martes, 4 de junio de 2013


                                           AQUÍ ANDO.


Aquí no es ningún lugar en concreto, es el momento que me ha tocado vivir, que podría ser en cualquier otra época o siglo. Con andar me refiero a que estoy vivo, y eso… es de por sí mucho.
Con circunstancias de todo tipo que me han correspondido vivir, con muchos problemas a los que me  he tenido que enfrentar, con momentos de lucidez, y otros de absoluto oscurantismo que se han contrapuesto.
La vida misma te los procura, es como decidir, qué camino vas a tomar, al llegar a una intersección. Unas veces aciertas tomando el camino de la derecha, y otras muchas te equivocas si no lo tomas.
Sobre mi cabeza siempre está el cielo, ahí no puedo llegar, la ley de la gravedad me obliga a bajar en un momento u otro, sea que vueles con aparatos más o menos mecánicos, estas leyes inmutables, me obligan a descender a la tierra de nuevo.
Será eso lo que hace, que cuando alguien pregunta ¿Qué tal estás?, contesto siempre lo mismo, “aquí ando”. Si me hacen esta pregunta, cuando todo marcha bien, pongo buena cara, sonrío y hasta me permito bromear con mi interlocutor.
Otras veces fuerzas la sonrisa, ¿porqué transmitir tristeza a quién bien te quiere?. Lo que a mí me puede estar sucediendo, es mínimo comparado con otros millones de personas por todo el mundo que viven vagando como almas en pena.
Auténticos fantasmas del tiempo, ¡pobrecillos…!, los observo y pienso que si aquí ando, estoy gozando de un tremendo privilegio, de una gran aventura que algún día llegará a su fin, como todo el mundo, porque no hay inmortales en este mundo.
Puede haber clases más ricas, pero no por eso, más felices, y clases más modestas, hasta realmente pobres, pero mucho más ricos como personas. Las enfermedades son otro factor determinante para que uno ande mejor o peor, la salud no es ningún privilegio, ni es monopolio de determinadas clases de personas.
Unos ponen fin a su andadura con el suicidio, yo no creo que esta sea solución alguna para remediar los males. Desde que naces, sabes que estás expuesto a cualquier mal conocido, o desconocido.
Los médicos saben poco de algunas de ellas, entonces, su labor, es la de mitigar en lo posible el dolor, no paran de estudiarnos, de editar libros de medicina, de asistir a foros internacionales, para contrastar opiniones con otros colegas suyos.
Cuando regresan a sus consultas, cuelgan de la pared un nuevo diploma, hasta premios, por alguna contribución nueva que han hecho al capítulo de la ciencia. Y yo, andando igual que antes, preguntándome si realmente solucionarán mi problema, asistiendo a sus consultas y dejándome envenenar, por los medicamentos que me recomiendan.
Pero aunque estés realmente jodido, no puedo más que dejarme llevar por su conocimiento, por sus intuiciones, por sus estudios, por la exactitud de sus diagnósticos. Mientras… aquí ando, ¿qué otra cosa puedo decir?, cuando llegue lo que quiera que sea, ya se le hará frente, pero por el momento, andar, es lo único que me queda.
Hay quién al plantearse esta clase de vida, le hace vomitar, en mi caso en particular no es así, sencillamente estoy vivo, aprendo cada día cosas nuevas, o eso procuro, leo y escribo, que a mi modo de entender es todo un trabajo dadas mis circunstancias. Y mientras hago todo esto, crezco, como persona me refiero, es lo único que me importa.
De manera que si algún día me veis por la calle y me preguntáis que tal estoy, no os sorprenda si os digo “Aquí ando”.


                                                          -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-




No hay comentarios:

Publicar un comentario