viernes, 31 de agosto de 2012

EL ACEBUCHE.



                                       EL ACEBUCHE.


Como muchas personas en el mundo, el acebuche pasa un tanto desapercibido. Normalmente no está asociado a campos de cultivo de este apreciado fruto, donde incluso ocupando cientos de hectáreas se ve al olivo alineado, con espacios medidos y bien podados cuando llega su tiempo.
Digamos que el acebuche va por libre, no es que camine, no, tampoco que podamos encontrarlo en cualquier jardín, sencillamente es que, se le puede encontrar entre alcornoques, o nogales. El hecho diferencial con el olivo, digamos, clásico, es que no le preocupa que le recorten “el pelo”, que lo afeiten, que lo acaricien y lo mimen, no necesita nada de eso, siempre está presentable, hasta se podría decir que es un árbol envidiado por otros muchos, siempre hay excepciones por supuesto, pero en cuanto al acebuche, ningún árbol se le puede comparar.
Más que un simple árbol es un arbusto, un arbusto de fruto de oro, de exquisitas aceitunas salvajes que hacen el deleite de todos aquellos que las saben paladear.
Si este modelo lo llevamos a la vida humana, nos damos cuenta que hay muchas personas con excelentes frutos en su interior, no están alineados de forma clásica, quizás, ni pertenezcan a ninguna ideología concreta, pero amigo mío… dentro de ellos, a menudo encuentras la esencia de muchas cosas importantes, que dan razón a la vida. A menudo hay que buscarlos entre gentes fuera del contexto “normal” de aquellos, que pensamos son los más inteligentes. Se encuentran entre marginados, pobres, desquiciados y maltratados por semejantes, personas que quieren por estos mismos motivos pasar desapercibidos.
¿Qué donde los puedes encontrar?, los hay por todas partes, debes patearte el bosque de las ciudades y pueblos, en casas humildes, en lugares lejos de los libros, quizás te sorprendas si logras entrar en sus casas, a menudo solo tienen un par de pequeños libros de recuerdo de sus años de estudio, libros que ya están descatalogados, llenos de polvo pero conservados a fin y al cabo. La lógica con la que se “visten” está sacada de sus experiencias, y puede que de sus ideales.
De estos acebuches se puede aprender mucho, puede que no sean bonitos, que estén en terrenos pedregosos y poco atractivos, pero sin duda alguna, comen de la misma tierra que nosotros, beben de los mismos ríos, nacen, crecen y mueren igual que todos los demás. No deberíamos despreciar a los acebuches que crecen a nuestro alrededor, ¡quién sabe si mañana, deberemos hacerles compañía!, eso es, vernos forzados a desalinearnos de estos montes perfectamente trazados, para que se nos pueda extraer el preciado fruto que sale de nuestras frondosas cabezas.


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martes, 28 de agosto de 2012

LA FÁBULA DE LA RATA Y LA SERPIENTE.



                                   LA FÁBULA DE LA SERPIENTE Y LA RATA.


No es fácil ser serpiente, sabe que no se pondrá jamás de pié y caminar. Ser una rata es difícil, sabe que nunca, por mucho que lo pretenda, pasará desapercibida al olfato de la lengua bífida de la serpiente. De manera que cada cual tiene sus ventajas e inconvenientes, la serpiente cuenta con el factor sorpresa, se camufla, de manera que la rata, pasa por su lado sin apercibirse siquiera que está allí.
Pero la rata corre que se las pela, eso debe ser así porque mientras corre, de lo rápido que va pierde pelo, vamos digo yo, porque si no tiene objeto que se use esta expresión. Igual que los humanos, a veces decimos “mira, este va que se las pela”, seguro que es porque en su carrera debe perder pelo de la cabeza.
Pues eso, la rata de campo, con sus grandes orejas, percibía que la serpiente estaba cerca, pero no sabía muy bien donde, el asunto le olía a chamusquina. Ves, otra expresión de esas que son sacadas del diccionario popular, cuando algo huele a chamusquina es porque se quema lo que sea, qué, ya es otra cosa, a veces huele a comida quemada, otras a ropa quemada cuando alguien se ha dejado la plancha sobre una tela.
Pero… cuando dices que “algo” huele a chamusquina es otra historia, ¿qué huele mal?, no, porque oler mal por oler mal, peor huele la mierda y si es de cerdo peor. Se refiere a que algo no va bien, que algo en el entorno de la rata no estaba en condiciones, no hacía más que mover las orejas en todas direcciones, para captar de donde podía venir el peligro.
Al final, la impaciencia de la serpiente la descubrió, no se puede ser impaciente si quieres comer rata. Esa serpiente era precisamente una serpiente ratera. La rata al ver que la serpiente venía hacia ella se puso la nuez bajo el brazo y se puso de pié a dos patas. Con la otra pata delantera la hizo parar, y paró, ¡qué cosas oye!. La serpiente paró, porque le fascinaba ver a un animal parado sobre sus dos patas traseras, sería la envidia de ver que ella no podía hacerlo, era una serpiente un poco idiota, cualquier otra de su especie le habría clavado los colmillos para minutos más tarde comérsela entera, cuando el veneno inyectado hubiera hecho su efecto.
Dicen que si miras a una serpiente a los ojos te puede hipnotizar, por eso quizás la rata no la miraba a la cara, eso le daba un aire de superioridad, imagínate, una rata con una nuez bajo el brazo, alzada sobre sus patas traseras, y mirando de lado a la serpiente, mientras que con la otra mano le hacía stop, de aquí no pases.
Sería esa la razón que hizo que la serpiente se parara, a lo mejor era una maniobra de distracción, quien sabe. Pero nada más lejos de eso, la rata al hacer eso se puso ceñuda, se enfadó y la serpiente, que conoce al género animal como cada una de las escamas de su cuerpo, vio que hasta saltaban de los ojos de la rata ciertos destellos de odio hacia ella.
“¿Pero tú que te has creído, que te puedes presentar aquí cuando quieras sin estar invitada, sabes el susto que me has dado?”.  “Me parecía que yo era el depredador y que no necesitaba permiso para venir a comerte…”.  “Y un cuerno. Yo también soy depredadora ¿sabes? y no voy por ahí tan ricamente asustando a las bayas y frutos de las que me alimento, es más se me ofrecen, están en el suelo del bosque porque en el árbol ya no tienen lugar. Jamás he visto comportamiento como el tuyo, la próxima vez que vengas por aquí aunque sea a devorarme, primero pide permiso, mi vida es corta pero intensa”.
Le dio la espalda a la serpiente, y se fue caminando sobre sus cuartos traseros con la nuez bajo el brazo. La serpiente, ligeramente levantada, se quedó unos instantes parada viendo como se alejaba la rata, ésta a unos metros de distancia, se dio la vuelta y espetó a la serpiente  “Venga, ¿qué es lo que haces aquí todavía?”. Con la pata libre le hizo indicación de que se marchara, y la astuta serpiente moviendo negativamente la cabeza, se dio la vuelta y se marchó.
-No me lo puedo creer, una malita rata dándome órdenes a mí, que soy su cazador por antonomasia-. Parece que aquel acontecimiento dañó el orgullo de la serpiente ratera. –Lo cierto es que esa rata es mucho más grande de lo que parecía, por un momento creí que mi ojo me engañaba, pero no, esa presa no era para mí, debo aprender a buscar a otras ratas más débiles-.
En su regreso al lugar de descanso, vio a otra rata y se dispuso a atacarla, en el preciso instante que lo hizo, se oyó de nuevo la voz de la primera rata. “Pero ¿es que no vas a aprender nunca?, te he dicho que marches de aquí, si, si, no te quedes con la boca abierta haciéndote la tonta”.  “¿Acaso eres la vigilante de este lugar de bosque?”.  “Pues mira, ahora que lo dices sí, ¿lo dudas?, porque si es así, llamo a todas mis compañeras y aunque alguna caiga entre todas te comemos viva a ti”.
Un temblor sacudió el cuerpo de la serpiente cuando oyó esto. “La próxima vez que vengas por esta parcela de bosque, recuérdalo bien, ven silbando desde lejos, de ese modo sabremos que eres tú. Si te acercas aquí con buenas intenciones serás bien recibida, de otro modo, acabaremos contigo”.
Al poco tiempo, no pudo evitar volver a visitar a sus “victimas”, hizo lo que la rata le dijo, se acercó silbando como buenamente pudo, al llegar al claro cubierto de hojarasca seca, veinte ratas saltaron sobre ella, mientras abría la boca para defenderse. Nadie le hizo daño alguno, se puso en un rincón, jadeando, asustada, sacando y metiendo su lengua bífida de la boca. “Vaya susto que me habéis dado desgraciadas”.  “¿A que sí?, pues eso mismo sienten tus víctimas cuando las emboscas y atacas, ¡salid compañeras es una amiga!”.
Desde entonces se creó un buen clima de amistad entre estas eternas enemigas, aunque cabe decir, que esta amistad no fecundó en el resto de los lugares donde habitan. No es preciso que los animales se ataquen y mueran, siempre existe la posibilidad de una buena convivencia si cada cual hace valer sus derechos para vivir. Al fin y al cabo, la muerte llega sola, a su tiempo.


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domingo, 26 de agosto de 2012

CADA VEZ SOMOS MÁS.



                                       CADA VEZ SOMOS MÁS.


