martes, 21 de abril de 2015

TENEMOS PENDIENTES UNOS CUANTOS BAILES


                                   NOS QUEDAN POR DISFRUTAR MUCHOS BAILES

Tengo preparado un amplio repertorio de canciones, son canciones del recuerdo, de nuestros días jóvenes, cuando gozábamos como dos locos, apartándonos de las miradas de todos, arrimándonos el uno al otro, para sentir el palpito de nuestros corazones, para olernos mutuamente el perfume particular de nuestras pieles, de cómo se abrían todos los poros de esta, para soltar el particular aroma que nos unía. Espero con ansia el momento de poder volver a recordar aquellos íntimos momentos que nos hacían dos personajes únicos sobre la tarima de madera de aquel hotel al que solíamos ir en verano.
También en la intimidad de nuestro hogar habíamos podido gozar a pleno pulmón de estas canciones que a buen seguro recuerdas, algunas las cantábamos a dúo, ¡que fantásticos momentos aquellos! unas músicas más que conocidas para nosotros, hacíamos nuestras determinadas canciones de poetas de nuestro barrio, canciones de Serrat, otras eran canciones pegadizas, con mucho ritmo, rock o salsa que también a nuestra manera ventilábamos con más o menos acierto. Pero no se le olvida la imagen tuya, balanceando las caderas, para darle más fuerza a las letras incomprensibles que llenaban aquellos ritmos, letras anglosajonas pero que ya para aquellos tiempos daban la vuelta al mundo.
En cambio las canciones melódicas, los bailes lentos los bordabas, bueno, lo cierto es que todavía los bordas, siempre mandando tú eso sí, marcando la pauta, los giros y intuitivos golpes de cadera que me decían hacia donde ir. Tengo que volver a aprender a bailar contigo todas esas canciones que nunca he olvidado, y otras, que con los años, son nuevas pero igual de bonitas que las antiguas, las nuestras.
El repertorio es infinito, ¡hay tanta música que todavía podemos bailar juntos...! tantos bailes en los que recrearnos, que deseo estar cogido a tu talle, para vibrar juntos con el baile, sentir el peso de tus ojos sobre los míos, tu cabeza apoyada sobre mi pecho, cuando haya podido encontrar, la sincronía perfecta contigo.
Tengo muchas cosas que decirte mientras bailamos juntos, mucha música que escuchar, mucho en que deleitarnos, durante mucho tiempo pensé en esto como un mero sueño, ahora se va a hacer por fin realidad. ¡Faltan tan pocas horas para nuestro reencuentro que ya no me resulta una espera, te siento y hasta oigo tu voz durante el día, tu presencia.

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domingo, 19 de abril de 2015

VEGANZAS INDISCRETAS


                                                   VENGASZAS INDISCRETAS

Hay cosas que no se entienden, por ejemplo, que para vengarse de la mujer que le hace la vida imposible el marido, vaya y la acuchille delante de los hijos de ambos. Es una canallada... sería mucho mejor, según mi parecer, que se sentaran a hablar los dos y parlamentaran, que se dijeran las cosas a la cara sin dramatizar situaciones, que al fin y al cabo son inevitables las más de las veces.
Digo venganzas indiscretas, otros pueden dar el nombre que quieran a estos dramáticos sucesos, normal, cada cual ve las cosas según su propio punto de vista. ¿Que culpa tienen estos pobres niños que nunca van a poder reponerse de ese trauma...? se preguntan muchos. Otros pueden especular diciendo, que debería haberse clavado él el cuchillo en el corazón, antes de matar a su mujer de esta forma tan atroz. Todas las opiniones son plausibles desde este punto de vista, pero lo cierto es, que nadie estaba dentro de la casa, en el justo momento del acontecimiento.
Cuando llega el juicio de este asesino, bueno, presunto asesino, el abogado que le toque como defensor argumentará un sinfín de cosas para que exculpen a su cliente o lo procesen por un delito menor, que si hubo provocación por parte de ella, que los niños se quedaban solos dentro de casa horas llorando, esperando que volviera su madre, que ella lo atacó con otro cuchillo y él se defendió... la lista, si conviene, no termina nunca.
Pero la muerte se paga cara a veces, otras ni eso, en algunos casos la muerte es lo mejor que le puede pasar a alguien, a un soldado por ejemplo. Los hay mártires, que creyendo en que si mueren van a un paraíso a vivir con setenta vírgenes, se ofrecen de buen grado a morir, su dios se lo manda así y lo creen a pie juntillas. No importa si se llevan por delante a treinta o cuarenta inocentes, ellos van a lo suyo, a conquistar su premio, luego, una vez muertos, lo que no se sabe es a quién van a reclamar si no les dan su premio, van a un paraíso que está fuera del alcance del ojo humano.
Otros vengadores indiscretos son los que a escondidas roban aprovechándose de su condición de aforados, sí, gente intocable en el sentido que son personas importantes dentro del ámbito político nacional y a veces, hasta internacional. Se llenan los bolsillos de dinero que hacen desaparecer en paraísos fiscales, países a los que les hace falta, que reflote su economía y se venden al mejor postor aceptando cualquier pequeña fortuna para relanzar sus bancos, con el compromiso de que ellos no van a levantar la liebre, y que ya encontrarán el modo, de hacer que este dinero se ponga a disposición de sus dueños en el momento que les haga falta.
Se crean empresas pantalla, es decir inexistentes a fin y efecto que si las buscan no las encuentren, mientras, el dinero transita y viaja de un lugar a otro de la tierra, sin levantar sospechas de nadie hasta que se deja ver el color de los billetes de una forma u otra.
Nada se puede esconder eternamente, la justicia puede que sea lenta, pero es segura. La justicia es una mujer con una venda en los ojos, una espada en la mano derecha y una balanza en la izquierda que lleva en alto, para hacernos saber precisamente eso, que no se la puede burlar fácilmente. De manera que cuidado, parece que a estas alturas, tiene el mismo castigo robar un bote de leche para dar de comer a tu bebé, que robar millones de euros con el fin de dar mejor vida a tu familia, ir de putas, drogarse o vestir a medida, con buenos pilucos y mejores joyas.
Es una indiscreción que en definitiva pagamos todos, porque el tema está en el hecho de que aunque metan a esos chorizos en la cárcel por determinado tiempo, más bien menos del que merecen, cuando salen tienen guardado quién sabe donde, la pasta. Después de cuatro o cinco años a lo sumo entre rejas mal estaría que no pudieran disfrutar de su casa con piscina y criados. ¡Hombre...que ya han pagado por sus faltas... que puede querer más la sociedad!
Que dejen en paz a toda esta gente, al fin y al cabo, lo que me decía mi padre es absolutamente cierto, "Hay hombres pobres, y pobres hombres".

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LAS LARGAS VACACIONES DE LA VIDA


                                           LAS LARGAS VACACIONES DE LA VIDA

Sí parece que estamos de vacaciones mientras estamos trabajando, viajando, desplazándonos para ir arriba y abajo, son unas vacaciones pagadas, sacadas de la propia composición de la sociedad que nos mantiene vivos.
Incluso con sus riesgos, como las enfermedades o la vida en entornos que no son de nuestro agrado, siguen siendo vacaciones, inventamos formas de diversión que consiguen que riamos, que disfrutemos de las mínimas cosas como el visitar un zoo, ir de tiendas y comprar cosas con unos papeles al que le llaman dinero y por el que muchos, matan a otros. Hasta los más conservadores sienten la tentación de sobrevivir a base de la utilización de esos papeles pintados con caras de reyes o dictadores, de damas de la antiguedad o de famosos presidentes de determinados países.
¡Que felicidad, que hermosura de vida...! tenemos coches para poder desplazarnos adonde queramos, vehículos que suben montañas. Carreteras fabulosas que invitan a ir a toda velocidad por ellas, y vamos si las recorremos, lo malo es que hay gente que controla todo este entramado de excelencias, solo lo hacen por nuestro bien, para que no suframos daño alguno, si no respetamos las reglas que nos salvan, nos multan, pero eso es, para que podamos seguir disfrutando de nuestras vacaciones, es la vida. Hablaba un día con un amigo a quién respeto muchísimo, es un pensador, un hombre con mucha experiencia. Nos encontramos en la calle y fuimos caminando juntos un rato hasta el centro de la ciudad, estaba atestada de gente, época de vacaciones.   Fíjate Juan, la gran mayoría de esta gente que vemos sonriendo y disfrutando en las cafeterías y heladerías, piensan que ya era hora que les tocara ese mes sagrado de las vacaciones ja ja ja, pobrecillos, se las han pagado ellos mismos a pulso, pero los dueños de las fábricas o los talleres y oficinas, les hacen ver que es una concesión que les hacen por su esfuerzo.
Bueno, yo lo veo como un intercambio de poderes, los trabajadores hacen lo que deben y los dueños, se benefician de este esfuerzo continuado para darle un respiro al trabajador.   No es del todo así, el proletariado no es consciente de lo que su trabajo significa para la empresa, ellos curran lo que pueden, unos más que otros, pero eso no se aprecia siempre, va con el propio carácter de la persona, cada cual tiene sus aptitudes y eso significa que no todos merecen lo mismo.
Después de hablar largo rato del tema, concluí que era cierto, que unos trabajadores se apoyan en los más conscientes, en los más dignos de merecer las vacaciones de la vida. Que todo en conjunto es un mero montaje para mantenernos contentos y nadie se vea menospreciado, la ley del promedio.
Hay mucha gente que enferma por trabajar demasiado, cuando son mayores y comienzan complicaciones de salud, les dicen que han estado trabajando con productos cancerígenos, ya los han desmontado claro pero mientras tanto, la gente protesta y los empresarios hacen oídos sordos a sus reivindicaciones. Así pues todos, desde los que trabajan ahora, hasta los que ya no pueden hacerlo porque o están muertos o poco les falta, vivimos desde nuestra edad para vivir plenamente, de vacaciones, unas vacaciones cojonudas.

