucia, o tienen media docena
de hijos? Pues mira chica lo necesitarán como cualquiera de nosotros digo yo,
piensa en positivo, es posible que hasta ahora no hayan tenido un techo digno
donde guarecerse de la lluvia y el frio…
Esta
familia como muchas otras, eran el fruto del fracaso de la planificación de
inmigrar a Suiza o a Alemania, eso duele mucho amigos, tener cuello abajo casi
con el billete en la mano, que estabas contratado para trabajar en una cantera,
y que alguien te lo arrancara de la mano y además sin tener posibilidades de
protestar a la autoridad competente y que te tomaran por lo que no eras…,
podías terminar en prisión y con unos cuantos palos en las costillas. Los
reemplazos siempre han existido, mira sino los soldados, siempre están siendo
reemplazados por contingentes nuevos, hay gente joven que ya sabe lo que es la
guerra y las heridas que produce, ahora les toca a otros, al reemplazo de nuevos
reclutas los que experimenten lo que es prepararse para la guerra, ¿Qué clase
de guerra… eso no lo saben ni los mandos? Son soldados que han firmado para un
tiempo en concreto tirar tiros y si se ven amenazados, matar a otros.
Por
decir una tontería, las esposas y los maridos también pueden llegar a ser de
reemplazo, hay donde escoger. Te gastan una putada gorda, eso queda a juicio de
cada cual, y ya están esperando un montón de Barbie y de Ken a coger el relevo,
no se puede esperar que las cosas sean diferentes a esa realidad que cada uno
de nosotros vivimos de una forma u otra.
Muchas
veces hemos sustituidos o reemplazados sin siquiera saberlo, y lo seguiremos
siendo hasta que dejemos de existir, en una conversación, en una fiesta, en el
nacimiento de uno de nuestros nietos, cuando nuestro marido o nuestra esposa
decida ponernos los cuernos. Somos reemplazados continuamente, y cuanto más nos
quejamos, más lejos se nos lleva, menos aprecio desprendemos.
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