SOMOS NUBES CIEGAS QUE SOLO PASAN
Por
mis tierras pasan a diario nubes, unos predicen lluvia, otras más blancas
indican que hay nieve cerca, el frio y el viento dan una pista de lo que va a suceder con ellas. Los paisanos
de la zona aciertan mejor cual es el tiempo que se avecina, y lo cierto es que
casi siempre aciertan, es normal, ellos viven a diario están familiarizados con
el entorno, se mojan, se fían del mugido de sus vacas, del valido de sus ovejas
que les anuncian hacia donde van esas nubes que en apariencia no tienen futuro.
Muchas
veces, cuando las nubes están de duelo, preñadas de tanta agua que transportan,
terminan por regar la tierra y saturar aquellas zonas que hasta entonces, han
estado resecas, cuarteadas, quebradas por la falta de agua. Todos a excepción
de aquellos que se ven afectados por las desgracias de las inundaciones,
agradecen que el agua caiga a raudales, que los pantanos se llenen de ese
líquido alimento, que nos vivifica y nos da el futuro que deseamos.
Al
igual que las aguas que caen del cielo, nosotros pasamos sin pena ni gloria por
el cielo, en cambio en un momento inesperado dejamos que todos nuestros
esfuerzos caigan en mitad de alguna parte, en ocasiones saturamos la tierra,
otras dejamos de paso los lugares donde más necesidad hay. No estamos a expensas
de las presiones atmosféricas para precipitarnos hasta envarar la tierra, no
conocemos estos caminos celestiales. Solo pasamos, y con ello manifestamos nuestra
ignorancia acerca de lo que son los caminos poco conocidos. Haríamos bien en no
salirnos de todo aquello que conocemos, lo contrario es exponernos a cualquier desgracia
que el bosque solo conoce.
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