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DE VEZ EN CUANDO


                                                       DE VEZ EN CUANDO

Es necesario hacer un completo examen de cuanto hacemos y decimos, con el fin de examinarnos y poner al día todo aquello que en su día aprendimos. Es como repasar las tablas de multiplicar, en especial para mí, siempre fue un tanto difícil, la del siete. ¡Vaya lata cuando en la escuela al profesor se le ocurría preguntarte un múltiplo de los de en medio de la tabla por sorpresa, casi siempre me encontraba metido en una especie de trampa.
En la vida es más o menos lo mismo, muchas cosas que ya hemos podido experimentar, las damos por vividas, pensando que ya no las vamos a volver a vivir, que todo lo pasado ha sido eso, una experiencia irrepetible; pues bien, nos engañamos a nosotros mismos si  pensamos así. Es algo parecido al pescador que cada vez que planta su caña entre las rocas, pesca peces a diario, no puede volver a casa sin su pesca diaria, hasta que llega el día que no pesca nada. Ese día se frustra, se maldice así mismo y llega a pensar que la caña ya no sirve, o que la carnada que puso en el anzuelo no fue la apropiada, en ese instante, no piensa en las mareas que pueden haber alejado a los peces de determinada especie de la costa.
Querido pescador, hay que hacer un breve examen de toda la situación en su conjunto, y ver, que razones hay para que los peces, no hayan picado durante varios días. Lo mismo sucede con nuestra manera de actuar, damos por sentado que nuestro carácter y nuestra propia personalidad, son las que marcan la diferencia con respecto a otras personas, y aunque eso es cierto, también lo es, que podemos modificar determinadas conductas, si van a servir en beneficio de terceras personas. Puede que sin temor a equivocarme, el término podemos está de más, es más amable y correcto decir, que debemos cambiar nuestra conducta a fin y efecto, que los que nos rodean sepan, que estamos dispuestos a dar un giro de ciento ochenta grados, con el fin de ajustarnos a determinada nueva situación.
De vez en cuando hay que profundizar en nuestros sentimientos, sentirnos un poco más humanos, descarnarnos a nosotros mismos, con el fin de descubrir, si todavía corre sangre por nuestras venas. Si hay algo más dentro nuestro, que demuestre que nos quedan energías que consumir, en favor de otros, de otro modo, de vez en cuando, cuando queramos pararnos a pensar para examinar alguna situación, solo conseguiremos llorar por nosotros mismos.
Es razonable este comportamiento, es lo que se espera de cada persona que se digne a llamarse a si misma persona humana. René Descartes resumió la razón de esta manera "No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón; todo el mundo está convencido de tener suficiente". Así pues, no es la razón la que nos lleva a tener que hacer un examen de si mismos, lo que nos debe mover a hacerlo es sencillamente, tratar de mejorar en nuestras relaciones con nosotros mismos primero, y luego con los demás, a quienes llamamos prójimo.
Si reconocemos que hay personas que son capaces de dar su vida a cambio de la nuestra, puede que en muchos casos sea el de los padres con los hijos, deberíamos ver en que lugar nos coloca esta actitud altruista y a la vez indiscriminada.

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sábado, 18 de abril de 2015

BESOS EN LA DISTANCIA


                                                   BESOS EN LA DISTANCIA

Doy miles de besos en la distancia, deseando que se haga realidad el encuentro, que esos besos sean físicos, auténticos, que pueda sentir la piel de la persona a quién los dirijo, cada vez con más pasión, con más entrega, con el ánimo de sentir su aliento, cuando sus labios se abran con la misma voluntad que la mía, sentirnos enteros el uno frente a la otra persona.
Cada vez que hablo con ella por el teléfono, noto su respiración, pero no la puedo definir, por eso, besarse mirándose a los ojos, es lo que más deseo ahora. Sigo haciéndolo a diario, al otro lado escucho lo mismo, "besos cariño", dios como deseo que esto termine, que cada mañana sea nuevo para saciarnos de cariño demostrado, de desconocidas caricias, por el tiempo que llevamos separados. Y doy gracias al cielo de que sigue desando que vuelva a su lado, si supiera a que dios le corresponde este mérito, lo adoraría de buena gana, hasta lo infinito y un poco más allá, le agradecería que la haya puesto en mi camino de nuevo.
Cuando oigo su voz la sangre se me altera de alegría, de nuevo tengo la oportunidad de darle besos, de mandárselos con buen viento, ¡está tan lejos de mí...! tacho en mi calendario los días que me quedan para poder abrazarla, para además de besos, decirle de todo corazón, que la quiero.
Todos a una, están haciendo arreglos para que este encuentro íntimo, sea la cumbre de una felicidad ansiada, un deseo del todo satisfecho. ¿Que puedo hacer para acelerar este momento, sino esperar  que las alas del tiempo, inflen nuestras velas más aprisa? ¡Cuanto deseo acumulado y durante tanto tiempo...! solo lo puede comprender, el que sabe que las palabras conducidas por satélites, llegan a otro extremo, a otro país, conducidas por tremendas parrillas espaciales, frías espectadoras de esos cálidos besos, enviados desde todas partes del mundo, a seres amados que viven lejos.
Averroes dijo en una ocasión "En la naturaleza nada hay superfluo", tiene razón de ser esta frase suya, aun cuando los besos lleguen desde distancias infinitas, son eso, besos. Muestras de un cariño sincero, de deseo de estar cerca, de progresar en el amor que consideramos nuestro, aunque sea compartido por otros que también  lo merecen.
No se puede excluir de este tema los besos que siendo personales, son ficticios, besos obligados, no deseados, ¿cómo puede la gente besarse sin sentirlo? pues si que los hay, y muchos. Personas que se besan con intereses oscuros, esperando por esos besos una compensación del tipo que sea, pero... siempre son descubiertos los que obran así. Se traicionan a sí mismos, oscurecen su propio panorama de cariño, son besos perversos, ávidos de cosas, en lugar de mostrar amor altruista, ¿que sería de nuestra naturaleza humana, si solo este fuera el propósito de estar cerca de los seres que amamos, cambiando besos por favores?
Mis besos son amores, libertades otorgadas por el cariño que los míos me profesan, no he podido acceder antes a ellos, no he estado a su altura, solo sé de cierto, que no hay rencores que obstaculicen la llegada de esos besos que con franco amor les brindo, eso sí, desde la distancia.

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viernes, 17 de abril de 2015

APARCAMIENTO


                                                           APARCAMIENTO

Cuantas veces yo mismo me he considerado como un vehículo cualquiera buscando aparcamiento apropiado, en un lugar, donde pueda maniobrar con facilidad, tanto a la hora de encontrar el sitio como a la hora de salir de allí. En el fondo, siempre estamos buscando esto en la vida, un lugar que nos complazca, que nos deje capacidad de maniobra para poder movernos a nuestra conveniencia, y a la hora de quedarnos parados el tiempo que sea necesario. Sin tener que pagar por el tiempo que estemos ahí, ninguna zona azul, ninguna multa, solo que nos dejen en paz, a nuestro antojo, al fin y al cabo, ya pagamos para que nos dejen aparcar desde el momento en el que nuestro coche sale del concesionario.
Pues bien, parece que esto no es posible sin que alguien tenga que meter las narices en nuestra vida, que nos quiera dominar, que nos quieran someter. No lo hacen con mala voluntad las más de las veces, eso es cierto, velan por nuestros intereses, lo hacen con el mayor interés que creen tener por los suyos. ¿Que somos sino vehículos que rondamos por la vida, muchas veces sin propósito? Eso es a mi parecer, algo así, como tener guardianes que vigilan cualquier movimiento, más allá de lo necesario. Los seres humanos no somos en modo alguno chatarras que se descomponen con el paso del tiempo, hay quién si los considera así, y creo que se equivocan, los seres humanos a diferencia de cualquier vehículo tenemos alma, mucho se habla del amor que sienten los demás por sus parientes cercanos, y eso es encomiable. Sin embargo puede que distorsionen esa visión, dependen de nosotros, dicen, puede que así sea, pero de eso a coartar las libertades de cada cual hay un abismo.
Cada ser humano conoce sus límites, sabe hasta donde puede llegar y lo que es capaz de hacer o no, y eso, hay que respetarlo sobre todo, lo contrario sería dejar aparcado el coche en un lugar ideal y te quitaran las llaves con el fin de que no lo pudieras mover. Pronto se convertiría en pura chatarra, nos arrancarían el derecho a vivir del modo que queremos, sería una inmoralidad, predestinarnos a formar parte de un gran desguace, de donde se nos irían sacando piezas, con el fin de aprovecharlas para otros vehículos, que a su vez, pronto quedarán obsoletos, son meros cacharros apedazados que no llegan lejos sin sufrir averías.
Todo esto sucede, por el sano deseo, de querer gobernar de manera inapropiada nuestras vidas, salvaguardarnos de estropicios mayores, sin saber bien, porqué deben hacerlo así. La vida es para vivírla, lo mismo que un vehículo es para que nos sirva, para viajar, ir de compras o desplazarnos a un lugar, donde siempre hemos querido estar y nunca hemos podido hallar el momento de ir hasta allí.
Llegamos y aparcamos, dejamos nuestro vehículo allí y nos ponemos a caminar hasta una catarata, un lago, una montaña, la playa... ¡ya llegará el tiempo en el que no podamos hacer nada de todo esto, entonces seremos meros peatones, pero hasta que llegue este día, busquemos un buen aparcamiento momentáneo para disfrutar de todo aquello que queremos hacer sin estorbar a nadie.

