martes, 14 de abril de 2015
PALOMA
PALOMA
Se la ve poco por el barrio, la mayoría de vecinos ni siquera saben nada de su vida y costumbres, una cosa es consecuencia de la otra. Si conoces, aunque hables con esa persona, sabes más o menos a qué se dedica, que hábitos de vida tiene y con quién va, no es el caso de Paloma, solo se sabe de ella que vive con su padre, un hombre que se pasa el día leyendo y escribiendo, el gran ventanal que da a la calle, en un segundo piso, deja adivinar que clase de vida lleva. Sale a la calle solo a comprar a un supermercado cercano a casa, es un barrio popular y lleno de vida, ahí se entremezclan culturas y razas llegadas de países diferentes.
Paloma, una chica de veinte y pocos años, sale diariamente de su casa a eso de las seis menos cuarto, se acerca a la parada del autobús que la llevará bastante lejos de su casa, trabaja en un restaurante que es a su vez hostal y bar. Ese trabajo le exige dedicación completa, hace de todo en el lugar de trabajo, lo mismo sirve en la barra que limpia habitaciones, cambia la ropa de las camas, las baja al sótano y programa la máquina industrial para que lave la ropa y la seque. Terminada la jornada en el bar y el restaurante, se dedica a barrer y fregar los bajos del bar, la recepción y el restaurante.
Si los vecinos supieran a que se dedica, no andarían por ahí, diciendo lo que dicen de ella, cuando alguien es algo hermético a renglón seguido comienzan a sospechar y levantar toda clase de bulos sobre lo que hace o deja de hacer, infundios de gentes que tienen demasiado tiempo desocupado. Especialmente las mujeres que se paran a hablar por la calle, vecinas que comparten gustos y aficiones, desayunar juntas en la granja después dejar a los niños en el colegio, tomar café después de dejarlos de nuevo por la tarde, ese tiempo, es el ideal para hablar de los demás.
¡Cuesta tan poco especular...! poner verde a alguien a quién se desconoce es lo habitual. Claro que, no critican, no se meten con las personas de las que hablan... pero especular sobre Paloma se conoce que les pone. No sé que debe hacer... pero eso de que vaya de veintiún botón antes de salir el sol y vuelva a la una o la una y media de la mañana... que quieres que te diga, me hace sospechar. Ese horario es el que hacen según que personas que trabajan en lugares de dudosa reputación, debe de estar forrada la muy zorra, porque seguro que con su edad, debe ser puta de lujo.
Poco se imaginan su trabajo real, ni los requiebros que a diario tiene que hacer con determinados clientes del local, desde gente que ocupa alguna habitación de forma continua, a otros foráneos, que de paso le hacen proposiciones indecentes. Que haga o deje de hacer lo que sea y con quién quiera es cosa suya, eso es lo cierto, pero que por ello le cuelguen el sanbenito de ramera, ya es harina de otro costal. Paloma es una chica con muy buena formación moral, eso no quita que tenga amigos con los que salir, amigas con las que ir a unos grandes almacenes a comprarse unos vaqueros o zapatos.
Pero cuando te marcan con determinado estigma, es difícil arrancártelo de la frente, esa marca a manera de letra que te ponen como una marca a fuego, queda para siempre. Incluso si se enteraran del trabajo real que realiza, dirían de ella que la madamme para la que trabaja la ha desechado por cualquier motivo, y que esa es la razón por la que está ahora quitando mierda en un hotelucho de mala muerte. De alguna manera se tiene que ganar la vida... hace y deshace las camas con una práctica que te cagas, ¡vaya práctica debe de tener!
Nadie se para a pensar, que los olores que salen de la cocina de su casa, no son más que la comida que está preparándole a su padre para el día siguiente, y que solo después de eso, se ducha y se acuesta, ya viene cenada del restaurante. Su padre Alfonso la adora, es su soporte en todos los sentidos, el hombre anda mal de salud y tras la muerte de su esposa, se resintió bastante. Paloma no solo fue su consuelo, fue su apoyo, el cariño que les profesaba a ambos ahora es exclusivamente para su padre que necesita no solo sentirse querido, ella se acerca a él cada noche, junto a su cama y le dice al oído que lo quiere, los padres necesitan sentirse amados por los hijos y en ese sentido Paloma cumple con esos requisitos más allá de lo que muchos imaginan.
Un ictus ha dejado a su padre fuera de juego, llaman al trabajo de Paloma para comunicarle que su padre ha tenido que ser hospitalizado, sale a toda prisa del hostal y coge un taxi que la lleva a la residencia al otro lado de la ciudad. Alfonso intubado, sondado, con la respiración asistida, ve a Paloma al otro lado del cristal de la unidad cuidados intensivos, está llorando, acongojada quiere disimular su dolor por ver a su padre en esta situación, el hombre percibe ese dolor en el rostro de su hija quiere decirle que no se preocupe, ahora le llega el momento en el que diría tantas cosas...
Paloma pide vacaciones al dueño del local, es un hombre razonable que además ha tenido la oportunidad de conocer al padre de Paloma, fue invitado a cenar un día y luego el mismo lo acompañó a su casa, hace de eso bastante tiempo, no le dijo nunca a Paloma de qué estuvieron hablando en el camino de vuelta a su casa sin embargo, desde entonces, Paloma notó un sensible cambio de actitud hacia ella, un cambio que fue para bien, la consideró desde entonces, como un miembro más de la familia, detalle que ella agradecido inmensamente. No es lo mismo trabajar bajo la sombra de la observación constante, con un peso detrás de la nuca de forma constante, cada vez que se abre la caja para dar un cambio, fugaces miradas que te observan a través de los múltiples espejos del restaurante y el bar.
