domingo, 13 de marzo de 2016

NO PUEDO EXIGIR MÁS CARIÑO A NADIE

                                                 NO PUEDO EXIGIR MÁS CARIÑO A NADIE

Tengo lo todo necesito, lejos de mis hermanos, lejos de los que sufren por mí, pero cerca de aquellos que me desean al mayor bien posible. En pequeñas zonas, en lugares donde nadie siquiera imaginar, tengo cuanto necesito, el cariño de unos cuantos que no me dejan a sol ni a sombra. Lo cierto es que cuando encuentras algo así, el afecto, la constante compañía de los que sin ser familia tuya, te atienden, te apoyan, se desgastan por ti, la cosa adquiere causas de un tremendo humanismo.
Sé de personas que se han cansado de cuidar a otros, sobre todo si la enfermedad es larga, tediosa, que se sufre a distancia. No es el caso de estos amigos que se han mostrado como personas en el más pleno sentido de la esperanza, para ellos no hay casos perdidos, solo son circunstancias que saben que les pueden suceder a ellos, en cualquier momento. Sean estas enfermedades cardíacas, cánceres, o cualquier otra enfermedad rara, poco investigada, y de esta manera sin solución, ellos no cejan en apoyarte, en quererte, en mantenerte en sus casas hasta que te recuperas o mueres.
El cariño es algo que se expande, que se gana, que se cosecha a base de dar a los demás sin mirar atrás. Los que están en la lejanía, pueden intuir  como van las cosas, se mantienen abiertas las líneas telefónicas, de eso no hay la menor duda, ni tengo la menor queja. Cuando estás jodido se agradece que esto sea así, y hasta en ocasiones me hacen llorar, pero los que realmente lo pasan mal son los que te tienen que ayudar a bañarte, a vestirte, hasta a comer en ocasiones en los que no tienes hambre alguna.
No se puede exigir mayor cariño a nadie que a estas personas que sin ser nada tuyo de desviven por ti. Esta es una expresión de la que siempre me he sentido orgulloso, sin ser nada tuyo, se ofrecen en cuerpo y alma, para estar pendiente de tus males, a pesar de que su salud no es la mejor.
Les ofrezco mi vida a quién ofrece la suya por mí. No importa que es lo que pidan de mí, no me importa dárselo con tal de devolver el favor que ellos a costa de las suyas puedan darme. Lo merecen todo ¿y que hay más precioso que la propia vida de uno?

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