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CONVERSACIONES DE SILLÓN


                                            CONVERSACIONES CON UN SILLÓN

Lo cierto es que no me llevaba la intención de entrevista alguna a casa de Carlota, quedamos en salir el fin de semana, la fui a recoger para escaparnos a la casa que mis abuelos tenían en El Montsant, una masía con un terreno ya en desuso, pero que permitía intimidad absoluta. Ambos abuelos estaban ya muertos los pobres, uno tras otro, los dos cayeron fruto de la nostalgia de estar separados.
Heredé la casa, la finca, y en ella, la gran alberca que en su día, sirvió para regar buena parte del terreno del que no se podía sacar provecho alguno, si no había agua. De pronto, mientras esperaba a que llegara del trabajo Carlota, me senté cerca del balcón que daba a la calle desde donde podría ver llegar a mi chica. Bajaría del bus que justo tenía su parada frente a la otra acera de la calle.
¿Que pasa colega, te la trabajas bien a Carlota? Aquella voz me dio un susto de muerte, ¿de donde leches salía...? miré a mi alrededor y no vi a nadie, al principio pensé que era fruto de mi imaginación, la verdad es que Carlota estaba como un queso, no perdía oportunidad de proponerle sexo cuando estábamos juntos, a ella le gusta lo mismo que a mí.    Si esto es una broma vale, pero déjalo ya, como broma ha sido cojonuda pero ya está ¿de acuerdo?    ¡Míralo... lo que tú digas!     Me cago en todo, ¿será posible... quién puñetas está hablando?    Soy yo imbécil, el sillón que tienes delante tuyo, será que no se me ve, el primer día que Carlota te trajo a casa te hacía más bajito, ahora que te veo de cara, me doy cuenta de que me equivocaba.
¡No puede ser... debo de estar volviéndome loco! no pienso contestarle a un sillón, y mucho menos mantener una conversación con él, vamos hombre... ni que se me hubieran caído todos los tornillos de la cabeza.   Eso ha pensado más de uno y no han regresado más, si quieres hacer caso de una sugerencia de alguien que tiene todo el tiempo del mundo para observar, y sentir el peso de la gente sobre la cabeza, no hagas lo que los demás, te aseguro que te puedo ser de gran ayuda.   ¿A sí y cómo, si puede saberse?    Pues te puedo orientar sobre cosas o personas de las que quieras saber algo, ya sabes... competencia, no creas que eres tu solo el que viene a esta casa buscando a Carlota.
Pero bueno... ¿que pretendes, pero que coño hago yo hablando con un sillón...? que no tío, que te estás volviendo loco, me cago en la leche... que vas a acabar cazando moscas o en un frenopático. Si le cuento a Carlota que he estado hablando con su sillón preferido, me tira por el balcón y con toda la razón del mundo.   Que va hombre, vamos a ver... ¿porqué tiene que saber que hablas conmigo? al fin y al cabo tu puedes tener tus pequeños secretos como los tiene ella, ¿o crees que no tiene? claro que los tiene, y algunos te pondrían los pelos de punta si los conocieras.    ¿A si... cuales por ejemplo?    ¡Ahora me quieres tomar el pelo...! no de eso nada, yo no te cuento nada hasta que no creas que soy un sillón especial, hasta que me consideres como lo que soy, único en mi especie. Que conste que soy así, gracias en buena medida a mi dueña, me ha impregnado de toda su sensibilidad, de toda su ternura, a... si señor, es toda una señora a pesar de su juventud.
O sea que eres un sillón chantajista, ¡pues si que vamos bien! ¿sabes que te digo? que no hay trato no tengo porqué hacer caso a un armazón de metal y madera forrado de fibra y espuma ¡faltaría más...!    Bueno, tu mismo, entonces no hace falta que te cuente lo que sucedió esta noche pasada sobre esta cretona que me cubre a veces, y que ahora está en la lavadora.
Remi se levanta de la silla disparado, se acerca a la lavadora que está situada justo al lado del fregadero y abre la puerta, allí está la manta de color verde, violeta y amarillo, combinando estos colores con un paisaje de la sabana, baobabs incluidos. ¿Que ha querido decir el sillón con que la colcha estaba en la lavadora? Del mismo modo que ha salido del comedor vuelve a él, se queda mirando al sillón, que impertérrito sigue en su lugar, hombre es un mueble oye, ¿que quieres que haga, adonde va a ir?    ¿Que pasó ayer aquí con esta colcha sobre ti?    Míralo él, ahora se le ha despertado la curiosidad de golpe, vaya hombre parece que las cosas comienzan a cobrar forma ¿no te parece?    Vale si, te creo, aunque pueda parecerme imposible te creo, un mero mueble sin sentidos, no puede observar algo así y luego describir el acontecimiento.
Te lo digo antes de que llegue, no vaya a ser que se cabree porque te cuento esto, no sabe que hablo, ni que converso con la gente, pero a ti te  lo voy a decir. Ayer estuvo con una amiga del trabajo, que hace algún tiempo que está divorciada, oye... tela como está la mujer, entiendo de estas cosas porque he  visto y sentido muchos culos sobre el tarro, igual que siento el peso veo, que uno no es idiota a pesar de ser solo un mueble. Pues ya ves... resulta que no solo fue el paso de una, sino de las dos, el que tuve que soportar durante más de una hora, haciendo fuerza con mis fuertes hombros para que no cayeran por los lados... usando de toda mi fuerza para que el respaldo no cediera cuando una de ellas estaba de pie sobre la otra..., en fin, que te puedo contar más?, no merece la pena abundar sobre el tema. Solo por curiosidad... ¿que tal se porta contigo? ya sabes, me refiero al tema este de la machaca.
¿Qué podía importarle a un mueble, vamos a un sillón la respuesta a esa pregunta? el hecho es que era la butaca preferida de Carlota, en cierto sentido era normal que quisiera saber acerca de su conducta fuera de casa.   No pienso contestar a eso pedazo de mueble.   Bueno, peor para ti...    ¿Porqué peor para mí...?    Hombre no te hagas el lila, ejerzo una fuerte influencia sobre ella, sí sobre Carlota, desde esta postura inmóvil, puedo manejarla como mejor me parezca, si se sienta aquí, dejándose recoger por mis suaves y poderosos brazos, reposando sobre mi mullida cabeza, masajeando su espalda con movimientos casi imperceptibles, la domino. Nunca subestimes el poder de un mueble, de un espejo, del pomo de una puerta, de un pequeño cuadro colgado en la esquina de un pasillo, estamos aquí gracias a los dueños de las casas, pero esa misma voluntad, hace que sean un poco esclavos nuestros.
Carlota llega a su casa, le ha parecido que Remi estaba hablando con alguien cuando a abierto la puerta, por eso ha entrado descalza, y con paso lento entre las sombras del largo pasillo, ha observado a "su chico" sentado en la bracera del sofá, hablando al espacio vacío que hay entre la chimenea y el gran cuadro de caza del corzo con perros, que hay detrás del sillón. Termina de entrar en el salón y pregunta   ¿Hola...?   ¡Carlota cariño...! me has pillado en mitad del ensayo de una representación, que entre unos cuantos amigos estamos preparando, es un texto original que vamos a estrenar el día del primer aniversario de bodas de uno de ellos.
¡Pero mira que eres embustero Remi...! Le contesta el sillón.   Dile la verdad hombre de dios, no te das cuenta que ella ya conoce mis propiedades a fondo, somos cómplices obligados de todo cuanto ocurre en esta casa ¿a que sí Carlota?   Claro hombre, no tenías porqué haberme contado cuentos chinos, él y yo somos como colegas, supongo que te habrá contado la historia de anoche...   No no le he dado más que una pista, pero sin nombres ni nada, tiene que saber que eres una mujer, al fin y al cabo no es malo saber sentir en toda tu plenitud el impulso de la vida.
Remi no ha contestado a aquella conversación que ahora mantiene Carlota con su sillón, poco a poco va retrocediendo hacia la puerta y descorre con la mano detrás de la espalda, el pestillo que cierra la puerta, sale y al llegar a la calle, Carlota lo entrevé corriendo por entre lo plátanos que hay al borde la acera del paseo.   Bueno voy a llamar a Adela la voy a invitar a venir a casa, no vamos a salir de aquí en todo el fin de semana, pórtate bien ¿vale?.   No sufras, estaré a la altura de las circunstancias.

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martes, 14 de abril de 2015

PALOMA


                                                                 PALOMA

Se la ve poco por el barrio, la mayoría de vecinos ni siquera saben nada de su vida y costumbres, una cosa es consecuencia de la otra. Si conoces, aunque hables con esa persona, sabes más o menos a qué se dedica, que hábitos de vida tiene y con quién va, no es el caso de Paloma, solo se sabe de ella que vive con su padre, un hombre que se pasa el día leyendo y escribiendo, el gran ventanal que da a la calle, en  un segundo piso, deja adivinar que clase de vida lleva. Sale a la calle solo a comprar a un supermercado cercano a casa, es un barrio popular y lleno de vida, ahí se entremezclan culturas y razas llegadas de países diferentes.
Paloma, una chica de veinte y pocos años, sale diariamente de su casa a eso de las seis menos cuarto, se acerca a la parada del autobús que la llevará bastante lejos de su casa, trabaja en un restaurante que es a su vez hostal y bar. Ese trabajo le exige dedicación completa, hace de todo en el lugar de trabajo, lo mismo sirve en la barra que limpia habitaciones, cambia la ropa de las camas, las baja al sótano y programa la máquina industrial para que lave la ropa y la seque. Terminada la jornada en el bar y el restaurante, se dedica a barrer y fregar los bajos  del bar, la recepción y el restaurante.
Si los vecinos supieran a que se dedica, no andarían por ahí, diciendo lo que dicen de ella, cuando alguien es algo hermético a renglón seguido comienzan a sospechar y levantar toda clase de bulos sobre lo que hace o deja de hacer, infundios de gentes que tienen demasiado tiempo desocupado. Especialmente las mujeres que se paran a hablar por la calle, vecinas que comparten gustos y aficiones, desayunar juntas en la granja después dejar a los niños en el colegio, tomar café después de dejarlos de nuevo por la tarde, ese tiempo, es el ideal para hablar de los demás.
¡Cuesta tan poco especular...! poner verde a alguien a quién se desconoce es lo habitual. Claro que, no critican, no se meten con las personas de las que hablan... pero especular sobre Paloma se conoce que les pone.   No sé que debe hacer... pero eso de que vaya de veintiún botón antes de salir el sol y vuelva a la una o la una y media de la mañana... que quieres que te diga, me hace sospechar.    Ese horario es el que hacen según que personas que trabajan en lugares de dudosa reputación, debe de estar forrada la muy zorra, porque seguro que con su edad, debe ser puta de lujo.
Poco se imaginan su trabajo real, ni los requiebros que a diario tiene que hacer con determinados clientes del local, desde gente que ocupa alguna habitación de forma continua, a otros foráneos, que de paso le hacen proposiciones indecentes. Que haga o deje de hacer lo que sea y con quién quiera es cosa suya, eso es lo cierto, pero que por ello le cuelguen el sanbenito de ramera, ya es harina de otro costal. Paloma es una chica con muy buena formación moral, eso no quita que tenga amigos con los que salir, amigas con las que ir a unos grandes almacenes a comprarse unos vaqueros o zapatos.
Pero cuando te marcan con determinado estigma, es difícil arrancártelo de la frente, esa marca a manera de letra que te ponen como una marca a fuego, queda para siempre. Incluso si se enteraran del trabajo real que realiza, dirían de ella que la madamme para la que trabaja la ha desechado por cualquier motivo, y que esa es la razón por la que está ahora quitando mierda en un hotelucho de mala muerte.    De alguna manera se tiene que ganar la vida... hace y deshace las camas con una práctica que te cagas, ¡vaya práctica debe de tener!
Nadie se para a pensar, que los olores que salen de la cocina de su casa, no son más que la comida que está preparándole a su padre para el día siguiente, y que solo después de eso, se ducha y se acuesta, ya viene cenada del restaurante. Su padre Alfonso la adora, es su soporte en todos los sentidos, el hombre anda mal de salud y tras la muerte de su esposa, se resintió bastante. Paloma no solo fue su consuelo, fue su apoyo, el cariño que les profesaba a ambos ahora es exclusivamente para su padre que necesita no solo sentirse querido, ella se acerca a él cada noche, junto a su cama y le dice al oído que lo quiere, los padres necesitan sentirse amados por los hijos y en ese sentido Paloma cumple con esos requisitos más allá de lo que muchos imaginan.
Un ictus ha dejado a su padre fuera de juego, llaman al trabajo de Paloma para comunicarle que su padre ha tenido que ser hospitalizado, sale a toda prisa del hostal y coge un taxi que la lleva a la residencia al otro lado de la ciudad. Alfonso intubado, sondado, con la respiración asistida, ve a Paloma al otro lado del cristal de la unidad cuidados intensivos, está llorando, acongojada quiere disimular su dolor por ver a su padre en esta situación, el hombre percibe ese dolor en el rostro de su hija quiere decirle que no se preocupe, ahora le llega el momento en el que diría tantas cosas...
Paloma pide vacaciones al dueño del local, es un hombre razonable que además ha tenido la oportunidad de conocer al padre de Paloma, fue invitado a cenar un día y luego el mismo lo acompañó a su casa, hace de eso bastante tiempo, no le dijo nunca a Paloma de qué estuvieron hablando en el camino de vuelta a su casa sin embargo, desde entonces, Paloma notó un sensible cambio de actitud hacia ella, un cambio que fue para bien, la consideró desde entonces, como un miembro más de la familia, detalle que ella agradecido inmensamente. No es lo mismo trabajar bajo la sombra de la observación constante, con un peso detrás de la nuca de forma constante, cada vez que se abre la caja para dar un cambio, fugaces miradas que te observan a través de los múltiples espejos del restaurante y el bar.
Ella recuerda que desde entonces, las cosas han cambiado mucho, no solo han cambiado en el trato, el dueño Pablo y su mujer, le han confiado las llaves del local, por si en alguna ocasión surge algún imprevisto. Pablo se acerca al hospital a ver que tal va Alfonso, encuentra a Paloma sentada en una silla, durmiendo con la cabeza ladeada, frente a la habitación donde su padre, pasa las horas sedado.
¿Como va tu padre Paloma?  Se despierta sobresaltada, ha estado soñando que iba en una lancha motora con un hombre, estaban rodeando Ibíza, aquel hombre, abrazándola por los hombros mientras conduce desde el puente, la besa y le sonríe, le  dice que serán muy felices. Curiosamente no sabe quién es, su cara no le trae recuerdos de nadie en concreto, se le desdibuja por completo, es un extraño para ella.    Hola Pablo, gracias por venir, ¿como has dejado el negocio para venir aquí? este lugar es deprimente.   Todos los hospitales son deprimentes, lo sé por experiencia, no te preocupes, cuéntame...   Los médicos no me dicen nada, está en observación, no dan explicaciones, supongo que en estos casos, tendrán que dejar pasar determinado tiempo antes de dar un diagnóstico.
Anda ve a casa, descansa un poco y cuando te venga bien vuelves, yo me quedo con él, toma.  Le tiende la mano con dinero, cien euros para los taxis y por si necesita cualquier otra cosa.   No hombre que yo tengo dinero...   Anda cógelo, no toques nada de tus ahorros, los puedes necesitar más adelante.   ¿Pablo, sabes que consecuencias puede traer consigo un ictus?    Bueno, es difícil de saber Paloma, depende de cada persona, hay quién los supera sin demasiados problemas, mientras en otros casos, la cosa se complica y... de cualquier forma no se puede anticipar sobre tu padre, es un hombre fuerte y sano, eso le puede pasar a cualquiera.
El resultado del ictus de Alfonso es la muerte, algo tan natural y sencillo que pasamos a su lado de continuo sin apenas. Es mucho más difícil nacer que morir, aunque en este caso, la muerte de Alfonso ha sido harto complicada, nadie es igual, todos somos distintos, y esa identidad única hace que la muerte, no se pueda estandarizar. Para Paloma, la muerte de su padre es un acontecimiento extraordinario, mientras, las vecinas que no han olvidado a la chica y su trabajo dudoso, echan madera al fuego.    Fíjate que manera de matar a su padre, a disgustos, ¡con lo buenas personas que era ese hombre y su mujer!    Si chica, se conoce que hay hijos que no tienen conciencia, no les importa las consecuencias de sus actos.
Salvo el hostal con el servicio de comidas, lo demás está cerrado un día. CERRADO POR DEFUNCIÓN reza el letrero pegado en la puerta metálica del bar. Arropada por los dueños del negocio donde trabaja y dos compañeras más, el resto atiende el hostal aunque han enviado sus condolencias en forma de una pequeña corona de flores, van camino del lugar donde van a descansar los huesos de su padre.
Paloma ha cambiado de casa, ha puesto a la venta el lugar donde ha vivido hasta ahora, los recuerdos golpean su espíritu de modo tal que se pasa las noches sin dormir, tiene que cambiar de forma de vivir, es como si se enfrentara a un desafío por la supervivencia. Cerca del trabajo, encuentra un piso de dos habitaciones de alquiler, eso significa que debe deshacerse de muchas de las cosas que tenía en la otra casa. Un librero del casco antiguo de la ciudad se encarga de hacerle una oferta de los libros de su padre, salvo unos cuantos que ella ha leído y no quiere perder bajo ningún concepto, el hombre se lleva los libros, todos son libros buenos, buena literatura, tiene clientes que buscan esos libros que en su mayoría están ya descatalogados. Unas cuantas llamadas de teléfono, y en unos días, habrá quintuplicado el precio de lo que ha pagado por ellos.
Paloma es ahora si cabe, mucho más activa en su trabajo, está propulsada por una fuerza extraña que la lleva a trabajar a toda máquina, Pablo tiene que pararla, le exige que descanse un poco, que se tome el trabajo como lo que es, un trabajo, pero es demasiado pedir para una chica que está en plena adaptación a una nueva vida. Quizás más adelante pueda permitirse relajarse un poco, ahora no, es imposible, se ha adaptado a su nuevo piso, moderno, bien arreglado, confortable, pero en lo que respecta al trabajo las cosas son diferentes, necesita quemarse un poco más, la vida se lo exige así.
Las vecinas de su antiguo barrio, ya han dado con otra víctima para justificar tener de quién hablar. Es otra de esas guarras que vive en el vecindario de la que no se habían percatado, madre soltera de dos hijos Sale a diario de su casa muy bien arreglada, para que la recoja a la misma hora cada día, el mismo coche con el mismo hombre al volante, los niños se quedan a cargo de la madre de ella, una abuela relativamente joven que los lleva al colegio a diario, y se encarga de todas las cuestiones relacionadas con los asuntos del hogar.
A Paloma la pretende un chico que parece ser de una buena familia, gente sencilla como ella, con un hijo algo mayor que Paloma que tiene sus mismas aficiones y gustos por ir al cine el día que libra del trabajo, va de compras como ella, que al margen de tomar una cerveza fuera de casa, no le gustan los restaurantes, ni la música house, sus gustos se decantan por la música moderna pero bien interpretada, bailable e íntima.
Quién sabe si ahora Paloma podrá por fin ver cumplido su sueño, cerrar el círculo que ha luchado por conseguir que sea lo más perfecto posible.

