NO PUEDO EXIGIR MÁS CARIÑO A NADIE
Tengo
lo todo necesito, lejos de mis hermanos, lejos de los que sufren por mí, pero
cerca de aquellos que me desean al mayor bien posible. En pequeñas zonas, en
lugares donde nadie siquiera imaginar, tengo cuanto necesito, el cariño de unos
cuantos que no me dejan a sol ni a sombra. Lo cierto es que cuando encuentras
algo así, el afecto, la constante compañía de los que sin ser familia tuya, te
atienden, te apoyan, se desgastan por ti, la cosa adquiere causas de un tremendo
humanismo.
Sé
de personas que se han cansado de cuidar a otros, sobre todo si la enfermedad
es larga, tediosa, que se sufre a distancia. No es el caso de estos amigos que
se han mostrado como personas en el más pleno sentido de la esperanza, para ellos
no hay casos perdidos, solo son circunstancias que saben que les pueden suceder
a ellos, en cualquier momento. Sean estas enfermedades cardíacas, cánceres, o
cualquier otra enfermedad rara, poco investigada, y de esta manera sin
solución, ellos no cejan en apoyarte, en quererte, en mantenerte en sus casas
hasta que te recuperas o mueres.
El
cariño es algo que se expande, que se gana, que se cosecha a base de dar a los
demás sin mirar atrás. Los que están en la lejanía, pueden intuir como van las cosas, se mantienen abiertas las líneas
telefónicas, de eso no hay la menor duda, ni tengo la menor queja. Cuando estás
jodido se agradece que esto sea así, y hasta en ocasiones me hacen llorar, pero
los que realmente lo pasan mal son los que te tienen que ayudar a bañarte, a
vestirte, hasta a comer en ocasiones en los que no tienes hambre alguna.
No
se puede exigir mayor cariño a nadie que a estas personas que sin ser nada tuyo
de desviven por ti. Esta es una expresión de la que siempre me he sentido
orgulloso, sin ser nada tuyo, se ofrecen en cuerpo y alma, para estar pendiente
de tus males, a pesar de que su salud no es la mejor.
Les
ofrezco mi vida a quién ofrece la suya por mí. No importa que es lo que pidan
de mí, no me importa dárselo con tal de devolver el favor que ellos a costa de
las suyas puedan darme. Lo merecen todo ¿y que hay más precioso que la propia
vida de uno?
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