Por lo menos, cada vez hay más descorazonados. Más gente que piensa, que el tener un futuro, ya no es importante. Más familias desvalidas que opinan debido a sus circunstancias, que el ponerse metas, como estudios superiores o carreras, está fuera de lugar.
Creo honradamente que es un error. Si no tuviéramos la vista al frente, la vida carecería de sentido práctico, las familias no tendrían hijos, las escuelas no tendrían nuevos matriculados, las filas del paro cesarían. En una palabra, la gente se suicidaría en masa, es verdad que de vez en cuando, se lee la noticia de alguien que se ha inmolado al estilo bonzo, o que para no hacer sufrir a los suyos ha desaparecido y llevan años buscándolos.
Pero cada vez hay, también, gente que tiene esperanza. ¿Quién no tiene en su círculo de familia o amigos, a alguien que está acabado por los acontecimientos que reinan a nuestro alrededor?. Difícilmente responderíamos que no conocemos a nadie, todos podríamos señalar a un familiar o amigo que, sin merecerlo, se  halla en la cuerda floja.
Conste que no me estoy refiriendo solo a los desempleados, también en este listado, se pueden incluir gentes de todos los estratos de la sociedad, que tienen gran renombre, banqueros, políticos, hombres –y mujeres- de negocios, todo el mundo podría ser incluido en esta lista de los que “somos cada vez más”. Con esto quiero referirme a que estamos todos bailando el mismo baile, mejor o peor, pero al fin y al cabo bailando.
Es vital que apreciemos la vida en lo que vale, Aleksader Isayevich Solzhenitsin dejó escrita una frase que vale su peso en oro  “No me asusta morir “un día” me asusta morir hoy”. Los niños son raptados, sus familias pierden el norte, mucha gente es violada, quedan traumatizados de por vida, a muchos se les encuentra tiroteados sin saber porqué, toda la sociedad sufre por esto. Más halla de estos sucesos, la maquinaria de la sociedad, más o menos engrasada continua funcionando.
Agathe Cristie dijo “No se puede dar marcha atrás en la vida, su esencia es seguir adelante. Es una calle de sentido único”. A esta frase se podría apuntar otra de Friedrich Nietzsche “Aquél que tiene un porqué para vivir, se puede enfrentar a todos los cómos”. Ciertamente, la lógica de estas frases, refleja que los seres humanos, podemos soportarlo casi todo. Somos animales preparados por la propia naturaleza, para poder formar parte de estos que cada vez somos más.
La población mundial crece por momentos, es cierto que millones mueren cada día por diversas causas, pero nacen muchos más. Ninguno de nosotros somos jueces para establecer por criterios propios, que no deberían nacer tantos niños en el mundo que vivimos. Si pensamos así estamos equivocados, quizás lo que nos lleva a pensar esto son nuestras circunstancias personales, pero ojo, nuestras circunstancias no son válidas para el resto de la población mundial. Cada país, cada cultura tiene sus propias influencias en las gentes que los habitan, tienen sus propias influencias, que no siempre deben ser precisamente religiosas para que tengan unas miras diferentes.
Sería muy largo de contar con detalle cuales son, y como  influencian a las personas. En consecuencia no estamos llamados a ser jueces de nadie, ni siquiera a proponer como resolveríamos el problema de la inmigración –fenómeno que también afecta a todo el mundo-. Al fin y al cabo, la inmigración ha existido desde que el mundo es mundo, y hasta hace un par de siglos atrás, se consideraba algo beneficioso para los demás países que estaban bajo su radio de influencia.
Aun hoy día, vivimos del intercambio, no digo del “trueque”, si no de productos que son intercambiados con el propósito de engrandecer las naciones. Sé que algunos pensarán que esto puede parecer charla barata, pero en nuestro país como en el de ellos otros, proliferan negocios de chinos, que crecen y crecen sin cesar. Nadie le hace ascos a este tipo de establecimientos, al contrario los admiramos, y si e apuran los vemos con cierta envidia. Gentes venidas de la otra punta del mundo, con paciencia se han acho un hueco entre nosotros. De manera que, visto por ellos, pensarán “Mira que bien tú, cada vez somos más”.
Ahora que todas las naciones del viejo continente son más grandes; porque ya no son una, si no, un montón de ellas asociadas en una especie de liga europea, no tenemos nada que temer, lo que no se les ocurra a los nuestros, se les ocurrirá a los demás, y así, todos juntos, confiando los unos de los otros, seguro que iremos a buen puerto. A veces ha cosas puntuales que nos desanimarán, seguro, “no llueve nunca a gusto de todos”, pero seguro que en su conjunto quedaremos satisfechos. Ja,ja,ja.
Me río yo de los acuerdos y desacuerdos a los que puedan llegar este atajo de “cuellos duros”, que decía mi abuelo. Pero eso indica, que debemos hacer esfuerzos individualizados y redoblados, para ser cada vez más y mejores.


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MENDIGOS.



                                                    MENDIGOS.


Me hace sonreír cuando oigo cerca de mí a alguien que señala a un mendigo. Me digo a mí mismo que esto es absurdo, todos somos mendigos.
Al margen de los pedigüeños que puedan ponerse en las puertas de mercados o comercios de todo tipo, existen muchas clases de mendigos. No estoy refiriéndome a categorías, solo que, de una forma u otra, todos en la vida mendigamos cosas.
Conozco a un mendigo que es la persona más feliz del mundo. Va de estación en estación del metro de Barcelona, tocando su saxofón, en ocasiones, vuelve a casa con diez o doce euros. “Lo suficiente para comer hoy mi familia y yo”. Deberíais conocerlos, viven sencillamente en un piso de renta antigua, su esposa Liana –de origen francés-, perdió el trabajo por motivo de un accidente de coche que la dejó coja. Buscaron la forma de despedirla por el mero hecho de ser coja.
La empresa, apeló a su bondad, mendigaron su perdón, con el apoyo de una sustanciosa cantidad de dinero a manera de liquidación. Dejó correr el asunto y se fue al paro después de eso, pero la liquidación se firmó a manera de letras que se le pagarían en un plazo de seis meses. Salvo el mes corriente, no percibió otro dinero, las letras no se pagaron y tenían que ir al protesto, su marido Benito, recién incorporado a la lista del paro porque la cantera donde trabajaba dejó de explotar la montaña, se quedó sin trabajo también.
Visitaron a un abogado laboralista, este les indicó, que protestar las letras les saldría caro. Ya se sabe que los abogados mendigan el dinero de los clientes, con el fin de hacer algo a cambio por ellos. Desistieron, con muy pocos ingresos, fueron tirando adelante, hasta que el paro se terminó.
Curiosamente, durante esa época llamémosle de vacas flacas, la familia siguió más unida que nunca, Benito no encontraba trabajo, Liana tampoco, ni para hacer limpiezas la querían, era una lisiada.
Esa fue la razón, de que Benito desempolvara el viejo saxo que tenía en el altillo del armario. Y ese saxo les ayudaba a vivir honradamente el día a día. Un día de frio y lluvia excepcionales se le ocurrió meterse en el metro, en la Plaza Cataluña, una estación de enlace por la que  pasan diariamente miles de personas. Cuando era más joven, tocaba en una pequeña orquesta que visitaba fiestas mayores contratadas por los ayuntamientos, para entonces Liana era la vocalista del grupo.
Entre ellos surgió el amor, al año siguiente se casaron con el beneplácito de la familia de él. La familia de Liana no quiso asistir a la boda, no consideraban que Benito fuera el hombre adecuado para ella, salvo su hermano Francoise, nadie asistió. Él además vive al sureste de Francia, el viaje le llevó tres horas, aunque se alojó en un pequeño hotel cercano a la casa donde iba a vivir la nueva familia.
Cuando ese día se puso a tocar en el metro, la gente lo miraba con indiferencia, otros hasta aflojaron el paso, para poder escuchar la música especial que despedía por aire el saxo, se les antojaba, como pequeñas flores que salieran despidiendo todo su aroma, en medio de aquel olor un tanto especial de personas de toda clase, y el sabor que te deja en la boca ese regusto casi metálico de los trenes que pasan sin cesar.
En los momentos en los que dejaba de tocar, para rehabilitar sus labios, observaba a la gente, se dio cuenta entonces de cuántos de ellos eran mendigos. Gente malhumorada que pasaban a su lado, que manifestaban como si fueran libros abiertos, que iban o venían, de mendigar el amor negado de sus conyugues, o la atención de sus jefes o clientes. ¡Y lo trataban a él de mendigo…!.
Estaba deseando volver a su casa para abrazar a su esposa, a sentir su calor, oler el fuerte aroma de la lejía, que Liana utilizaba, con el fin de alejar la suciedad de su hogar. ¿Cómo sería la vida de todos los miles de mendigos, que ese día habían pasado por la estación de enlace de Plaza Cataluña?. Eso lo hacía sentirse bien, un hombre afortunado, si acaso, una persona más dentro de esta maraña de gentes que como él, eran simples mendigos.
Mendigos de muchas cosas, a menudo de cosas inexpresables, intangibles pero existentes. Hay muchas cosas importantísimas en el mundo, que deben saberse pedir a otros, la honradez, la paciencia, el respeto, la tolerancia, sin embargo sin afán ninguno de imponer nuevas normas en la vida, esas cualidades deben brillar en nosotros mismos, si no es así, difícilmente podremos hacer prosélitos de todas estas.
De modo que mendigar no es mal de por sí, lo que es malo, es juzgar a aquellos que lo hacen, porque entonces nos convertimos en objetivo de nuestro prójimo.
Es por esa razón que a Benito no le importaba lo que los demás dijeran de él, de aquellos que pasando por su lado lo miraban con desprecio, no con indiferencia. En la calle tantas horas, aprendes a diferenciar unas actitudes de otras.
A él no le importaba que su cuñado Francoise fuera homosexual, ni a Liana tampoco, pero él mismo sentía una especie de vergüenza ajena que hacía que su sexualidad fuera algo condenable, por eso, alguna vez cuando había venido con su pareja a visitarlos, lo presentaba como un amigo con el que compartía piso y trabajo. Cuando Benito, sin malicia ninguna le mencionó el asunto, se ofendió y le dijo que ¿con qué derecho le hacía este comentario?, calló y se refugió en su trabajo diario, cargó el saxo al hombro y se fue a buscar un lugar tranquilo, donde poder deleitar a la gente que pasaba con su música.
Un día soleado aunque frio, salió de casa a trabajar, sujetó la barbilla de Liana en la puerta de casa y le dijo… “Esta noche no prepares cena, tenemos reservada mesa en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, te llevaré en coche para que no te canses”. Liana se quedó asombrada  “Pero… ¿y esto?”.  “Quiero agradecerte todo el cariño que me das de una forma especial”. Cuando llegó por la tarde noche, le preguntó si estaba dispuesta  “Es que no sé que ponerme Benito –le dijo con su delicioso acento francés-.”  “Ponte lo que tengas más a mano, todos en este lugar saben quién es Benito el saxofonista”.
Cuando llegaron con el taxi a la puerta del restaurante, el portero lo saludó afablemente llamándolo por su nombre. Al entrar, el metre ya tenía su mesa dispuesta con un letrero de reservado. Apartó la silla de Liana para que se acomodase y la acompañó en el momento de sentarse. No pocas personas de las presentes lo saludaron por su nombre entre sonrisas. Hasta el dueño del restaurante se presentó y le hizo saber que Benito le había dicho que conocía la cocina francesa  “Bueno, algo sí, en mi casa de Francia, mi madre me enseñó a hacer platos que son deliciosos”.  “Bien, pues que sepa usted que tiene trabajo asegurado en mi establecimiento”. Le besó la mano y se retiró.
“¿Qué significa esto Benito, es una encerrona?”.  “No mi amor, esto es el fruto de la mendicidad, mi modo de pedir limosna –le hizo una señal con el dedo para que se acercase-, algo que la mayoría de los que están aquí, ignoran como debe hacerse”.
Liana sonrió mirando fijamente a su marido, no por el hecho de aquel acontecimiento especial, la cena, si no por el hecho de que un mendigo como Benito, se hubiera ganado el respeto de aquellos que creían que solo los mendigos como él, eran dignos de lástima.


