jueves, 20 de junio de 2013


                                 ¿SOLO LOS MALOS VAN AL INFIERNO?.


El tormento eterno, el disfavor de dios, la aniquilación de toda esperanza futura de vivir en otro mundo. Eso es lo que siempre se nos ha predicado, lo que se nos ha dicho desde que tenemos uso de razón, incluso en el colegio, cuando persistíamos en hacer determinadas cosas mal, después del castigo, se nos amenazaba con el fuego eterno del infierno.
Fantástico modo de mantenernos dentro del orden de las cosas, de reprimir nuestras conciencias, de invitarnos a hacer el bien sin mirar a quién.
En  una familia, donde nadie ha creído jamás en dios, esta cosas no me han ayudado nunca. Cuando salía del colegio, y detrás del edificio me ponía a mear junto a otros compañeros, siempre decía “me meo en dios si es que me oye”. Esto, me costó no pocos castigos en la escuela, siempre había el chivato de turno o el católico acérrimo, que trasladaba a los maestros esa frase.
Me supuso no pocos castigos, no solo estar de rodillas contra la pared con un par de pesados libros sobre las manos, también golpes de regla, rígidas y con cantos metalizados que golpeaban mis orejas o las manos, notas dirigidas a mis padres, otros castigos que ya he olvidado.
Ahora de mayor me pregunto…si hay infierno ¿Quiénes van a él, los saqueadores, los embusteros, los asesinos, los adúlteros, los borrachos, los maltratadores, quienes de todos estos, tienen un lugar reservado en la memoria de dios para ir al infierno?.
Creo tener la respuesta, ninguno de ellos, porque todos cuando morimos, descendemos al Hades, palabra griega que traduce infierno, el lugar de la muerte, el sepulcro donde terminamos nuestra vida, o Seol en hebreo. Realmente el infierno, en  términos de sufrimiento, lo tenemos aquí y ahora. Personalmente, me importan un rábano las calderas del diablo, y los seres rojos con cuernos, de nariz puntiaguda, cola y con una horca o “furca” en latín en la mano, para dominar a los que están bajo su influencia.
Basta ver el infierno de Dante, para darse cuenta, que esto ocurre en la superficie de la tierra, no es las entrañas de esta. De manera que si dios existe, tiene que tener una gran memoria, o tener cientos de miles de secretarios celestiales, para llevar un registro exhaustivo, de los que merecen su aprobación y los que deben ser condenados. De lo que hay fuera, en otro mundo inmaterial, incorpóreo, intangible, espiritual, lo dejo para los espíritus, que dicen por ahí que existen.
Soy materialista en este sentido, lo que no puedo tocar, no existe para mí, a excepción claro está del aire, que no se puede tocar pero lo notas, también la influencia que tiene sobre todo lo que es vivo, pero en lo que se refiere a lo demás, prefiero dejarlo entre paréntesis.
¿Qué hay de los miles de personas que mueren diariamente por causa de la guerra, de las hambrunas, de las enfermedades contagiosas o no?, ¿merecen ellos algún tipo de castigo peor que el que ya sufren?. No, claro que no, pero todo aquel que puede seguir jodiendo al prójimo sin represalia alguna, ahí lo tienes, bailando felizmente sabiendo que quedará impune, de por lo menos, buena parte de lo que le corresponde de castigo.
¿Qué hay infierno?, seguro que sí. Otra cosa diferente es vivir siempre, hasta la muerte, de todo el mal que producen estos bárbaros asesinos de almas, que caminan sobre los cadáveres que dejan a su paso.



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