viernes, 11 de marzo de 2016

EL PROFESOR FRANZ

                                                               EL PROFESOR FRANZ

Este hombre, Franz de Copenhague era un inventor cuyos inventor y máquinas se plasmaban en un TBO de los años 60 y 70, dejaban mucho que desear desde el punto de vista práctico. Sus máquinas desde aparatos para volar, hasta aparatos para hacer barquillos comestibles, gustaban a mucha gente. Todo medido, todo delineado de forma que los imitadores pudieran llevar a cabo sus inventos, se ganó las simpatías de no pocos aficionados a las ciencias, fueran estas de las matemáticas o los márgenes que ofrecía siempre de forma gratuita a los lectores de este cómic que incluía historietas de gente normal, la familia Zipi y Zape, Carpanta, Mortadelo y Filemón etc. Entre aquellas páginas se encontraban las historietas de don Franz de Copenhague, ¡cómo me divertía al ver las imágenes de aquel sesudo doctor que fabricaba toda clase de instrumentos que para poco servían y que tanta jocosidad transmitía a las gentes asiduas a esa doble página de sus inventos!
Claro está que el doctor Franz se comunicaba por medio de la página escrita en un TBO, pero para entonces, no dudo que algunos de aquellos artilugios hubieran podido llegar a funcionar, el que duraran más o menos, es otra historia. Pero la manipulación de los elementos que recomendaba, estaban más allá de toda duda razonable.
Hoy día hay también cientos sino miles de inventores, que pugnan por sacar adelante sus inventos, por todo el mundo se dejan ver a esos humildes inventores con máquinas automáticas para calzarse los calcetines sin necesidad de agacharse, de complejos robots, sencillos también, que te quitan el polvo de los trajes, y hasta lo último, pequeños platillos que funcionan a ras de suelo, que se encargan de hacer la limpieza, aspirando hasta la más mínima mota de polvo y yendo a repostar las baterías a determinado punto para volver a la carga de nuevo.
No nos asombra ver circular por la calle a coches que no contaminan, van con energía eléctrica, autobuses que transportan a grandes masas de gente de forma limpia, sin hacer ruido, e incluso parándose en determinadas estaciones sin que conductor alguno les diga cuando tienen que hacerlo. Todo está mecanizado, todo está pensado en detrimento de la mano de obra que antes deberían ocupar obreros cualificados, que hacían muy bien su trabajo pero que ahora, las máquinas lo hacen mejor y más rápido, sin necesidad de tanta manipulación, con más garantías de calidad.
Es posible que el doctor Zas introdujera estas ideas, sin mala voluntad en escritos que solo servían para distraer a las personas, sin embargo, aquellos esbozos y planos que en su, día y durante años aparecieron en el TBO, seguro que le dieron ideas a alguien para modernizar lo que ya comenzaba siendo obsoleto en su negocio. Desde este punto de vista, hasta los TBO son peligrosos, a gente saca de todas partes ideas para tener el pretexto justo para echar a la gente a la calle y cambiarlos por cuatro máquinas que ni cogen la baja por enfermedad, ni se accidentan y tampoco piden fiesta cuando a algún trabajador se le muere un pariente.


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