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domingo, 12 de abril de 2015

SOLDADITOS DE PLOMO


                                            LA VICTORIA DEL SOLDADITO DE PLOMO

Ahora, como el ejército es profesional y no hay trabajo, me he buscado este curro, voy a ser soldado. Ser soldado ahora no es como antes, antes había muchas guerras y no sabías nunca donde te iba a tocar pegar tiros. Ahora todo es diferente, en nuestro siglo las cosas son completamente diferentes, mis padres ven bien que me haga soldado, les digo que es lo mismo que ser oficinista, soldador, carpintero o cualquier otro oficio del mundo. Claro, como no tengo formación académica, no me queda otra alternativa, allí te visten, te dan de comer bien y un techo donde puedes estar cómodo, además, haces amigos por un tubo.
Está decidido, se incorpora al ejército después de pasar determinadas pruebas, como todos los reclutas tiene que soportar cierta presión al principio. Ya se sabe que los oficiales se meten con los nuevos y les insultan, los presionan, le preguntan si va a ser un buen soldado. Responde como todos que sí, que él no le teme a nada y que la vida dura del soldado está hecha a su medida. Ya ves... hablar por hablar, lo cierto es que no sabe bien lo que significa ser soldado, estamos en la Unión Europea y eso compromete a mucho.
El primer permiso que tiene lo dedica responder las preguntas de amigos de su barrio, los de toda la vida, les dice que aquello es la leche, que hay compañerismo de verdad, que todos son una piña. Obvia las novatadas que les hacen los viejos, los que llevan en el ejército cuatro o cinco años. Ha ligado con una chavala que se ha quedado prendada del uniforme que luce, pasan la noche juntos en casa de ella, luego, por la mañana, antes de que venga el novio a buscarla para ir a casa de los suegros a hacer una paella, la de los domingos, se va a casa de sus padres, duerme un poco y luego, antes de marchar por la noche con el bus que los recoge a todos en determinado lugar para volver al campamento, abre la vitrina de su cuarto y limpia uno a uno los sodaditos de plomo de la colección que posee.
Los que más le gustan son los soldaditos de la legión, los estandartes y la cabra que los acompaña, el símbolo de la legión, va acompañada de un gastador barbudo y corpulento. La madre lo despide envuelta en mar de lágrimas consolada por el padre que le dice al soldado Gabriel que tenga cuidado, después, se cuadra uno frente al otro y se saludan marcialmente, se cierra la puerta a la espera de recibir noticias de su hijo.
Los soldaditos de plomo de la vitrina no cambian de aspecto, no se entristecen ni se alegran de la marcha de su dueño, están ahí, impertérritos, formando y desfilando de forma estática. Gabriel saluda los amigos que han tenido el permiso junto a él. Se cuentan las batallitas que han tenido el fin de semana, se ríen a placer escuchando las historias de sus compañeros, anécdotas y cosas que cada cual ha estado haciendo durante el fin de semana. Cuando llegan al cuartel, el oficial de guardia les dice que mañana tienen que formar a las seis de la mañana, van a ser trasladados a otro cuartel. Se miran unos a otros, murmuran, nadie les ha dicho nada al respecto cuando les dieron el permiso, no están en condiciones de hacer preguntas, son soldados, han jurado la bandera, y con ello, se han comprometido a morir si es preciso por la patria.
Llegada la mañana del lunes, con la vestimenta de camuflage suben a los camiones, les acompaña un batallón de soldados, bregados ya en peleas serias, gente que han estado en fronteras y han tenido que responder a fuego enemigo. Gabriel y otros como él, se lo miran todo con incertidumbre, ¿adonde puñetas vamos...? tres horas de camión y con el culo hecho jirones de tanto golpeteo, llegan a una zona de descanso, les dan raciones para comer y después de media hora, de nuevo a los camiones. No les da tiempo más que para comer, no pueden hablar del asunto que tanto les ha sorprendido esta mañana otoñal.
Por la tarde, después de todo el día de carretera, llegan a un campamento de formación, va comenzar la prueba de fuego para esos soldaditos de plomo. Hasta ahora no han hecho más que comer y dormir, las cosas van a cambiar. Durmiendo solo siete horas a duras penas, el resto del día lo pasan en la instrucción, manejo de armas, entrenamiento físico y pruebas de aptitud que no todos pasarán. Gabriel las pasa todas, es su oficio, recuerda a sus soldaditos de plomo, no va a ser uno de ellos, está preparándose para entrar en batalla si hace falta.
Ese es un fenómeno extraño, cuanto más se instruyen, más ganas tienen de pegar tiros contra alguien oye. Uno de los amigos de batallón le dice...    ¿Y todo esto para no hacer la guerra...? vaya mierda. ¡Si ahora no hay guerra contra nosotros hombre...! lo que pasa es que tenemos que estar preparados para cualquier contingencia. Y sí, a los cuatro meses conocen su nuevo destino, tienen que ir a proteger una frontera de posibles ataques terroristas. Los veteranos se ríen de algunos de ellos que tienen una cara de miedo que asusta verlos, son sobrevivientes de los cascos azules, han sido destinados otras veces a lugares, que no quisieran que nadie viera, misiones de protección de la población asediada en otros países.
¡Cuantos de ellos quisieran estar metidos en la vitrina de Gabriel, decorando la habitación de este, ser desempolvados de vez en cuando por su dueño! Colaboran con fuerzas de la ONU, al gobierno se le exige que cumpla con su parte, en acuerdos que están suscritos desde hace años.
Aviones del ejército los lleva al lugar donde van a desarrollar su misión. Lo cierto es, que algunos van meándose a pedal, piensan en sus padres, otros en sus mujeres e hijos, otros en sus novias, con las que se iban a casar dentro de poco. La realidad es que van a ser puestos a prueba de verdad, no son soldaditos de plomo ahora, no hay tiempo para lamentaciones, tampoco quieren pensar mucho en la familia que han dejado atrás, a la larga eso no les beneficiará. Es bueno no pensar en esas cosas ahora, tienen que ponerse al día con las circunstancias en las que se ven envueltos, lo primero que se les encarga, es que vayan al mercado a buscar provisiones para la tropa, no es un mercado como otros, es un mercado de abastos grandísimo, naves prefabricadas contiguas unas a otras, acogen mercancías de todo tipo, van escoltados por soldados franceses, con un par de todoterrenos con ametralladoras en el techo, estos abren y cierran la formación, en mitad de los cuatro camiones de carga, un vehículo blindado con tropas en su interior.
¡Me cago en la leche... donde nos han metido esta gente! Cállate y no hables más, eres un soldado coño, le contesta al soldado que se queja un sargento que está muy tranquilo y se deja llevar por el traqueteo del camión. A mi orden todo dios abajo a cargar lo que os dejen en el muelle de carga ¿de acuerdo? Si mi sargento, contesta Gabriel. Bien, pues tranquilos, no tenemos ninguna alerta de que vaya a pasar nada ¿vale chicos?
Es en esas ocasiones, cuando más te tranquilizan cuando hay que estar más alerta, ellos van desarmados, solo llevan las semi automáticas en el cinto, sujetas mediante vélcros recios a la pierna con tres cargadores en el cinto. Ya regresan, se felicitan por haber pasado la primera salida, sin sustos ni contrariedad de tipo alguno, los compañeros los felicitan, les han llegado alimentos frescos y lo celebran. Aunque la tranquilidad dura poco, a unos cientos de metros, un blindado ha saltado por los aires, cuatro soldados han quedado reducidos a cenizas, eran soldados canadienses, de inmediato salen fuerzas armadas con una tanqueta al frente, hay que auxiliar a los posibles heridos. Un teniente a cargo de un pelotón de veinte hombres sale tras el vehículo blindado, dos Hammers se incorporan a la formación, desde la torre de guardia se observa el cráter que ha producido la explosión, cuerpos mutilados esparcidos por la carretera y un círculo de soldados que ya han tomado posición con tiradores de élite en cuatro esquinas.
Gabriel se santigua, no es creyente ni nada por el estilo, pero parece que dios, aparece recordado en estas circunstancias, no en vano hay una tienda capilla en el campamento, y por supuesto un capellán castrense para atender las necesidades espirituales de los soldados católicos, no hay capilla para otras confesiones religiosas, solo para los que creen en Cristo, la Virgen María y Dios, nuestro señor. A los demás se les debe considerar apátridas de dios, además si requieren los servicios de la capilla, cualquiera de ellos puede entrar a rezar lo que quiera y a quién quiera, nadie se lo va a impedir. La iglesia católica es eso, universal, es lo que significa.
Gabi ¿tu crees que saldremos de esta? le pregunta un amigo artillero. Claro hombre, como no vamos a salir de aquí, el índice de mortandad en este rincón del mundo es muy bajo, en lo que se refiere a soldados quiero decir.  Pues fíjate tú que consuelo... lo que significa que cualquiera de nosotros puede saltar por los aires en cualquier momento. Somos soldados tío, estamos para servir a nuestra patria... por lo menos yo lo veo así.
Patrullan continuamente los cascos azules, comercian con la gente de la ciudad, compran drogas y licor aun a riesgo de ser castigados por ello, pero las cosas funcionan así. Tienen prohibido confraternizar con las mujeres de la zona, pero eso no impide, que las usen como prostitutas y hasta violen a las que se niegan a sus deseos. Es lo que tiene el ir armado, ven un fusil automático y les coge pánico de los soldaditos que luego, delante de las armas de los milicianos, huyen como ratones.
Gabriél en una de las patrullas habituales, está dentro del blindado con los compañeros, hace frío, en la calle no se puede estar sin parar de darle patadas al suelo o frotarse las manos sin cesar. Así no se puede estar seguro, por ello se mete en el coche, cuando cierra la puerta del vehículo se escucha un trozo de hierro que rueda por encima del techo del vehículo, asoma la cabeza y le salta en mil pedazos, su cuerpo decapitado, cae al suelo como un saco de arena. A sido todo un héroe, ha muerto como un auténtico soldado a quién el ministro de defensa colocará una cruz al mérito de guerra con honores sobre su féretro.
No lo repatrian solo, con el Hércules del ejercito, viajan cuatro heridos de guerra más y seis soldados que como él, visten de madera de nogal. ¿Quién va a quitarles el polvo ahora que él no está, a los soldaditos  que noche y día desfilan en la vitrina de su habitación? Claro, son de plomo, pero si tuvieran corazón que latiera en su interior, se felicitarían por haber sobrevivido a esta absurda guerra, fruto de acuerdos maquiavélicos de gentes que en el fondo consideran la muerte de los soldados una estadística más que archivar.

