TUS CUALIDADES Y MIS DEFECTOS
Tú tienes más
cualidades que yo… eso salta a la vista, los amigos tratan de evitarme, me ven
con esa cara tan seria, que se ven obligados a desviarla. Sin embargo fíjate tú, le caes bien a todo el mundo, con esa media sonrisa que no dice
ni sí ni no, te los ganas en un suspiro. No sé oye, a veces me dan unos ataques
de celos que me cargaría a más de cuatro, has de reconocer, que hay unos
cuantos, que te miran de forma lasciva.
¡Con el cacho de
mujer que tengo y lo mucho que te amo, todo lo demás me sobra, que quieres que
te diga! Antes de conocerte era otra cosa, pero cuando nos hicimos novios,
¡anda que no había sátiros que te perseguían!, ¿te acuerdas verdad? El caso era
joder la marrana, comentarios que no oíamos pero que sabíamos que iban
dirigidos a nosotros, ¡envidiosos de mierda! El caso es que me dirigía a ellos
de golpe y porrazo, y bajaban la cabeza como los cabestros. Sí lo reconozco, a más
de cuatro les hubiera roto la cara en determinados momentos, pero ¿para qué? Yo
creo que lo que esperaban era precisamente eso, que me enzarzara en una pelea
para tener más motivos de hablar mal de mí, tú siempre has tenido más
cualidades que yo, eso hay que reconocerlo.
Ahora, eso sí que
es verdad, algunas veces cuando íbamos a bailar, exagerabas un poco con alguno
de los mastuerzos que había por allí pululando. No sé si tú te dabas cuenta de
eso, pero en cuanto bajabas del coche y pasabas por la recepción del hotel a la
terraza, sin darte cuenta, meneabas las caderas de una forma… que cualquiera no
miraba esa figura esbelta y llena de preciosas curvas. Mi mujer, ¡que hermosa
eres! Aun después de haber parido tres veces, yo creo que para determinados
hombres, eres más apetitosa, es una belleza sutil que impones, con tu solo
caminar. Quizás no sirva de nada ahora que te cuente estas cosas, pero tú que
siempre has sido un poco coqueta tanto en la forma de vestir, como de saludar,
de colocarte un par de pulseras, o lucir un buen bolso, has resultado ser la
cualidad del ser humano de manera personificada, en un solo nombre.
Tus cualidades son
mis defectos, defectos tengo mil y uno diferentes, todos o la inmensa mayoría, a
causa de tener que defender esas cualidades tuyas que son innatas en tu persona.
He tenido peleas con gente, no importa
quién, huelga decir quiénes son, no merece la pena nombrarlos. Lo que sí he de
decir, es que en un par de ocasiones, dos fantoches fueron a parar al hospital.
¡Amigos…! Ni te cuento lo que andaban diciendo de ti mientras yo en silencio,
caminaba detrás de ellos. No pude por menos que al primero de ellos, el más alto de los dos, le
pegué una patada en el lado de la pierna y calló como un saco de patatas al
suelo, luego fue cosa de coser y cantar, otras dos patadas en la cara y otra en
los huevos y listo. Casi no gritó, estaba más preocupado en recoger los dientes
del suelo conforme los iba escupiendo. Al otro le cogió el pánico, se llevó los
brazos instintivamente a la cabeza, ese gesto me dejó el campo libre para
arrearle un golpe en el hígado que lo dejó sin respiración, se llevó las manos
al hígado, fue entonces cuando lo agarré por las orejas y tiré de ellas hacia
al suelo, dándole un tremendo rodillazo en la nariz.
Le dije a un buen
amigo que te dijera que a última hora me encontraba mal y volvía para casa.
Antes le encargué a él que la devolviera a casa. Marchó riendo con el pulgar
levantado, gente se agrupó alrededor de los dos accidentados, llegó una
ambulancia, se los llevó, esperé acontecimientos sobre este asunto, por ejemplo
una denuncia, pero nada, a los tres días me quedé tranquilo y hasta fui a
saludarlos a sus casas cuando les dieron el alta del hospital clínico. No
les gustó nada pero callaron y trataron de ser afables, normales.
Esas son tus
cualidades que jamás me cansaré de ensalzar, y bueno… tú conoces mis defectos.
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