sábado, 1 de junio de 2013


                               QUIÉN PARTE Y REPARTE…


Ya se sabe el final de esta frase, es de todos conocida, y de muchos, interpretada de mal modo. Dicho de otra manera, es lógico que en algunos casos, el que reparte, se quede con la mayor parte.
El problema es, que casi siempre es o son los mismos, los que se benefician del reparto de manera injusta. A excepción claro está, si de que lo que se trata es de recibir palos, entonces los que reparten desaparecen como por ensalmo.
Aplica en este caso otro dicho, tirar la piedra y esconder la mano. Es curioso, en el diccionario español, aparecen un sinfín de frases al uso, para todas las circunstancias que uno pudiera imaginar, cualquier concepto imaginable está recogido en frases alegóricas al tema, aluden al tiempo, trabajo, dinero, ambición, muerte, todo lo que el hombre sea capaz de hacer o decir.
Todos estos argumentos que se conglomeran dentro de estas frases, tienen poco que ver, con la frescura con la que unos cuantos se toman las cosas. A  los que me refiero, no les importa matar o matar, con tal que sus planes salgan bien. Quienes están a tiro de su arco, y son estorbos a la hora del reparto… son atravesados por las saetas de la injuria, de la mentira, ahora son seres despreciables, que ni ellos mismos reconocen.
Han repartido y ahora se les ha visto el plumero, de manera que tienen que salvar los muebles de su casa de algún modo, si se les presiona mienten como bellacos, si se les acusa, despliegan toda una serie de argumentos que tienen estudiados desde hace años. Han mamado ese mal talante, lástima de sus madres que si los vieran, dejarían que se agriara la leche de sus pechos, antes de darles de mamar.
Que nadie piense que me estoy refiriendo solo a políticos, anda por ahí muy mala gente, gente que espera a que les des la espalda para saltar sobe ti. Somos muchos los que sin saber nada del asunto, se nos utiliza como herramientas, para hacer daño a otros, usando su influencia o conociendo nuestro carácter, a menudo débil e influenciable, se nos manipula, en ocasiones, se podría decir, que somos la carnaza en la punta de la cuerda, para  atraer a los tiburones.
Suena duro, pero muchos, reconocen que es así –si lo han hecho conmigo, pido perdón-, no era mi intención hacer daño a nadie. Siempre, sin lugar a dudas, hay culpables en los dos bandos. Los primeros los que reparten, los segundos, los que reciben las consecuencias de los primeros, si hay algo bueno que repartir, los segundos siempre son los más desfavorecidos. Lo contrario es cierto también, ¡cuánta riqueza de todo tipo hay, que jamás será descubierta, que quedará enterrada en el más profundo de los secretos, con aquellos que las amasaron!.
Cuanto cariño han podido dar los que parten y reparten, que ha quedado en  el anonimato, sin que una sola palabra de amor saliera de sus bocas. En consecuencia, cuantos infortunados hemos caminado por la vida, sin tener el beneficio de estos importantes donantes de felicidad.
Todo para ellos, ese ha sido su propósito, mientras que a su alrededor, no han acumulado más que desorden y odio. Al fin y al cabo ¿para qué?, para irse al hoyo con lo mismo que vinieron al mundo, desnudos y a menudo, sin dejar en la memoria de los vivos, más que un amargo recuerdo de sus actos.
Po esa razón, prefiero ser de los que reciben, más o menos, da lo mismo, pero sobre todo de los míos, los que me dan una razón para vivir, más y mejor.


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