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sábado, 11 de abril de 2015

EL COLOR DEL HUMO


                                                    EL COLOR DEL HUMO

Me asomo a la ventana esta mañana, hace ya un par de horas que estoy en pie, duermo mal. Cada vez más considero banal el fumar, pero de vez en cuando durante el día me enciendo un cigarrillo. Hoy es uno de esos días en los que me apetecía fumarme uno, lo enciendo a la luz de la salida del sol por el horizonte, con el característico color del cielo rojizo el humo tiene un aire distinto, no tiene el típico color gris de tantas porquerías con las que fabrican los cigarrillos, esta vez, es blanco como la leche.
Parece que el sol lo hace más apetecible, a lo mejor es uno de los miles de trucos que los fabricantes usan para que la gente fume, hay quién por ejemplo, compra determinada marca de tabaco para poder hacer volutas redondas cuando lo echan por la boca, con los labios en forma de círculo.
De pronto, mientras admiro el paisaje de los campos que se extienden ante mi vista, me fijo en un extremo algo alejado de la casa, donde en mitad de un campo, un labrador está apilando hierba sobre una pila humeante, el humo que despide ese fuego es como el de mi cigarrillo, blanco, debe ser porque la hierba es verde, debe de estar mezclada con abrojos y barbecho, pero el color de ese humo es el mismo que el de mi cigarrillo. Eso no debe ser bueno respirarlo, o si, quién sabe. También el humo que los coches despiden cuando están parados en los semáforos de la ciudad es de varios colores, según el ambiente que haya en ese momento, si el ambiente es frío el humo es de un color hasta purpúreo, bonito oye, pero no veas lo tóxico que es, hay quién no fuma y la palma de cáncer de pulmón solo por respirar esos humos nocivos.
Sé de buena tinta, que mucha gente que vive cerca de polígonos industriales donde se purifican metales o combustibles fósiles, se mueren como moscas en invierno. Donde yo vivía antes, cerca de mi antigua casa, hay un polígono en el que en su día, solo operaban unas cuantas industrias, ahora no, ahora está a rebosar de multinacionales que llevan sus productos ya manufacturados hasta el puerto por medio de conductos especiales, cañerías que pasan sobre la carretera, pero no creas que seis o siete no, de eso nada, decenas de diferentes productos pasan por ellas, hasta los diferentes barcos que esperan a ser cargados, para llevar lo que sea a otros países.
¡Y luego dicen los médicos que es malo fumar...! vamos hombre no fastidies, estás a la espera de que te llamen para hacerte una analítica u otra prueba cualquiera y los ves escondidos de los enfermos fumando como carreteros detrás del edificio, como los niños pequeños. Y además... como es uno de los cuatro o cinco cigarritos que se pueden permitir fumar, los absorben, parecen vampiros chupando el humo que en esos casos ni se sabe bien que color tiene cuando lo echan por la boca después de haber pasado por los pulmones.
Mira, yo creo que el que la gente fume o no no es lo más vital en la vida, hombre si molesta a los que te rodean pues dejas de fumar y punto, sobre todo si has de convivir con ellos, y más si son tu familia. Pero lo que es el color del humo, lo hay para todos los gustos y todos son malos tú. A un amigo mío que le prohibieron fumar, porque el hombre lo tenía muy mal el tema de los bronquios y pulmones, ojo, se fumaba cuatro o cinco paquetes de tabaco rubio, por poco se muere cuando dejó de fumar. ¿Sabes que hacía...? vas a flipar... bajaba a la calle, se quedaba sentado en la parada del autobús urbano y cuando llegaban los autobuses, que era a cada momento, se agachaba a respirar el humo del gasoil quemado que despedían... como te lo digo. El pobre murió ya, no sé si por los humos ¿vale? le dio un jamacuco y adiós.
Por eso te digo que fumar lo que es fumarse unos pocos cigarritos al día, no sé yo si es fatal para la salud, admito que bueno no es, pero de ahí a decir que el tabaco mata... ¡tampoco nos pasemos!

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¿VIEJO YO...?


                                                            ¿VIEJO YO...?

Si acaso mayor, eso sí, ¿pero viejo...? anda ya, viejo es un término poco afortunado para definir el estado de depauperación que sufre una persona. Voy por la calle un día y me siento en la terraza de un bar a tomar un café, he, café digo, solo eso, solo o con leche. Pues eso, dos mujeres de unos treinta y pocos estaban allí desayunando, estando como estaba en la mesa contigua a ellas, escuché lo que hablaban sin quererlo, en ese momento trataba de concentrarme en la lectura de un libro de Saramago, "Ensayo sobre la ceguera", una le dice a la otra...    Mira chica, la verdad, ya estoy vieja para estas cosas. Antes, nada hace cosa de tres o cuatro años atrás, lo soportaba, pero lo que es ahora... será que ya se me ha pasado la edad para estos rollos.
La otra le contesta...    Pues a mí me pasa lo contrario, conforme pasan los años me siento más joven, ¡tengo unas ganas de marcha que ni te lo imaginas...! y mira que llevo trote, no creas, yo pienso que eso va a naturalezas, cada cual según los génes que ha heredado se comporta de un modo u otro.    No, ni hablar, no creo que sea eso, tú siempre has sido una marchosa de cuidado, y como nunca has sentido la necesidad de casarte pues eso... te has quedado estancada en mitad de la vida que llevas ahora.    Vale puede ser, pero me lo paso pipa, sin compromisos ni historias raras, yo si que no estoy para lavarle los calzoncillos a nadie, no pienso hacerme vieja al lado de nadie, es lo que hay.    ¿Sabes que eres una egoísta de cuidado?    Puede, que quieres que te diga, te lo digo con toda la sinceridad posible. Envejecer al lado de un hombre que ni siquiera está a tu lado cuando lo necesitas, porque él va a su rollo, como que no oye.
Las estaba escuchando y lograron que mi vista se nublara, el libro que estaba leyendo, que por momentos se ponía más interesante, fue un mero pretexto en ese instante, tanto distrajeron mi atención aquellas dos supuestamente viejas de treinta y algo años. ¿Cómo puede una persona pensar de si misma que es vieja a esta edad? ¡Sentirse vieja por determinadas circunstancias...! no lo entiendo, si hubiera podido tener la oportunidad de intervenir en la conversación, les habría dicho que la vejez es un espejismo, que una persona vieja es alguien caduco, y todos, absolutamente todos, tenemos motivos sobrados, para sentirnos jóvenes en algún sentido.
Si alguien me considera viejo que se acerque a mí y me lo diga en la cara, le contestaré que también él o ella es vieja, la edad no es importante, el corazón late dentro del pecho de la gente mayor, al mismo ritmo que lo hace en el de los jóvenes. Dicho sea de paso, algunos jóvenes, cuando han llegado a la plenitud de su vida, por las razones que sean, son auténticos ancianos de espíritu. De manera que a nadie se le ocurra decirme que soy viejo o cobra, ni que se lo diga a mi mujer que es la cosa más hermosa del mundo entero, es así como la vejez se combate, de esta manera se enfrenta uno a los acontecimientos frecuentemente duros.
Mientras a uno le quedan ganas de vivir, de luchar por su vida, sigue siendo un humano, que forma parte de la magnífica formación de batalla de la vida.

