sábado, 11 de abril de 2015

¿VIEJO YO...?


                                                            ¿VIEJO YO...?

Si acaso mayor, eso sí, ¿pero viejo...? anda ya, viejo es un término poco afortunado para definir el estado de depauperación que sufre una persona. Voy por la calle un día y me siento en la terraza de un bar a tomar un café, he, café digo, solo eso, solo o con leche. Pues eso, dos mujeres de unos treinta y pocos estaban allí desayunando, estando como estaba en la mesa contigua a ellas, escuché lo que hablaban sin quererlo, en ese momento trataba de concentrarme en la lectura de un libro de Saramago, "Ensayo sobre la ceguera", una le dice a la otra...    Mira chica, la verdad, ya estoy vieja para estas cosas. Antes, nada hace cosa de tres o cuatro años atrás, lo soportaba, pero lo que es ahora... será que ya se me ha pasado la edad para estos rollos.
La otra le contesta...    Pues a mí me pasa lo contrario, conforme pasan los años me siento más joven, ¡tengo unas ganas de marcha que ni te lo imaginas...! y mira que llevo trote, no creas, yo pienso que eso va a naturalezas, cada cual según los génes que ha heredado se comporta de un modo u otro.    No, ni hablar, no creo que sea eso, tú siempre has sido una marchosa de cuidado, y como nunca has sentido la necesidad de casarte pues eso... te has quedado estancada en mitad de la vida que llevas ahora.    Vale puede ser, pero me lo paso pipa, sin compromisos ni historias raras, yo si que no estoy para lavarle los calzoncillos a nadie, no pienso hacerme vieja al lado de nadie, es lo que hay.    ¿Sabes que eres una egoísta de cuidado?    Puede, que quieres que te diga, te lo digo con toda la sinceridad posible. Envejecer al lado de un hombre que ni siquiera está a tu lado cuando lo necesitas, porque él va a su rollo, como que no oye.
Las estaba escuchando y lograron que mi vista se nublara, el libro que estaba leyendo, que por momentos se ponía más interesante, fue un mero pretexto en ese instante, tanto distrajeron mi atención aquellas dos supuestamente viejas de treinta y algo años. ¿Cómo puede una persona pensar de si misma que es vieja a esta edad? ¡Sentirse vieja por determinadas circunstancias...! no lo entiendo, si hubiera podido tener la oportunidad de intervenir en la conversación, les habría dicho que la vejez es un espejismo, que una persona vieja es alguien caduco, y todos, absolutamente todos, tenemos motivos sobrados, para sentirnos jóvenes en algún sentido.
Si alguien me considera viejo que se acerque a mí y me lo diga en la cara, le contestaré que también él o ella es vieja, la edad no es importante, el corazón late dentro del pecho de la gente mayor, al mismo ritmo que lo hace en el de los jóvenes. Dicho sea de paso, algunos jóvenes, cuando han llegado a la plenitud de su vida, por las razones que sean, son auténticos ancianos de espíritu. De manera que a nadie se le ocurra decirme que soy viejo o cobra, ni que se lo diga a mi mujer que es la cosa más hermosa del mundo entero, es así como la vejez se combate, de esta manera se enfrenta uno a los acontecimientos frecuentemente duros.
Mientras a uno le quedan ganas de vivir, de luchar por su vida, sigue siendo un humano, que forma parte de la magnífica formación de batalla de la vida.

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