jueves, 21 de marzo de 2013



                             SOLOS EN LA OSCURIDAD.


Tengo que decirte muchas cosas que pienso vida mía, pero necesito que esté la luz apagada.
Puedes elegir el lugar, nuestra habitación o nuestro comedor, incluso nuestra cocina, es igual, pero necesito que no veas mis ojos.
El porqué, te lo diré entonces, en la oscuridad, por favor, ni siquiera se te ocurra encender una vela que alumbre nuestros ojos. Hay ocasiones en las que las confidencias, deben hacerse a oscuras.
No esperes que te diga nada demasiado importante, tampoco nada que no lo sea.
Sencillamente, debo decirte algo, que tú ya sabes, algo que traspasa las fronteras de lo infinito, es un sentimiento de alegría inmensa, una indefinible sensación, que la luz no debe ver, solo puede oír.
Todavía estoy en el tema de cómo decírtelo, no sé muy bien cómo puedes interpretarlo, espero que bien, no dando saltos de alegría claro, pero si sé, que conociéndote, sabrás darle el valor que merece.
Te preguntarás que es lo que puede ser, yo lo sé, pero solo puedo decírtelo, cuando estemos a oscuras.
Las luces del día, van y vienen, en un instante, pasamos del sol a la oscuridad, pero seguimos viendo nuestros rostros, de manera que así no puedo hablar contigo de esto.
Sí, puede parecer estúpido, incluso alucinante que me exprese así. Pero es una condición inapelable, carente de sentido para unos, para otros, un ensayo dirigido al pensamiento íntimo.
Para ti, no sé lo que será, después de que hable contigo a oscuras. Creo que sabrás comprender los motivos que me llevan a esta condición.
Sabes que no soy un melancólico, salvo por alguna música que a menudo escucho, algunas canciones me recuerdan vivencias pasadas, pero no se trata de eso de lo que quiero hablar.
Haz un espacio en tú corazón para que pueda decirte a oscuras, eso que es tan importante para mí.


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