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viernes, 10 de abril de 2015

UNA CESTA VACÍA


                                                        UNA CESTA VACÍA

La encontré a la salida del mercado al que habitualmente voy a comprar. Los mercados municipales me gustan, incluso si tengo algún tiempo libre, me desplazo a otros mercados de la ciudad, comparo los precios de los alimentos, y siempre, siempre compro un artículo u otro, hay que dar vida a esta gente que se pega unos madrugones del copón, para que a primerísima hora de la mañana, esté todo dispuesto.
Ahora que pienso... el día que me encontré con la cesta de mimbre vacía, eran las siete y media de la mañana, si alguien la había perdido o descuidado, tenía que haber madrugado mucho más que yo, digamos que a eso de las seis. Hay muchas señoras y algunos señores jubilados, que se pegan estos madrugones para ir a comprar, duermen poco, o se van a dormir temprano, cuando te haces viejo, comienza a desestructurarse toda la vida alrededor de uno.
Las cosas ya no funcionan como uno quiere, los pasos son más lentos, los achaques abundan, a veces de una forma alarmante, te ves visitando al médico, más que a la propia familia. Es parecido a la cesta que me encontré, que estaba usada, pero todavía podía tener buen uso, aunque se tenía que usar con buen cuidado, las cosas que parecen nuevas puede que ha menudo te den una sorpresa, se rompe un asa y te cuesta más repararla que comprar una nueva. No dude ni un momento en llevármela para casa, no sabía lo que podÍa dar de sí, pero aun así, pensé en el servicio que todavía podía hacerme. Lo que parece no ser más que un trasto ha menudo puede sernos de gran utilidad.
Ya no puedo salir a la calle, apenas puedo caminar, han pasado años hasta llegar a este estado de postración, de dependencia, pero la cesta todavía hace su servicio, me sirve de portarevistas, cuando la tengo ya bastante llena, me levanto como puedo, y la vacío para volver a meter en ella periódicos y revistas. Pensar que ha sido un elemento de ayuda... primero para llevar la compra cuando salía a comprar al mercado, luego para seguir a mi lado en estas horas previas al abandono de la vida, fíjate, una cosa inanimada, y que a la vez, me ha hecho tanta compañía.

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jueves, 9 de abril de 2015

NO DES MÁS LA LATA ANDA...


                                                NO DES MÁS LA LATA ANDA...

Pues la verdad, no sé de que ayuda me sois los amigos... la verdad.    Ya está dando el coñazo otra vez el pesao este, ¿ahora que quieres, vamos a ver?    Hombre tío, os estoy preguntando vuestro parecer sobre el matrimonio y me dais la espalda... oye que no me quejo de vicio que es verdad ¿vale? pasáis de mi como de la mierda.    Matías, llevas dando la lata con el rollo de tu novia y sus parientes casi un año, comprende que nos gusta hablar de otras cosas que no sea este asunto y del Barça.    Vale hombre, vale, está bien saberlo, sabéis que es un tema trascendental para mí, que os pido consejo para no equivocarme en esta decisión, y vais y me soltáis los dos este soplamocos, pues vale... ¡arrieritos somos y en el camino nos encontraremos!    Donde quieras nos vemos chaval, pero o cambias de tema, o te doy un tortazo, que te plego la cara por la mitad, y te la transformo en un  portafolios.
¡A cualquier cosa le llaman un amigo...!    ¿Te quieres ir a cagar ya al río... pesao?    Que conste que si me equivoco en parte será por culpa vuestra, luego no vengáis a decirme que soy un capullo o que simplemente, sabíais quién era ella, pero que no queríais meteros en medio.    Vale lo que tu digas... ahora decídete si vas a continuar cortando el membrillo o te quedas aquí con nosotros a tomarte una copa de forma tranquila.
De cualquier forma, es cierto que en parte los amigos están para las ocasiones, no para todas claro, pero cuando alguien le pide opinión a sus amigos, estos están obligados a responder, como mínimo a dar su opinión. Sandro no tiene a nadie que le aconseje, con un padre alcohólico y una madre enferma desde que él recuerda, de una enfermedad mental, no tiene más que a los amigos donde poder acudir y ahora resulta que es pesado... lo tiene claro, va a decirle a su chica que sí, que se casa con ella, sin tener seguridad alguna, si lo que siente, es un simple enamoramiento, o de veras la quiere, que va de camino a amarla con todas sus fuerzas vamos.
La decisión la ha tomado sin que sus amigos íntimos sepan nada de la boda, al fin y al cabo, ha sido una boda sencilla, que se ha celebrado en un juzgado de un pueblo, algo apartado del lugar donde vive. Los amigos que no conocían a la novia, bueno, lo que no sabían, era que fuera con Alicia con quién se iba a casar, se echan las manos a la cabeza cuando se enteran de quién es la novia, la conocen a la perfección. La nueva esposa de Sandro estuvo trabajando en un burdel de carretera antes de que un coche la atropellara y le rompiera la pierna, el dueño le dió de baja del local, una puta coja no mola mucho. El caso es que cuando se puso bien, ya no volvió al puticlub, atendía en casa, pero hasta de eso se cansó, estos oficios son muy duros para depende quién. Por eso cuando conoció a Sandro y este a ella, congeniaron enseguida, quedaron, y el chaval alucinó pepinos cuando se fueron a la cama, vaya que se le metió en la cabeza como si fuera lo único que existiera en este mundo, su chica.
El caso curioso es, que desde entonces ya no ha vuelto a darles la lata a sus amigos, no ha buscado más su consejo ni su ayuda, solo tomó la decisión, solo lleva el tema del matrimonio con su querida Alicia. ¿Que si es perfecto...? no hombre... un matrimonio nunca es perfecto, siempre hay cosas, si no las hay malo, debe de haberlas. Pero así como sus amigos, tenían la costumbre de contarles los zapitiestos que a veces tenían en casa con sus esposas e hijos, él no cuenta nada.
¿Tú que dices de esto que me ha pasado Sandro...? a lo que Sandro contesta con toda la sangre fría del mundo... No me des la lata anda... dejarme tranquilo que he venido aquí a tomarme una copa, si no cambiáis de tema me piro.
Es lo que anuncia el dicho "Donde las dan, las toman".

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miércoles, 8 de abril de 2015

ABECEDARIO DEL AMOR


                                                    ABECEDARIO DEL AMOR

A E I O U, a estas letras se las llama el catón, son el inicio, el principio, la base que cualquier padre quiere que su hijo o hija sepa antes de ingresar en la escuela. La mayoría ya lo saben, conocen las letras del catón por razón de que en ocasiones, algunos de ellos ya saben de que va el tema de las letras. Puñetas... se pasan parte del día desde que se despiertan por la mañana y han desayunado, a jugar con el móvil de uno de los padres, o bien pillan la consola de matar a los dragones que toque, o trinchar terroristas, ya se conocen las letras esenciales, para saber donde tienen que tocar, para que el juego se ponga en marcha.
On, Off, Play, Score, Return, More Games, es un vocabulario habitual para poner en marcha aparatos, de los modernos quiero decir. Con esto quiero significar que hoy, los críos relativamente pequeños, jóvenes vamos a decir, de entre doce y quince años, bueno para mí son pequeños, no sé lo que piensan los demás de este tema, pero creo que por ahí van los tiros.
Bueno pues eso, que ya a esa edad, como resulta que las niñas piensan más o menos igual, es decir que por lo que ven en la tele y los ejemplos de colegio, quieren ponerse al día, y para ello, no hace falta saber escribir bien, ni siquiera saber en que orden está colocado el vocabulario, ¿pa qué...?, ¡vaya pérdida de tiempo...! no nos toquéis lo que no suena, todo esto no sirve una mierda. A renglón seguido y dependiendo del ejemplo, la referencia que hayan visto en su casa, las cosas se las plantean a su medida, a su manera. No soportan a partir de determinada edad que nadie les diga como tienen que vestir, cuando tienen que entrar en casa por la noche, que compañías son las mejores, y por el contrario, cuales les van a perjudicar.
Los padres, llegado el momento, se desesperan, casi sin darse cuenta, han perdido la baraja y no pueden ponerse a la altura de las circunstancias. Llegado el momento a los chicos ya no les sirve cualquier explicación de los asuntos del amor, ellos entienden que el amor es el sexo, por eso llegan niños al mundo, gracias a las relaciones sexuales no? Más allá de todo esto que no les venga nadie con rollos, que no les cuenten historias ni les coman la cabeza, eso de enamorarse, de seguir esa especie de protocolo, de vocabulario del amor no está hecho para los jóvenes que tienen prisa por vivir.
En realidad se engañan a sí mismos, esa prisa los envejece más aprisa de lo debido, ¡cualquiera los pilla cuando tengan dieciocho o veinte años...! no saben el abecedario del amor, no han querido desarrollar el interés debido para aprenderlo, pero eso sí, que les echen un galgo en asuntos del Kamasutra, son unos sabios, sin amor claro está, pero sabios al fin y al cabo.
Los pobres padres se dan ahora, de forma simbólica, de cabeza contra la pared, teníamos que haber tomado medidas en su día... puñetas. Pero... ¿de qué sirve lamentarse ahora? ese día ha pasado, nos hemos querido evitar disgustos, discusiones, peleas dentro de la casa, pues eso, ahora siegas lo que siembras, no hay más.

