miércoles, 22 de agosto de 2012

MURCIÉLAGOS MUTANTES.



                            MURCIÉLAGOS MUTANTES.


…y esperan a que se ponga el sol, es entonces, cuando sus sentidos empiezan a funcionar, como si de una maquinaria perfecta se tratara. Agarrados a las ramas de los árboles, empiezan a aletear, al principio es un aleteo débil y silencioso esas alas casi esqueléticas los ha mantenido abrigados, como si de un saco de dormir se tratara, sus poderosas patas, terminadas en unas garras poderosas, los han mantenido seguros ahí arriba.
Ahora sus sentidos se acentúan, sus grandes ojos casi no ven nada en la oscuridad, pero se ha puesto en marcha el radar, este impide que choquen entre sí, son miles los que echan a volar a la vez pero no se tropiezan, de otro modo caerían al suelo y de allí no pueden alzar el vuelo.
Tienen una envergadura de alas cercana al metro de longitud, veros pasar sobre tú cabeza asusta, son peludos, con unas orejas desmesuradas, un vuelo torpe pero efectivo, que los hace cambiar de dirección en una fracción de segundo, no chocan jamás entre sí. Emiten sonidos ultrasónicos para detectar todo aquello que los rodea, eso hace que sea prácticamente imposible que se golpeen contra paredes, árboles, o cualquier otro elemento, que los distraiga de su verdadera razón para salir de noche, cazar insectos y alimentarse ellos para luego amamantar a sus crías.
Sí, los murciélagos son mamíferos, igual que nosotros, maman de sus madres, al regreso de la caza, se buscan mutuamente, para dar y recibir la leche que los fortalecerá para ser adultos. Mucha gente no soporta a esos animales pero lo cierto es que, de no existir, los campos y cultivos de todo tipo de cereal se pondrían en serio peligro. Si bien es verdad que tienen dificultades para cazar entre las hojas de las plantas, porque los pulsos ultrasónicos les engañan cuánto más cerca están de las hojas, tienen un notable éxito cuando se trata de cazar a cielo abierto.
Francamente, me gustaría tener esa cualidad que tienen los murciélagos, lejos de la apariencia que tienen, se esconden cualidades, que los humanos no podemos más que imitar de lejos. Es cierto que existe entre las diferentes especies de murciélagos, algunos de estos llamados “bichos asquerosos”, que no se alimentan de moscas, langostas u otros insectos. Son los llamados murciélagos “hematófagos”, chupadores de sangre o vampiros, miden entre 29-33 mm, eso significa que son pequeños, pero son muy inteligentes. Los animales sobre los que se posan para extraerles la sangre ni siquiera se dan cuenta de que están ahí, su mordedura es suave y después de haberse saciado aplican un anticoagulante que cierra la herida.
¡Hombre…! eso me recuerda a otros animales que sin tener la categoría de vampiros también hacen lo mismo, con la diferencia, de que estos te dejan la herida abierta, para que te la cures tú. Los murciélagos de verdad, te chupan la sangre y luego te ponen un esparadrapo, es lo suyo. Pero ¡estos otros de los que me acabo de acordar…!, bueno…, estos te chupan la sangre y si pueden el tuétano, y se quedan tan anchos oye.
No se sirven de la ecolocación ni nada, van a saco, haber, ¿a cuántos tenemos ahí que les podemos sacar lo poco que tienen, a cien mil, a dos millones de pringados?, a por ellos, que nosotros tenemos que salvar los muebles. A veces, algunos de ellos tienen la voluntad de hacer las cosas bien y toman otro camino, “Hey ¿adónde vais?”, no es que nosotros vamos por libre, “¿Cómo?, si no seguís con nosotros, cuando volváis a la cueva os tronchamos a vuestras crías”.
Claro está que eso hace que en su mayoría se retengan de tomar esa determinación, hay que pensar que los murciélagos se comen entre sí, de manera que como entre ellos se conocen bien. Siempre hay quién se salga de la regla, a menudo, basta con que te digan que no, para que hagas lo contrario. ¡Se montan unos pitotes…!, “Si tú no has venido con nosotros, ¿de qué hablas?”.   “Claro, porque no estoy de acuerdo con la zona de caza que habéis escogido…”.
Y así una y otra vez, los que se mantienen pasivos ante el barullo, o toman partido o los dejan en bolas, ¡he, que los murciélagos tienen pelo hasta debajo de los sobacos!, de forma, que si quieren mantenerse al margen, les arrancan la piel a tiras. Actúan en mitad de la noche,, es cuando mejor cazan a los pobres desgraciados, que algunas veces, ignorantes de lo que van a hacer esos vampiros, se dejan arrastrar por ellos.
A veces no son grandes personajes, por lo menos no son personas –porque a ellos nos referimos-, destacables, nadie a tener en cuenta; sus trabajos y funciones están lejos de representar un peligro para otros, pero, vaya que lo son. Seres admirados por todos y desvinculados al mundo de las finanzas, causan unos estragos, imposibles de reseguir después.
Y luego dicen que los vampiros son malos, especies a erradicar, ¿por qué?, esos animalitos hacen lo que está en su naturaleza, chupar la sangre y basta. Mientras tanto, esos vampiros mutantes, sin alas ni  ecolocación, nos chupan la salud a todos, después de todos sus crímenes, somos nosotros los que pagamos el pato.
Creo que con el tiempo me he convertido en un misántropo de cuidado, no sé si decir, que odio lo que me rodea, que ha llegado el momento de plantarse. Imagino a todos estos mutantes, desesperados porque termine la hora de sus tediosas reuniones, para reunirse con sus queridas y queridos como desesperados. Sudando como cerdos más que como vampiros, transpirándoles la entrepierna que disimulan con perfumes caros, sabiendo sus esposas que clase de vampiros son y en que, probablemente, van a terminar sus esfuerzos por mantener la familia cohesionada.
Esos vampiros y vampiras no ayudan en nada a los de su casa. Todo lo que tocan, lo convierten en porquería, porque todo lo que piensan es basura. Pero las polillas deben salir cada noche a comer, y los vampiros también.
Por eso, es bueno no confiar en nadie, es mejor ser un misántropo que un imbécil que se deja ver en lugares de vacaciones típicas, solo que para satisfacer deseos de tontos. Mira si no, las caravanas que se forman en las autopistas y carreteras en general, ¿las puedes soportar?, si es así un diez por ti, yo las odio. Y quizás de forma inmerecida, a la gente que satura los pequeños pueblos de vacación, los niños incordiando por las estrechas calles, las madres criticando a todo dios tirando de sus cochecitos con niños pequeños… parándose a mirar o trastear las tiendas de chinos, donde compran lámparas de bajo consumo a mitad de precio que en un establecimiento especializado.
A veces me considero una de esas moscas que se comen los vampiros, otras, una polilla, y así voy, comparándome con todo este mundo de insectos que, de una forma u otra terminan comiéndose los vampiros o cualquier otra clase de murciélago mutante.


                                                        -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-    







No hay comentarios:

Publicar un comentario