¿SOLO LOS
MALOS VAN AL INFIERNO?.
El tormento eterno, el disfavor
de dios, la aniquilación de toda esperanza futura de vivir en otro mundo. Eso
es lo que siempre se nos ha predicado, lo que se nos ha dicho desde que tenemos
uso de razón, incluso en el colegio, cuando persistíamos en hacer determinadas
cosas mal, después del castigo, se nos amenazaba con el fuego eterno del
infierno.
Fantástico modo de mantenernos
dentro del orden de las cosas, de reprimir nuestras conciencias, de invitarnos
a hacer el bien sin mirar a quién.
En una familia, donde nadie ha creído jamás en
dios, esta cosas no me han ayudado nunca. Cuando salía del colegio, y detrás
del edificio me ponía a mear junto a otros compañeros, siempre decía “me meo en
dios si es que me oye”. Esto, me costó no pocos castigos en la escuela, siempre
había el chivato de turno o el católico acérrimo, que trasladaba a los maestros
esa frase.
Me supuso no pocos castigos, no
solo estar de rodillas contra la pared con un par de pesados libros sobre las
manos, también golpes de regla, rígidas y con cantos metalizados que golpeaban
mis orejas o las manos, notas dirigidas a mis padres, otros castigos que ya he
olvidado.
Ahora de mayor me pregunto…si hay
infierno ¿Quiénes van a él, los saqueadores, los embusteros, los asesinos, los
adúlteros, los borrachos, los maltratadores, quienes de todos estos, tienen un
lugar reservado en la memoria de dios para ir al infierno?.
Creo tener la respuesta, ninguno
de ellos, porque todos cuando morimos, descendemos al Hades, palabra griega que
traduce infierno, el lugar de la muerte, el sepulcro donde terminamos nuestra
vida, o Seol en hebreo. Realmente el infierno, en términos de sufrimiento, lo tenemos aquí y
ahora. Personalmente, me importan un rábano las calderas del diablo, y los
seres rojos con cuernos, de nariz puntiaguda, cola y con una horca o “furca” en
latín en la mano, para dominar a los que están bajo su influencia.
Basta ver el infierno de Dante,
para darse cuenta, que esto ocurre en la superficie de la tierra, no es las
entrañas de esta. De manera que si dios existe, tiene que tener una gran
memoria, o tener cientos de miles de secretarios celestiales, para llevar un
registro exhaustivo, de los que merecen su aprobación y los que deben ser condenados.
De lo que hay fuera, en otro mundo inmaterial, incorpóreo, intangible,
espiritual, lo dejo para los espíritus, que dicen por ahí que existen.
Soy materialista en este sentido,
lo que no puedo tocar, no existe para mí, a excepción claro está del aire, que
no se puede tocar pero lo notas, también la influencia que tiene sobre todo lo
que es vivo, pero en lo que se refiere a lo demás, prefiero dejarlo entre
paréntesis.
¿Qué hay de los miles de personas
que mueren diariamente por causa de la guerra, de las hambrunas, de las
enfermedades contagiosas o no?, ¿merecen ellos algún tipo de castigo peor que
el que ya sufren?. No, claro que no, pero todo aquel que puede seguir jodiendo
al prójimo sin represalia alguna, ahí lo tienes, bailando felizmente sabiendo
que quedará impune, de por lo menos, buena parte de lo que le corresponde de
castigo.
¿Qué hay infierno?, seguro que
sí. Otra cosa diferente es vivir siempre, hasta la muerte, de todo el mal que
producen estos bárbaros asesinos de almas, que caminan sobre los cadáveres que
dejan a su paso.
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