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viernes, 24 de agosto de 2012

ESE OLOR ME RECUERDA A TI.



                               ESE OLOR ME RECUERDA A TI.


La lluvia de primavera, que refresca la tierra y hace que emanen los mil colores que en sus entrañas se esconden, me recuerdan a ti. Aquel día que te refrescaste, metiendo tus pies en el rio y desde allí fluyó con sabor de cerezas maduras, ¿quién pudiera olvidarlo?.
Cuando camino junto a ti, en medio del bosque, entre abetos y pinares, no es su perfume el que me embriaga, eres tú, que con tú aroma empobreces el olor de sus resinas y el verdor que los rodea.
¿Recuerdas aquellos prados, donde descansamos después de aquella larga caminada?, a tú paso la hierba se enderezaba con más fuerza, eso era que querían verte, ¡que pretensión más vana!.
Hasta el roquedal cedía a mis pies, no así cuando tú lo pisabas. ¿Qué misterio esconde tú cuerpo, de que está hecho, de porcelana?. Hasta cuando vas al mar las olas se retiran, te respetan, cual si de una diosa se tratara.
La sal se magnifica cuando lame tú figura, se espanta, tú belleza es demasiado pura para poder resistirse a ella. Ese frágil cuerpo tuyo, parece una bendición para esas aguas que curiosas, se asoman a la playa.
Necesito tenerte cerca de mí, amor. Como necesita la cereza al árbol que la produce y la unge, con todo su esplendor. Es así, mi dulce Cherry como yo te necesito para todo, sobre todo porque ese olor tuyo ¡me recuerda tanto a ti!.


Dedicado a mi esposa, el final de mi búsqueda del amor.
     

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miércoles, 22 de agosto de 2012

MURCIÉLAGOS MUTANTES.



                            MURCIÉLAGOS MUTANTES.


…y esperan a que se ponga el sol, es entonces, cuando sus sentidos empiezan a funcionar, como si de una maquinaria perfecta se tratara. Agarrados a las ramas de los árboles, empiezan a aletear, al principio es un aleteo débil y silencioso esas alas casi esqueléticas los ha mantenido abrigados, como si de un saco de dormir se tratara, sus poderosas patas, terminadas en unas garras poderosas, los han mantenido seguros ahí arriba.
Ahora sus sentidos se acentúan, sus grandes ojos casi no ven nada en la oscuridad, pero se ha puesto en marcha el radar, este impide que choquen entre sí, son miles los que echan a volar a la vez pero no se tropiezan, de otro modo caerían al suelo y de allí no pueden alzar el vuelo.
Tienen una envergadura de alas cercana al metro de longitud, veros pasar sobre tú cabeza asusta, son peludos, con unas orejas desmesuradas, un vuelo torpe pero efectivo, que los hace cambiar de dirección en una fracción de segundo, no chocan jamás entre sí. Emiten sonidos ultrasónicos para detectar todo aquello que los rodea, eso hace que sea prácticamente imposible que se golpeen contra paredes, árboles, o cualquier otro elemento, que los distraiga de su verdadera razón para salir de noche, cazar insectos y alimentarse ellos para luego amamantar a sus crías.
Sí, los murciélagos son mamíferos, igual que nosotros, maman de sus madres, al regreso de la caza, se buscan mutuamente, para dar y recibir la leche que los fortalecerá para ser adultos. Mucha gente no soporta a esos animales pero lo cierto es que, de no existir, los campos y cultivos de todo tipo de cereal se pondrían en serio peligro. Si bien es verdad que tienen dificultades para cazar entre las hojas de las plantas, porque los pulsos ultrasónicos les engañan cuánto más cerca están de las hojas, tienen un notable éxito cuando se trata de cazar a cielo abierto.
Francamente, me gustaría tener esa cualidad que tienen los murciélagos, lejos de la apariencia que tienen, se esconden cualidades, que los humanos no podemos más que imitar de lejos. Es cierto que existe entre las diferentes especies de murciélagos, algunos de estos llamados “bichos asquerosos”, que no se alimentan de moscas, langostas u otros insectos. Son los llamados murciélagos “hematófagos”, chupadores de sangre o vampiros, miden entre 29-33 mm, eso significa que son pequeños, pero son muy inteligentes. Los animales sobre los que se posan para extraerles la sangre ni siquiera se dan cuenta de que están ahí, su mordedura es suave y después de haberse saciado aplican un anticoagulante que cierra la herida.
¡Hombre…! eso me recuerda a otros animales que sin tener la categoría de vampiros también hacen lo mismo, con la diferencia, de que estos te dejan la herida abierta, para que te la cures tú. Los murciélagos de verdad, te chupan la sangre y luego te ponen un esparadrapo, es lo suyo. Pero ¡estos otros de los que me acabo de acordar…!, bueno…, estos te chupan la sangre y si pueden el tuétano, y se quedan tan anchos oye.
No se sirven de la ecolocación ni nada, van a saco, haber, ¿a cuántos tenemos ahí que les podemos sacar lo poco que tienen, a cien mil, a dos millones de pringados?, a por ellos, que nosotros tenemos que salvar los muebles. A veces, algunos de ellos tienen la voluntad de hacer las cosas bien y toman otro camino, “Hey ¿adónde vais?”, no es que nosotros vamos por libre, “¿Cómo?, si no seguís con nosotros, cuando volváis a la cueva os tronchamos a vuestras crías”.
Claro está que eso hace que en su mayoría se retengan de tomar esa determinación, hay que pensar que los murciélagos se comen entre sí, de manera que como entre ellos se conocen bien. Siempre hay quién se salga de la regla, a menudo, basta con que te digan que no, para que hagas lo contrario. ¡Se montan unos pitotes…!, “Si tú no has venido con nosotros, ¿de qué hablas?”.   “Claro, porque no estoy de acuerdo con la zona de caza que habéis escogido…”.
Y así una y otra vez, los que se mantienen pasivos ante el barullo, o toman partido o los dejan en bolas, ¡he, que los murciélagos tienen pelo hasta debajo de los sobacos!, de forma, que si quieren mantenerse al margen, les arrancan la piel a tiras. Actúan en mitad de la noche,, es cuando mejor cazan a los pobres desgraciados, que algunas veces, ignorantes de lo que van a hacer esos vampiros, se dejan arrastrar por ellos.
A veces no son grandes personajes, por lo menos no son personas –porque a ellos nos referimos-, destacables, nadie a tener en cuenta; sus trabajos y funciones están lejos de representar un peligro para otros, pero, vaya que lo son. Seres admirados por todos y desvinculados al mundo de las finanzas, causan unos estragos, imposibles de reseguir después.
Y luego dicen que los vampiros son malos, especies a erradicar, ¿por qué?, esos animalitos hacen lo que está en su naturaleza, chupar la sangre y basta. Mientras tanto, esos vampiros mutantes, sin alas ni  ecolocación, nos chupan la salud a todos, después de todos sus crímenes, somos nosotros los que pagamos el pato.
Creo que con el tiempo me he convertido en un misántropo de cuidado, no sé si decir, que odio lo que me rodea, que ha llegado el momento de plantarse. Imagino a todos estos mutantes, desesperados porque termine la hora de sus tediosas reuniones, para reunirse con sus queridas y queridos como desesperados. Sudando como cerdos más que como vampiros, transpirándoles la entrepierna que disimulan con perfumes caros, sabiendo sus esposas que clase de vampiros son y en que, probablemente, van a terminar sus esfuerzos por mantener la familia cohesionada.
Esos vampiros y vampiras no ayudan en nada a los de su casa. Todo lo que tocan, lo convierten en porquería, porque todo lo que piensan es basura. Pero las polillas deben salir cada noche a comer, y los vampiros también.
Por eso, es bueno no confiar en nadie, es mejor ser un misántropo que un imbécil que se deja ver en lugares de vacaciones típicas, solo que para satisfacer deseos de tontos. Mira si no, las caravanas que se forman en las autopistas y carreteras en general, ¿las puedes soportar?, si es así un diez por ti, yo las odio. Y quizás de forma inmerecida, a la gente que satura los pequeños pueblos de vacación, los niños incordiando por las estrechas calles, las madres criticando a todo dios tirando de sus cochecitos con niños pequeños… parándose a mirar o trastear las tiendas de chinos, donde compran lámparas de bajo consumo a mitad de precio que en un establecimiento especializado.
A veces me considero una de esas moscas que se comen los vampiros, otras, una polilla, y así voy, comparándome con todo este mundo de insectos que, de una forma u otra terminan comiéndose los vampiros o cualquier otra clase de murciélago mutante.


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sábado, 18 de agosto de 2012

VIVIR PARA VER.



                                            VIVIR PARA VER.