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LA CASA DEL ÁRBOL


                                                          LA CASA DEL ÁRBOL

¡Pobrecilla...! así le llama el viejo Juan a su casa en mitad del bosque, no es cierto que sea una casa en lo alto de un árbol, eso sí, cuesta llegar hasta donde vive casi recluido desde que muriera su familia, poco a poco se fue quedando sin los dos hijos primero, fruto de un accidente, luego, su mujer murió de pena, él no ha muerto porque dice que alguien tiene que quedar para velarlos, llevar flores a sus tumbas, rezar para que puedan estar bien vistos siempre ante los ojos del Señor.
Jamás nadie lo ha visto sonreír desde estos acontecimientos, que quebraron su vida como una rama seca. Con cuidado y mucho cariño, ha hecho acopio de fotos en los que se les ve a todos, de esto hace muchos años, en una de ellas, se les ve juntos vestidos con sus mejores prendas, fueron a pasar el día a la ciudad, habían vendido tres becerros y treinta ovejas, así que lo celebraron, a su manera, esperaron en la parada del viejo bus que paraba a diario en el pueblo, y se marcharon con él a cumplir con uno de los deseos que jamás habían podido ver cumplido, ir al cine. No solo fueron al cine ese día, comieron en un restaurante, pasearon por las mejores calles comerciales de la ciudad, se regalaron cosas que les hacía ilusión tener, todos llevaban algo de dinero, las ganancias se repartían en la familia.
Su hijo Tomás se fijo en los coches, vio algunos nuevos pero no estaban al alcance de sus bolsillos. Habló con sus padres y con vehemencia les arrancó la promesa de que comprarían un todo terreno, algo antiguo pero muy útil para sus propósitos en casa, podían llevar comida al ganado, en lugar de hacerlo con el carro y la mula. Podían ir a la ciudad cada vez que se les antojara, sin tener que esperar eternamente al bus destartalado y lento, que paraba en cada recoveco de la carretera, para recoger al pasaje de otros pueblos y aldeas.
Fue algo costoso para Tomás hacer todo eso, pero consiguió el carné de conducir, y su padre compró el todo terreno con muy buenas condiciones, al contado le hicieron un sustancioso descuento. Un par de veces al mes iban él y su hermana Herminia a la ciudad, incluso hicieron amigos, visitaban los mismos lugares, donde se juntaba la juventud llegada de otros lugares.
El día que se presentó la guardia civil a su casa, ambos padres sabían que las noticias no eran buenas, jamás se había acercado patrulla alguna para nada hasta la casa. Sus hijos cayeron por un barranco, llamado El de las avispas, el coche no explotó, pero ellos, fallecieron en el acto. Estas noticias, la policía no las da con demasiada diplomacia, se limitan a darlas y punto, a diario tienen que hacer esto varias veces, ha menudo entre ellos, cuando se dirigen a los hogares de la gente para comunicar muertes, ni siquiera hablan entre ellos, esta vez no es diferente, decir a los padres que han muerto sus dos hijos a la vez, es muy duro.
Herminia desfalleció cuando recibió la noticia de boca de su marido, la patrulla paró delante de la cuadra, al lado de la casa, junto al almacén de forraje. Fue Juan quién entró en la casa arrastrando los pies, su mujer le preguntó de inmediato si se encontraba bien. La respuesta era ausente, se sentó en el banco de madera de la entrada y dejó caer la cabeza hacia adelante, estaba destruido, Herminia lo sacudió al ver la tez de su marido, estaba pálido como el jinete de la muerte que nombra la Biblia. Arrodillada a su lado insistía en saber que era lo que pasaba, Juan reunió fuerzas de donde no las tenía y le dio la noticia con la máxima delicadeza posible, pero por muy bien que se quieran decir estas cosas, es imposible encajarlas de forma normal.
Dejó de sujetar las manos de su marido y se dejó caer al suelo, las fuerzas la abandonaron súbitamente, sentada en el frío suelo, dejo caer su cabeza sobre el regazo de Salvador, así permanecieron casi dos horas, sin hablar, casi sin respirar.
Al cabo de este tiempo se oyó el rumor de un motor que llegaba hasta la casa, un viejo camión pequeño con la caja abierta traía como pasaje a varios vecinos, venían a ayudar en lo que fuera posible. No hace falta ayuda alguna en esos momentos, pero es obligación, costumbre, que los conocidos aunque no tengan demasiado trato con la familia que vive en la casa del árbol, tengan la deferencia de auxiliarlos en todo aquello que necesiten, la pérdida es demasiado grande como para que puedan sobrellevarla solos.
Al final, las autoridades han dado su consentimiento para que puedan ser enterrados en las tierras de la familia, en una pequeña colina desde donde se ve el río que transcurre a unos cientos de metros de allí. Los vecinos han colaborado no tan solo en cavar el lugar donde van a ser colocados los féretros, han rodeado el lugar con piedras traídas de diferentes sitios del bosque con el fin de trazar una valla natural, incluso el carpintero del pueblo ha construido una puerta de madera a manera de cancela, para poder acceder a los sepulcros.
Juan no ha señalado las tumbas con cruces, solo dos grandes piedras en forma de monolitos con el nombre de los dos hijos, Tomás, a su lado, Emilia la hija de los dos, la más pequeña. Estuvo cinco días para poder picar el granito con el cincel, con sumo cuidado, cual si fueran grandes obras de arte salidas de las manos de Miguel Ángel, los nombres han sido esculpidos de forma perfecta. Asombroso para alguien que no sabe casi nada de letras, solo teniendo como referencia un lápiz de carpintero, ha trazado las letras, copiadas de un cuaderno de diferentes tipos de escritura, ha elegido letra gótica y el resultado ha sido espectacular.
Mientras Herminia, se va marchitando, cual si fuera una amapola arrancada de en mitad del campo del dorado trigo, a punto de ser segado. La casa del árbol comienza a resentirse de la falta de atención del ama, pero ésta no aparece en los lugares que antes eran los habituales, se muere por dentro, le hacen falta las voces de sus hijos como el aire que respira. Incluso cuando discutían, eso la llenaba, el caso es que es ahora cuando se da cuenta de lo importantes que eran para su vida. El tiempo se ha revuelto, el frío llega de repente, las primeras nieves lo dibujan todo de blanco, se escucha a los lobos allá, a lo lejos, los ciervos y las cabras montesas están alerta a estos depredadores implacables.
Juan se despierta en mitad de la noche, alertado por los gruñidos de los cerdos, algo pasa, la escopeta siempre cargada tras la puerta de la casa, se pone un pesado abrigo encima del pijama de franela y sale al exterior, un lobo está tratando de llevarse a uno de los lechones, dispara y el lobo cae entre gritos que ponen los pelos de punta, desgraciadamente el lechón también está muerto, ha sido alcanzado por las postas del cartucho. Arrastra los sesenta kilos de lobo hasta el porche de la casa, lo ata por las patas traseras y tira de él levantándolo en señal de advertencia para los demás.
Cuando vuelve a la cama, Herminia está recostada con los ojos abiertos. Duerme mi amor, ya pasó todo, se acuesta a su lado y no percibe movimiento alguno del cuerpo de su mujer, la sacude con cuidado, no se mueve. Salta de la cama de nuevo, esta vez para ver que es lo que pasa, con una leve sonrisa en los labios, Herminia ha expirado, poco a poco su cuerpo se enfría. Salvador no sabe bien que hacer, son las dos de la madrugada, ¿a quién acudir para buscar ayuda? además de eso ¿para qué, si ya ha fallecido?
Se limita a cerrarle los ojos a su mujer, la llora amargamente, se ausenta del mundo durante el resto de la noche, su mente navega ahora por los recuerdos, por las vivencias que han hecho que su vida haya sido feliz, gozosa, piensa en las dificultades del nacimiento de Tomás, cuando solos en la recién casa del árbol, bautizada así por estar construida junto a un gran roble, solos los dos, se ayudaron mutuamente a que Tomás viera la luz, la mayor parte del trabajo lo tuvo que hacer Herminia, natural, ella sabía algo acerca del alumbramiento, las circunstancias que podrían aparecer de golpe y que harían que la criatura estuviera en peligro, lo mismo en cuanto a la propia madre si el crío venía de nalgas. Emília ya fue otra cosa, en tan solo media hora, quizás por la experiencia previa con Tomás, ya estaba en el mundo, con mucho cabello y unos ojitos azules, que ya entonces, se adivinaban hermosos cuando se abrieran del todo, y captaran los movimientos de cuanto le rodeaba.
Le pasa los dedos por su hermosa cabellera entrecana, tanto trabajo en una casa así, envejece de forma prematura a las personas, Herminia no era una excepción, toda una mujer valiente de campo. La tiende boca arriba en la cama, la coloca en el centro de ella, le cruza las manos sobre su seno y la observa en un rincón de la habitación, sentado en el suelo, quiere cubrirse los ojos con ambas manos pero el caso es que no puede hacerlo, su vista se dirige de forma automática a esa hermosa mujer, de pronto se da cuenta que puede que tenga frío, la cubre con una colcha que ella misma hizo a base de retales de lana de diferentes colores.
En cuanto despunta el alba se dirige al pueblo, con la ayuda de su callado de pastor recorre la distancia con prisa, la casa está cerrada a cal y canto, pero no quiere estar mucho tiempo lejos de su mujer, apresura el paso hasta casi correr en mitad del bosque, conoce la senda más corta que lo hará aparecer por detrás del pueblo, luego todo es bajada hasta dar con el edificio del ayuntamiento.
Todo está en calma en el pueblo, parece como si sus gentes intuyeran que ya no hay prisa para nada, nada se puede hacer por Herminia. Es la primera vez que aparece en la taberna, Lorenzo está preparando el local, barriendo y colocando las mesas y sillas, que la noche anterior dejaron fuera de lugar, los que van a echar partidas de cartas o de dominó, siempre son los mismos, clientes que ni siquiera tienen que pedir cuando entran por la puerta, Lorenzo ya sabe lo que quieren, así que saludan, y rápidamente se sientan en la mesa correspondiente.
Cuando Juan le da la noticia con cierta urgencia, Lorenzo se quita el delantal y lo acompaña a casa del alcalde que sale al balcón de su habitación y en menos de tres minutos sale a la calle, después de darle el pésame, le dice que va a llamar a las autoridades para dar cuenta de lo sucedido. Media hora más tarde se presenta de nuevo la guardia civil con el coche patrulla, toman nota del suceso y llaman desde el ayuntamiento a una funeraria. Juan les pide que no desearía que le hicieran la autópsia, la pobre ha muerto en paz. El oficial contesta que no está en su mano decidir este asunto, es cosa del médico. Todo lo que envuelve la muerte lejos de un pueblo, en circunstancias minimamente dudosas, lleva consigo una investigación a partir de que el juez decrete el levantamiento del cadáver.
De modo que nada se puede hacer para que se cumpla la voluntad de Juan al respecto, se tarda todo un día en llevar a cabo los arreglos pertinentes respecto a Herminia y su muerte, el juez ha decidido sin embargo que no es necesario hacerle la autopsia, el médico a comprobado que ha muerto de muerte natural, un fallo coronario.
Juan le ruega al alcalde, que desea que el entierro de su esposa sea íntimo, que se encargará de todo él solo, sin ayuda de nadie. Los vecinos deseosos de colaborar como antes lo hicieron con el entierro de sus dos hijos se preguntan el porqué de esa decisión. No hay respuesta para esa petición, si Juan lo quiere así, así se hará. Tiene muchas cosas que decirle a su esposa camino del lugar donde van a reposar sus huesos, al lado de sus hijos.
Compra un féretro sencillo que es inmediatamente servido desde una funeraria de un pueblo cercano, más grande que el suyo, ayudan a Juan a colocar el cuerpo en él y se marchan bien pagados por su ayuda. El cuerpo de su esposa que ya está frente a la puerta de la entrada es cargado encima del carro que tiene, carga sobre él dos tablas de pino anchas y se dirige de forma pausada hacia el promontorio donde está la tumba familiar. Allí, cavada ya la tierra, coloca las dos tablas junto al carro, hace descender el ataúd hasta el suelo no sin esfuerzo y luego, pasa una cuerda alrededor de las asas de la caja, y no sin esfuerzo, tira de ella con el fin de acercarla hasta el hueco en el suelo. Vuelve a coger las tablas para hacer descender el ataúd hasta el fondo del suelo de la tumba, la desliza de nuevo hasta su lugar, lleva consigo un puñado de flores silvestres, atadas con una fibra vegetal.
No reza por sus hijos, ellos ya tuvieron su bendición y sus lágrimas en su día, ahora por quién llora es por su amada Herminia, la mejor madre que ha conocido jamás y la mejor esposa también. Tira sobre la caja un puñado de tierra negra, fructífera y nueva, luego, con la pala, llena el resto de la tumba, coloca el ramo de flores sobre ella cuando la tierra está suficientemente compactada, coloca como en el caso de sus hijos unas cuantas piedras grandes y planas y regresa a su casa. A intervalos de tiempo, por tener que atender otras obligaciones en la granja, tarda en hacer la lápida memorial que lleva su nombre, Herminia, la acerca al lugar donde descansa su esposa, coloca la piedra con sumo cuidado dentro del lugar excavado y aplasta la tierra a su alrededor. Sobre una pequeña piedra plana justo delante del rústico monumento, coloca la oveja de alabastro que le regaló cuando le solicitó salir con ella, recuerda con claridad, la respuesta de ella con la cabeza gacha, salió un inaudible sí de sus labios y él Juan, fue entonces, el hombre más feliz del mundo.
A los pocos días de este último acontecimiento se ha deshecho de todos los animales de la granja, salvo el carro y la mula, no queda en la casa más que una familia de gatos todos nacidos allí, en la casa del árbol. Las gentes del pueblo se preguntan donde estará Juan que no aparece por ninguna parte, de vez en cuando se le veía por el pueblo a comprar herramientas o utensilios propios del trabajo en una granja. El caso es, que parece que se lo haya tragado la tierra, algunos vecinos responsables lo buscan, preguntan en pueblos vecinos donde de vez en cuando se había dejado ver. Nada, nadie lo ha visto más, en cambio, la casa que ahora es una pura ruina de madera pasados dos años, se resiste a dejarse vencer por el tiempo y los elementos.
Cada pocos días, en la loma que contiene las tumbas de sus seres queridos, aparecen siempre flores de la temporada, alguien las coloca allí eso es seguro, pero nunca nadie a visto quién es el responsable de ese acto de recuerdo. ¿Será Juan el responsable, que espera entre las sombras de la noche para acercarse al lugar...? nadie lo sabrá jamás, es un secreto bien guardado que si alguien conoce bien, solo puede ser Juan.

