ACELERADO.
Voy a tope, no si es bueno o
malo, pero no puedo evitarlo.
Noto como dentro de mí,
determinados resortes, que imagino están automatizados, engranan y cambian,
como si fuera un embrague gigantesco, pero de carne y hueso.
Alrededor, personas y cosas,
reciben mi atención pero de manera fugaz, no me puedo parar a socorrer a nadie,
voy a mil por hora.
Comidas ligeras y desordenadas,
pausas para descansar, que son más que eso, prisa por volver a salir disparado
como un ariete de guerra. Sueño fugaz, que no es descanso auténtico,
pensamientos que se agolpan a las puertas de mi mente, y que necesitan ser
despachados con urgencia.
Creo que me estoy volviendo loco,
por la mañana, una pastilla para aquello, dos para eso otro, dos más para lo de
más allá, al mediodía igual y por la noche más de lo mismo. Pienso que soy un
puñado de recetas con patas.
Unas veces algo me obliga a
parar, no sé lo que es, pero me deja varado, como el auto que necesita una
revisión, y tan buen punto se ponen a revisarme, salto de los caballetes y a
correr de nuevo.
Mis ojos, por suerte o por
desgracia, hacen millones de fotografías a todo color, o por lo menos eso
pienso yo, quizás los médicos dirían que no, que son fotos en color sepia, que
estoy confundido.
Me asomo a la terraza sin
interés, y en algunos momentos, me calmo, una calma relativa claro, porque no
puedo dejar de pensar en lo más profundo de mi subconsciente, que tengo muchas
cosas que hacer y decir. Se me dispara la alarma y vuelvo a poner la directa.
¿Cuánto tiempo hace que no salgo
a la calle…?, no me acuerdo, no me acuerdo de muchos de mis amigos, no recuerdo
las caras de mis hermanos, tampoco sé el día en el que vivo, probablemente sea
sábado, da lo mismo. ¿De qué sirve saber el día en el que vives, si siempre
tengo las mismas rutinas?.
Rutinas sanas por supuesto, pero
rutinas al fin y al cabo. Dormir un poco, comer un poco, cagar un poco,
escribir otro tanto y luego nada, nada más que preocupado, por seguir pisando a
fondo el acelerador.
Es tú destino me dijo el otro día
un amigo. Y una mierda el destino, el destino es un pretexto para intentar
salir al paso de las circunstancias, para cuando no se sabe dar explicación a
las cosas.
Es lo mismo que el que toque la
lotería, de destino nada, miles de bolas giran dentro del bombo, unas salen y
otras no, ¿porqué?, pues porque no han salido y punto. El destino es una
falacia con la que juega de modo gratuito, por lo menos esa es mi opinión.
Estas cosas me aceleran todavía
más, que hablemos porque sí, sin razones, sin lógica. ¿Es el destino el que
marca que miles de niños mueran cada día de hambre en África?, no, es la falta
de conciencia de las grandes potencias que durante años han estado exprimiendo
las posibilidades de este continente, y ahora, una vez esquilmados, los dejan
de lado. Esta y no otra, es la pura realidad. Han usado África para
enriquecerse, y ha llegado la hora de usarlos como un pañuelo con el que
limpian la nariz y luego se le hecha en la papelera.
¿Hay o no razón para cabrearse, o
para acelerarse que para el caso es lo mismo?. No puedo evitar pensar en estas
cosas, sé que no puedo solucionar nada, ese es un problema demasiado grande,
para que nadie pueda hacer nada a nivel individual, pero el corazón llora por
dentro al ver tanta injusticia, ver el desdén con que se trata este problema,
rompe el alma por la mitad.
Mi mente no puede asimilar tantos
acontecimientos fatuos, todos los días, de noche y de día, las noticias no te
traen más que inquietud, con ella, soledad, soledad de verme inmerso, en una
tremenda barbarie, para nada comparables, con lo que se ha vivido en otros
tiempos de guerra, donde el genocidio era práctica obligada para los demonios
políticos de aquellos tiempos. No puedo mirar para otro lado, solo contemplar
con estupor, frases históricas que dicen que aquellos tiempos, no iban a volver
jamás.
El corazón sufre, al ver tanta
impiedad, y tanto desaliento, entre aquellos que vivimos en mitad de esta
espiral de terror.
Vivo constantemente acelerado,
gracias a todo lo que me rodea, solo tengo una alternativa, vivir en mi isla,
en la seguridad de mi hogar, con los míos cerca, padeciendo, pero esta vez
desde lejos, en la distancia, para evitar que la aceleración acabe con la poca
cordura que me queda.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario