LA LUZ DE LAS LUCES.
A punto de perder la vida, y ya
en los últimos suspiros, cuando comienzas a pensar brevemente que te vas, llega
una luz, casi cegadora, envuelta en un halo de misterio y dudas, porque dónde
estás, no hay nada más que oscuridad.
No la puedes explicar por
hermosa, no la puedes comparar con el arco iris, no lo es, es simplemente, una
luz.
Tampoco sabes su origen, estás
suspendido en un espacio, donde no hay estrellas ni cielo, una dimensión
extraña pero a la vez cautivadora. Será que estás allí, porque es el único
reducto, la última cima, el último pico, el valle de los ausentes.
Quieres mirar a tú alrededor y lo
haces con confianza, tienes que identificar dónde estás. Todo te resulta
familiarmente desconocido, sin embargo distingues rasgos, gente, cosas que te
anuncian, que todavía estás vivo.
Todo lo que ves y tocas es tuyo,
tuyo por derecho propio, estás a punto de cruzar una frontera nueva, un sol
nuevo, una luna nueva, un universo paralelo al que ya viviste. Y comienzas a
forzar tú marcha, como un gran excursionista, que debe inspeccionar a la vez,
dos lugares distintos, con inconvenientes parejos.
El propósito… identificar la luz,
salir de dudas, saber a qué te enfrentas, resolver la incógnita, ¿qué es esa
luz que te acompaña, qué propósito tiene, porqué sigue tras de tí, acaso quiere
iluminar un camino nuevo por el que debes andar?.
De pronto, suspendido en el
espacio, se para muy cerca de ti, a manera
de saludo, se mueve muy lentamente, aunque tú te asustas no te mueves,
de hecho no puedes, ¿miedo, respeto, curiosidad?, quién sabe porqué estás
quieto. Ahora la luz se acerca, no es que se haga más intensa, solo que… parece
que cobra vida, que quiere decirte algo.
Sin saber cómo ni de qué manera,
se instala alrededor tuyo, miras tus pies, porque te parece que te han
transportado a algún lugar desconocido, luego la luz te abraza, y entonces un
leve escalofrío recorre tú cuerpo, no sabes que es lo que te pasa, pero no
rechazas este abrazo, te complace, te hace ascender por encima de todo, y te
ausenta de cualquier cosa o lugar donde pudieras hallarte.
Caes medio muerto, dichoso por
haber experimentado esta experiencia, la luz sigue a tú lado. Abres los ojos y
estás en otro planeta, en otro universo, es entonces cuando la lava ardiente
que corre por la ladera abajo, te advierte del peligro que corres. ¿Estás en
tierra hostil, alguien te ha traído aquí para aniquilarte, ha sido la misma luz
la que se encargó del asunto?. Un hacinamiento de preguntas se agolpan en tú
mente, ya no razonas solo preguntas, porque,
quién, cómo, cuando, no tienes tiempo de responderte, sencillamente, son
preguntas que nos las has causado tú, ¿o sí?. Algo tienes que ver, nadie escoge
a nadie de forma automática para llevarlo a algún lugar, o lo selecciona para
determinado objetivo, nada es pura
casualidad, todo tiene una razón de ser.
Es más que probable que sin
saberlo, tengas determinadas características que ni siquiera tú conoces, algún
don oculto, alguna gracia especial.
Aun puedes pensar, aunque estás
en el límite de la razón, es entonces cuando se te ocurre, ¿cuántos años hace
que la conociste, recuerdas donde fue y las circunstancias?, claro, es eso, te
enamoraste al verla la primera vez, bajo aquellas luces coloridas y parpadeantes
de la discoteca aquella, te separaste del grupo y te acercaste a ella, se había
fijado en ti, la invitaste a bailar y desde entonces, no os habéis separado ni
un solo instante.
Después de esta noche, llena de
gozo, caricias interminables, amor hasta la saciedad, comprendes que todo,
absolutamente todo, es fruto de vuestra unión, abrazado a la luz, estás
deseando que vuelva a envolverte de nuevo, si no es esta noche, mañana, pero
necesitas las alucinaciones que te procuran su compañía.
No te dejes distraer con lugares
lejanos y oscuros, en profundos callejones de iniquidad y odio, estos defectos
innatos en nosotros desde que nacemos, nos marca desgraciadamente, te conducen
a la deshumanización, a la frustración, al desencanto. Si llegas a casa y la
luz está encendida, felicítate, si llegas tú antes que ella, deja que te
asalte, que te ilumine, que te deslumbre. La luz es símbolo de paz, lo mismo
que la paloma, con sus tímidas alas, te llevará a lugares que todavía no has
imaginado.
Es un lugar de inmarcesible paz
esta luz, aprovéchala, disfruta de ella, continua clamando por ella, humíllate
si es necesario, al fin y al cabo, es lo único que te salvará en medio de este
mundo lleno de terror y desaliento.
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