viernes, 10 de julio de 2015

CADA VEZ QUE HABLO DE TI

                                                         CADA VEZ QUE HABLO DE TI

Has procurado durante muchos años guardarme respeto, te agradezco este detalle, cualquier otra persona hubiera podido hacer lo contrario sin que se enterara la persona implicada. No ha sido este tu caso, eso de por sí ha hecho que tuviéramos una relación buena, casi perfecta. En lo que a mí respecta, he tratado de hablar bien de ti, me llegaba al alma tu comprensión y el soportarme en diferentes circunstancias. En la salud y en la enfermedad, he valorado esta actitud tuya como una cualidad difícil de encontrar en otra persona.
No pocas personas me han preguntado sobre ti, tu trato para conmigo, tu manera de mirarme cuando paseamos juntos o cuando incluso por alguna razón se nos ha obligado a estar separados, ¡que hermosa actitud la tuya! Así debiera haber sido siempre, aun en este instante, esos momentos difíciles por los que atravesamos, sigo queriéndote como el primer día que te conocí.
Te has ganado a pulso mi respeto y mi consideración, eso no lo pueden decir muchas personas, el mundo está desbaratado, impregnado de chismes y conversaciones a espaldas de los protagonistas, y eso es muy malo. Determinadas personas creen que estas consideraciones no son necesarias, pues bien, creo que se equivocan de tecla, en el universo del que formamos parte todos, nos necesitamos porque nos pertenecemos. Somos parte de ese dios universal del que tanto hablan las religiones y que no son otra cosa que nosotros mismos, si es cierto que dios está en todas partes, que todo lo ve y todo lo puede, que lo ha creado todo para nuestro gozo y disfrute, nosotros somos un poco dios también.
Ante esta directriz, se me hace difícil odiar a alguien, desconsiderarlo o apartarlo de mi lado. Cierto es que no todas las personas a las que conozco o hablo con ellas son de mi parecer, que tienen otros criterios, que piensan de forma distinta a la mía, pero los acepto porque son un poco yo, en muchas cosas somos iguales, aparte de tener un cuerpo parecido. Quiero pensar que no estoy demasiado desencaminado, esta es mi doctrina, mi convicción, mi modo de ser.
Esa es esencialmente la razón por la que siempre que hablo de ti, lo hago con alabanzas. ¿Qué tendría motivos para decir algo malo de ti…? Puede, pero a qué me llevaría eso, a degradarme yo mismo, a despreciarme, descalificarme por las razones antes expresadas. No quiero caer en ese manifiesto  común y falso, eso sería como cavar una trampa para cazar un oso, y que luego de haber visto mi propia obra, no pudiera salir de allí. ¡Estás tan viva en mi pensamiento y mis sentimientos, que todavía escucho tu respiración junto a mí!
Dentro de mis posibilidades sabes que he estado gran parte de mi vida viviéndola por ti, no me importa demasiado lo que pienses de mí, acepto las consecuencias de mis acciones, lo mismo que tú deberías hacer lo propio, te invito a examinar estas cuestiones que creo que son la esencia de la vida, de la vida de cualquier ser humano.

                                                                         -----------------


No hay comentarios:

Publicar un comentario