Puede parecer una tontería, reconozco que es lógico que si vives ves. El asunto es, que, depende de qué modo se vive, todo lo que te rodea, adquiere un carácter de tragedia o de  gozo.
Recuerdo, de mi época de estudiante de la Biblia, el relato del evangelista Mateo, que narra el Sermón del Monte de Jesús. En el capítulo seis de Mateo versículos 22-23, habla de tener un ojo sencillo, Jesús dice allí, que ti tu ojo es sencillo todo tú cuerpo estará brillante. Es interesante leer el contexto, para saber hasta dónde alcanzan estas palabras, y que significado tienen.
Hemos perdido el norte en este sentido, vivimos en un sistema que nos tiene atrapados, que a menudo nos hace pensar, que la auténtica razón para vivir la tenían nuestros antepasados, y que ahora se ha desviado la atención, a aspectos que nos hacen mirar con menos aprecio las cosas.
Las cosas y las personas, cualquiera que no está a un nivel regularizado por el sistema, debe ser apartado. Nuestro ojo por lo tanto es oscuro, ya no miramos para ver la realidad con auténtico rigor, ha crecido nuestro instinto crítico, y disminuido nuestro interés sólido por lo auténticamente importante.
Sabemos quejarnos a las mil maravillas, criticamos, manifestamos públicamente nuestro desacuerdo con muchas cosas –actitud que es absolutamente comprensible y democrática-, pero antes de hacer todo eso, deberíamos saber que es “democracia”, y en consecuencia, al interpretarla bien, podríamos edificar un punto de vista objetivo, de nuestros deberes primero y de nuestros derechos luego.
De otro modo, siempre veremos al mismo pez, mordiéndose su propia cola. Puede que alguien, crea que este razonamiento está fuera de lugar, y que este está creado sobre la base del momento que vivimos ahora, eso no es así. He creído y trabajado toda la vida por convencer de esta doctrina, a todo aquel que me conoce.
No concibo vivir de otro modo, y un apunte a propósito de esto; no soy una persona religiosa, no creo que un dios todopoderoso, esté recostado en parte alguna del cielo, recostado entre santos y ángeles, viendo como la humanidad se destroza entre sí. Se me hace inverosímil, inmoral, que esté viendo a su creación, sufriendo del modo que lo hace.
No he tenido la oportunidad de viajar a otros países lejanos, sin embargo, amigos de toda confianza me han confirmado que hay grupos de policías, que van buscando a niños abandonados en las ciudades y los raptan, con el fin de matarlos para vender sus órganos. Niños que no tienen casa, que viven en alcantarillas, niños anónimos que con su sola presencia en las calles, crean el caos y la confusión entre los turistas, que acuden a visitar esas ciudades súper modernas.
Del mismo modo que la prostitución infantil en países asiáticos, estos corren peor suerte. No se puede hacer nada por ellos, y menos, nosotros desde aquí, están demasiado lejos. El asunto es… ¿haríamos algo por ellos si los viéramos a diario cuando vamos al trabajo, o cuando salimos con los nuestros de compras?. Dejamos pendiente la respuesta, porque realmente, no la tenemos. Se nos contrae el corazón cuando los vemos inhalando botes de pegamento para engañar a sus estómagos vacíos, incluso eso puede hacer, si tenemos hijos, que nos abracemos a ellos fuertemente a ellos, pensando en los “meninos da rúa”.
Pero… ¿para qué pensar en ellos, o los niños (as) de Tailandia por ejemplo, que con solo diez años son ofrecidos a hombres y mujeres viciosos, para prácticas aberrantes de sexo?. Con la de problemas que nosotros tenemos aquí…, cierto, pero no olvidemos que aunque podamos estar en situaciones desesperantes, nos tenemos los unos a los otros. Millones de niños en todo el globo, no tienen nada, absolutamente nada, ni la mera ilusión de ver el sol al día siguiente.
Vivir para ver. Para ver desgracias, como los niños son raptados en países de África para hacerlos soldados, que con un fusil Kalashnikov, se le obliga a que mate a miembros de su propia familia, si se quiere hacer acreedor de unos de ellos.
Dicen que Hitler, cometió las mayores troperías de la historia, no estoy de acuerdo, hoy, en el conjunto la sociedad “civilizada”, se ven genocidios de mayor envergadura, en primer lugar porque han pasado muchos años de la segunda guerra mundial, y se supone que todos en todas partes, debemos haber aprendido, sacado lecciones morales vitales para vivir mejor. No es así, ahora las masacres, están organizadas de manera, que sean más dispersas, pero igualmente efectivas.
En el caso antes mencionado, se pudieron contabilizar las víctimas, hoy es imposible, ¡son tantos…!, y lo peor es que el número de víctimas, ofrece personas de todos los estratos de la sociedad. No importa donde vivamos o el nivel cultural que tengamos, en un mundo globalizado, debe ser así, por desgracia.
Lo importante según lo veo yo, es, que no perdamos el acento en nuestras metas, y si por alguna razón alguien las destruye, procurar construir metas nuevas, objetivos que hagan que no perdamos el punto de vista de ser, personas que vivimos con el propósito de tener una vida mejor.


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viernes, 17 de agosto de 2012

A SOLAS CON CODI.



                                   A SOLAS CON CODI.

Lo conozco como si fuera su padre, entró en casa con solo dos semanas de vida. Era diminuto, se le veía tan frágil… daba unos pequeños chilliditos, difíciles de imitar por nadie. Con los ojos cerrados, sin ver su entorno, todo blanco tirando a color canela.
El amigo que me lo dio me dijo que la madre lo repudiaba, había parido siete cachorros, y le era dificultoso darles de mamar a todos, se peleaban por las tetas de la madre, y a los pocos días, cuando comenzaron a salirles los dientecillos, la dejaban echa una pena.
Seguramente ella, quisiera darles a todos de mamar, ¡qué madre no desea que sus pequeños crezcan!, pero en estos casos, la selección natural habría hecho que alguno muriera, la reproducción animal es así, los más fuertes sobreviven, gracias a la muerte de los más débiles.
Afortunadamente a ese cachorro, la vida le tenía preparada una agradable sorpresa. Lo puse bajo mi camiseta y me fui a casa, mi mujer estaba comiendo con mi hija, de hecho, me habían llamado al móvil para saber donde estaba, yo le contesté que iba de camino, que me había entretenido en casa de Dan y que estaba llegando.
Cuando saqué a Codi de mi camiseta se quedaron boquiabiertas, ¿Pero esto que es…?. Pues un perro, ¿está claro no?, y esto se llama Codi. Pero tú, que siempre has dicho que un perro en casa no lo querrías tener nunca… no lo entiendo, ¿sabes el trabajo que da un cachorrito así?. Claro, soy consciente, hay que darle el biberón cada tres o cuatro horas, si te parece bien nos turnaremos para darle de comer por la noche, tú tienes que levantarte una sola vez, si te parece bien claro.
Lo he traído, porque es un labrador, un retriever, Dan dice que es un perro excelente y creo que ahora es el momento de tenerlo en casa, será una terapia para mí. Pero mira las patas que tiene, ¡será grande como un caballo!.
Entiendo la posición de mi esposa, le gustan los animales, pero en un piso de noventa metros cuadrados, tener un perro que a buen seguro será grande, se le hace cuesta arriba, normal.
Con el tiempo ha crecido, pero ahora, os lo puedo asegurar, tenemos una complicidad absoluta. Los perros perciben cuando el dueño está de determinado humor, se dan cuenta de cuándo deben estar a tú lado, o deben estar observando. Lo perciben todo de forma tal, -por lo menos Codi-, que sabe cuándo debe estar a tú lado sin moverse, atento a cualquier necesidad que tengas.
Un día paseábamos juntos, debido a una enfermedad que a veces me incapacita para poder caminar de forma ordenada, me di cuenta de que las piernas no me obedecían bien, era algo así como si mis piernas las gobernara otro cuerpo. Pasábamos en aquel momento delante de un colegio que estaba vallado, tan pronto percibió que podía caerme, me empujó contra la valla con todo su cuerpo. No quería que me hiciera daño, no me dejaba caminar. Fue tremendo, me miraba como diciendo, quédate aquí quieto que te vas a romper la crisma. Llamé a mi esposa desde el móvil, estaba muy cerca de casa, mientras, un vecino que tiene un pequeño perro de caza me saludó, al verme en esta situación, me preguntó qué era lo que pasaba, le expliqué el asunto y se quedó pasmado. Ahí estaba mi perro Codi, sin dejar que diera un solo paso, mi vecino me preguntó si podía hacer algo por mí, le contesté que ya estaba todo resuelto, había llamado a mi mujer y mientras, Codi me cuidaba, estaba seguro de que no me dejaría avanzar un paso.
Otro día me perdí a trescientos metros de mi casa, mi cerebro de alguna forma se desconectó. No sabía dónde estaba, no reconocía el lugar, todo era extraño para mí. Le dije a Codi que me había perdido, “llévame a casa, poco a poco…”, y así intercambiando miradas y sin tener que indicarle nada, se plantó delante de la carretera que teníamos que cruzar, se sentó, miró a un lado y otro hasta que vio la seguridad que necesitaba para cruzar sin tener que tirar de mí. Me trajo de vuelta a casa por el camino más corto, ya delante del portal de casa y junto al taller de motos de un amigo, pude abrir la puerta fácilmente.
En casa, cuando él percibe que no estoy bien del todo, lo tengo a mi lado, pegado a mi pierna, si me tumbo en la cama, él se tumba conmigo a los pies de la mesita de noche, y periódicamente levanta la cabeza para ver que tal estoy. Podría contar muchas más cosas de las cuales Codi es el protagonista, pero tampoco es el caso de aburriros haciendo de él un protagonista único.
Muchos de los que leáis este pequeño legajo, tenéis mascotas a las que adoráis, sean perros, gatos, o cualquier otro animal de compañía. A diario se sabe de personas, que tienen tanto cariño a los animales, que son más de uno los que tienen, a menudo demasiados –lo digo por las molestias que pueden generar en la comunidad donde viven-, pero sin duda los aman, y me parece perfecto, en nuestro caso en casa, somos tres, mi esposa, Codi y yo mismo.
Mi amor es mucho más sufrida que yo, en el sentido de que cuando sale a la calle, y Codi corre  por el campo que tenemos detrás de casa, si se hace una herida  en una pata, o se da cualquier golpe ya estaría camino del veterinario. No siempre es necesario, ya sabéis que los animales usan a menudo, sus propios medios, innatos en ellos, para solucionar el problema. Otras veces no, es necesaria la opinión del médico, para que vea hasta que punto llega el mal  y procurarle curación.
De cualquier manera cuando está en casa, lo atiendes del mismo modo que te atiendes a ti mismo, y lo cuidas de la misma manera que lo harías con cualquier otra persona, tú perro te lo agradece, a su manera, pero te lo agradece. Codi, no es un perro de esos besucones, que te está lamiendo todo el día, no, parece que no va con su carácter, pero a nosotros no nos importa, ¡tiene tantas otras cualidades..!. ¿Sabes que cuando se dispone la mesa para comer, sale del comedor sin que nadie le diga nada?, Obviamente se le enseñó desde pequeño, pero solo tuve que decírselo tres o cuatro veces para que supiera que comiendo, él no debe de estar entre nosotros.
Si es el caso que está dormitando, -porque los perros durante el día dormitan, duermen un poco más profundamente por la noche-, con solo decir mientras se pone el mantel sobre la mesa “Aquí sobra un perro…”, se levanta de donde esté y se tiende al lado de la puerta de la calle. Jamás ha entrado a reclamar nada, sea lo que sea lo que comamos.
Cuando mi esposa sale a hacer cualquier labor fuera de casa, Codi toma su relevo, es impresionante. Me siento muy seguro con mi esposa en casa, es mi vida, pero cuando no está, también hablo con Codi, y él pacientemente, escucha todo lo que le cuento.
Nos entendemos a la perfección, Codi y yo cuando estamos solos.


