domingo, 19 de abril de 2015

DE VEZ EN CUANDO


                                                       DE VEZ EN CUANDO

Es necesario hacer un completo examen de cuanto hacemos y decimos, con el fin de examinarnos y poner al día todo aquello que en su día aprendimos. Es como repasar las tablas de multiplicar, en especial para mí, siempre fue un tanto difícil, la del siete. ¡Vaya lata cuando en la escuela al profesor se le ocurría preguntarte un múltiplo de los de en medio de la tabla por sorpresa, casi siempre me encontraba metido en una especie de trampa.
En la vida es más o menos lo mismo, muchas cosas que ya hemos podido experimentar, las damos por vividas, pensando que ya no las vamos a volver a vivir, que todo lo pasado ha sido eso, una experiencia irrepetible; pues bien, nos engañamos a nosotros mismos si  pensamos así. Es algo parecido al pescador que cada vez que planta su caña entre las rocas, pesca peces a diario, no puede volver a casa sin su pesca diaria, hasta que llega el día que no pesca nada. Ese día se frustra, se maldice así mismo y llega a pensar que la caña ya no sirve, o que la carnada que puso en el anzuelo no fue la apropiada, en ese instante, no piensa en las mareas que pueden haber alejado a los peces de determinada especie de la costa.
Querido pescador, hay que hacer un breve examen de toda la situación en su conjunto, y ver, que razones hay para que los peces, no hayan picado durante varios días. Lo mismo sucede con nuestra manera de actuar, damos por sentado que nuestro carácter y nuestra propia personalidad, son las que marcan la diferencia con respecto a otras personas, y aunque eso es cierto, también lo es, que podemos modificar determinadas conductas, si van a servir en beneficio de terceras personas. Puede que sin temor a equivocarme, el término podemos está de más, es más amable y correcto decir, que debemos cambiar nuestra conducta a fin y efecto, que los que nos rodean sepan, que estamos dispuestos a dar un giro de ciento ochenta grados, con el fin de ajustarnos a determinada nueva situación.
De vez en cuando hay que profundizar en nuestros sentimientos, sentirnos un poco más humanos, descarnarnos a nosotros mismos, con el fin de descubrir, si todavía corre sangre por nuestras venas. Si hay algo más dentro nuestro, que demuestre que nos quedan energías que consumir, en favor de otros, de otro modo, de vez en cuando, cuando queramos pararnos a pensar para examinar alguna situación, solo conseguiremos llorar por nosotros mismos.
Es razonable este comportamiento, es lo que se espera de cada persona que se digne a llamarse a si misma persona humana. René Descartes resumió la razón de esta manera "No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón; todo el mundo está convencido de tener suficiente". Así pues, no es la razón la que nos lleva a tener que hacer un examen de si mismos, lo que nos debe mover a hacerlo es sencillamente, tratar de mejorar en nuestras relaciones con nosotros mismos primero, y luego con los demás, a quienes llamamos prójimo.
Si reconocemos que hay personas que son capaces de dar su vida a cambio de la nuestra, puede que en muchos casos sea el de los padres con los hijos, deberíamos ver en que lugar nos coloca esta actitud altruista y a la vez indiscriminada.

                                                              -------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario