VIENTOS DE VICTORIA Y PAZ.
Jamás he oído que haya vientos de victoria y paz. Se oye decir que hay vientos de los cuatro puntos cardinales, eso sí, pero vientos de victoria… jamás lo he oído.
Quizás se refiera al cariz que toman determinadas batallas, parece que cuando más se acerca el fin de la misma, y más favorecido está determinado contrincante, se sienten vientos de victoria, otros dicen que se huele la victoria.
Sea como fuere, una cosa es ganar una batalla y otra bien diferente ganar una batalla “pírrica”, ese nombre es en honor del gran rey griego Pirro, quién insistiendo en sus batallas contra las tropas romanas, perdió a todo su ejército.
De manera que es útil tener estos ejemplos en mente cuando se trata de “cantar victoria”. Las victorias como las batallas, por muy importantes que sean son efímeras, lo mismo que los hombres que las llevan a cabo por destacados que sean. Uno se acuerda del gran Bonaparte, pero también de los reveses que sufrió en muchos de los escenarios de batallas que llevó a cabo.
La importancia de las victorias se mide por la durabilidad de estas. De poco o nada sirve hablar de victorias, si después de estas, la población se vuelve contra uno mismo. Desde hace unos meses estoy visitando mi muro de Facebook, es innominable las críticas, caricaturas, frases y notas que escriben los internautas sobre el gobierno actual.
¡Cuando al pueblo le tocan el bolsillo se revela!, pero cuando además de eso lo toman por idiota, la cosa cambia. Yo soy el pueblo, perdón, quiero decir que formo parte del pueblo, soy pensionista, o sea afectado por esa especie de vorágine que nos está llevando al descrédito primero, y a la ruina después.
¿De qué creen estos señores que viven ahí arriba, que vivimos los pensionistas?. Es probable que crean que somos como algunos de ellos, “mangantes de guante blanco”. Creo que actualmente son más los políticos envueltos en enredos judiciales, que los delincuentes habituales, que se ven envueltos en pequeños hurtos, y que son condenados a años de prisión por entrar a robar a un supermercado.
“La ley es igual para todos”. Eso lo decía el ministro de justicia hace poco a cara descubierta delante de la televisión. Yo le contesto… “Y un cuerno”.
La ley es la ley, con eso quiero decir que hasta los jueces son imputados de delitos como la prevaricación, u otros más graves que a menudo, desconocemos. ¿Y de cuantos salen impunes estos desalmados, a cuantos condenan sin premios por su labor previa?. Es vergonzoso, pero el pueblo llano no puede hacer nada, solo acatar las leyes.
No pretendo con esto ser desleal, ni a la ley ni a la corona, corona que no reconozco, pues fueron los reyes, entonces y ahora, los protagonistas de los mayores desastres, que uno pueda imaginar, los reyes no tienen función alguna en este mundo de hoy. Solo paran la mano para que se les den los recaudos de la gente, esté como esté, sus vacaciones y “trabajo” extraordinarios se deben valorar, y no esperan que la gleba comprenda sus necesidades y funciones dentro de un estado, regido por un gobierno “democrático”.
Puede que no le debas nada a nadie, pero con la corona siempre estás en deuda, de modo que paga y calla. ¡Y a esto le llaman victoria de la democracia…!, paz sustentada por los pilares más importantes que cualquiera pudiera desear. Mejor me callo algunas cosas, no van a ser oídas por los protagonistas principales, salvo cuando hay elecciones generales, entonces, todos salen a la calle, los mercados, las ramblas de las ciudades, “Diga usted, ¿cuál es su problema? He venido aquí a escucharle. Haaa, no se preocupe, esto lo solucionaremos en los primeros meses de nuestra legislatura, se lo aseguro señora. Ya, entiendo, si la echan a la calle porque el edificio es declarado en ruinas, tendrá que ir al ayuntamiento, dejaré dicho allí que le den una solución, tenga un clavel para usted”.
“Pero si no me ha preguntado ni el nombre, ¿cómo va a saber quién soy? –le dice a la amiga que la acompaña-.” “Paquita… ya te lo decía yo, buscan un golpe de efecto, solo se pasean para pulsar la opinión de la calle, sobre esto construyen el organigrama de los posibles votantes que tendrán en esta ciudad”. “Pues vaya cacho p…..s son estos, yo pienso votar al partido más pequeño, cuando vayamos a votar juntas, me dices quienes son”.
Estas son las victorias que se construyen con la democracia, la diversidad, que luego da motivos más que sobrados en las cortes, para que se insulten y se provoquen los unos a los otros. De modo que, de victoria nada y de paz menos.
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