EL NUEVO PARQUE.
¡He vivido tantos años soñando
con este parque…!, que cuando me siento bajo la sombra de sus sauces llorones,
y lo contemplo desde la pequeña altura que me concede el banco desde el que lo
veo todo, me emociono.
¡Tantos años había sido un solar
desierto!, que observar el estanque con
cisnes y sus nidos en el centro, se ha convertido en mi lugar favorito. Buena
obra esta, el puente de madera que cruza el canal, el césped, niños y mayores
jugando en él, el bullicio de los días de fiesta, con niños haciendo levantar
al viento sus cometas, es fantástico.
El rumor del agua, que se produce
por las piedras sabiamente puestas en los lugares oportunos, la pequeña cascada
que hace que se haga una pequeña playa artificial, ¡Cuánto convenía llevar a
cabo este ingenioso rincón.
Un largo sendero de tierra, que
recorre el rio a lo largo del parque, es usado como carril bicicleta, es un
tramo tranquilo, plano, cientos de personas lo usan para desplazarse por él, se
ve a la gente sonriendo cuando toman ese trecho, que comienza en la avenida más
popular y ruidosa de la ciudad.
Todo aquel que va sobre las dos
ruedas sin excepción, deja la avenida, y va en bicicleta por el parque, que
transcurre paralelamente a ella. Es sin duda alguna, un lugar de sosiego, de
calma, yo diría que tiene cierto magnetismo, que atrae a las gentes, a una hora
u otra, siempre está concurrido.
Ya están terminando el estanque,
en él habrá pequeñas barcas de paseo con remos, cuando lo terminen, estoy
resuelto a hacer una pequeña excursión con una de ellas.
Mientras tanto, leo y dibujo, el
parque es una fuente de inspiración para hacerlo. Trazo el dibujo con el lápiz,
y trato de que entre en la escena algún que llena la avenida, después, los
carboncillos se encargan de hacer el resto.
Todo gracias al parque, nunca
antes se me había ocurrido dibujar, ahora los dibujos fluyen de mi mano como si
alguien la dirigiera. No me canso de estar en él, me transmite vida siempre
nueva, las hojas caducas de sus árboles llenan los paseos, y a la vez, colores
nuevos, llenan de esperanza serena, la llegada de la próxima primavera.
Cuando esto sucede, llega el
milagro, sí, uno inexplicable y hermoso, lleno de luces, de nuevo la algarabía
de las gentes que esperaban que esto sucediera. Los hay que son fieles al
parque, me tengo por uno de ellos, no me importa el frio o el calor, hasta con
lluvia he estado contemplando su desarrollo.
Y el parque sigue allí,
esperándome siempre con las puertas abiertas de par en par. En fin, ¡podría estar
hablando del nuevo parque, días enteros sin parar, y aun así, no terminaría
nunca de ensalzar sus virtudes!.
La razón es bien sencilla, el
parque al que me refiero, es mi nueva musa, sí, ella que siempre me espera, la
que cataliza todos mis sentimientos, la que me entiende cuando mi ánimo cambia
por la razón que sea, que tiene la paciencia precisa para enseñarme cosas
nuevas cada día. Recibe a mis amigos como si fueran pare de mi propia familia,
les permite pasear entre las sombras de su generosidad, les invita para que no
me sienta solo.
Traza con sus delicados perfumes,
un aura de bienestar y dulzura, me quiere, me reclama diariamente para que esté
a su lado. ¿Quién de vosotros tiene a alguien así a su lado, que lo consuele y
lo abrace como si de algo precioso se tratase?, si es así, no la dejéis de
lado, es vuestra tabla de salvación, es vuestro único consuelo dentro del marco
de impiedad en el que vivimos.
Mi adorado parque, ese que con
cada estación del año, permanece inalterable, perpetuo, sin sonrosarse por
nada, más que por los cumplidos que le hago. Su rio, sus rosales, sus frescos
árboles, las delicadas flores que denuncian su inigualable valor, todo parece
estar construido a mi medida. ¡Y como ama…!, su amor es tan exótico, que gentes
venidas de todos los lugares, alaban su calidad, su fuerza.
El nuevo parque, este que ocupé
simplemente por la atracción que desprendía, va haciéndose día a día más
grande, más frondoso a la vez que único.
Ella es sin duda alguna, mi única
fortuna, el eje de mí ser, la forma de mi vida por ser ella quién la modela, el
instante de placer sublime por ser la moderadora de mis impulsos banales, la
ley que marca las pautas de mi bienestar. Ella es, mi único amor.
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