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jueves, 16 de agosto de 2012

NO LO OLVIDES NUNCA.



                             NO LO OLVIDES NUNCA.


Olvidar es fácil, ¡cuántas cosas suceden a lo largo de la vida que son dignas de olvidar!. Sin embargo, es fácil que olvidemos cosas, acontecimientos, circunstancias especiales que pasan a un segundo término, que merecen atención especial.
Conversaciones que oímos en un transporte público por ejemplo, discusiones acaloradas entre dos personas, peleas de vecinos que terminan en tragedia. Algunas de estas cosas, de estos acontecimientos, no se deberían olvidar nunca.
Unos vecinos del bloque donde yo vivo, tienen a menudo esta clase de peleas, -ya ves de qué manera están hechas las casas hoy día-, las paredes maestras parecen de papel de fumar, y al otro lado de casa, hasta puedes intuir la comida que está cocinando Filomena. ¡Qué buena mujer esta!, amable con todo el mundo, buena madre, y hay que decir también que es, una esforzada esposa.
Armando su marido, es un hombre rudo, no saluda a nadie, no quiere tratos con los vecinos, a su parecer, todos somos buitres a la espera de que suceda algo. Eso debe decirlo porque yo salgo poco de casa, mi hijo Isaac es un niño que nació con un defecto mental que hace que tenga que estar las veinticuatro horas del día pendiente de él.
Rosa si te hace falta algo del súper voy a bajar a comprar cuatro cosas, ¿necesitas algo?. Un par de baguetes, solo eso, espera que te doy el dinero. Quita mujer ya me lo darás luego, dentro de un rato te las entro. Gracias vecina, te lo agradezco mucho.
Eso me lo dice cada día por el patio de luces que da al interior del bloque. Somos veinte vecinos, a unos cuantos no los conocemos, ya sabéis, la gente viene y va, y en los balcones que dan a la calle, siempre, en un piso u otro se ve el letrero de, se vende o se alquila.
Cuando llegaron ellos a vivir aquí, mi marido procuró ayudarlos en todo lo que pudo, hasta les ofreció el furgón de su trabajo –trabaja en el ramo de la construcción-, para cargar muebles y otras cosas hasta su nuevo hogar. Filomena organizó una pequeña fiesta, para agradecernos lo que habíamos hecho por ellos.
Desde ese día somos buenas amigas. Aunque hay algo de lo que no logro olvidarme, Armando cogió una tajada importante, pero bueno, estaba en su casa y se podía justificar. Sin embargo, no logro olvidarme de la cara de tristeza de Filomena, se conoce que aquello, era algo habitual en él. No pudo despedirse de nosotros aquella noche, cayó redondo sobre el sofá, y Filomena no hacía más que justificarlo, que si estaba muy cansado porque además del traslado su trabajo era muy duro, que tenía mucha responsabilidad en la compañía del gas porque era capataz y la gente no respondía como debiera…, en fin, argumentos que bien pudiera haberle llevado a aquel desfallecimiento.
Leo mi marido, me hizo una observación cuando estábamos en casa, Este hombre bebe como una esponja, se ha tomado una botella de vino en la sobremesa, más lo que ha bebido durante la comida, y luego se ha servido cuatro cubatas, Filomena ya no sabía hacia dónde mirar. Si ya me he dado cuenta, pobrecilla, ponía una cara de tristeza…
En los sucesivos días, yo entraba con mi hijo sobre la silla de ruedas, la ayudaba a colocar cosas en su sitio, colocar los estores, deshacer cajas de loza y cristalería… Maldita sea, ¿porqué ha tenido que romper estos juegos de café?, sabe que los aprecio como pocas cosas de las que tengo, dejó caer la caja adrede en el suelo, cuando lo sacamos de la otra casa estaban impecables.
Hablaba sola, y hasta en un momento determinado se tiró de los cabellos de la rabia que tenía. Chica déjalo, a lo mejor ha sido un accidente… No Rosa, lo ha hecho adrede, sabe que fue un regalo de mi madre que heredó de mi abuela, no tiene perdón de dios. Venga, no te pongas así, luego cuando vuelva por la noche lo hablas con él, no hay nada mejor que hablar las cosas, las personas, hablando, nos entendemos. De eso nada, cuando vuelva esta noche, lo primero que hará será desnudarme, echarme sobre la cama y violarme. ¿Qué dices?... y eso desde cuando, desde que comenzó a beber, fuimos a un instituto para saber que impedía que no quedara en estado. El médico dijo que el problema radicaba en una enfermedad venérea mal curada, que había atrofiado mi aparato progenitor, nunca quiso reconocer que fue él el que la causó, desde entonces desata su furia contra mí de este modo.
Esto es muy grave, Filo, ¿porqué no lo denuncias?. Filomena se la quedó mirando como si tuviera una alucinación. Por favor Rosa, que esto que te digo no salga de nosotras dos, no se lo digas ni ha tú marido te lo ruego. No te preocupes, esto queda entre tú y yo, pero deberías hacer algo al respecto, insisto. De momento quiero dejarlo estar como está, esto  podría tener consecuencias terribles, tú no le conoces bien. En eso te doy la razón, pero una persona que hace estas cosas puede llegar muy lejos.
Lejos llegó hace ya tres años atrás, después de ver un partido de fútbol, estaba como loco porque perdió su equipo. En cuanto se despidió de sus amigos, -consumieron una caja entera de cerveza-, me dijo que me duchara, le pregunté para qué y me respondió que olía mal. Hacía tres días que tenía la regla. Pues me cogió, me puso de espaldas y me forzó por detrás. Dios mío, este hombre es un animal, lo que me cuentas es para que encierren a este hombre, no puedes seguir así Filo. Deja, gracias Rosa, pero de momento sé cómo manejar esta situación.
Por favor, a pesar de las limitaciones que tengo impuestas por las circunstancias, cuenta conmigo para lo que haga falta. Las siguientes noches, no pude casi dormir, inconscientemente, estaba al tanto de los ruidos que pudieran llegar de casa de mi vecina, y eso, a las dos y las tres de la mañana. No lograba olvidar lo que me contó, de hecho, llegué a pensar en la manera de denunciarlo, al menor atisbo de maltrato que me llegara, en forma de gritos o golpes. Poco a poco fue creciendo en mí, un odio total hacia aquel hombre barrigudo y áspero, de buen aspecto, pero sin duda de alguna de una personalidad violenta y gris.
Fue un sábado, hacía mucho calor, y mi marido junto a toda la familia fuimos a las piscinas de la parte alta de la ciudad a pasar el día. En cuanto salimos de casa, miré hacia la puerta de mi vecina, todo estaba calmado, y me alegré mucho al saber que por lo menos en un día de fiesta con la mayoría de vecinos en el bloque, porque era fiesta, Filomena estaría segura. Isaac, se lo pasó fenomenal, la piscina formaba una especie de pequeña playa, para que la gente tuviera acceso más fácil al agua, ya en la orilla se veía a gente mayor sentada en el suelo llegándoles el agua a la cintura y refrescándose. Algunos abuelos se hacían cargo de sus nietos, y se oía algún que otro grito, alertándolos de que no fueran más adentro, en la piscina, no se permiten colchonetas flotantes ni nada por el estilo, pero si estos manguitos que se colocan en la parte alta de los brazos para evitar que se hundan. También el silbato de los monitores, se oye continuamente, siempre hay los cuatro adolescentes de turno, que forman líos entre las gentes que van con familia. Aparta que voy a hacer la bomba, venga poneros detrás de mí y saltamos uno tras otro, pero seguidos he, que si no, pierde la gracia. A estos, al segundo aviso se les acompaña fuera del recinto.