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lunes, 6 de abril de 2015

VISITA LA DOCTOR


                                                 LA VISITA AL DOCTOR

Doctor ¿que le parece a usted mi estado de salud después de ver las analíticas?   Lo cierto es que revelan que está usted bien, claro, de forma relativa, verá, tiene una falta de diferentes vitaminas que son esenciales para mantenerse en forma dada su situación de enfermedad que tiene.   ¿A sí...?    Sí, le voy a recetar unas cápsulas que le van a ayudar a recuperar esta desconpensación que tiene, dentro de tres meses vuelve usted y me dice que tal se encuentra ¿de acuerdo?   Vale, lo que usted diga, confío en usted y espero mejorar.
Pasan los tres meses y el hombre vuelve a la visita del doctor.   ¿Que tal se encuentra? se le ve francamente mejor que la última vez que lo atendí.   Pues no sé yo, he perdido seis kilos desde la última vez que lo visité hace tres meses, no sé a que se debe. Una cosa si que sé, que no paro de vomitar, dos o tres veces por día, lo hecho todo.   Adelgazar no es malo no crea, puede ser debido a la propia reacción del medicamento, hay quién lo soporta mejor y quién lo rechaza, de todos modos le voy a recetar una cosa nueva que lo va a poner a tono, lo que conviene es que no pierda peso porque sí.   Eso creo yo, ya me he tenido que comprar ropa nueva porque algunas cosas se me caen, y con según que otras hago un ridículo espantoso parezco un espantapájaros.   Va hombre... no será para tanto.
Otros tres meses después vuelve a la visita del doctor.   Hola, ¿cómo se llama usted...?    Francisco Facua.   ¿Lo he visitado otras veces...?   ¡Coño, si lleva usted tratándome desde hace dos años!   Si tengo aquí su historial pero no lo recuerdo, ¡visito a tanta gente al cabo del día...!    Pues si que estamos jodidos... lo digo porque si no sabemos por donde vamos, no pienso comenzar otra vez desde el principio.    No se preocupe, está todo en orden, aunque no lo recuerde tenemos en el ordenador toda la información, un momento por favor.
Consulta el ordenador y al final, después de unos minutos...   Bien, vamos a hacerle una exploración computerizada del estómago, parece que lo último que le receté no ha hecho el efecto deseado. Vaya con este papel a administración y le darán instrucciones de todo. Nos vemos de aquí a mes y medio.
La madre que me parió Pepa, que malo es esto, y tengo que tomar todavía un litro más, esto es de locos. Tendría que estar yo con la bata blanca en la mesa del médico y él aquí, ya verías tú como las cosas cambiarían, a este lo curaba yo a gorrazos.   Venga hombre no seas quejica, lo tienes que hacer por tu bien.    Sobre todo no vayan al lavabo a orinar, dice la enfermera que se ha presentado allí de sopetón, sino la prueba no saldrá bien.   Lo que faltaba... me estoy meando a pedal, no sé si aguantaré, antes de mearme encima yo voy y meo, que sea lo que dios quiera.
¿Bueno doctor, que dicen los resultados?   No es definitivo, tenemos que hacerle una resonancia magnética, así sabremos fijo lo que hay.   Pero oiga, vamos a ver, no me dijo usted que con eso de la computadora tendríamos resultados fijos.   No, yo no le dije eso, le dije que era necesario hacerla para descartar determinadas cosas, la máquina no hace milagros Francisco, nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, no se preocupe.   Vale, pero que conste que ya estoy mosqueado, la verdad, me da la impresión que voy a tener algo malo oiga.   No sea así, si hubiéramos visto algo dudoso ya estaría usted operado.
Otro papelito a la administración y otra prueba, esta ha durado casi una hora, en pelotas y con solo una bata verde de papel con el culo al aire, ha permanecido estirado en la camilla tapado con una sábana, ¡un frío del copón! pero al final, cuando se ha vestido de nuevo, se siente persona de nuevo.
Buenos días doctor, ¿que me cuenta?   Nada Francisco, está usted más sano que un ajo, lo único que tiene que hacer es no comer tanto fiambre, tiene usted unos niveles de colesterol bastante altos y eso es malo para el corazón, muy malo. Limítese usted a comer sano, dieta mediterránea, es la mejor que hay.   Oiga doctor, que nosotros en casa, cocinamos con aceite de oliva, comemos pescado y carne, fruta y verdura, comemos de todo.   Si, esto está muy bien, pero en su caso concreto lo va a tener que comer todo, pesado, y evitar dulces, el tabaco, los alcoholes sean del tipo que sean, los dulces, ya sabe por los azúcares...    Vale vale, ya lo entiendo...   Mire yo lo digo por su bien, su estómago ha estado sometido a mucha presión durante años por los excesos, a de haber una inmediata moderación de todo lo que le he dicho que no debe comer ni beber. Ha, y lo del tabaco ya puede comenzar a planteárselo en serio, de dejarlo digo.
Me cago en todo... ¿has visto que clase de vida voy a tener que llevar desde ahora Pepa?   Pues la que debieras haber llevado hace ya mucho tiempo atrás cariño, del cuerpo no se puede abusar, si quieres seguir vivo y sano... ya sabes.   No pienso volver al médico en mi puñetera vida.   No digas nunca, de ese agua no beberé.

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domingo, 5 de abril de 2015

LA GOTA QUE COLMA EL VASO


                                               LA GOTA QUE COLMA EL VASO

Estamos obligados, y menos mal que la sociedad está constituida así, a vivir de forma social, formamos desde individuos a parejas y desde estas a familias que se extienden hasta varias generaciones.
Precisamente, eso es lo que lleva a tener opiniones y puntos de vista diferentes de casi todas las cosas, desde escoger un vestido a decidir que coche vamos a conducir para nuestra utilidad. Nos puede o no gustar más o menos, pero es una decisión personal indiscutible, al poco tiempo se ve  claramente, si nos hemos equivocado al escoger, o hasta puede, que nosotros mismos seamos los que decidamos con humildad, que hemos errado el blanco, que no dimos en la diana.
Lo indeseable de estas situaciones es precisamente, que cuando estamos hablando relajadamente de cosas superficiales, que no tienen importancia, asuntos relacionados con el trabajo o de nuestra propia salud, ha menudo somos desconsiderados. Cualquier parecer de otro, puede resultar en una reyerta, en una discusión, que luego reconocemos que ha sido absurda, no tenía razón de ser, ese comentario sobraba, pero se ha producido un pequeño tsunami, que ha degenerado en una discusión, que termina con insultos y descalificaciones.
Puede que haya sido una pequeña gota dentro del vaso, pero no sabemos hasta que punto estaba lleno el vaso, hubiera sido mucho más prudente dejar ese comentario para mejor ocasión, en ese momento, esa gota ha hecho que el vaso se derrame.
Desde ese punto de vista, es preferible dejar pasar la discusión de largo, olvidarla, al fin y al cabo no es importante, trascendental ni edificante.

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PUENTES COLGANTES


                                                     PUENTES COLGANTES

Si lo piensas detenidamente Pedro, te pasas media vida o más, construyendo puentes colgantes para poder llevar a cabo tus sueños.   Sí es un buena comparación amigo mío, pero mira, en lo que a mí respecta, me ha servido de bien poco.   No digas eso hombre, hay muchísimas cosas que has podido llevar a cabo con éxito, otra cosa diferente es, que la gente haya sabido apreciar tus esfuerzos.   ¿Tu crees? después de encontrar el amor en varias ocasiones, lo único que veo que he recogido son fracasos.   No creo que sea justo que te veas como el malo de la película, puedes haberte equivocado en alguna ocasión, lo mismo que yo o que cualquier otro, pero eso no significa que seas un fracasado.  ¡Pues no sé como llamas tú a eso...!   Falta de aprecio del esfuerzo que has tratado de hacer para que la vida de ella y los suyos marcharan mejor, ¿sabes que las personas somos tan egoístas a veces, que no queremos que las cosas les salgan bien a los que están a nuestro lado?  

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sábado, 4 de abril de 2015

CAMINO SIN DETENERME


                                                  CAMINO SIN DETENERME

¿En cuantos líos me he metido...? no los cuento no vale la pena hacerlo si es con el propósito de ponerme medallas y alardear de las peleas que he ganado. En estas cosas nadie gana y todos pierden, sí, es paradogico pensar, que cuando alguien queda en el suelo después de una riña, el que has ganado eres tú. De eso nada hermano, estás equivocado si piensas de ese modo, tarde o temprano se levantará para vengarse de ti si es que vale la pena.
Por eso mismo, camino sin detenerme, sin mirar atrás, sin tener en cuenta las veces que he ganado o he perdido que en honor a la verdad, son las que más nos negamos a reconocer. Caminar sin detenerme, sin echar la vista atrás es lo más prudente y lo más inteligente, ¿que se gana con recordar cuantos puñetazos has dado a ni se sabe a quién? nada, reconozco que sin ser una persona beligerante, he tenido disgustos de ahupa, unas veces por seguír la corriente a algún prepotente, que además era mucho más fuerte que yo, y otras, por meterme donde no me llaman.
No, no, eso se acabó, el corazón no está para tanto trote, si abusas de su fuerza y haces que la sangre esté continuamente hirviendo en las venas, petas, puedes tener un infarto o quedar como un mero idiota. Hay que caminar mirando siempre al frente, ¡me he encontrado destruido a menudo, por no hacer eso precisamente! ¿que me han insultado por no presentar batalla...? que me insulten, vale más una retirada a tiempo, eso siempre es una victoria.
Dejarse provocar es fácil, cuando alguien se caga en tus muertos, o te llaman hijo de tal, bueno, vale más hacer oídos sordos a estas calumnias que responder y meterte en problemas que puede que llegue a mayores. No lo digo porque ahora sea mayor y no esté para estos trotes, incluso cuando era joven, y por alguna circunstancia me había dejado provocar, pensaba en qué era lo que había ganado salvo poner de los nervios a la persona que me acompañaba, que generalmente era mi esposa.
¡Maldita sea...! y pensar que con simplemente no hacer caso, del payaso que me lanzaba improperios en una caravana de coches hubiera podido impedir incluso poner en mi contra a mi mujer... da que pensar. Las mujeres, no todas, son casi siempre más tranquilas, sobre todo y ante todo conduciendo un coche, otras en cambio, parece que se les va la vida cuando alguien adelanta en un lugar prohibido, pues oye hermano, algunas se ponen como locas tú, se les ponen los pelos de punta y se vuelven peores que el que las ha insultado o provocado. Conozco a unas cuantas de esas, que no quisieras encontrarte en la carretera, achantan al más valiente, y hasta si son hombres, acaban levantando la ventanilla, para no escuchar la respuesta a los insultos que les hacen.
Que no, que hay que ser juicioso y mirar siempre adelante, ir a tu rollo sin pensar en otra cosa más que en que hay que llegar vivo a casa, y si puede ser, tranquilo.

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