domingo, 13 de marzo de 2016

YA LO SABÍA...

                                                                    YA LO SABÍA…

Me esperaba que en un momento u otro, me dijeras que querías dejarlo correr. Desde hace tiempo se veía venir que andabas por tus fueros, que me salías por peteneras, me presentabas argumentos que no tenían razón de ser. Pero en el fondo yo sabía que aquel comportamiento, no era lo normal, y lo acepté de buen grado, nos despedimos sin insultos, sin enfados, ni malos rollos.
Nuestra amistad ha sido siempre sana, sin intereses, sin prejuicios, queriéndonos desde el corazón, diciéndonos todo aquello que queríamos saber, y que pudiera suponer que había algún secreto entre nosotros. Bueno, lo de Matilde fue punto y aparte, a ella le complacía estar compartiéndonos a los dos en momentos determinados, pero nadie se enteró de este secreto, nos convenía tenerlo bien escondido, y a ella todavía más que a nosotros por razones obvias de las vistas que recibía aparte de la nuestra.
Pero en el fondo sabía que llegaría el día que nuestros caminos se separarían, que cada cual se iba a labrar su propio camino, yo andaba detrás de una chica preciosa, tú a la vez, picoteabas aquí y allí tratando de saber cuál era la persona ideal, que mostraba algún interés por ti.
Y a medida que pasaba el tiempo, más convencido estaba, de que nuestros caminos se iban separando, cosas de la vida, y de las mujeres que cada cual escogió con la esperanza de que algún día llegaran a ser nuestros conjugues. Las mujeres ejercen un poder inusitado en los hombres, ellos proponen, pero es siempre ellas las que disponen. ¡Que poder de persuasión tienen…! Como se les meta un plan dentro de sus cabecitas, al margen de lo grandes o pequeños que las tengan, te llevan al huerto.
Saben que por el camino sus maridos perderán amistades reconocen que eso no es lo mejor, es bueno tener que acudir a alguien cuando hay dificultades, pero en esos instantes no asumen que eso pueda ser así, se encuentran autosuficientes.   No te apures por nada amor mío, saldremos de esta y todo aquello que no se nos ponga delante. Hay muchas cosas que son problemas improvisados y que nunca jamás puede afrontarse solos.
Eso es porque todos dependemos de todos, nunca sabremos cómo ni cuándo necesitaremos de los demás. Nunca hay que despreciar una buena amistad, por mucho que creamos que ahora somos autosuficientes.

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