lunes, 23 de julio de 2012

¿LOS JUSTOS, SON BUENOS...


                       ¿LOS JUSTOS, SON BUENOS…


No es siempre así. La justicia no siempre está de acuerdo con la bondad, del mismo modo que la misericordia no siempre está ligada a la conmiseración. Es por eso que nuestro rico vocabulario nos marca pautas concretas acerca del uso de las palabras, y en consecuencia, de las acciones que se esperan de cada ser humano por separado.
Un juez está sujeto a unas pautas que están marcadas en el Código Penal, sin embargo, puede tomar decisiones que él interprete como justas al margen de la bondad. Penas de cárcel, multas o libertad provisional no son en absoluto el marco que rodea a estas personas.
Nada que opinar al respecto, aunque desde fuera de un tribunal, el público en general veamos en algunas decisiones de este tipo delitos flagrantes. Ese es caso aparte, los jueces deben a menudo someterse a juicios precisamente por decisiones que toman, y hasta eso es opinable.
Estrechando el círculo, nos centramos en las personas de la propia familia, si se siguen las pautas que ordena la lógica, cualquier miembro de una familia debería tratar de ser eso en principio, familia, mal vamos cuando queremos tomar el papel de jueces sin preparación alguna para ello, y consentimos que cualquier acontecimiento entorpezca nuestra relación.
En una sociedad plural y única en el estilo de ver y hacer las cosas, deberíamos ser prudentes y tratar de servir de apoyo incondicional a los nuestros. No es cosa fácil, muchos otros factores de estructura dentro de la propia familia, hacen que este esfuerzo sea redoblado con comprensión, y sobre todo con el uso de la palabra que utilizamos al principio “conmiseración”, esa es una expresión que nos obliga a actuar más que simplemente compadecernos, de aquel que está en determinado apuro.
La conmiseración no es expectación, es actuación, en todo caso, hasta que alguna regla superior  -por ejemplo hasta que la justicia determine cuál es la resolución que toma-, eso en el caso de que nuestra familiar haya cometido un delito que lo haga condenable.
Más allá de todo esto, debería seguir recibiendo apoyo, ayuda y atención plena de parte de la familia  -en el caso que recaiga sobre este miembro de “nuestra familia” una condena, como ejemplo para el resto de la sociedad-. Las cárceles están llenas de personas que periódicamente, van a visitar a los suyos. Están pagando su deuda con la sociedad, luego necesitan el apoyo de la familia.
Sustraerse a esto, es repudiar a esta persona, es como recibir dos condenas en lugar de una por una sola causa. Lo peor de todo este proceso, es que son los que se apartan los que ponen en evidencia, son ellos los que con su desprecio o indiferencia hacia la otra persona, dan fe de clase de personas son en su interior. No hay pecado que no se pueda redimir, ni falta que no se pague, es la justicia entonces, la que determina con leyes escritas en un fuero, cual es la pena a pagar.
Más haya de esto, es injusto y amoral prejuzgar a los demás o despreciarlos como algo que no merece atención en nuestras vidas. Así de sencillo es el pretender prejuzgar a alguien de nuestra familia y mantenerlo lejos de nosotros.
Entramos en una vía muerta como los trenes, y le mandamos a nuestra conciencia, que el vagón que llevábamos con alegría, ahora resulta que sin razón alguna, lastra nuestra marcha, ralentiza nuestro promedio, por eso mandamos desenganchar del convoy a este y lo dejamos a su suerte, cuando se reemprende la marcha, el tren sigue con el mismo promedio de velocidad hasta que llega a destino.
Ellos,  -los que abandonan a los suyos-, pueden tener mil razones diferentes para tomar esta postura, pero lo cierto es que en principio, es la más fácil, la que hace que menos salgan retratados en este posible problema que los puede estigmatizar como encubridores de todo este “problema”, al fin y al cabo, tienen novias, o esposas, hijos y muchos amigos a los que no quieren dar cuenta. Es mucho más fácil mantenerse en una postura de imparcialidad, sin saber que es en esta postura lo que los define como justos, pero no como buenos.
No se pretende juzgarlos con lo que se dice aquí, solo quiero que se sepa que hay una clara diferencia entre justo y bueno. El hombre es hombre para lo bueno y para lo malo, y hay evidentemente una clara diferencia entre hombre y mujer, -sin entrar en matices que ahora no vienen al caso-, en su deseo de agradar a esta última, se ven frecuentemente actuaciones poco ortodoxas, que en ningún caso excusan el comportamiento de nadie.
Un gran amigo mío, mi padre, me decía siempre que huyera de los que te estrechan la mano a menudo, porque esta misma mano, puede volverse contra ti para darte un puñetazo.
A los seres humanos se nos ha dotado de inteligencia, y capacidad de razonar, la discusión es una de las armas que está a nuestra disposición, para dar vida a la especie humana, a diferencia de los orangutanes o chimpancés. El ser humano no es así, o por lo menos no debería serlo. La falta de este diálogo, es el que a menudo nos lleva a que se abran brechas dentro de la familia, y esto es una lástima.
Pasear por una calle de la misma ciudad o pueblo, y ver pasar a tú familia a tú lado, como si fueran extraños, causa u dolor indescriptible. De hecho, más de una vez se ilustra esto con el corazón roto de pena.
Los jueces no tienen este problema, ellos interpretan la ley, y a su manera la aplican, la interpretan y en consecuencia condenan o absuelven. ¿Quiénes somos nosotros para ser como ellos?. Se espera de nosotros, que nos apoyemos mutuamente, al fin y al cabo, nunca se sabe donde pueden ir a parar las cosas en el futuro.
Sea quien sea el juzgado y la razón por la que sea, merece todo el apoyo posible con el fin de restaurarlo y reintegrarlo de nuevo a la sociedad, de hecho, eso es lo que se pretende cuando se encierra a alguien en la cárcel. Es más, ¿y si resulta que esa persona es inocente?, es de nuestra sangre, tiene nuestro cariño  -o por lo menos lo tenía-, ¿quién va a reparar ese daño?.
No nos precipitemos jamás, y en definitiva, pensemos, más que eso, reflexionemos en el efecto que esto puede causar dentro de nuestro corazón.


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