NUEVO DÍA
Cada
cual se plantea los días, como pequeñas esferas de tiempo, que espera abordar a
su modo y manera. No nos imaginamos que esta es la realidad constante, que nos
lleva a hacer las cosas sin predecir nada, sin meta alguna, salvo la de
conspirar para que lo que organizamos ayer, salga bien hoy. Esa es la rutina de
nuestras vidas, no importa que no tengamos trabajo, tampoco que nos falte
tiempo para llevar a cabo todo lo que tenemos que hacer.
Con
el día comienzan las inquietudes, las interrogantes que jamás sabremos si son
las preguntas adecuadas, que debemos hacernos, solo estamos obligados, a
abordar el nuevo desafío que nos da la oportunidad, de probarnos a nosotros
mismos. Es a partir de entonces, cuando el tiempo adquiere la importancia
requerida, cuando entramos dentro de esas horas, de la actividad diaria, del
sufrimiento o del gozo que se deriva de todo aquello que hagamos o digamos.
¿Es
práctica nuestra vida? ¿Qué beneficios nos trae? Hay quién piensa solo en él,
que todo cuanto le rodea, es de una relativa importancia, en cambio para muchos
otros, todo cuanto hacen es un sacrificio para que la vida de su familia, sea
más estable y confortable.
Tanto
en un caso como en el otro, nos equivocamos, el hacer esfuerzos por los demás y
hacerlo de forma continuada, es necesario. También el ver cada día, como una
oportunidad para hacernos ver nosotros, resaltar entre los demás, desmedirnos a
la hora de manifestar lo altos que somos, lo listos o lo sabios en los que con
el tiempo nos hemos convertido, nos puede pesar, y mucho. Llega a ser un estigma
que no podremos sacarnos de encima, quedamos marcados a fuego, y eso es tanto
como decir que jamás hemos vivido realmente.
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