sábado, 18 de agosto de 2012

VIVIR PARA VER.



                                            VIVIR PARA VER.


Puede parecer una tontería, reconozco que es lógico que si vives ves. El asunto es, que, depende de qué modo se vive, todo lo que te rodea, adquiere un carácter de tragedia o de  gozo.
Recuerdo, de mi época de estudiante de la Biblia, el relato del evangelista Mateo, que narra el Sermón del Monte de Jesús. En el capítulo seis de Mateo versículos 22-23, habla de tener un ojo sencillo, Jesús dice allí, que ti tu ojo es sencillo todo tú cuerpo estará brillante. Es interesante leer el contexto, para saber hasta dónde alcanzan estas palabras, y que significado tienen.
Hemos perdido el norte en este sentido, vivimos en un sistema que nos tiene atrapados, que a menudo nos hace pensar, que la auténtica razón para vivir la tenían nuestros antepasados, y que ahora se ha desviado la atención, a aspectos que nos hacen mirar con menos aprecio las cosas.
Las cosas y las personas, cualquiera que no está a un nivel regularizado por el sistema, debe ser apartado. Nuestro ojo por lo tanto es oscuro, ya no miramos para ver la realidad con auténtico rigor, ha crecido nuestro instinto crítico, y disminuido nuestro interés sólido por lo auténticamente importante.
Sabemos quejarnos a las mil maravillas, criticamos, manifestamos públicamente nuestro desacuerdo con muchas cosas –actitud que es absolutamente comprensible y democrática-, pero antes de hacer todo eso, deberíamos saber que es “democracia”, y en consecuencia, al interpretarla bien, podríamos edificar un punto de vista objetivo, de nuestros deberes primero y de nuestros derechos luego.
De otro modo, siempre veremos al mismo pez, mordiéndose su propia cola. Puede que alguien, crea que este razonamiento está fuera de lugar, y que este está creado sobre la base del momento que vivimos ahora, eso no es así. He creído y trabajado toda la vida por convencer de esta doctrina, a todo aquel que me conoce.
No concibo vivir de otro modo, y un apunte a propósito de esto; no soy una persona religiosa, no creo que un dios todopoderoso, esté recostado en parte alguna del cielo, recostado entre santos y ángeles, viendo como la humanidad se destroza entre sí. Se me hace inverosímil, inmoral, que esté viendo a su creación, sufriendo del modo que lo hace.
No he tenido la oportunidad de viajar a otros países lejanos, sin embargo, amigos de toda confianza me han confirmado que hay grupos de policías, que van buscando a niños abandonados en las ciudades y los raptan, con el fin de matarlos para vender sus órganos. Niños que no tienen casa, que viven en alcantarillas, niños anónimos que con su sola presencia en las calles, crean el caos y la confusión entre los turistas, que acuden a visitar esas ciudades súper modernas.
Del mismo modo que la prostitución infantil en países asiáticos, estos corren peor suerte. No se puede hacer nada por ellos, y menos, nosotros desde aquí, están demasiado lejos. El asunto es… ¿haríamos algo por ellos si los viéramos a diario cuando vamos al trabajo, o cuando salimos con los nuestros de compras?. Dejamos pendiente la respuesta, porque realmente, no la tenemos. Se nos contrae el corazón cuando los vemos inhalando botes de pegamento para engañar a sus estómagos vacíos, incluso eso puede hacer, si tenemos hijos, que nos abracemos a ellos fuertemente a ellos, pensando en los “meninos da rúa”.
Pero… ¿para qué pensar en ellos, o los niños (as) de Tailandia por ejemplo, que con solo diez años son ofrecidos a hombres y mujeres viciosos, para prácticas aberrantes de sexo?. Con la de problemas que nosotros tenemos aquí…, cierto, pero no olvidemos que aunque podamos estar en situaciones desesperantes, nos tenemos los unos a los otros. Millones de niños en todo el globo, no tienen nada, absolutamente nada, ni la mera ilusión de ver el sol al día siguiente.
Vivir para ver. Para ver desgracias, como los niños son raptados en países de África para hacerlos soldados, que con un fusil Kalashnikov, se le obliga a que mate a miembros de su propia familia, si se quiere hacer acreedor de unos de ellos.
Dicen que Hitler, cometió las mayores troperías de la historia, no estoy de acuerdo, hoy, en el conjunto la sociedad “civilizada”, se ven genocidios de mayor envergadura, en primer lugar porque han pasado muchos años de la segunda guerra mundial, y se supone que todos en todas partes, debemos haber aprendido, sacado lecciones morales vitales para vivir mejor. No es así, ahora las masacres, están organizadas de manera, que sean más dispersas, pero igualmente efectivas.
En el caso antes mencionado, se pudieron contabilizar las víctimas, hoy es imposible, ¡son tantos…!, y lo peor es que el número de víctimas, ofrece personas de todos los estratos de la sociedad. No importa donde vivamos o el nivel cultural que tengamos, en un mundo globalizado, debe ser así, por desgracia.
Lo importante según lo veo yo, es, que no perdamos el acento en nuestras metas, y si por alguna razón alguien las destruye, procurar construir metas nuevas, objetivos que hagan que no perdamos el punto de vista de ser, personas que vivimos con el propósito de tener una vida mejor.


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