Isaac, preguntado por su padre al entrar por la escalera, si se lo había pasado bien, contestó con la típica mueca temblorosa de excitación, estaba muy contento, eso siempre hacía que se me resbalaran unas lágrimas por las mejillas. Leo entró directo al baño con él, Cariño voy a duchar al campeón de los cien metros crol. Isaac reía en silencio, pero con una gran sonrisa. Señor campeón ¿me concede el honor de que lo asee antes de la cena?, luego si tuviera la bondad me firma un autógrafo, es para que mi esposa se convenza de que es verdad que he estado con usted, no se vive cada día una experiencia así.
Leo, -grite a mi marido desde la cocina-, voy a hacer unos filetes rusos y una ensalada, ¿te parece bien?, ¡Claro que sí…!, ya sabes que al campeón hay que alimentarlo bien, mañana iremos a la playa. Isaac se esforzaba por manifestar su alegría, con su cuerpecito entero se revolvía en la silla de ruedas, levantaba los brazos y gesticulaba como solo él sabía hacerlo. Puse en marcha el CD, y me puse a escuchar  lo último de Chambao que me había regalado mi marido, en cuanto abrí el frigorífico se oyó un golpe terrible en el patio de luces, instintivamente dirigí mi mirada hacia la ventana de la cocina de mi vecina Filo. Cogido al marco de la misma, estaba Armando con la camiseta rota, rojo de furia, con la cara desencajada, miré hacia abajo y allí yacía Filo, en medio de un charco de sangre, con las extremidades retorcidas.
¡Leooooo ven, rápido!, se asomó conmigo mirando al fondo del patio de luces, Armando había desaparecido. Dios santo, ¿Qué ha pasado aquí?, Leo salió a la escalera que tenía poco movimiento, la mayoría de familias estaban de vacaciones, llamó a la puerta de los vecinos, nadie respondió. Para entonces ya había llamado a la policía, en cinco minutos o menos se presentó una patrulla, luego otra, después los bomberos, a renglón seguido una ambulancia medicalizada del SEM, todo el mundo andaba de acá para allá, un bombero entró en casa y solicitó ver por la ventana de la cocina el fondo del patio interior. Señor, -hablaba por la radio- desde este piso podemos acceder fácilmente hasta la víctima. Proceda, se oía al otro lado de la radio, llamó a dos compañeros, y uno de ellos mediante unas fijaciones que pusieron contra el marco de la ventana, se descolgó rápidamente hasta donde estaba Filo.
El miedo me paralizó, caí sentada en el suelo de la cocina, sin darme cuenta, una mujer medico me estaba tomando la presión, oía a lo lejos que me decía algo, sin embargo no sabía muy bien que era. De pronto pensé en Isaac, quise incorporarme pero no podía, me habían administrado un sedante. No se preocupe por nada señora, relájese, a su hijo ya lo hemos sacado de aquí, está en buenas manos. ¿En buenas manos, y una mierda?, las buenas manos para él son las mías entiende?. Claro que la entiendo, pero entienda que todo este barullo no es conveniente para él. Está abajo con una compañera mía, no pasa nada con él se lo aseguro, confíe en mí…
Leo vino a mi lado, ¿Cómo estás cariño?, todo irá bien, ya están atendiendo a Filo. ¿Han pillado ya a ese hijo de mala madre?. Sí, ya está en manos de la policía.
En esos instantes, la mente quiere procesar tanta información y tan rápidamente, que los sentidos se aceleran, sobre todo el oído y la vista, pero al mismo momento entra en un estado de trance –y no precisamente por causa de los sedantes-. Eso es lo que nos desespera, lo que nos precipita a veces al equívoco, otras, a la confusión. Pero lo que ves te impacta del mismo modo, que si hubieras visto a un extraterrestre, llegado de otra galaxia lejana.
De manera que, ahí estaba yo, confundida pero convencida de que aquel mal bicho era el autor de la desgracia de mi vecina. Nadie de la policía se acercó a mí, estaba bajo la custodia de una sicóloga y una policía nacional, recostada en el sofá de la salita de estar, mirando sin ver, oyendo sin oír, preocupada por Isaac, mi hijo, pero sin poder hacer nada por él en aquel instante, por más que insistiera que me lo dejaran ver, de un lado y otro me llegaban negativas. ¿Cómo estás cariño?, relájate, estoy al tanto de Isaac, déjalo en mis manos y descansa. ¿Qué hay de Filo, Leo que ha pasado, como está?. Ya han conseguido sacarla, está en la ambulancia. Pero ¿se encuentra bien?. No mucho la verdad, la caída ha sido importante, pero la están atendiendo, a mi no me dicen nada cariño, no me preguntes más, no sé nada de nada, de hecho, se la han llevado al hospital, no se ha cual.
Además del pinchazo con el sedante, una enfermera se acercó y me dio una pastilla diminuta con un poco de agua, me dormí.
El domingo por la mañana amanecí en el sofá, Leo había movido la butaca y estaba junto a mí, me tenía la mano cogida, necesitaba ir al lavabo. Espera, que te acompaño. Pero hombre, si voy a hacer pis, no creo que puedas hacerlo por mí, recuerda que yo conozco la casa igual que tú, abrí la puerta de la habitación de Isaac, estaba dormido, llevaba el pijama puesto y estaba tapado solo con la sábana, hacía mucho bochorno. Me fui al lavabo, oriné como pocas veces recordaba haberlo hecho, casi arrastrando los pies por el parquet volví al sofá, Leo se frotaba los ojos a la vez que miraba el reloj de muñeca, miré el reloj de pared, señalaba las cinco y media. Voy a preparar café –dijo Leo-, ¿quieres uno con leche?. Si gracias, pero con la leche natural.
Cuando nos sentamos en la mesa de la cocina a tomarlo, Leo me puso en antecedentes. Ayer a Armando se lo llevó la policía esposado, se había escondido en su habitación, entre el armario y la pared, estaba lleno de sangre, la policía se lo llevó para interrogarlo, creo, según me dijo un inspector, que hoy vendrán a hacerte unas preguntas, tienes que decirles lo que viste y punto ¿sabes?, nada más. Eso si te encuentras con fuerzas, me dejó dicho el inspector que no venía de un día. Ya, y ¿qué hay de Filo?. Cariño… Filo está muerta. Me lo esperaba, esto tenía que acabar así, mira que se lo dije, denúncialo Filo, que cualquier día de estos te dará un mal tanto, por mucho que tú digas que sabes manejarlo, llegará el día que serás tú la que pagues las consecuencias.
Bueno, por una parte, ha dejado de sufrir, esa clase de vida solo desemboca a estas desgracias, lo que pasa es que estas historias nunca comienzan a revés, tenía que haberse matado él cariño, por otra parte, tú y yo, no podíamos hacer nada por evitarlo. Es verdad Leo, ves a ver cómo está Isaac por favor, con estos calores el crio tiene que estar sufriendo, antes lo he visto un poco jadeante, como si le faltara el aire. Voy enseguida. Leo, te quiero, y deseo que sepas que sin ti, mi vida no tendría ningún sentido.
Leo de pié, se le acercó por detrás y después de masajearle ligeramente los hombros, le volvió la cabeza para darle un profundo beso con sabor a café.