Ella recuerda que desde entonces, las cosas han cambiado mucho, no solo han cambiado en el trato, el dueño Pablo y su mujer, le han confiado las llaves del local, por si en alguna ocasión surge algún imprevisto. Pablo se acerca al hospital a ver que tal va Alfonso, encuentra a Paloma sentada en una silla, durmiendo con la cabeza ladeada, frente a la habitación donde su padre, pasa las horas sedado.
¿Como va tu padre Paloma? Se despierta sobresaltada, ha estado soñando que iba en una lancha motora con un hombre, estaban rodeando Ibíza, aquel hombre, abrazándola por los hombros mientras conduce desde el puente, la besa y le sonríe, le dice que serán muy felices. Curiosamente no sabe quién es, su cara no le trae recuerdos de nadie en concreto, se le desdibuja por completo, es un extraño para ella. Hola Pablo, gracias por venir, ¿como has dejado el negocio para venir aquí? este lugar es deprimente. Todos los hospitales son deprimentes, lo sé por experiencia, no te preocupes, cuéntame... Los médicos no me dicen nada, está en observación, no dan explicaciones, supongo que en estos casos, tendrán que dejar pasar determinado tiempo antes de dar un diagnóstico.
Anda ve a casa, descansa un poco y cuando te venga bien vuelves, yo me quedo con él, toma. Le tiende la mano con dinero, cien euros para los taxis y por si necesita cualquier otra cosa. No hombre que yo tengo dinero... Anda cógelo, no toques nada de tus ahorros, los puedes necesitar más adelante. ¿Pablo, sabes que consecuencias puede traer consigo un ictus? Bueno, es difícil de saber Paloma, depende de cada persona, hay quién los supera sin demasiados problemas, mientras en otros casos, la cosa se complica y... de cualquier forma no se puede anticipar sobre tu padre, es un hombre fuerte y sano, eso le puede pasar a cualquiera.
El resultado del ictus de Alfonso es la muerte, algo tan natural y sencillo que pasamos a su lado de continuo sin apenas. Es mucho más difícil nacer que morir, aunque en este caso, la muerte de Alfonso ha sido harto complicada, nadie es igual, todos somos distintos, y esa identidad única hace que la muerte, no se pueda estandarizar. Para Paloma, la muerte de su padre es un acontecimiento extraordinario, mientras, las vecinas que no han olvidado a la chica y su trabajo dudoso, echan madera al fuego. Fíjate que manera de matar a su padre, a disgustos, ¡con lo buenas personas que era ese hombre y su mujer! Si chica, se conoce que hay hijos que no tienen conciencia, no les importa las consecuencias de sus actos.
Salvo el hostal con el servicio de comidas, lo demás está cerrado un día. CERRADO POR DEFUNCIÓN reza el letrero pegado en la puerta metálica del bar. Arropada por los dueños del negocio donde trabaja y dos compañeras más, el resto atiende el hostal aunque han enviado sus condolencias en forma de una pequeña corona de flores, van camino del lugar donde van a descansar los huesos de su padre.
Paloma ha cambiado de casa, ha puesto a la venta el lugar donde ha vivido hasta ahora, los recuerdos golpean su espíritu de modo tal que se pasa las noches sin dormir, tiene que cambiar de forma de vivir, es como si se enfrentara a un desafío por la supervivencia. Cerca del trabajo, encuentra un piso de dos habitaciones de alquiler, eso significa que debe deshacerse de muchas de las cosas que tenía en la otra casa. Un librero del casco antiguo de la ciudad se encarga de hacerle una oferta de los libros de su padre, salvo unos cuantos que ella ha leído y no quiere perder bajo ningún concepto, el hombre se lleva los libros, todos son libros buenos, buena literatura, tiene clientes que buscan esos libros que en su mayoría están ya descatalogados. Unas cuantas llamadas de teléfono, y en unos días, habrá quintuplicado el precio de lo que ha pagado por ellos.
Paloma es ahora si cabe, mucho más activa en su trabajo, está propulsada por una fuerza extraña que la lleva a trabajar a toda máquina, Pablo tiene que pararla, le exige que descanse un poco, que se tome el trabajo como lo que es, un trabajo, pero es demasiado pedir para una chica que está en plena adaptación a una nueva vida. Quizás más adelante pueda permitirse relajarse un poco, ahora no, es imposible, se ha adaptado a su nuevo piso, moderno, bien arreglado, confortable, pero en lo que respecta al trabajo las cosas son diferentes, necesita quemarse un poco más, la vida se lo exige así.
Las vecinas de su antiguo barrio, ya han dado con otra víctima para justificar tener de quién hablar. Es otra de esas guarras que vive en el vecindario de la que no se habían percatado, madre soltera de dos hijos Sale a diario de su casa muy bien arreglada, para que la recoja a la misma hora cada día, el mismo coche con el mismo hombre al volante, los niños se quedan a cargo de la madre de ella, una abuela relativamente joven que los lleva al colegio a diario, y se encarga de todas las cuestiones relacionadas con los asuntos del hogar.
A Paloma la pretende un chico que parece ser de una buena familia, gente sencilla como ella, con un hijo algo mayor que Paloma que tiene sus mismas aficiones y gustos por ir al cine el día que libra del trabajo, va de compras como ella, que al margen de tomar una cerveza fuera de casa, no le gustan los restaurantes, ni la música house, sus gustos se decantan por la música moderna pero bien interpretada, bailable e íntima.
Quién sabe si ahora Paloma podrá por fin ver cumplido su sueño, cerrar el círculo que ha luchado por conseguir que sea lo más perfecto posible.
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