DECIDME QUE PENSÁIS
A mí se me hace muy
difícil hacerlo, el caso es que tengo determinados criterios sobre diferentes
asuntos, la religión, el modo de vivir de las personas que me rodean, mi propia
familia… hace pocas horas hablaba con un hombre al que aprecio profundamente, acerca
de cómo piensa él que debería vivir yo. Tiene razón en conjunto, quiero decir
que genéricamente, el tipo de vida que me conviene, es el que me planteaba, en
definitiva, una vida tranquila. El hecho de que esté ya jubilado, haya sufrido
determinados accidentes que me han llevado a tener una baja anticipada del
trabajo que tenía, y que además, me haya dejado secuelas que me depauperan día
a día, son motivos suficientes para que me de sugerencias, en pro de tratar de
tener una vida mejor de la que llevo.
Ahora bien, siempre
hay aspectos que no se dejan ver fácilmente, son además inevitables, envuelven
sentimientos, la propia personalidad, en este caso la mía, los sentimientos,
emociones… estos factores van más allá de lo que te puedan sugerir o aconsejar.
Es imposible tener la suficiente empatía, para poder hablar con el suficiente
peso a pesar de la buena voluntad que envuelven los buenos deseos de este buen
amigo, que lo es más que probado. De ahí que el tema que da comienzo a este breve escrito, enfoque esta cuestión,
imprescindible para dar consejos y sugerir asuntos que a menudo no tienen
solución, porque los sentimientos de la gente son muy difíciles de cambiar.
Quisiera cambiar de chip y ponerme otro nuevo, más actual si se quiere, más
revolucionario y moderno.
Es imposible, lo
intento pero nada, todo sale como tiene que salir, la vida se dirige donde
tiene que ir, y el final de esta es la muerte. No soy para nada catastrofista,
ni negativo, creo, solo que la realidad se impone a las razones a diferencia de
la lógica. Agradezco lo que me tenéis que decir, lo aprecio en la medida que
vale, sé que todo son buenos deseos, en
cambio, nada de lo que se me pueda decir puede mudar del todo los sentimientos,
soy yo quien los ha experimentado, y eso
pesa mucho. Desde fuera no se puede hacer una evaluación completa de toda esta
situación, pero a cambio de esto, sigo necesitando que alguien me diga, si lo
que hago lo hago bien o mal sin entrar en juicios de valores.
Sé que es pedir
demasiado, probablemente algún sicólogo me daría alguna solución a esta
incógnita, pero ¿de qué me serviría si al cabo de unas horas volvería imponerse
mi propia razón de las cosas? Sabes que pienso… que mejor dejarlo así, de todos
modos lo cierto, es que debo vivir yo, me lo debo a mí mismo, la vida que se me
encomendado se me ha encomendado a mí.
---------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario