domingo, 19 de abril de 2015

VEGANZAS INDISCRETAS


                                                   VENGASZAS INDISCRETAS

Hay cosas que no se entienden, por ejemplo, que para vengarse de la mujer que le hace la vida imposible el marido, vaya y la acuchille delante de los hijos de ambos. Es una canallada... sería mucho mejor, según mi parecer, que se sentaran a hablar los dos y parlamentaran, que se dijeran las cosas a la cara sin dramatizar situaciones, que al fin y al cabo son inevitables las más de las veces.
Digo venganzas indiscretas, otros pueden dar el nombre que quieran a estos dramáticos sucesos, normal, cada cual ve las cosas según su propio punto de vista. ¿Que culpa tienen estos pobres niños que nunca van a poder reponerse de ese trauma...? se preguntan muchos. Otros pueden especular diciendo, que debería haberse clavado él el cuchillo en el corazón, antes de matar a su mujer de esta forma tan atroz. Todas las opiniones son plausibles desde este punto de vista, pero lo cierto es, que nadie estaba dentro de la casa, en el justo momento del acontecimiento.
Cuando llega el juicio de este asesino, bueno, presunto asesino, el abogado que le toque como defensor argumentará un sinfín de cosas para que exculpen a su cliente o lo procesen por un delito menor, que si hubo provocación por parte de ella, que los niños se quedaban solos dentro de casa horas llorando, esperando que volviera su madre, que ella lo atacó con otro cuchillo y él se defendió... la lista, si conviene, no termina nunca.
Pero la muerte se paga cara a veces, otras ni eso, en algunos casos la muerte es lo mejor que le puede pasar a alguien, a un soldado por ejemplo. Los hay mártires, que creyendo en que si mueren van a un paraíso a vivir con setenta vírgenes, se ofrecen de buen grado a morir, su dios se lo manda así y lo creen a pie juntillas. No importa si se llevan por delante a treinta o cuarenta inocentes, ellos van a lo suyo, a conquistar su premio, luego, una vez muertos, lo que no se sabe es a quién van a reclamar si no les dan su premio, van a un paraíso que está fuera del alcance del ojo humano.
Otros vengadores indiscretos son los que a escondidas roban aprovechándose de su condición de aforados, sí, gente intocable en el sentido que son personas importantes dentro del ámbito político nacional y a veces, hasta internacional. Se llenan los bolsillos de dinero que hacen desaparecer en paraísos fiscales, países a los que les hace falta, que reflote su economía y se venden al mejor postor aceptando cualquier pequeña fortuna para relanzar sus bancos, con el compromiso de que ellos no van a levantar la liebre, y que ya encontrarán el modo, de hacer que este dinero se ponga a disposición de sus dueños en el momento que les haga falta.
Se crean empresas pantalla, es decir inexistentes a fin y efecto que si las buscan no las encuentren, mientras, el dinero transita y viaja de un lugar a otro de la tierra, sin levantar sospechas de nadie hasta que se deja ver el color de los billetes de una forma u otra.
Nada se puede esconder eternamente, la justicia puede que sea lenta, pero es segura. La justicia es una mujer con una venda en los ojos, una espada en la mano derecha y una balanza en la izquierda que lleva en alto, para hacernos saber precisamente eso, que no se la puede burlar fácilmente. De manera que cuidado, parece que a estas alturas, tiene el mismo castigo robar un bote de leche para dar de comer a tu bebé, que robar millones de euros con el fin de dar mejor vida a tu familia, ir de putas, drogarse o vestir a medida, con buenos pilucos y mejores joyas.
Es una indiscreción que en definitiva pagamos todos, porque el tema está en el hecho de que aunque metan a esos chorizos en la cárcel por determinado tiempo, más bien menos del que merecen, cuando salen tienen guardado quién sabe donde, la pasta. Después de cuatro o cinco años a lo sumo entre rejas mal estaría que no pudieran disfrutar de su casa con piscina y criados. ¡Hombre...que ya han pagado por sus faltas... que puede querer más la sociedad!
Que dejen en paz a toda esta gente, al fin y al cabo, lo que me decía mi padre es absolutamente cierto, "Hay hombres pobres, y pobres hombres".

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