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miércoles, 15 de agosto de 2012

DESESPERADO INTENTO DE AMAR.


                        
                                 EL DESESPERADO INTENTO DE AMAR.


¿Quieres hace el favor de no gritar que te van a oír los niños?  Por mí, que me oiga España entera, ¿o es que te crees que por decir las cosas de forma más linda, te vas a salir con la tuya?, de eso nada preciosa, esta noche me voy a dormir fuera, mañana hablaremos.
Daniel descolgó de la percha de la entrada su parca y dando un portazo salió al rellano. Mari Carmen salió a su encuentro, Dani no seas así, esta actitud no te lleva a ningún sitio, por favor entra y hablemos.
De lo que tenían que hablar, según se supo luego, era que Mari Carmen había dado el coche que tenían de entrada, para comprar otro nuevo, era un asunto que llevaban hablando desde hacía tiempo, él le recriminaba que no le hubiera comunicado el asunto, y que fuera ella la que hiciera la elección, hasta del color de la pintura.
Pero ya en el rellano, cuando quiso atraparlo por la chaqueta, se estaban cerrando las puertas del ascensor para bajar. Mari Carmen se encogió de hombros y se metió en casa.
Por la mañana a las seis y media oyó ruido en la cocina, se levantó y vio a Dani, Pero hombre porque has tenido que hacer esto, me has tenido preocupada toda la noche, no he dormido ni dos horas, Bueno, por lo menos has dormido algo, que yo no, me he pasado la noche de bar en bar, hasta en un puticlub he estado, mira tú por dónde, yo que nunca he sido de estos ambientes y esta noche he conocido uno. Para que veas hasta donde me ha llevado tú incomprensión, has pasado los límites de la razón Mari, la verdad es que yo no te creía tan arriesgada, has puesto nuestro matrimonio en peligro. ¡Con lo poco que cuesta hablar las cosas…!.
Pues tú no estabas para conversaciones que digamos, te lo quise explicar todo, pero claro, como Dani ya lo sabe todo con anticipación, solo vio la parte siniestra del asunto, mi falta de apoyo en ti. Mari no sigas por ahí, ya sabes que yo os quiero con locura, a ti y a los niños, pero me sobran argumentos para pensar que en determinados momentos me tratas como si fuera uno de tus hijos. No seas tonto, si tú sabes que eres lo más importante de mi vida, ¿cómo si no te hubiera confiado nuestra vida a ti?, anda, tómate el café y vamos a la cama un rato más, es sábado, los niños no se levantarán hasta que no los despierte yo, vayamos a hacer las paces.
Dani tomó un café de la melita bien azucarado, y se dejó arrastrar a la cama de la mano de Mari, entró en el baño para al cabo de cinco minutos salir perfumada y desnuda y saltar a la cama sobre Dani que todavía estaba a medio desnudar.
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Francesca, es sinuosa, alta, una mujer a la que a su paso, todos se vuelven a mirarla, con andares sensuales y casi escogidos, como el andar de una modelo que se exhibe, que mide sus pasos para lucir aquello que lleva puesto, desde el peinado hasta la punta de sus zapatos. Alba sin embargo viste vaqueros siempre, incluso les pide camisas a sus hermanos para metérselas dentro del pantalón sea cual sea la talla de ésta. Las dos trabajan en la misma agencia de viajes, y extraño como parezca, los clientes quieren ser atendidos por una o la otra, diferentes personalidades, diferentes estilos, en todo son diferentes, tienen mucho talento para llegar a desviar la atención de los clientes, a lugares donde se hacen ofertas especiales, descuentos importantes.
Mirad, con toda confianza os digo que, hemos tenido algunas quejas sobre las líneas aéreas que llevan a Laos, no es que sea un lugar peligroso y menos para los turistas, esas gentes viven de ellos, pero ¿porqué no cambiáis la ruta un poco? yo de vosotros visitaría Vietnam, es un país hermoso, lleno de encanto, de tradiciones antiquísimas, y muy diverso. Bueno si nos lo recomiendas por algo será, confiamos en ti, queremos que este viaje sea inolvidable, dinos las diferencias de precio.
A Alba le llegaron otros viajeros, estos eran puramente aventureros, se notaba por su forma de hablar de los países que tenían recorridos, y de su porte, esa es una cuestión que también distingue a las personas. Queremos ir a Las Barbados, quién sabe si nos quedamos a vivir allí un tiempo, de manera que queremos solo el viaje de ida, y nos informas de las posibilidades para volver, compañías aéreas, barcos o cualquier otro medio que tengamos que usar para volver a casa. Entiendo, tenéis que tener en cuenta, que tener el viaje de vuelta en el bolsillo, aunque sea de forma prorrogable os facilitará mucha tarea, y siempre tendréis prioridad a la hora de embarcar de nuevo hacia aquí. Bien entonces explícanoslo todo.
La agencia tenía renombre, era una empresa sólida y bien mirada por las compañías aéreas de toda España. Francesca y Alba eran el motor de la oficina y las habían reclamado en la central para trabajos más importantes, pero se negaron a ello en su día, la razón es que vivían juntas, eran pareja y estaban haciendo planes para casarse, aunque nunca llegó la oportunidad por presiones de la familia de Alba. Se querían con locura, siempre iban juntas a todas partes, solo que… cuando llegaban a tratar de establecer un plan, aunque este fuera de vacaciones, las familias puestas sobre aviso, lo desbarataban.
Chica, pues no sé hasta qué punto me quieres, yo creía que confiabas en mí y que era lo más importante de tú vida. Porque hablas en pasado, sigues siendo lo más importante para mí, pero tengo que considerar aspectos relacionados con ellos, mis padres me han dado la vida,  han hecho de mi una mujer de provecho. Yo n discuto esto Alba, pero al menos, reconoce que después de tanto tiempo juntas y habiendo tomado decisiones que forman parte de nuestro futuro, el que ahora me digas que no podemos casarnos, es desalentador, lo acepto, pero me fastidia mucho, me desilusiona y hasta me hace que ponga en duda, lo importante que soy para ti.
No quiero ni por un momento que lo veas así Francesca, haz el favor de contenerte en tus opiniones. Opino lo que veo Alba, te voy a decir más, o me tomas o me dejas, así de claro.
Habían pasado tres días después de esta discusión, que Francesca estaba haciendo las maletas para irse “de viaje”, a casa de una amiga común de ambas. Una mujerona como ella que trabajaba en el mercado de las flores de Barcelona, con parada propia y vivero propio en El Prat del Llobregat. No tenían nada que ver en educación ni formas, pero Sandra era sin lugar a dudas –según la opinión de Francesca-, una leona en la cama, y eso a Francesca le gustó especialmente de ella.
¿Qué, ya te has instalado no?. Pues si Alba, necesito amar a alguien, y tú sabes lo importante que es para mí el sexo. A cualquiera, está claro, ahora veo que no me he equivocado a la hora de decidir el no casarme contigo, ¡a saber cómo los llevaría!, y lo que dirían otros de mí. Si tú crees que eso ha sido lo mejor te equivocas, cinco años viviendo contigo sin que tengamos queja la una de la otra y ¡ahora me vienes con esas…!
De cualquier modo todo esto resultó en interés de la empresa, emprendieron una especie de campaña de acoso y derribo, la una contra la otra, ¡haber quien vende más viajes!. Hay un refrán que dice que “A rio revuelto, ganancia de pescadores”. El dueño de la agencia estaba contentísimo de cómo marchaba el negocio entonces.
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Gonzalo estaba en las últimas, estaba luchando contra el cáncer desde hacía ocho años atrás, siempre con nuevas esperanzas, ya se sabe que la esperanza, es lo último que se pierde. Pero el negocio del aserradero de madera para construir palés iba bien, el hijo, Santiago tomó el testigo de su padre y contrario a lo que pudiera  parecer, su gestión hizo que las ventas subieran como la espuma. Eso era gracias, al comercial que estaba en la calle todo el tiempo, y que incluso viajaba a otras capitales, para vender el producto.
Deberías hablar con tú padre, decirle que ponga todas las cosas a tú nombre, al fin y al cabo, quién se encarga de todo eres tú, te lo estás currando de verdad, te lo mereces. Puede ser, pero está mi madre, tú sabes que para ella, eso resultaría en una catástrofe, ¿sabes cómo ha trabajado esta mujer desde el principio de establecerse el negocio?, llegaba con mi padre a las seis de la mañana y estaba aquí con él ¡todo el día!, hacían fuego fuera de lo que entonces era un pequeño cobertizo, asaban un poco de carne, comían de un bocado y otra vez a cortar madera. Bueno, ¿y qué me quieres decir con eso, acaso no trabajo yo en casa?, no creo que puedas tener queja alguna de cómo llevo los asuntos.
No es eso mujer, pero me parece precipitado, es mi madre la que tiene que decidir, en el momento que falte mi padre. Entonces estamos listos –ese fuel comentario de Paula-, parecía decirlo con cierto desprecio, para colmo de los males, Gonzalo que había entrado del patio exterior de su casa, oyó el comentario. ¿Qué pasa pareja, os quedáis a comer?, a mamá le haría bien que Paula le echara un golpe de mano con la casa, la mujer está un poco desquiciada, con tanta visita a médicos, ir y venir al hospital, la tiene un poco descolocada. Huy, hoy no podemos quedarnos, hemos quedado. ¿A sí, con quién?. Pues con… Maite y su marido, ¿no te acuerdas que ayer te dije que nos esperaban en el restaurante La Palma?, si ya tenemos que irnos, son la una del mediodía y tenemos que ir a veinte kilómetros de aquí.
El padre los acompañó a la puerta, Paula se puso al volante del BMW y lo puso en marcha, todavía en la puerta, Santi besó a su padre en ambas mejillas, mañana vuelvo papá, lo siento. No tienes que sentir nada, debes saber que eres, eso sería lo importante, lo más vital, que lo paséis bien chavalote.
Siempre usaba esta expresión para él, era un hombretón de buena medida, aunque a entender de su padre, le faltaba genio, bueno más que genio, criterio propio. Su madre, Teresa, estaba conforme con su padre y siempre le decía de más joven, “mucha carrocería y poco seso, Santi”. Eso hizo que con el tiempo se casara con Paula, una mujer de mucho más carácter que él, aunque durante los dos primeros años todo fuera sobre ruedas, ahora Santi, se daba perfecta cuenta de cómo era su mujer. Aun así, en un par de ocasiones, había tenido conversaciones con sus progenitores, y les dejó dicho, que ella lo quería con toda su alma, que se lo había demostrado en más de una ocasión, sacándolo de aprietos, que le hubieran podido llevar a problemas de cárcel.
No les quiso especificar el qué de todo el asunto, pero Gonzalo se imaginaba de qué se trataba. Con apenas dieciocho años en un viaje a Ibiza, donde la conoció a ella, estuvo en el filo de la navaja por causa del consumo de cocaína, costumbre que Paula logró que dejara de lado. Se lo debo todo a esta mujer papá, ha sido mi tabla de salvación, vosotros más que nadie, sabéis como lo pasé durante esa época. Hubiera podido arruinaros a todos, de continuar con este vicio. Paula me salvó, eso lo tengo muy claro. El problema era, que ahora ella estaba cobrándole con intereses, aquel trabajo que hizo por él incluido, el separarlo de un par de piezas que viajaban con él, y que acabaron metiéndose cosas peores en la vena, hasta que uno de ellos murió con el tiempo. El otro terminó en la calle, su familia lo echó de casa, y después de eso le perdió la pista, ¡a saber donde había ido a parar!.
Eso y el sexo, que Paula le daba a todas horas que a él le apeteciera, fueron poco a poco, minando su personalidad, nadie pudo convencerlo de lo contrario. Es más, habría sido capaz de romperse la cara con cualquiera que pusiese en duda que en el fondo, Paula tenía otros intereses. Oye Santi, te lo digo con todos mis respetos, ¿tú no te das cuenta de que esta muchacha te torea como quiere?, no te enfades tío, pero cualquiera ve la actitud de esta chica. Sé que es tú mujer y que como tal debes defenderla, pero hay cosas que son indefendibles hombre, no debe ir por la vida como si fuera la reina se Seba, perdonándole la vida a todo el mundo, ¡a lo mejor se cree que está hecha de mejor pasta que los demás!.
Hizo mal Abel diciéndole esto. Santi le dio literalmente la espalda y lo repudió como amigo, su amigo de la infancia, el que lo acompañó al parque Guell para hacer de vigilante, mientras Santi, retozaba en un rincón, con una chica de su calle que decía estar enamorado de él. ¡Habían pasado tantas cosas juntos…!, y ahora por manifestar su opinión, respecto a su mujer, como había hecho otras muchas veces respecto a otros asuntos, lo repudiaba. Abel se entristeció mucho por eso, pero no podía hacer nada por evitarlo, sabía que al llegar a su casa, Santi le comentaría a su mujer lo sucedido y lo que ella opinaba al respecto.
Gonzalo y su mujer Teresa, decidieron por iniciativa propia, suscribir un documento en el que constara que su hijo, Santiago fuera a partir de entonces el dueño del negocio, lo hicieron en su casa, abogado y notario fueron los testigos mudos de aquella decisión. A Gonzalo le quedaba muy poca vida, los letrados lloraban por dentro, conocían desde hacía años a este gran matrimonio que tanto había hecho por sus hijos. Incluso se les veía enfadados porque no era normal que Santi se precipitara en demandar aquello, que por naturaleza le quedaría faltando sus padres.
Santiago y su mujer, que no tenía nada que decir en este sentido, estaban presentes, al terminar toda la operación del papeleo, Gonzalo le dijo a su hijo, Gracias hijo por todo lo que has hecho por nosotros, solo te pido que en mi ausencia, cuides de tú madre.
¿Lo ves?, eso tenía que haberlo hecho hace mucho tiempo atrás, al fin y al cabo conoces el negocio mejor que él. Mira Paula, no me digas nada en estos momentos, por favor te lo pido. Es que es verdad Santi… si hubiera dependido de ti, no habrías dado este paso nunca. Vete de mi lado Paula, no quiero volver a verte, desaparece de mi vista, ves a engañar a otros con estos razonamientos tuyos.
Diez días después de todo esto, Gonzalo estaba de cuerpo presente. Fue incinerado como era su voluntad, Paula, detrás de todos los que asistieron a la ceremonia, levantaba el brazo para hacerse ver por el que todavía era su marido. Alguien por detrás de ella se le acercó y le dio un sobre, contenía la solicitud de separación del matrimonio.
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viernes, 10 de agosto de 2012

UN ÁRBOL SIN RAÍCES.


                                UN ÁRBOL SIN RAICES.


Imposible, no puede ser, pero… si este mismo árbol estaba ayer al lado del rio, junto al puente, ¿cómo ha aparecido hoy aquí, en mitad del parque?, estoy alucinando, seguro. Vamos a ver, céntrate Antonio.
En este mismo instante, un señor mayor sentado en un banco, dando de comer a las palomas, se da cuenta de que Antonio habla solo, hasta parece, que sus breves paseos nerviosos arriba y abajo del corto paseo, delante del árbol, lo tienen un poco desquiciado.  “¿Qué pasa chico, te ha dejado la novia?”.  Antonio vuelve la vista un tanto sorprendido hacia donde está el viejo, el hombre no ha levantado la vista de su trabajo, dar su pan a las palomas, mientras le interroga.
“Oiga señor, ¿viene usted cada día a este lugar, me refiero a este mismo sitio donde está sentado ahora?”.   “Pues sí, desde hace doce años, ¿qué te parece?, verano e invierno, salvo ayer que estuve en el entierro de un amigo de armas”.  “¿Y eso…?”.  “Un colega con el que fui a la guerra”.  “Pues entonces ahí está la respuesta”.  “¿De qué estás hablando chico?”.  “Pues de que creo, que fue ayer cuando el árbol se mudo aquí, usted no se debería dar cuenta, y se plantó en esa esquina”.  “Venga hombre, ¿cómo va un árbol de esta envergadura cambiar de sitio así como así?, eso es imposible, alguien se habría dado cuenta… vamos, digo yo”.
Antonio pensó entonces, que eso no era estrictamente necesario; en su barrio, había visto cambios casi radicales en calles y edificios. Recordaba con cierta nostalgia, cuando el solar de la panadería, se convirtió en un edificio de cinco plantas, casi de la noche a la mañana. Volvía del taller mecánico cansado, algunos días, agotado, y uno de esos días que cambió de acera para llegar a su escalera, se dio cuenta de que unos obreros, estaban dando los últimos toques al edificio que ya estaba terminado.
Se sorprendió tanto, que al llegar a su casa le preguntó a su madre “Mamá, ¿desde cuando están haciendo este edificio nuevo que está donde el solar del horno de pan antiguo?”.  “Pues no sé, pero más o menos, lo han levantado en cinco meses como mucho”.  “¿Cómo, en cinco meses se puede levantar un edificio así?, no me lo puedo creer”.   “Pues créetelo Antonio, créetelo. A menudo, lo menos evidente, es una realidad. Puede parecerte un espejismo pero es cierto. A mí de joven, me sucedía lo mismo, quizás se deba a que en ciertos momentos de la vida, vemos las cosas de diferente manera que el resto de la gente, no sé, pero es así”.
Esto es solo un pequeño ejemplo, de que determinadas realidades, nos parecen cosas imposibles de que sucedan. Ahora Antonio, en este parque pensaba que lo mismo pudiera haber pasado con aquel fecundo árbol. Aunque había una gran diferencia respecto al ejemplo puesto antes, ese árbol, no había crecido de la noche a la mañana, se había trasladado, que era bien diferente. No había nada que pudiera explicar aquel fenómeno, además, el árbol no era parecido al que él vio en el rio, era el mismo. Admiraba tanto aquel eucaliptus, que le tenía contados los frutos por decirlo de alguna forma. Tenía las mismas inscripciones que gente le habían labrado a golpe de navaja, con corazones y nombres inscritos en su dura madera, heridas de guerra, por ser un árbol, por no poderse defender, de aquellos que se ponían a hacer el amor a su lado, y además inmortalizaban el momento, dejando su huella en él.
“Oiga señor, ¿quiere usted hacerme un pequeño examen para que sepa que ese árbol no estaba aquí ayer?, sé exactamente cuántas inscripciones hay y de quién son los nombres que están grabados en él?”.  “No me llames señor, llámame Elías es mi nombre de pila. Dime una cosa, ¿de qué serviría esto, dime?, podrías haberlas memorizado en cualquier otro momento que yo no estuviera aquí”.  “Cierto, eso no serviría de gran cosa, pero le doy mi palabra de que no he venido aquí nunca, he paseado por muchos sitios de este gran parque, pero aquí no he estado nunca, se lo prometo”.
“No, si yo te creo, el asunto está en el hecho de que a menudo, sin saberlo, estamos en algún lugar sin darnos cuenta, nuestra vista está en un lugar y nuestra mente en otro, algo tan sencillo como eso. Mira, te voy a poner un ejemplo, al principio de venir a este parque, con el único propósito de dar de comer a las palomas, las tenía contadas a todas y cada una de ellas. Hasta a algunas que eran un tanto especiales, por su manera de volar o su carácter vivo, les puse nombres, y las identificaba por el color de su plumaje. ¿Puedes creer que nunca me han ensuciado, ni manchado, con sus cagadas ácidas de por sí?. Hasta que un día me di cuenta, de que era algo un poco inútil lo que estaba haciendo, no sé si fue, que comencé a confundirme o que algunas se iban a buscar de otras manos más generosas, la comida que yo no les daba. Bueno, pues lo cierto fue, que yo creía que venían a decenas a comer de mi mano, pero nunca fue así. Con el tiempo me di cuenta de que desde el principio, llegaban a este banco, a comer los restos de alguien que, antes que yo les había dado comida. En realidad –entonces rió Elías-, venían cada vez las mismas más o menos. Eran unas quince o veinte a mucho estirar, y yo convencido, de que todas las palomas del parque, venían a mi mano a comer cada día”.
“Ya entiendo, tiene razón, a lo mejor lo que me pasa es eso mismo que le sucedió a usted. Oiga Elías, ¿hasta qué hora está usted aquí?”.  “Hasta las seis y media, ¿porqué?”.  “Me da tiempo de sobras, de ir hasta la parte del puente viejo y volver, ¿me espera aquí por favor?”.  “Claro, ves”.  Antonio salió como un gamo, corriendo por mitad del césped para disgusto de algunos que no veían con buenos  ojos eso. Vio el puente a lo lejos y se acercó apretando la carrera, cuando llegó al pequeño sendero por el que tenía costumbre de llegar al rio, paró en seco. Otras veces desde allí mismo, se veía el eucaliptus, con la majestuosidad que lo caracterizaba, se alzaba de entre otros árboles de alrededor. Quiso asegurarse y bajó hasta donde debía estar la raíz del árbol, allí no había más que basura que la gente dejaba, un  frigorífico abandonado con la puerta abierta, cubiertas de coches, bicicletas abandonadas de las que solo quedaba el cuadro…
Volvió al lugar del parque donde en principio conoció a Elías; no estaba allí, miró a su alrededor, no había rastro de aquel peculiar hombre. Observó que en el mismo banco, estaban unos jóvenes que estaban fumando hierba, sentados sobre el respaldo, daba la impresión que no conocieran el propósito del banco. Tres chicos alrededor de dos chicas, no tenían más de dieciséis años de edad, les preguntó si llevaban tiempo allí, escondieron los porros de inmediato, Antonio los tranquilizó, les explicó que allí había dejado a un amigo para que lo esperara, hacía una media hora.  “Imposible, aquí no será, llevamos al menos una hora aquí, y no se ha acercado nadie, nosotros venimos habitualmente a este banco, cada tarde a eso de las cinco estamos los mismos amigos juntos, debes haberte equivocado de sitio”.
De pronto se le ocurrió dar media vuelta, pero lo hizo como si fuera a cámara lenta, torciendo primero el cuello hasta que este no dio más de sí, y luego volviendo el tronco para acabar haciendo la maniobra del volteo. El eucalipto había desaparecido, se acercó al lugar donde lo había visto, él y Elías, que era un testigo confiable. En su lugar, vio un arbusto bastante grande de Adelfas, se arrodilló en el césped, tratando de buscar señales, del antiguo lugar donde había estado el eucalipto, fue inútil, de golpe un golpe de silbato lo sacó de su concentración, el guarda forestal lo vio, Antonio quiso echar a correr, pero no fue lo suficientemente rápido, antes de levantarse del suelo ya tenía al guarda encima.
“Hombre, ¡otra vez tú…!, pero vamos a ver, ¿no te he dicho una y mil veces que en este parque no hay eucaliptos?, venga fuera de aquí, o al final te tendré que denunciar”.  “Mire, se ha mudado al lado del lago, ¡lo veo desde aquí!”.  “¿Qué dices hombre?, aquello es un ciprés, y a su lado hay diez iguales, venga fuera de aquí”.
Al cabo de diez minutos, llegó una ambulancia preguntando por un tal Antonio, el guarda le dijo que estuvo allí y lo que andaba buscando, pero que se había marchado. Nadie supo de él, solo lo que el guarda les dijo.  “A mí me ha dicho que iba a buscarlo a otro sitio, que seguro que se había ido a otro lugar distinto, que ese eucalipto tenía en lugar de raíces patas, a saber dónde anda ahora”.


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